¿La Iglesia sigue teniendo enemigos a los que abatir?

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En el antiguo calendario litúrgico, el pasado lunes 25 de abril era el «Día de la Letanía Larga de Todos los Santos». En este día los católicos rezaban una larga letanía y otras oraciones especiales. Una de las invocaciones de la letanía es especialmente llamativa: «Nosotros, pecadores te rogamos que te dignes abatir a los enemigos de la Santa Iglesia».

Dos cosas llaman la atención en esta oración. En primer lugar, que la Iglesia tiene «enemigos»: ¿cuándo oímos este término en nuestras oraciones modernas? ¿Con qué frecuencia mencionan nuestros sacerdotes y obispos a nuestros enemigos en sus homilías?

En segundo lugar, Nuestro Señor nos ordenó «amar a nuestros enemigos» (cf. Mateo 5,44), sin embargo, esta oración litúrgica antes oficial de la Iglesia reza para que los «abatamos» (otra traducción podría ser «humillarlos»). Entonces, ¿debemos amar a nuestros enemigos o abatirlos? 

Analicemos la primera cuestión: ¿tiene la Iglesia todavía enemigos? Sin duda, ya no actuamos como si fuera así. En lugar de intentar «abatir a [nuestros] enemigos», ahora entablamos un «diálogo» con los que han sido nuestros enemigos tradicionales. 

Los católicos del siglo XVI probablemente se escandalizarían ante la idea de celebrar cócteles ecuménicos con luteranos o anglicanos, grupos que considerarían enemigos mortales de la fe católica. 

Más aún, los cristianos de Oriente Medio de los siglos VII y VIII se horrorizarían ante la idea de dialogar con los musulmanes, que en esa época eliminaban sistemáticamente todo rastro de cristianismo por cualquier medio. Seguramente eran enemigos de la Iglesia. 

Y los cristianos del siglo I probablemente habrían considerado a sus gobernantes paganos perseguidores como enemigos, no como aliados de los que recibir subvenciones del gobierno.

Entonces, ¿el concepto de que la Iglesia tiene enemigos es obsoleto? ¿No es mejor dialogar con los no católicos que tratarlos como enemigos?

Sin embargo, el mandato de Cristo de «amar a nuestros enemigos» presupone que tenemos enemigos. ¿Cómo podemos amar a alguien que no existe? Cristo no dijo: «Haz todo lo que puedas para no tener enemigos». No, Él sabía que sus seguidores tendrían enemigos, y nos estaba dando instrucciones sobre cómo tratarlos. 

Nuestro mayor enemigo, Satanás, que «como león rugiente, ronda buscando a quien devorar» (1 Pedro 5,8) tiene ayudantes terrenales. Cualquiera que trabaje en contra de la misión de Cristo es un adversario (que es lo que significa «Satanás»); por eso Jesús llama a Pedro «Satanás» cuando el apóstol principal trata de impedir la pasión salvadora de Cristo (Mateo 16,22-23).

¿Quiénes son, pues, exactamente los enemigos de la Iglesia? Sencillamente, son todos aquellos que, aliados con Satanás, obstaculizan la labor de la Iglesia en su misión de salvar almas. 

La Iglesia, pues, tiene enemigos, tanto externos como internos. 

Históricamente, los enemigos externos de la Iglesia fueron los gobernantes que trataron de aniquilarla. Diocleciano, Enrique VIII, los líderes de la Revolución francesa: estos fueron claros enemigos de la Iglesia.

Pocos son hoy tan explícitos en su deseo de destruir a la Iglesia, pero eso no significa que esta ya no tenga enemigos. Entre ellos están los políticos que abogan por una legislación anticatólica, como la legalización del aborto y el matrimonio entre personas del mismo sexo. También se incluyen los que trabajan para difundir una religión falsa como el islam, que desea derrocar la fe única de la verdad del catolicismo.

Hoy los enemigos internos pueden ser llamados herederos de Judas y Arrio. Incluyen a todos aquellos católicos que siguen ostensiblemente a Cristo, pero que en realidad lo rechazan a Él o a sus enseñanzas. Aquellos como los obispos alemanes que quieren cambiar su enseñanza sobre la pecaminosidad de la actividad homosexual, o los líderes de la Iglesia que disminuyen la sacralidad y la permanencia del matrimonio son enemigos de la fe, sin importar su condición bautismal (o sacerdotal): son enemigos de la Iglesia y su misión. 

Si pretendemos que estos grupos y personas no son enemigos de la Iglesia, entonces les estamos dando básicamente la victoria. Lo hemos visto una y otra vez en la forma en la que los líderes de la Iglesia tratan a los políticos a favor del aborto. Mientras hablamos de diálogo y de trabajar juntos, millones de bebés son asesinados. Mientras nuestros obispos consideran a Nancy Pelosi como una aliada con la que podríamos tener algunos desacuerdos menores, ella da protección legal a los asesinos en masa. 

Así que la Iglesia siempre ha tenido -y sigue teniendo- enemigos. Entonces ¿cómo debemos tratarlos? ¿Debemos amarlos, como manda Cristo, o abatirlos, como rezó la Iglesia de Cristo durante siglos? 

La respuesta es el clásico «las dos cosas/y» católico: debemos amar y abatir a nuestros enemigos. 

Imagina a un padre cuya casa es invadida, pero que finge que el agresor no es un enemigo. Intenta dialogar con el asaltante… mientras el hombre está apuñalando a sus hijos. El padre le dice al agresor: «No creo que matar a mi hija sea lo correcto, mejor hablemos de cómo podemos trabajar juntos por nuestro bien común». Mientras tanto, el ataque continúa. 

Aunque esto parece ridículo, es lo que muchos líderes de la Iglesia y laicos católicos están haciendo ahora mismo. Este enfoque no es amoroso ni para la familia del padre ni para el agresor. Detener al agresor en su grave pecado, es decir, abatirlo, es en realidad lo más amoroso que se puede hacer. Salva a la familia y también evita que el pecado continúe.

A los católicos aquí en la tierra se nos ha llamado tradicionalmente la «Iglesia militante». Este término resulta embarazoso para muchos oídos modernos por sus connotaciones militaristas, incluso violentas, pero eso es lo que somos: un ejército para Cristo. Nuestro Señor dijo: «No penséis que he venido a la tierra a sembrar paz: no he venido a sembrar paz, sino espada» (Mateo 10,34). Pretender que no tenemos enemigos es negar nuestro papel como ejército de Cristo. 

No se trata de un llamamiento a la violencia física al estilo del islam para difundir el Evangelio, sino de un llamamiento a enfrentarnos directamente a nuestros enemigos e incluso a derrotarlos. No lo hacemos actuando como si no tuviéramos enemigos y dialogando sin cesar con todos los no católicos. Por el contrario, reconocemos quiénes son nuestros enemigos -tanto externos como internos- y luego nos oponemos a ellos con una fortaleza inquebrantable cuando trabajan contra la misión de la Iglesia.

Publicado por Eric Sammons en Crisis Magazine

Traducido por Verbum Caro para InfoVaticana

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Comentarios
59 comentarios en “¿La Iglesia sigue teniendo enemigos a los que abatir?
  1. De acuerdo en algunas cosas, en otras no.

    También Cristo dijo que fuéramos por el mundo predicando el Evangelio, y eso implica diálogo con todos, aunque te rechacen como a San Pablo en Atenas.

    Digo yo que, aunque sea difícil dejar de tener enemigos, podrás con el diálogo, llevarte a algunos de paso a tu lado. El diálogo siempre es bueno. Lo malo es el diálogo que parte de la servidumbre y el relativismo, vgr. como presentar como iguales a católicos y luteranos obviando la verdad de la herejía.

    1. «…predicando el Evangelio, y eso implica DIÁLOGO con todos, aunque te rechacen como a San Pablo en Atenas»

      Diccionario de la Real Academia Española: DIÁLOGO: «Plática entre dos o más personas, que alternativamente manifiestan sus ideas o afectos». «Discusión o trato en busca de avenencia».

      En el discurso de San Pablo en el Aerópago de Atenas, narrado en Hch 17,22-34, ¿dónde hubo «diálogo»? En ninguna parte. San Pablo habló y se fue. No hubo turno de preguntas y respuestas, ni nada parecido. La Verdad no se dialoga: se expone, y unos la aceptan y otros no. No hay nada que discutir, ni para predicar importan las ideas o afectos de quienes escuchan (y menos si no creen).

      1. No debe de ser tan bueno el «diálogo» al evangelizar, cuando el Señor mandó hacer todo lo contrario, a saber, predicar e irse si la Palabra no es acogida:

        «A estos doce los envió Jesús, después de haberles instruido en estos términos: No vayáis a los gentiles ni entréis en ciudad de samaritanos; id más bien a las ovejas perdidas de la casa de Israel, y en vuestro camino predicad diciendo: El Reino de Dios se acerca […] Si no os reciben o no escuchan vuestras palabras, saliendo de aquella casa o de aquella ciudad, sacudid el polvo de vuestros pies. En verdad os digo que más tolerable suerte tendrán la tierra de Sodoma y Gomorra en el día del juicio que aquella ciudad» (Mt 10,5-7; 14-15).

      2. Ni he hablado en ningún momento de discutir. Y, ¿por qué no va a poder preguntar el que se acerca a la fe? Eso no es plegarse a nada. Cristo resolvió las dudas de Nicodemo y tantos otros.

          1. Lo ignorante es que cada vez que alguien no está de acuerdo con usted sea un troll, no solo demuestra que es un prepotente incapaz de ver mas puntos de vista que el suyo, si no que su vocabulario anda bastante escaso

          2. «Lo ignorante es que cada vez que alguien no está de acuerdo con usted sea un troll»

            ACS no está de acuerdo conmigo y no es un troll. Así que, invéntese otro rollo, troll.

            «incapaz de ver mas puntos de vista que el suyo, si no que su vocabulario anda bastante escaso»

            Yo veo su punto de vista: lo que a usted le molesta es que no le diga que es bueno, no que no lo vea. Y en cuanto a vocabulario, sólo hay que ver sus deposiciones para ver la amplitud del suyo: ¡está usted hecho un Séneca! Qué retórica tan primorosa y culta emplea… ¡Nos tiene a todos en el bote, con su facilidad de palabra!.

        1. «Ni he hablado en ningún momento de discutir»

          ¿No ha hablado usted de «diálogo» acaso? Porque esa es una de las acepciones de la palabra «diálogo», como le he transcrito (parece que se ha saltado esa parte). Y la otra implica el intercambio de ideas y afectos «alternativamente», como también le he transcrito (en ambos casos del Diccionario de la Real Academia Española). ¿Hizo algo parecido San Pablo en Aerópago de Atenas? ¿O tampoco ha dicho éso? Pues se lo reitero: no hizo nada parecido: diálogo cero, que es lo normal cuando se predica, por lo ya señalado (la Verdad se expone, no se discute ni importan las ideas de quien la escucha, y menos su posible discrepancia). Yo ya le he transcrito lo que Cristo mandó al respecto. Ahora, si usted quiere enmendarle la plana es cosa suya.

      3. ´»La Verdad no se dialoga: se expone, y unos la aceptan y otros no.»

        Vaya! me alegra que comparta el punto de vista moderno, exponer y no imponer, explicar y aceptar que el que no quiera tiene derecho a opinar de otra manera.
        ¿Donde está la trampa?, ¿cuando ha dejado de ser un talibán católico?

          1. Si, proponer es más exacto, porque además de exponer se invita a seguir ese camino, me imagino que te refieres a eso

          2. ¿Cómo que «Exponer no!»? Exponer es «manifestar o dar a conocer algo». ¿El Evangelio no se manifiesta o da a conocer? Precisamente «proponer» también es «manifestar» algo, pero «con razones, para conocimiento de alguien o para inducirle a adoptarlo». Usted confunde la predicación del Evangelio (que se manifiesta o «expone» tal cual) con la «apologética», que es ese «dar razones». San Pablo en el Aerópago, que es de lo que estábamos hablando en este intercambio de comentarios en el que usted se ha metido, no «propone» nada; no da «razones» (no hace apologética): expone la Verdad, el Evangelio, y como no tiene acogida se va. Punto.

          3. «¿cuando ha dejado de ser un talibán católico?»

            Nunca lo lo he sido: los talibanes son musulmanes (ya sabe: de esa religión falsa). Pero es normal que un «talibán» del lobby gay como usted crea que cualquiera que no aplauda sus ocurrencias y le diga que su sexualidad es buena considere así a los demás. Y si encima es troll, peor.

          4. ¿Como sabe que es falsa?, demuestreme que su religión es falsa y lo que usted defiende es la verdad y me habrá ganado para su causa, la diferencia entre un talibán y usted es que ellos nacieron en Afganistán y usted en occidente, es cierto que defienden supersticiones distintas pero se basan en los mismos principios, ”lo que yo defiendo es la palabra de Dios y punto, los demás se equivocan y no hay nada más que discutir”. Son adoradores de la misma religión, el fanatismo, de que son fanáticos a los demás nos importa poco

          5. Respecto a eso que le da tanta rabia de que quiera que acepten la condición homosexual es de lo más lógico, ¿como se sentiría usted si por ser hombre, o por ser anciano, o por ser corto de entendederas, que las tres convergen en usted, le prohibieran casarse con quien usted desea, le despidieran de su trabajo, le dieran un puñetazo por la calle, etc, etc, y viera constantemente un grupo dedica a injuriar y calumniar un día sí y otro tambien?, ¿se limitaría a decir “no me importa, voy a dejar que me injurien y
            me calumnien, hay que ser respetuoso con los sembradores de odio”?, lo dudo mucho

          6. «¿Como sabe que es falsa?, demuestreme que su religión es falsa y lo que usted defiende es la verdad y me habrá ganado para su causa»

            No tengo el menor interés en demostrar a un troll nada. Con corregir sus disparates y burradas varias tengo de sobra. Como hay miles de páginas de apologética católica, si le interesa puede comenzar por la primera y terminar por la última, porque ya está todo demostrado hace siglos, así que no finja que le interesa otra cosa que trollear.

            «Respecto a eso que le da tanta rabia de que quiera que acepten la condición homosexual es de lo más lógico»

            Ninguna rabia: el hecho es que el lobby gay no acepta que no se admitan sus minoritarias ideas y criminaliza a la mayoría; y queman iglesias, agreden físicamente a católicos, hacen pintadas, encarcelan al disidente, fingen agresiones (como las dos de Chueca que la Policía destapó) para acusar a inocentes… Y todo financiado por su víctimas.

    2. Diácono, en la Biblia no aparece ni un solo diálogo de esos que tanto te gustan. Aparecen los apóstoles predicando, y los que opinaban distinto se levantaban y se iban.
      No se ponían a intercambiar impresiones y a enriquecerse con las chorradas de la religión pagana.
      Es más, en el areopago de Atenas estaban los filósofos que pasaban olímpicamente de Zeus y sus amoríos olimpicos.
      San Pablo no iba al templo de Vesta ni a las chorradas ecuménicas tipo Asis.

  2. Los enemigos del cristiano son el mundo, el demonio, la carne, el papa y los que le rodean y le siguen. Hay que luchar contra ellos.

  3. La Biblia pide a Dios que se digne abatir a los enemigos. Es una oración laudable que va unida con el amor al enemigo. Perdonamos al enemigo y trabajamos para su conversión, pero no debemos dialogar con él sino predicarle, y al mismo tiempo hemos de combatir sus errores.

    1. Y que hay enemigos de la Iglesia es evidente. Unos nos atacan desde fuera: el islam, el comunismo,
      la masonería, la mayoría de la prensa, la mayoría de gobiernos occidentales, la ONU, etc.
      Y otros (sin entrar a juzgar sus intenciones pues generalmente opino que lo hacen por error y no por malicia) atacan a la Iglesia desde dentro: Francisco, muchos cardenales y obispos, y también diversos sacerdotes, religiosos y laicos.

    2. Nuestro Dios abatirá a los enemigos como dice la Biblia: «El Señor quebrantará a los reyes en el día de su ira. Juzgará entre las naciones, las llenará de cadáveres, quebrantará cabezas sobre la ancha tierra.» (Sal 109,5-6).

      1. Que el Señor ha designado siervos para abatir a los enemigos en obediencia a Dios, es evidente, pues dice la Biblia: «Que los fieles festejen su gloria…con vítores a Dios en la boca y espadas de dos filos en las manos, para tomar venganza de los pueblos y aplicar el castigo a las naciones, sujetando a los reyes con argollas, a los nobles con esposas de hierro. Ejecutar la sentencia dictada es un honor para todos sus fieles.» (Salmo 149 6-9)

  4. El ‘abatir’ de las letanías es humiliare en latín. Que no tiene nada que ver con el abatir a que da lugar el uso moderno de esta palabra: como tirar abajo mediante un golpe seco, un disparo. Nosotros los cristianos somos humildes siervos de Dios, y los que no se le someten están ensoberbecidos. PEdir a Dios que los humille es pedir que los ponga en disposición de hablar con nosotros, sus humildes servidores. Sólo mediante ese abajamiento se puede dar el diálogo, hacerlo posible. Creo que el autor debería estudiar a los santos y rezar más y escribir menos. Cuántas tonterías se leen incluso en medios católicos. Un tipo descubre la letanía de los santos y se cree que por eso ya puede pontificar sobre ella y sus misterios.

    1. Scintilla: Su explicación no menoscaba el valor del artículo, pues humillar es también destronar y tirar abajo de un ámbito de poder desde el que el enemigo estaba atacando la Iglesia, por lo que el texto de Eric Sammons acierta en su análisis.

      1. Jesús lo hizo al revés:

        es el Rey legítimo pero renunció a ejercer su poder sobre aquellos enemigos, que le crucificaba, y se entregó a la muerte más humillante q podía elegir: la muerte de cruz. Para q su sacrificio en el calvario, su aceptación silenciosa de la cruz y su oración al Padre para q nos perdonara por torturarle y asesinarle, nos atrajera hacia Él. Y eso es lo q abate y humilla al enemigo.

        Cambió su trono por un árbol y una corona de espinas. Y eso fué lo q hizo q muchos de sus enemigos se convirtieran.Pq la Cruz atrae.

        1. «Jesús lo hizo al revés»

          ¿Por que siempre, siempre, siempre, sin una sola excepción, se refiere usted a Nuestro Señor Jesucristo simplemente como «Jesús», como si fuera su cuñado o un vecino? ¿Cree que le acerca más a Él? ¿Considera que está usted más cerca que Santa Teresa de Jesús, la mística por excelencia y Doctora de la Iglesia, que se dirigía a Él como «Vuestra Divina Majestad»? Todo el mundo, en algún momento, lo ha empleado así, a veces por abreviar, pero no en exclusiva como hace usted. Esa falsa «familiaridad» que usted cree lograr actuando así, pese a sostener cosas contrarias a la fe católica, no le va a acercar más a Él. Igual que con la Comunión de pie y en la mano: tarde o temprano usted hincará la rodilla ante Él (como todos), no lo dude, y será consciente de que no es su cuñado, sino su Dios y Señor. Y la perorata que ha soltado tiene poco que ver con lo dicho por Scintilla y Sacerdote mariano, por si no lo ha notado.

          1. Catolicvs,

            Al final de cada misterio del rosario rezamos:
            » Oh Jesús mio, perdónanos, libranos del fuego del infierno…etc»

            Oh Jesús mio.

            Nos referimos a Ntro.Señor Jesucristo como Jesús.

            Que Dios le bendiga

          2. Se lo he dicho muy claro, aunque usted se haga la tonta: todo el mundo emplea «Jesús» a secas alguna vez. Pero usted sólo utiliza el nombre de pila. Jamás emplea un tratamiento de distinción y respeto que deje clara la infinita distancia que hay entre usted y su Señor Dios, al que trata como al vecino del quinto o como al novio de su hija. Y lo que usted cita del Santo Rosario no forma parte de él, sino que es una oración adicional que se recita desde hace cuatro días (el Santo Rosario tiene su origen en la aparición de la Santísima Virgen María a Santo Domingo de Guzmán en 1214, por lo que durante setecientos años se ha rezado sin decir tal cosa).

        2. ACS: Jesús no lo hizo al revés. Él ha venido a cumplir, no a abolir. Lo que proclaman los salmos está en vigor. Que Jesús escogiera la pasión y muerte se explica por el hecho de que quería pagar el precio de nuestro rescate ante el Padre, pero eso no niega el derecho a la legítima defensa, que como tal, es expresado por la doctrina de la Iglesia. Por eso abatir a los enemigos mediante la fuerza es legítimo. De hecho este principio es el que inspiró, por ejemplo, a San Bernardo, a predicar la santa Cruzada.

      2. Desde luego que ese es el sentido de la palabra, Sacerdote diocesano. Pero creo que Sammons toma la letanía, que es una petición a Dios de que haga lo que sólo Él puede, como excusa para hablar de otras cosas (de si debemos combatir a nuestros enemigos, o qué hacer con el diálogo con los que se nos oponen, etc.) Y eso me parece especioso, porque la dimensión del asunto y los argumentos son distintos. Lamento, pues, su confusión. Y que se tengan que traducir artículos tontorrones. Además mal. Como decimos aquí en Mallorca en expresión que supongo que conocerá, Sacerdote diocesano, debo de tener uno de esos días en los que trob ossos en es lleu (aquí se dice del tiquismiquis que encuentra huesos en las vísceras).

    2. Gracias Scintilla, desconocía ese significado del término.Y por la explicación del mismo. Es muy clarificadora.

      Gracias y Bendiciones

    3. «humilio, as, are,»: Humillar (se aliquis); abatir (celsitudinem potestatis). Diccionario Latin Español Raimundo de Miguel y de Morante, p. 431.

      Por lo tanto SI, «humiliare» en la letanía tiene el significado más de abatir (tirar por tierra, derrotar) que de «hacer humilde», que es caracterizado por su forma reflexiva.

      Dice que el autor debe de leer más a los santos, rezar más, y escribir menos. Me encanta su discernimiento sobre las lecturas y oraciones del autor.

      Le propongo un juego: yo coloco una frase de un santo donde da a esta oración de la letanía el significado de «abatir» y usted lo adivina y me pone otro en el sentido de «hacer humildes». Es improbable que quiera jugar, ya que es en la mesa y en el juego que se conoce etc…
      (sigo)

      1. Lo que he puesto en duda, don Alejandro, no es que se pueda traducir por abatir, tal y como lo podía entender el siempre venerable don Raimundo de Miguel. Como usted señala, abatir «celsitudinem potestatis» que es abajar desde donde se está, de las alturas. O sea, hacer humilde, humillar. Es un sentido estrictamente moral, Y lo lo que decía en mi intervención es que el abatir actual se utiliza primordialmente (y más junto a ‘enemigo’) como sinónimo de ser derribado de una manera seca, como cuando se dice «abatir una presa», que desgraciadamente se ha extendido para decir «abatir a un criminal». Ese lenguaje es confuso para hablar de las cosas de la fe.

        1. Sr. D. Scintilla.
          Ignoro si usted tiene vínculos familiares con el Ilustre Maestro Ciruela. Intelectualmente hablando, no tengo duda.
          «Ille ad humilitandam celsitudinem potestatis negoriorum examina spectanda instituisse arbitratus» es una expresión de Amiano Marcelino, refiriéndose al fin del Imperio Romano, a una alocución del Prefecto Modesto al emperador, diciéndole que para él (emperador) era mucho el REBAJARSE a juzgar ciertos asuntos administrativos.

          Es ese el sentido de ABATIR. Si usted tiene ciertos, digamos, límites con el uso de los diccionarios y gramáticas, por lo menos, no ponga escuela.

          Sobre el tema de «leer a los santos», ya veo su tenor de honestidad intelectual, que sinceramente espero no tenga su reflejo en la espiritual.
          Visto lo visto, añadiré un par de cojines a mi asiento………… y vario slitros de agua fresca.

          1. Me congratula comprobar que, dando un largo rodeo por el De Miguel y por su fuente Amiano, don Alejandro, ha llegado usted al punto de partida en el que inicié mi intervención.
            Espero que entienda ahora la segunda parte de la misma: por qué ese humiliare, ese «rebajar» de una soberbia, de un lugar de poder, de dominio que desprecia a Dios, que nos enseñó que el que quiera ser mayor ha de ser el servidor de los demás, no tiene nada que ver con el uso que se da más frecuentemente a ‘abatir’ en el castellano actual: tirar abajo de manera seca, como el que dispara sobre otro, sobre todo cuando va unido a objetos como «enemigo». Ni con el otro también más frecuente, añado: «sentirse abatido», deprimido, triste, por una frustración.
            Lo demás de los santos, sus citas a san Josemaría y demás, perdone, pero es que no entiendo sus indirectas y bromas. Soy muy corto, como ha visto.

          2. Acabo de leer el artículo original: el término inglés era por abatir era overthrow, que se hubiera traducido muy bien en castellano castizo como «derrocar», y hubiera sido una muy buena traducción también de humiliare. No sé cómo el traductor puso abatir, que tantas veces traduce hoy, donde ya no tenemos gusto por nuestra lengua, «shot down».
            Todo lo cual no quiere decir que yo niegue, no sé si eso es lo que quiere sugerir usted en sus jactanciosas bromas, contra lo que nos ha enseñado siempre la Iglesia, y de lo que es ejemplo esa letanía, que todo deba estar, y estará al final de los tiempos, a los pies de Cristo, como deseamos estar los que queremos ser hijos del Padre.

          3. Me llena de satisfacción ver que sus manzanas suizas (y sus Ciruelas) gozan de buena salud.

            Que le aprovechen.

          4. Parece que al Sr. D. Scintilla, que de chispa latina tiene poca (a pesar de que de nomen, omen), ahora le van las english apple.

            Pero también en este campo es Teacher Plumb:

            Pretende que «overthrow» es algo así como «hacer humilde» (erre que erre guitarra….), si bien que acepta que pueda ser «derrocar».

            El diccionario de Cambridge, como que no lo ve mucho: «to defeat or remove someone from power, using force»
            El Merriam Webster: 1: OVERTURN (to cause to turn over, INVALIDATE, DESTROY), UPSET 2: to cause the downfall of : BRING DOWN, DEFEAT
            El Collins: When a government or leader is overthrown, they are removed from power by force.

            Propongo otro juego: ya que no consigue leer a un santo que considere «humiliare digneris» como «hacer humilde», a ver si encuentra un diccionario en inglés que considere «overthrow» como «hacer humilde».

            Si, tengo más moral que el Alcoyano, me ilusiono facilmente con las personas.

          5. No había entendido yo lo de sus juegos, don Alejandro. Me lo pone fácil:
            Aunque no fuera santo, fue amigo, maestro, traductor y discípulo de santos: fray Luis de Granada, que tiene unas letanías que hoy debería rezar toda la Iglesia (pro Germania), en las que decía «Vt inimicos Ecclesiæ humiliare et ad viam veritatis conuertere digneris, te rogamus audi nos». Creo que expone bien el punto: convertir a la verdad es derrocar a los que se piensan con soberbia infernal que tienen la verdad y que desde ella defienden lo que debería defender la Iglesia contra lo que ha dicho siempre. Derrotar no es aniquilar, pues Dios quiere la conversión del pecador, del confundido, del errado.
            El Cambridge y el Merriam Webster que trae usted bastan para reforzar mi punto: to overthrow no es to shoot down, abatir tal y como se usa hoy en castellano, distinto de derrocar o de humillar. Pero además le regalo del Coles (muy útil para leer la King James) el significado de subvert: to overthrow.

          6. No, si ya me había dado cuenta de que no me había entedido. El problema es constatar que tampoco ahora me entiende.
            En mis tiempos, la evaluación de la capacidad de comprensión lectora se hacía en la EGB. Paciencia….

            Gracias a Dios que se lo pongo facil: porque el que me da OTRO argumento para decir que «humiliare» no es «hacer humildes» es, justamente, Fray Luis de Granada, ya que a la petición de «humiliare» añade «et convertire», lo que claramente no tendria que hacer si considerara que «humiliare» fuera «hacer humilde»: es ser humilde ante Dios es uno de los elementos de la conversión.

            Pero como me hago cargo de que en su cabeza este recurso a Fray Luis de Granada era fenomenal, le concedo punto, y pongo otra frase de Santo: (sigo)

          7. «Quiere reinar en su palacio, estar pintado en sus estandarte y grabado en sus armas para que triunfen de todos sus enemigos humillando a sus pies esas cabezas orgullosas y soberbias, y por su medio hacerle triunfar de todos los enemigos de la Iglesia».
            Pista: fue una Santa, pero que transmitía el mensaje de un Santísimo.
            Google Books le ayudará.

            Y sobre su nueva digresión gramatical inglesa, en nada contradice que «to overthrow», tal como he ilustrado con varios diccionarios SI QUE IMPLICA FUERZA, VIOLENCIA, DERROTA. Nada tiene que ver con «abatimiento (psicológico, como estar abatido)» o «hacer humilde» como ha mantenido. Si ud. cree que el autor usa mal el ingles, se lo dice a él, pero no intente retorcer la gramatica para que ajuste a sus únicas y personalísimas interpretaciones.

          8. A esa cita de santa Margarita María de Alacoque le falta lo que precede a su cita, muy revelador de lo que le digo: «conseguirá su nacimiento a la gracia y gloria eterna [la del rey gobernante] mediante la consagración que de sí mismo haga a mi Corazón adorable [de Jesús], el cual quiere triunfar del suyo y por su medio del de los grandes de la tierra». O sea, que no consideraba Cristo que el Cristianísimo Luis XIV fuese muy cristiano, y que el triunfo sobre los grandes de la tierra de ese Corazón pasaba por triunfar sobre el del rey, que no tenía sometido, a sus pies, como debía.
            Y eso hice, decir que no me parecía bien esa traducción que usted salió después a defender.
            Y no seguiré en el juego porque dejo de escribir en Infovaticana, como dije ya en otro post.

    4. (sigue del comentario anterior)
      «936. En ciertos ambientes, sobre todo en los de la esfera intelectual, se aprecia y se palpa como una consigna de sectas, servida a veces hasta por católicos, que —con cínica perseverancia— mantiene y propaga la calumnia, para echar sombras sobre la Iglesia, o sobre personas y entidades, contra toda verdad y toda lógica.
      Reza a diario, con fe: «ut inimicos Sanctae Ecclesiae —enemigos, porque así se proclaman ellos— humiliare digneris, te rogamus audi nos!» Confunde, Señor, a los que te persiguen, con la claridad de tu luz, que estamos decididos a propagar.»
      Adivinar el santo y poner texto en el sentido de «hacer humildes»………. (tengo asientos cómodos)

      1. Te has olvidados de un los más aférrimos enemigos, a los que la Iglesia le ha dedicado más de 50 bulas por su enemistad contra la Iglesia. Que rezan tres veces al día por la destrucción de los minin( los cristianos, y que en su libro sagrado el t….d nos trata como bestias y a a nuestro Señor y María las trata de una manera grotesca. Ahora son los innombrables, dueños del mundo y quiénes manejan los hilos. Leer conspiración contra la Iglesia. Su non pieza por j y termina por s y no es judías a la vinagreta

        1. Sr. D. Scintilla, ¿a donde va? No me responda, por favor «manzanas suizas traigo». Por favor……………………….

  5. No hay que confundir enemigos de la Iglesia con carne herida de Cristo (que somos los católicos heridos por el pecado etc).

    A nivel particular depende del momento bíblico en el que nuestra maduración espiritual nos situe. Si estamos en el momento en q Jesús saca el látigo o en la meta que es la cruz (en el cual Jesús ni humilla ni abate a sus enemigos sino q pide perdón al Padre para ellos y se entrega).

    En cuanto a Iglesia sucede lo mismo. Camina por la bíblia. Sí q es cierto q cada uno de quienes formamos la Iglesia estamos en un punto distinto del camino, por eso hay disensión, pero independientemente de eso ,como cuerpo de Cristo, camina hacia la meta: la cruz, la cristificación.

    1. ¿Qué tal si en vez de regalarnos sus «homilías» emplea un poco de tiempo en leerse la encíclica «Mystici Corporis Christi», del venerable Papa Pío XII? Creo que sabía «un poquito» más que usted sobre el Cuerpo Místico de Cristo que es la Iglesia católica.

      1. A mí me encantan las «homilias» de ACS, de hecho cada vez me gustan mas, y eso que soy militante del mayor integrismo español, por contra, cada vez me parecen mas cansinas vuestras críticas desaforadas contra ella, sin fundamento alguno. Es pura obsesión y eso se arregla en los loqueros.

        1. «críticas desaforadas contra ella, sin fundamento alguno»

          Ni son críticas, ni son desaforadas, y sí tienen fundamento. Si a usted le gustan, estupendo. Como si le gustan las 95 tesis de Lutero; hay gusto para todo.

        2. Caradeplata, no es obsesión. El nombre de lo que hace este tipo con ACS es acoso. Pero bueno. Este tipo es un pobre hombre que debe tener como única actividad en su vida estar aquí leyéndose a si mismo y felicitándose por lo estupendo que es.

          1. El nombre de lo que hace ACS es acoso, querrá usted decir: no hay un solo comentario en el que no suelte alguna herejía, a ver si cuela. ¿No puede dejar a los católicos tranquilos? No, tiene que acosarlos. Y usted, como buen troll, aplaude. ¿Por qué no se van los dos a «Herejía Digital»? Allí comparten las creencias de ambos y no les acosa nadie (ni acosan ustedes).

  6. ¿Amar a nuestros enemigos? Sí, porque así lo pide Cristo. Nuestros enemigos son también hijos de Dios y hermanos nuestros, aunque se han desviado del buen camino y se han convertido en graves pecadores,… pero debemos pensar que solo de forma temporal y cabe que se arrepientan.

    ¿Abatir a nuestros enemigos? No, en cuanto eso signifique acciones de lucha organizada. Pues hay muchos peligros a la hora de establecer quienes son esos enemigos y con qué armas/métodos es lícito combatirles. Lo que sí hay que hacer es rogar a Dios que abata, Él, a los enemigos de la Iglesia, tal como se invocaba en esa Letanía.

    ¿Defendernos de los ataques del enemigo? ¿Detener al agresor en su grave pecado? Sí, claro. Es evidente que, ante ataques concretos, tenemos obligación moral de defender a los indefensos (niños en las escuelas, no nacidos,…) desarmando ideológicamente a los agresores, haciéndoles ver su pecado,… y llegado el caso deteniendo sus flechas con nuestro cuerpo.

      1. Una vez que la jerarquía inicua se pasó al bando contra el cielo conjurado en el Vatican II, los únicos enemigos de la iglesia modernista son los Tradicionalistas a los que persigue con saña. Solo falta que estos últimos tomen conciencia de la declaración de guerra que promulgó Francisco contra ellos en tantas ocasiones. La profanación de los restos de Franco la espada mas limpia de Europa entre ellos.

    1. «¿Abatir a nuestros enemigos? No, en cuanto eso signifique acciones de lucha organizada. Pues hay muchos peligros a la hora de establecer quienes son esos enemigos y con qué armas/métodos es lícito combatirles. Lo que sí hay que hacer es rogar a Dios que abata, Él, a los enemigos de la Iglesia, tal como se invocaba en esa Letanía.»

      Esa es su personal teoría. No la de la Iglesia Católica. Porque si bien es cierto que organizar una resistencia conlleva problemas y peligros, hay que saber discernir, y no abandonarse al quietismo, gran peligro de siempre.

      La Iglesia se organizó, cuando tocó, por ejemplo en las Cruzadas, en la erección de Ordenes Monásticas Militares, en el apoyo a la Cristiada en Mexico (enciclica Acerba Animi de Pio XI). Todos los ejemplos que acabo de citar constan con la aprobación de la Iglesia, tanto en su origen como en sus frutos (canonizaciones de protagonistas). Que también tuvieron sus sombras. Como con los 12 Apóstoles….

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