Benedicto XVI: «En una sociedad que tiende a la globalización y al individualismo, la Iglesia debe dar el testimonio de la comunión

Benedicto XVI Misa
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La Iglesia celebra hoy la Solemnidad de la Santísima Trinidad.

Les ofrecemos la homilía que pronunció Benedicto XVI en el año 2008 en la Concelebración de la Misa en la plaza de la Victoria de Génova con motivo de la visita pastoral a dicha diócesis:

Queridos hermanos y hermanas:

Al final de una intensa jornada pasada en vuestra ciudad, nos volvemos a congregar en torno al altar para celebrar la Eucaristía, en la solemnidad de la Santísima Trinidad. Desde esta céntrica plaza de la Victoria, en la que nos hemos reunido para nuestra acción coral de alabanza y acción de gracias a Dios, con la que se concluye mi visita pastoral, envío mi más cordial saludo a toda la comunidad civil y eclesial de Génova.

Saludo con afecto, en primer lugar, al arzobispo, cardenal Angelo Bagnasco, a quien agradezco la cortesía con que me ha acogido y las cordiales palabras que me ha dirigido al inicio de la santa misa. Saludo, asimismo, al cardenal Tarcisio Bertone, mi secretario de Estado, que fue pastor de esta antigua y noble Iglesia, y le agradezco sinceramente su cercanía espiritual y su valiosa colaboración. Saludo también al obispo auxiliar, mons. Luigi Ernesto Palletti, a los obispos de Liguria y a los demás prelados.

Dirijo un deferente saludo a las autoridades civiles, a las que expreso mi agradecimiento por su acogida y por el apoyo efectivo que han prestado a la preparación y al desarrollo de esta peregrinación apostólica. En particular, saludo al ministro Claudio Scajola, en representación del nuevo Gobierno, que precisamente en estos días ha asumido sus plenas funciones al servicio de la amada nación italiana.

Saludo y expreso mi agradecimiento a los sacerdotes, a los religiosos y a las religiosas, a los diáconos, a los laicos comprometidos, a los seminaristas y a los jóvenes. A todos vosotros, queridos hermanos y hermanas, dirijo un saludo afectuoso. Saludo también a quienes no han podido estar aquí presentes, y de modo especial a los enfermos, a las personas solas y a quienes atraviesan dificultades. Encomiendo al Señor a la ciudad de Génova y a todos sus habitantes en esta solemne concelebración eucarística que, como todos los domingos, nos invita a participar de modo comunitario en la doble mesa: la de la Palabra de verdad y la del Pan de vida eterna.

En la primera lectura (cf. Ex 34, 4-9) escuchamos un texto bíblico que nos presenta la revelación del nombre de Dios. Es Dios mismo, el Eterno, el Invisible, quien lo proclama, pasando ante Moisés en la nube, en el monte Sinaí. Y su nombre es: «El Señor, Dios compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en gracia y fidelidad» (Ex 34, 6). San Juan, en el Nuevo Testamento, resume esta expresión en una sola palabra: «Amor» (1 Jn 4, 8. 16). Lo atestigua también el pasaje evangélico de hoy: «Tanto amó Dios al mundo que le entregó a su Hijo único» (Jn 3, 16).

Así pues, este nombre expresa claramente que el Dios de la Biblia no es una especie de mónada encerrada en sí misma y satisfecha de su propia autosuficiencia, sino que es vida que quiere comunicarse, es apertura, relación. Palabras como «misericordioso», «compasivo», «rico en clemencia», nos hablan de una relación, en particular de un Ser vital que se ofrece, que quiere colmar toda laguna, toda falta, que quiere dar y perdonar, que desea entablar un vínculo firme y duradero.

La sagrada Escritura no conoce otro Dios que el Dios de la alianza, el cual creó el mundo para derramar su amor sobre todas las criaturas (cf. Misal Romano, plegaria eucarística IV), y se eligió un pueblo para sellar con él un pacto nupcial, a fin de que se convirtiera en una bendición para todas las naciones, convirtiendo así a la humanidad entera en una gran familia (cf. Gn 12, 1-3; Ex 19, 3-6). Esta revelación de Dios se delineó plenamente en el Nuevo Testamento, gracias a la palabra de Cristo. Jesús nos manifestó el rostro de Dios, uno en esencia y trino en personas: Dios es Amor, Amor Padre, Amor Hijo y Amor Espíritu Santo. Y, precisamente en nombre de este Dios, el apóstol san Pablo saluda a la comunidad de Corinto y nos saluda a todos nosotros: «La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios (Padre) y la comunión del Espíritu Santo estén con todos vosotros» (2 Co 13, 13).

Por consiguiente, el contenido principal de estas lecturas se refiere a Dios. En efecto, la fiesta de hoy nos invita a contemplarlo a él, el Señor; nos invita a subir, en cierto sentido, al «monte», como hizo Moisés. A primera vista esto parece alejarnos del mundo y de sus problemas, pero en realidad se descubre que precisamente conociendo a Dios más de cerca se reciben también las indicaciones fundamentales para nuestra vida: como sucedió a Moisés que, al subir al Sinaí y permanecer en la presencia de Dios, recibió la ley grabada en las tablas de piedra, en las que el pueblo encontró una guía para seguir adelante, para encontrar la libertad y para formarse como pueblo en libertad y justicia. Del nombre de Dios depende nuestra historia; de la luz de su rostro depende nuestro camino.

De esta realidad de Dios, que él mismo nos ha dado a conocer revelándonos su «nombre», es decir, su rostro, deriva una imagen determinada de hombre, a saber, el concepto de persona. Si Dios es unidad dialogal, ser en relación, la criatura humana, hecha a su imagen y semejanza, refleja esa constitución. Por tanto, está llamada a realizarse en el diálogo, en el coloquio, en el encuentro. Es un ser en relación.

En particular, Jesús nos reveló que el hombre es esencialmente «hijo», criatura que vive en relación con Dios Padre, y, así, en relación con todos sus hermanos y hermanas. El hombre no se realiza en una autonomía absoluta, creyendo erróneamente ser Dios, sino, al contrario, reconociéndose hijo, criatura abierta, orientada a Dios y a los hermanos, en cuyo rostro encuentra la imagen del Padre común.

Se ve claramente que esta concepción de Dios y del hombre está en la base de un modelo correspondiente de comunidad humana y, por tanto, de sociedad. Es un modelo anterior a cualquier reglamentación normativa, jurídica, institucional, e incluso anterior a las especificaciones culturales. Un modelo de humanidad como familia, transversal a todas las civilizaciones, que los cristianos expresamos afirmando que todos los hombres son hijos de Dios y, por consiguiente, todos son hermanos. Se trata de una verdad que desde el principio está detrás de nosotros y, al mismo tiempo, está permanentemente delante de nosotros, como un proyecto al que siempre debemos tender en toda construcción social.

El magisterio de la Iglesia, que se ha desarrollado precisamente a partir de esta visión de Dios y del hombre, es muy rico. Basta recorrer los capítulos más importantes de la doctrina social de la Iglesia, a la que han dado aportaciones sustanciales mis venerados predecesores, de modo especial en los últimos ciento veinte años, haciéndose intérpretes autorizados y guías del movimiento social de inspiración cristiana.

Aquí quiero mencionar sólo la reciente Nota pastoral del Episcopado italiano «Regenerados para una esperanza viva: testigos del gran «sí» de Dios al hombre», del 29 de junio de 2007. Esta Nota propone dos prioridades: ante todo, la opción del «primado de Dios»: toda la vida y obra de la Iglesia dependen de poner a Dios en el primer lugar, pero no a un Dios genérico, sino al Señor, con su nombre y su rostro, al Dios de la alianza, que hizo salir al pueblo de la esclavitud de Egipto, resucitó a Cristo de entre los muertos y quiere llevar a la humanidad a la libertad en la paz y en la justicia.

La otra opción es la de poner en el centro a la persona y la unidad de su existencia, en los diversos ámbitos en los que se realiza: la vida afectiva, el trabajo y la fiesta, su propia fragilidad, la tradición, la ciudadanía. El Dios uno y trino y la persona en relación: estas son las dos referencias que la Iglesia tiene la misión de ofrecer a todas las generaciones humanas, como servicio para la construcción de una sociedad libre y solidaria. Ciertamente, la Iglesia lo hace con su doctrina, pero sobre todo mediante el testimonio, que por algo es la tercera opción fundamental del Episcopado italiano: testimonio personal y comunitario, en el que convergen vida espiritual, misión pastoral y dimensión cultural.

En una sociedad que tiende a la globalización y al individualismo, la Iglesia está llamada a dar el testimonio de la koinonía, de la comunión. Esta realidad no viene «de abajo», sino de un misterio que, por decirlo así, tiene sus «raíces en el cielo», precisamente en Dios uno y trino. Él, en sí mismo, es el diálogo eterno de amor que en Jesucristo se nos ha comunicado, que ha entrado en el tejido de la humanidad y de la historia, para llevarlas a la plenitud.

He aquí precisamente la gran síntesis del concilio Vaticano II: La Iglesia, misterio de comunión, «es en Cristo como un sacramento o signo e instrumento de la unión íntima con Dios y de la unidad de todo el género humano» (Lumen gentium, 1). También aquí, en esta gran ciudad, al igual que en su territorio, la comunidad eclesial, con sus diversos problemas humanos y sociales, hoy como ayer es ante todo el signo, pobre pero verdadero, de Dios Amor, cuyo nombre está impreso en el ser profundo de toda persona y en toda experiencia de auténtica sociabilidad y solidaridad.

Después de estas reflexiones, queridos hermanos, os dejo algunas exhortaciones particulares. Cuidad la formación espiritual y catequística, una formación «sustanciosa», más necesaria que nunca para vivir bien la vocación cristiana en el mundo de hoy. Lo digo a los adultos y a los jóvenes: cultivad una fe pensada, capaz de dialogar en profundidad con todos, con los hermanos no católicos, con los no cristianos y los no creyentes. Ayudad generosamente a los pobres y los débiles, según la praxis originaria de la Iglesia, inspirándoos siempre y sacando fuerza de la Eucaristía, fuente perenne de la caridad.

Animo con afecto especial a los seminaristas y a los jóvenes implicados en un camino vocacional: no tengáis miedo; más aún, sentid el atractivo de las opciones definitivas, de un itinerario formativo serio y exigente. Sólo el alto grado del discipulado fascina y da alegría. Exhorto a todos a crecer en la dimensión misionera, que es co-esencial para la comunión, pues la Trinidad es, al mismo tiempo, unidad y misión: cuanto más intenso sea el amor, tanto más fuerte será el impulso a extenderse, a dilatarse, a comunicarse.

Iglesia de Génova, mantente unida y sé misionera, para anunciar a todos la alegría de la fe y la belleza de ser familia de Dios. Mi pensamiento se extiende a la ciudad entera, a todos los genoveses y a cuantos viven y trabajan en este territorio. Queridos amigos, mirad al futuro con confianza y esforzaos por construirlo juntos, evitando sectarismos y particularismos, poniendo el bien común por encima de los intereses particulares, por más legítimos que sean.

Quiero concluir con un deseo que tomo también de la estupenda oración de Moisés que hemos escuchado en la primera lectura: el Señor camine siempre en medio de vosotros y haga de vosotros su herencia (cf. Ex 34, 9). Que os lo obtenga la intercesión de María santísima, a la que los genoveses, tanto en la patria como en el mundo entero, invocan como Virgen de la Guardia. Que con su ayuda y con la de los santos patronos de vuestra amada ciudad y región, vuestra fe y vuestras obras sean siempre para alabanza y gloria de la santísima Trinidad. Siguiendo el ejemplo de los santos de esta tierra, sed una comunidad misionera: a la escucha de Dios y al servicio de los hombres. Amén.

Fuente: (Vatican Va)

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Comentarios
39 comentarios en “Benedicto XVI: «En una sociedad que tiende a la globalización y al individualismo, la Iglesia debe dar el testimonio de la comunión
  1. A ver, neocons benevacantistas. ¿Esto que dice Benedicto no es justamente lo mismo que le criticáis a Francisco?:
    «Un modelo de humanidad como familia, transversal a todas las civilizaciones, que los cristianos expresamos afirmando que todos los hombres son hijos de Dios y, por consiguiente, todos son hermanos».

    1. «… nos volvemos a congregar en torno al altar para celebrar la Eucaristía(…)… nos hemos reunido para nuestra acción coral de alabanza y acción de gracias a Dios»
      Para Benedicto, la misa parece ser solamente una simple alabanza y acción de gracias, una eucaristía es una acción de gracias.
      No es que sea falso, sino que lo esencial de la misa no es eso. Eso es lo secundario. ¿Exagero? Vayamos a sus libros. Por ejemplo, «Introducción al cristanismo»

      1. En «introducción al cristianismo» Benedicto asegura que San Anselmo se inventó una falsa doctrina consistente en la creencia de que en la misa se satisfacía a Dios Padre con el Sacrificio del Hijo. Según Benedicto esto no puede ser porque Dios no puede querer un sacrificio humano. La cruz simplemente es un sacrificio de amor. O sea que a Cristo simplemente lo pillaron y lo mataron, un hecho histórico a secas.

        1. Por otro lado, decir que en la misa hay una «doble mesa: la de la Palabra de verdad y la del Pan de vida eterna», es una invención típica protestante.
          En la misa católica en realidad no hay ninguna mesa, hay un altar ritual de sacrificios para sacrificar a Cristo y ofrecérselo al Padre para satisfacerla y para que propicie la redención de vivos y difuntos. Esa es la intención de la iglesia para que la misa sea válida.

          1. Ahora mi pregunta es ¿qué se creen los Novus Ordo que están haciendo en la misa? ¿De verdad que esto no es el origen del desastre en la iglesia? ¿Pero qué le habéis estado enseñando a la gente sobre la misa para que apostate en bloque? En los seminarios por lo general no se enseña lo esencial de la misa. ¿Qué estáis haciendo?

          2. ¿Donde está en el Novus Ordo ese ofrecimiento del Cristo sacrificado al Padre para satisfacerlo si solo le ofrecéis en el ofertorio los frutos del trabajo de los hombres?
            ¿De verdad que el problema solo es Francisco?

        2. UNO,

          «… La cruz simplemente es un sacrificio de amor. O sea que a Cristo simplemente lo pillaron y lo mataron, un hecho histórico a secas…»

          no veo que una cosa lleve a la otra, la verdad. Coincido plenamente con el Papa Benedicto XVI al respecto.

    2. «… nos volvemos a congregar en torno al altar para celebrar la Eucaristía(…)… nos hemos reunido para nuestra acción coral de alabanza y acción de gracias a Dios»
      Para Benedicto, la misa parece ser solamente una simple alabanza y acción de gracias, una eucaristía es una acción de gracias.
      No es que sea falso, sino que lo esencial de la misa no es eso. Eso es lo secundario. ¿Exagero?

      1. UNO,

        tengo que darle la razón. Estoy sorprendida pero es así.Dice lo mismo q el Papa Francisco. Las mismas cosas.

        Gracias.

        Dios le bendiga

        1. Sr. o sra. ACS. Es evidente que Bergoglio/Francisco no dice ni puede decir lo mismo que S.S.Benedicto XVI, ya sea por falta de inteligencia católica o falta de capacidad intelectual. Cuando el tal Uno intenta poner a un mismo nivel a Bergoglio que a S.S.Benedicto XVI, no lo hace `para elevar a Francisco sino para rebajar a S.S.Benedicto XVI y dejar en ridículo a la Santa Iglesia Católica.

      2. No he leído sus alaridos contra S.S.Benedicto XVI pero me los imagino. Ya no sabe que hacer para justificar las tropelías de bergoglio proyectando contra la Santa Iglesia y los verdaderos papas los exabruptos del susodicho.

        1. Giorgeta,

          creo que se equivoca con UNO. No intenta justificar al Papa Francisco sino que es, más bien, sedevacantista. Creo yo , eh…

          A ver si nos lo confirma…

          1. Me deja perplejo la capacidad que tienen todos los comentaristas de esta página que no profesan la fe católica para detectar (o más bien decidir) quién es cismático o sedevacantista. ¿No deberían entrar ellos primero en la Iglesia? Vamos, que es de lo más ridículo soltar herejías a troche y moche y luego hablar de sedevacantistas. ¿En casa todo bien?

    3. Apreciado Uno: Coincido con usted en que Su Santidad el Papa Benedicto XVI, fue impreciso al decir lo de que «todos somos hermanos e hijos de Dios», pues, como definió el concilio de Florencia, la filiación divina empieza en el bautismo. Sin embargo, algún error aislado no es comparable a lo que hace Francisco, que abunda en errores sistemáticos.
      En cuanto a lo de la liturgia de alabanza, Benedicto XVI no está diciendo que la misa sólo sea eso, luego no excluye los demás fines de la misa.

      1. También coincido con usted, Uno, en que la referencia a San Anselmo en «Introducción al cristianismo» es un grave error del entonces Ratzinger. Pero hay que tener en cuenta que ese libro lo escribió en 1968 (cuando era un teólogo confundido), y después evolucionó su pensamiento hacia una línea más correcta.

        1. Vale, es posible. Errores de juventud. Pero… Se sigue editando y vendiendo como rosquillas. Edición 12 de 2005 y edición 17 de 2020.
          Si es un error de juventud, qué hacen reeditando ¿Acaso está corregido? No creo.

          1. UNO,

            «… La cruz simplemente es un sacrificio de amor. O sea que a Cristo simplemente lo pillaron y lo mataron, un hecho histórico a secas…»

            no veo que una cosa lleve a la otra, la verdad. Coincido plenamente con el Papa Benedicto XVI al respecto.

            No creo que sea ningún error de juventud ni nada de eso…

            Disculpen, este comentario iba a quí y me ha salido más arriba.

            Saludos

          2. «no veo que una cosa lleve a la otra, la verdad»

            Eso es porque no usa gafas sinodales o porque no ha tenido un encuentro súper amoroso que le interpele. Seguramente se debe a que se ha aprendido la letra (por eso siempre repite lo mismo) pero le falta amor, como a los de Emaús, que sufren muchísssssimo en el cielo por no haber discernido que el Cuerpo está desbaratado, pese a que quepan todos en la Iglesia: herejes, cismáticos, islámicos, testigos de Jehová, usted misma y hasta los Teleñecos.

            «Coincido plenamente con el Papa Benedicto XVI al respecto»

            ¿Al respecto de qué? ¿Les gusta la misma comida? ¿Las mismas películas? ¿En qué coinciden? Diga algo, que esto es un sinvivir.

            «No creo que sea ningún error de juventud ni nada de eso…»

            Claro, mujer: el error no existe. Sólo rígidos con encajes, que ésos sí que están en el error, aunque sea contradictorio. Ay, perdón, que Benedicto XVI también llevaba encajes… En fin, mucho amoooor.

  2. Uno, que te quedas solo vociferando contra S.S.Benedicto XVI. Ja, ja, ja,… A quién vamos a creer, a un resentido o a un futuro doctor de la Iglesia?

      1. Así es,😀,, Estámos en la reinado de la confusión. Y la ambigüedad y confusión vienen del maligno.
        Por éso digo éso, que ya veo que haces burla,, pero no le hace.

        1. No mi estimada Spes, no me estoy burlando, valoro siempre tus puntos de vista y el respeto con el que sabes disentir. Dios te bendiga y la morenita del Tepeyac te tenga siempre en su regazo.

          1. Edu
            Solo eres un triste perro ridículo, si te hablan bonito mueves la cola. Entras a una página a trolear a los devotos, y si uno te habla bonito mueves la cola para ver si lo arrastras contigo, Miguel.

          2. No Edu,,, pues ya me mataste.
            ¿Ahora cómo puedo decirte algo ofensivo si me deseas tan grande bien?
            Te deseo lo mismo.
            Pero aún así tú defenderás tus equivocados puntos de vista, y yo los míos.
            Gracias 🙂

  3. Uno, todos los papas anteriores están infestados de modernismo, unos mas otros menos, pero todos se han contagiado de liberalismo. Hoy ya no se salva nadie. Esta pandemia del liberalismo ha arrasado a la iglesia totalmente desde el concilio, y ya no hay marcha atrás por que no hay nadie capaz de rebatir intelectualmente a la dictadura del relativismo. El gran hermano ha conquistado casi todos los resortes de la Tradición, ya no quedamos sino cuatro gastos. La iglesia de nuestros mayores habrá que aceptar que ya no existe. Cuanto antes lo aceptemos mucho mejor.

    1. Santa Cruz,

      «… La iglesia de nuestros mayores habrá que aceptar que ya no existe. »

      Ve? Lo mismo q pensaron los discípulos de Emaús cuando vieron al Cristo crucificado : » el mesias que habíamos creído que era, no es».Y se fueron.

      En un cristiano no hay lugar para la desesperanza.

      Es la Iglesia de siempre pero entrando en la prueba final.

      No se desanime pq acabará yéndose y sería un error.Y una pena.

      Que Dios le bendiga.

      1. Esta mañana casi por casualidad he visto la misa de 13 TV, y se ha celebrado en el monasterio cisterciense de San Isidro de Dueñas, donde los monjes trapenses estaban vestidos con sus hábitos blancos, presidia el altar mayor una bella cruz románica, cantaron gregoriano y encima han comulgado como Dios manda en la boca. Monasterio monástico desde el siglo VI visigodo. Qué mas puedo desear por un momento pensé que la pesadilla modernista no había secuestrado a la iglesia, pero me temo que ha sido un espejismo y todo sigue igual de mal. Esta mañana me hubiera gustado partir……

          1. ¿El salmo «mas poderoso»? Parece la frase de una santera. Ni que los salmos fueran conjuros. Y a ver si se informa un poco: aunque no se lo digan en Youtube, ese es el «Salmo 91» para los protestantes, que llevan otra numeración; porque para los católicos se trata del Salmo 90 (tanto en la Septuaginta griega, como en la Vulgata latina).

  4. No es posible equiparar errores del Papa Benedicto XVI con Francisco, ya que el alemán ha podido incurrir en alguna frase desafortunada, o en alguna decisión inoportuna, pero en cambio el argentino es una cascada de errores doctrinales y fallos pastorales. Benedicto XVI , más allá de cuatro fallos, es un buen pontífice, mientras Francisco es un desastre, un demoledor que está arrastrando la Iglesia por derroteros de perdición.

  5. Esta mañana al celebrar la Santísima Trinidad, subrayó el Papa Francisco, que no es solo un ejercicio teológico, sino una revolución de nuestra manera de vivir. “Dios, en quién cada Persona vive para la otra, no para sí misma, nos estimula a vivir con los demás y para los demás. Hoy – indicó el Pontífice – podemos preguntarnos si nuestra vida refleja el Dios en el que creemos: yo, que profeso la fe en Dios Padre e Hijo y Espíritu Santo, ¿creo verdaderamente que para vivir necesito a los demás, necesito entregarme a los demás, necesito servir a los demás? ¿Lo afirmo de palabra o con la vida?”.

      1. Si le gusta a Edu seguro que a usted también (vamos, que será infumable pero al menos le confirmará a usted en el error, que es lo que busca).

      2. Claro, claro.
        Tienes tus dudas. Pero cuando la conozcas tus dudas se disiparán porque a otros les pareció buena.
        Es estresante utilizar el cerebro para pensar. Mejor que lo hagan los otros.

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