Ha comenzado la campaña, no electoral, para ocupar el cargo de secretario general de la Conferencia Episcopal Española. La Comunidad de Lanceros, en su última reunión, abordó este delicado asunto y decidió no desvelar sus cartas, ni sus candidatos. Somos sabedores de que candidato que cuente con nuestro favor, del que pudiéramos escribir algo más que halagos, sería inmediatamente rechazado.
Por tanto, decidimos limitarnos a sentar acta, dar fe, de los movimientos que se están produciendo y que se producirán de aquí a noviembre para ese cargo.
Ya tenemos uno inicial. La campaña, esta sí que lo es, de Osoro, el cardenal todavía arzobispo de Madrid, en favor de su delfín José Cobo, obispo para todo, al que por favor alguien debiera nombrar algo cuanto antes.
Ni una semana ha pasado desde que se hiciera público el nombramiento de Argüello como arzobispo de Valladolid para que Osoro se lance a convencer a sus obispos amigos de lo bien que lo haría Cobo como secretario general de la Conferencia, lo preparado que está, lo eficaz que es, como se puede comprobar en el tema de las Fundaciones madrileñas.
Qué importante sería para la Iglesia universal que Osoro estuviera de arzobispo de Madrid y Cobo de secretario general de la Conferencia. Se produciría una constelación universal.
Imagínense ustedes a Cobo en las negociaciones con el gobierno comunista con el que cuenta con tan buenos contactos. Hasta el papa Francisco, y todo el Vaticano, dicen que se han dado cuenta de lo que vale el obispo auxiliar de Madrid.
“Pero no puso Rouco a Martínez Camino de secretario de la Conferencia”, ha llegado a decir Osoro en un arrebato de genialidad.
Osoro ha activado sus terminales mediáticas digitales, ya saben los lectores a quiénes nos referimos, para que no dejen de publicar noticias sobre José Cobo.
Es necesario que monseñor ponga también su parte y haga una tournée por las diócesis españolas mostrando lo mejor que tiene. Lo agradable de su conversación, lo espiritual de sus pláticas, lo sólido de su doctrina, de su dogmática y de su moral, el apoyo constante a los curas. Como en Madrid.
Su currículum oficial, que esperemos sea verídico, habla a su favor.
Licenciado en Derecho Civil por la Universidad Complutense de Madrid en 1988, ese mismo año entró en el Seminario donde realizó sus estudios eclesiásticos de Teología. Entre 1994 y 1996 cursó los estudios de Moral en el Instituto Redentorista de Ciencias Morales de la Universidad Pontificia de Comillas. Fue ordenado sacerdote el 23 de abril de 1994 en Madrid.
Fue viceconsiliario de Hermandades del Trabajo de Madrid (1994-1996), vicario parroquial de San Leopoldo (1995-2000), arcipreste de San Leopoldo (2000), miembro del Consejo Presbiteral (2000-2012), párroco de San Alfonso María Ligorio (2000-2015) y arcipreste de Nuestra Señora del Pilar de Aluche-Campamento (2001-2015), así como miembro de la Comisión Permanente del II Sínodo diocesano (2002-2005).
Desde junio de 2015 ha ocupado el puesto de vicario episcopal de la Vicaría II Nordeste y, desde diciembre de ese año, es miembro del Consejo Presbiteral y del Consejo Diocesano de Pastoral.
El 29 de diciembre de 2017 se hacía público su nombramiento como obispo auxiliar de Madrid, asignándole la sede titular de Beatia (Baeza). En la Conferencia Episcopal Española es miembro de la Comisión Episcopal de Pastoral Social desde abril de 2018. Tras la Plenaria de marzo de 2020 esta es Comisión Episcopal de Pastoral Social y Promoción Humana. Es obispo responsable del Departamento de Migraciones, dentro de la Subcomisión para las Migraciones y la Movilidad Humana.
¡¡¡Cobo for secretario general de la Conferencia Episcopal!!!
Diego Lanzas