(Vatican News)-El Papa Francisco, en la misa de Pentecostés que presidió esta mañana desde la Basílica de San Pedro, recordó que el Espíritu Santo, el Consolador, es espíritu de sanación y de resurrección, y puede transformar las heridas que nos queman dentro. El Espíritu, dijo, nos invita a no perder nunca la confianza. El Espíritu es concreto, no es idealista y quiere que nos concentremos en el aquí y ahora, porque el sitio donde estamos y el tiempo en que vivimos son los lugares de la gracia. El espíritu del mal nos distrae del aquí y del ahora, lleva nuestra cabeza a otra parte. El Papa pide que «entremos en la escuela del Espíritu Santo, para que nos enseñe todo. Invoquémoslo cada día, para que nos recuerde que debemos partir siempre de la mirada de Dios sobre nosotros, tomar decisiones escuchando su voz, y caminar juntos, como Iglesia, dóciles a Él y abiertos al mundo».
El Espíritu Santo nos hace reaccionar ante sentimientos negativos
La amargura, el pesimismo y los pensamientos tristes que se agitan dentro de nosotros, vienen del mal, afirmó el Papa, nunca vienen del Espíritu Santo. Vienen del mal, “que se siente cómodo en la negatividad y usa a menudo esta estrategia: alimenta la impaciencia, el victimismo, hace sentir la necesidad de autocompadecernos y de reaccionar a los problemas criticando, y echando toda la culpa a los demás. Nos vuelve nerviosos, desconfiados y quejosos”.
En cambio, el Espíritu Santo, nos hace reaccionar, señaló Francisco, nos invita a no perder nunca la confianza y a volver a empezar siempre. Haciendo que tomemos la iniciativa, sin esperar que sea otro el que comience. Y luego, afirmó, llevando esperanza y alegría a quienes encontremos, no quejas; no envidiando nunca a los demás, sino alegrándonos por sus éxitos.
El Espíritu Santo nos concentra en el aquí y ahora
El Espíritu Santo es concreto, no idealista, aseveró el Pontífice, hace que nos concentremos en el aquí y ahora, “porque el sitio donde estamos y el tiempo en que vivimos son los lugares de la gracia. El espíritu del mal, en cambio, quiere distraernos del aquí y del ahora, y llevarnos con la cabeza a otra parte”.
Es allí donde el espíritu del mal “con frecuencia nos ancla en el pasado, en los remordimientos, en las nostalgias y en aquello que la vida no nos ha dado; o bien nos proyecta hacia el futuro, alimentando temores, miedos, ilusiones y falsas esperanzas. El Espíritu Santo, en cambio, nos lleva a amar el aquí y el ahora, no un mundo ideal, ni una Iglesia ideal, sino la realidad, a la luz del sol, en la transparencia y la sencillez”, señaló el Papa y agregó:
“¡Qué diferencia con el maligno, que fomenta las cosas dichas a las espaldas, las habladurías y los chismorreos!”
El Espíritu Santo transforma las heridas que tenemos dentro
El Papa nos recordó que no debemos desfallecer. Ante los muchos problemas, heridas y preocupaciones, que creemos no se resuelven con consuelos fáciles, debemos tener confianza, porque:
“es precisamente ahí que el Espíritu pide poder entrar. Porque Él, el Consolador, es espíritu de sanación y de resurrección, y puede transformar esas heridas que te queman por dentro”.
El Espíritu Santo, dijo el Papa, nos enseña a no suprimir los recuerdos de las personas y de las situaciones que nos han hecho mal, sino a dejarlos habitar por su presencia:
“Así hizo con los Apóstoles y con sus fallas. Habían abandonado a Jesús antes de la Pasión, Pedro lo había negado, Pablo había perseguido a los cristianos. ¡Cuántos errores, cuántos sentimientos de culpa! Por sí mismos no podían encontrar una salida. Solos no; con el Consolador sí. Porque el Espíritu sana los recuerdos. ¿Cómo? Dándole importancia a lo que cuenta, es decir, el recuerdo del amor de Dios y su mirada sobre nosotros. De este modo pone orden en la vida; nos enseña a acogernos, a perdonarnos a nosotros mismos y a reconciliarnos con el pasado. A volver a empezar”.
En vez de recordar lo mal que nos va, recordar que somos hijos amados de Dios
Más adelante, el Santo Padre afirmó que “siempre recordamos lo que va mal, con frecuencia resuena en nosotros esa voz que nos recuerda los fracasos y las deficiencias, que nos dice: “Ves, otra caída, otra desilusión, nunca lo conseguirás, no eres capaz”. El Espíritu Santo, en cambio, señaló Francisco, nos recuerda todo lo contrario: “Eres hijo, eres hija de Dios, eres una criatura única, elegida, preciosa, siempre amada; aunque hayas perdido la confianza en ti mismo, Dios confía en ti”.
Además Francisco dijo que el Espíritu «nos hace ver todo de un modo nuevo, según la mirada de Jesus. «En el gran viaje de la vida, Él nos enseña por donde empezar, qué caminos tomas y cómo caminar». Y retomando la frase final del Evangelio dijo:
«En la frase final del Evangelio que hemos escuchado, Jesús hace una afirmación que nos da esperanza y al mismo tiempo nos lleva a reflexionar. Dice a los discípulos: «El Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, les enseñará todo y les recordará todo lo que yo les he dicho» (Jn 14,26). Nos impacta ese “todo”, y nos preguntamos, ¿en qué sentido el Espíritu da esta comprensión nueva y plena a quienes lo reciben? No es una cuestión de cantidad, ni una cuestión académica: Dios no quiere convertirnos en enciclopedias o en eruditos. No. Es una cuestión de calidad, de perspectiva, de olfato».
Por dónde empezar
Francisco nos señaló que el Espíritu, nos indica el punto de partida de la vida espiritual:
«Jesús habla de ello en el primer versículo de hoy, cuando dice: «Si me aman, cumplirán mis mandamientos» (v. 15). Si me aman, cumplirán; esta es la lógica del Espíritu. Nosotros a menudo pensamos al revés: si cumplimos, amamos. Estamos acostumbrados a pensar que el amor proceda esencialmente de nuestro cumplimiento, talento y religiosidad. En cambio, el Espíritu nos recuerda que, sin el amor en el centro, todo lo demás es vano. Y que este amor no nace tanto de nuestras capacidades, sino que es un don suyo. El Espíritu de amor es el que nos infunde el amor, Él es quien nos hace sentir amados y nos enseña a amar. Él es el “motor” de nuestra vida espiritual, es Él quien mueve todo dentro de nosotros. Pero si no empezamos por el Espíritu o con el Espíritu o a través del Espíritu, no se puede hacer el camino.».
El Espíritu Santo es una memoria activa, es la memoria de Dios, nos recuerda todas las palabras de Jesús, afirmó Francisco, es una memoria que «enciende y reaviva el amor de Dios en nuestro corazón. Hemos experimentado su presencia en el perdón de los pecados, cuando nos hemos sentido llenos de su paz, de su libertad y de su consolación». Alimentar esta memoria espiritual, dijo el Papa, es esencial, «Dios se acuerda de ti. Tú perderás la memoria de Dios, pero Dios no la pierde de ti: se acuerda continuamente de ti»..
Qué caminos tomar
El Papa señaló que además el Espíritu no sólo nos recuerda por dónde empezar, sino que también nos enseña qué caminos tomar:
«Nos lo dice la segunda Lectura, donde san Pablo explica que «quienes se dejan conducir por el Espíritu de Dios» (Rm 8,14) caminan «según el Espíritu y no según la carne» (v. 4). En otras palabras, el Espíritu, frente a las encrucijadas de la existencia, nos sugiere el mejor camino a recorrer. Por eso es importante saber discernir su voz de la del espíritu del mal, ambos nos hablan: aprender a discernir para entender dónde está la voz del Espíritu, para reconocerla y seguir el camino, para seguir las cosas que nos dice».
Y cómo discernir, pues el Papa hace la diferencia, al explicar que el Espíritu Santo nunca nos dirá que en nuestro camino va todo bien. Al contrario, nos corrigirá, nos hará llorar por nuestros pecados, y nos animará a cambiar, a «combatir contra nuestras falsedades e hipocresías, aun cuando eso implique esfuerzo, lucha interior y sacrificio»:
«El mal espíritu, en cambio, te empuja a hacer siempre lo que tú quieras y te guste; te lleva a creer que tienes derecho a usar tu libertad como te parezca. Pero después, cuando te quedas vacío interiormente, te acusa y te tira al suelo. El Espíritu Santo, que te corrige a lo largo del camino, nunca te deja tirado en el suelo, sino que siempre te toma de la mano, te consuela y te alienta».
Cómo caminar
Cómo caminar, juntos, así nos quiere el Espíritu, señaló Francisco por último, nos funda como Iglesia y hoy:
«Los discípulos estaban escondidos en el cenáculo, después el Espíritu descendió e hizo que salieran. Sin el Espíritu estaban encerrados en ellos mismos, con el Espíritu se abrieron a todos».
En cada época, aseveró el Papa, el Espíritu le da vuelta a nuestros esquemas y nos abre a su novedad; «siempre enseña a la Iglesia la necesidad vital de salir, la exigencia fisiológica de anunciar, de no quedarse encerrada en sí misma, de no ser un rebaño que refuerza el recinto, sino un prado abierto para que todos puedan alimentarse de la belleza de Dios, una casa acogedora sin muros divisorios». El Espíritu mundano, dijo el Pontífice, nos presiona para que sólo nos concentremos en nuestros problemas e intereses, en la necesidad de ser relevantes, en la defensa tenaz de nuestras pertenencias nacionales y de grupo.
«El Espíritu Santo no. Él nos invita a olvidarnos de nosotros mismos y a abrirnos a todos. Y así rejuvenece a la Iglesia. Pero pongamos atención, es Él quien la rejuvenece, no nosotros. Porque la Iglesia no se programa, y los proyectos de renovación no bastan. El Espíritu nos libera de obsesionarnos con las urgencias, y nos invita a recorrer caminos antiguos y siempre nuevos, los del testimonio, la pobreza y la misión, para liberarnos de nosotros mismos y enviarnos al mundo».
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Buenisimas homilias las de hoy, tanto la del papa Benedicto XVI como la del Papa Francisco.Muy enriquecedoras las dos.
Gracias
Aprende a diferenciar una homilía de otra.
Para ti, todo da lo mismo.
Bueno, hay quien le da igual Juana que su hermana…
No se pueden comparar ambas homilías. La de Su Santidad Benedicto XVI es veraz, precisa, profunda, edificante, y en cambio la de Francisco es pobre en contenido y contiene errores teológicos, como el de afirmar: «Dios confía en ti.» Eso es un invento del Papa argentino que contradice la doctrina católica. Es el hombre el que debe confiar en Dios, y no Dios en el hombre. ¿Acaso Dios confía en los demonios? Pues de igual manera Dios no confía en quien se separa de él y no se arrepiente. Y como Dios es omnisciente, Él sabe los nombres de los hombres que se perderán eternamente.
Francisco dice erróneamente que «debemos estar abiertos al mundo» y es lógico que alguien que promueve el NOM diga eso, pero un buen católico no puede pensar así, pues es justo al revés, nosotros no somos del mundo, y lo que debemos hacer es iluminar al mundo, no dejar que él nos contamine.
En la homilía de Francisco hay otras ideas que deberían matizarse, pues apuntan a errores, como denostar el pasado, censurar la seguridad de la verdad que poseemos, promover la novedad por sí misma, criticar el sentido de pertenencia nacional, fomentar la acogida indiscriminada a todos, ponderar la diversidad sin un control moral, y otras cosas.
Je je… Todo es cierto… Es una falsificación del Dios católico… Además en sintonía con Radio Soros y sus programas «El Gran Reinicio y olé», «El Nuevo Orden Mundial sí o sí» y el más famoso «Hazte progre y serás pobre»…
Fijaros aquí, que muchas de las cosas que decís, al igual que las que acusáis al papa no parecen proceder del Espíritu Santo, sino de la carne: «Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios». Gal. 5, 19-21
Lo malo es que su cita no se aplica a la paloma mensajera, sino al que defiende usted. Son las ocurrencias de Francisco las que no proceden del Espíritu Santo, sino de la carne. Hacía siglos que no ocupaba la Sede de San Pedro alguien tan mundano y poco piadoso.
Tu como siempre dejándote poseer por el demonio. Aquí te va algo muy certero que dijo Su Santidad Francisco: “ La amargura, el pesimismo y los pensamientos tristes que se agitan dentro de nosotros, vienen del mal, afirmó el Papa, nunca vienen del Espíritu Santo. Vienen del mal, “que se siente cómodo en la negatividad y usa a menudo esta estrategia: alimenta la impaciencia, el victimismo, hace sentir la necesidad de autocompadecernos y de reaccionar a los problemas criticando, y echando toda la culpa a los demás. Nos vuelve nerviosos, desconfiados y quejosos”.
“La amargura, el pesimismo y los pensamientos tristes que se agitan dentro de nosotros, vienen del mal, afirmó el Papa, nunca vienen del Espíritu Santo. Vienen del mal“
Usted no se entera de nada: estaba haciendo una confesión. Igualmente, aun sin conocerle, también hablaba de usted.
Toda la razón, realmente maravillosas las dos homilias. Felicidades infovaticana
¿Cómo hacen los modernistas para soplar y sorber al mismo tiempo? Nos lo tiene que explicar. Los seres humanos normales no podemos contradecirnos con tanto desparpajo. ¿Es natural o entrena para ello?
Solo te gusta polemizar. Si no fuera así, hace rato estarías en Religión Digital, hecho a tu medida, vete ya, pesado
SS Benedicto XVI: Comer pasteles está muy bien.
Bergoglio: Los pasteles no están tan bien
ACS: Buenísimos, los dos, cuánta verdad
Cuando joven se ponía mucha incidencia en los ejercicios espirituales en los llamados enemigos del alma; Mundo, demonio y carne, pero llegó el modernismo eclesial y se declaró amigo del mundo, acató al maligno como su jefe infernal y erradicó el pecado de la lujuria. La iglesia al revés, travestida con la bandera arcoiris atada al cuello para ahorcarse, pero no hay manera….. A ver si con un poco de suerte el flautista Francisco Hamelín lleva a todas las ratas modernistas al infierno que es donde deberian haber estado desde hace decenios. No caerá esa breva……
atencion los joseicos no salen en google españa pero si sale mucha informacion en google alemania y google ee.uu,como decia jesus nadie es profeta en su tierra pero fuera de ella si,para mas informaacion sobre los joseicos buscarlos aqui en españa en el buscador bing poniendo la palabra «los joseicos» pagina inicio-jose maria lopez.
Lo bueno de Francisco es que de momento no ha hecho ningún Asís.
Francisco es incapaz de hacer una homilía en la que no tengamos que corregirle. Sacerdote Mariano ha escrito muy bien diversos errores que se aprecian en el discurso de Francisco.
Cuánto estará sufriendo el Papa Benedicto XVI leyendo esas homilías.
Se dice “Su Santidad Francisco” o bien “el Papa Francisco” o también “el Santo Padre Francisco” ¿o ya se te quitó lo rígido? Aunque te duela, es el Sucesor de Padró y Vicario de Cristo en la tierra.
Edu,, se dice , Juan Pablo II, y se dice Benedicto. Se les dice por su nombre sin que sea falta de respeto,, ¿ acaso ellos merecen más respeto que Cristo, que así le decimos, y le decimos también Jesús, Padre, Señor, Papá.
El amor nos los hace cercanos ,,
No endioses al papa,, no le conviene ni te conviene.
Edu
Mira a los fanáticos, ustrapapistas desde hace 9 años
No lleve la contraria a Francisco, troll: él dice que no es «Vicario de Cristo» ni en la tierra ni en ningçun otro planeta. Vuelva a la Iglesia, troll, que fuera de ella se va a condenar (y en el infierno no se puede trollear, por lo que se va a aburrir muchísimo).
Jamás en mi vida oí hablar de un tal Padró. ¿Nos podrías ilustrar sobre su vida y en qué época existió?
Bergoglio no es el sucesor de Pedro, porque él mismo no se considera sucesor de Pedro. El Santo Padre es y sigue siendo S.S.Benedicto XVI.
No , no hay que perder la confianza EN DIOS.
A pesar de ver algunos templos a los pies de la ideología satánica, ni de los ataques a los católicos causándole la muerte, ni por los obispos enemigos de Cristo, ni por querer borrar la tradición milenaria, por nada, nada de lo que pase, se enfriará la confianza EN DIOS Nuestro Señor.
Sabemos que Él sabe todo,, ¡ qué preocupación! ÉL dirá cuándo encadena de nuevo al ente miserable de satanás,, causante de todo este caos.
No se da cuenta que Francisco ha renunciado a todos los títulos no por humildad sino por desprecio a la Tradición. El otro día afirmó que la Tradición está muerta. Odia tanto la historia de la iglesia que cualquier día se hace mahometano, o de la pachamama, que mas da, le da igual 8 que ochenta, todo se andará. Es como Pablo VI pero pero mas analfabeto, aquel empezó tirando la tiara pontificia a la basura hasta llegar a suprimir la festividad de Cristo Rey, son tal para cual, campeones de la canallería liberal de siempre impostada en el concilio. Diseño perfecto para cargarse a la iglesia, y en eso está. Pobre Benedicto, estará loco por marcharse al empíreo para perder a este botarate de vista, Dios mío por qué lo has abandonado.
Ven, Espìritu Santo, ven, por medio de la poderosa intercesiòn del Inmaculado Corazòn de Marìa, Su Amadìsima Esposa!
Debemos nuestra vida a Dios, ya que somos criaturas suyas. Somos un acto de amor que encierra una apuesta Suya por nuestras capacidades, que más tarde ya tendremos oportunidad de desarrollar o de pervertir de acuerdo con nuestro libre albedrío. Cada ser humano concebido es ya un regalo de Dios y una apuesta de Éste por la bondad y promoción humanas. Eso puede entenderse como un acto de confianza; de hecho, el amor y la misericordia infinitas de Dios son un acto de confianza a pesar de nuestra debilidad.
Por otra parte, en la parábola del hijo pródigo Nuestro Señor Jesucristo enseña que el Padre nunca se cansa de esperar; lo que afirma usted acerca de que Dios no confía en quien se separa de Él es una afirmación muy arriesgada: ¿cuántas personas se han arrepentido de sus pecados a las puertas de la muerte? Nunca puede afirmarse de alguien, mientras está vivo, que se encuentra separado y perdido para Dios. Su pesimismo antropológico y determinista es casi protestante.
Enrique,
Gracias Enrique, me ha encantado su explicación.
Que Dios le bendiga
Explicación refutada por mí más abajo. Pero como usted busca maestros que le confirmen en sus fábulas (la verdad se la trae al pairo), como previno San Pablo, pues seguirá agarrándose a un clavo ardiendo. Es usted digna de estudio, tan refractaria a la verdad y la ortodoxia.
¿Y por qué nunca te explayas? Siempre todo te gusta. ¿Tienes alguna idea propia?
«Nunca puede afirmarse de alguien, mientras está vivo, que se encuentra separado y perdido para Dios»
Qué afirmación tan absurda. Es justo al revés: nunca se puede decir de alguien, una vez muerto, que se haya condenado (pues no lo sabemos); pero en este mundo, claro que hay quien está separado de Dios, voluntariamente y sin disimulos, y se puede decir perfectamente, porque es verdad. No es que Sacerdote mariano sea pesimista, es que usted es buenista (en el mal sentido del término, si es que existe alguna acepción buena). Como dice Sacerdote mariano, Dios no confía ni un gramo en nadie: conoce desde la eternidad si una persona se va a salvar o condenar, por lo que no ha lugar confianza alguna (esa capacidad es sólo humana, pues los seres humanos desconocemos el futuro, pero Dios no).
Repito que en la parábola del hijo pródigo queda dicho: el Padre nunca se cansa de esperar, por más que a los hombres nos parezca y podamos afirmar -con razón- que alguien está separado de Dios o que directamente niegue a Dios con sus actos. Esta espera del Padre representa un acto de confianza, un gesto de amor que garantiza que ni en las horas más bajas, más pecaminosas del hombre, está todo absolutamente perdido. El determinismo extremo que usted asigna a Dios al afirmar que ya sabe quién se salva y quién se condena es pura herejía calvinista. Contradice demás algo que usted ha remarcado mucho por aquí: que siempre es posible vencer la tentación con la ayuda de Dios, cosa que por otra parte afirma San Pablo en Cor 1, 10:13 y 14:33 o en Gal 5:7-8.
«Esta espera del Padre representa un acto de confianza»
En absoluto. «Confiar» es «depositar en alguien, sin más seguridad que la buena fe y la opinión que de él se tiene, la hacienda, el secreto o cualquier otra cosa» o «Esperar con firmeza y seguridad», ambas acepciones impropias de Dios, que es Omnisciente y ni espera ni su conocimiento se basa, ni se puede basar, en la buena fe (tanto la fe como la esperanza sólo son propias -y posibles- del ser humano, no de Dios).
«El determinismo extremo que usted asigna a Dios al afirmar que ya sabe quién se salva y quién se condena es pura herejía calvinista».
¿Perdón? Que Dios sabe quién se va a salvar y quién se va a condenar no sólo no es una herejía (ni calvinista ni mediopensionista), sino que es un dogma de fe. Y eso no nos quita el libre albedrío para nada. Antes de hacer afirmaciones tan aventuradas, repase la doctrina católica.