El cardenal Sako pide igualdad de trato a los cristianos respecto al resto de ciudadanos en Irak

cardenal Sako
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(AsiaNews) – La creación de un Estado «civil y democrático», en el que todos los ciudadanos sean «iguales» por derecho y cultura, independientemente de su «afiliación religiosa, la etnia o el género», porque «no hay verdadera democracia» en un país sin instituciones «fuertes». Así lo afirmó el primado caldeo, cardenal Louis Raphael Sako, en una reflexión publicada en la página web del patriarcado en la que volvió a hablar sobre las migraciones, un «fenómeno de nuestro tiempo».

En el documento, el cardenal criticó a quienes «mezclan» la religión y la política para «distorsionarlas», como ocurrió «con el islam político» o el cristianismo «en la Edad Media». Criticó también la «cultura de las cuotas» que dificulta el nacimiento de un «Estado moderno» que abarque a todos.

En varias ocasiones el primado caldeo ha profundizado el tema de las migraciones, que afecta de forma muy directa a la comunidad cristiana iraquí. En efecto, los cristianos se redujeron en un tercio desde la invasión estadounidense en 2003, pasando de casi un millón y medio a menos de 500.000 personas, y sufrieron mucho la persecución. El cardenal renovó su llamado a un futuro que debe construirse sobre «garantías» y una «base común» representada por la ciudadanía. Sin embargo, el reto de la emigración sólo se puede afrontar «restituyendo a la población un tejido social y político» sobre el cual «reconstruir su vida».

El cardenal Sako subrayó la importancia del «compromiso educativo» que nace de valores «humanos fundamentales» y «principios morales» como la fraternidad, el amor y la tolerancia. Para construir una nación sólida se necesita un «objetivo común» y una «educación común» que constituyan el «fundamento» de la convivencia, basados en «la ciudadanía, la igualdad y la justicia». A continuación, atacó el sistema de cuotas que durante mucho tiempo reguló la vida social, política y económica, y que a menudo favorece intereses partidistas, cuando un representante de las instituciones debe «representar y defender a todos los iraquíes».

Por otra parte, afirmó que la emigración es a menudo el resultado de decisiones dolorosas que llevan a abandonar «la propia tierra, la familia, la sociedad y la cultura». Un éxodo, continuó, que está provocado por «conflictos y guerras sin sentido», por “la corrupción y la ausencia de democracia, justicia e igualdad». Así ocurrió en Irak, Siria, Líbano y “está ocurriendo hoy en Ucrania», tras «la guerra absurda» iniciada por Rusia. El primado caldeo se refirió después a «la emigración de los cristianos iraquíes», vinculada a múltiples factores, desde la violencia confesional hasta el ascenso del Estado Islámico (EI, antes Isis) en el norte.

También están los continuos ataques de las milicias chiíes en la llanura de Nínive, que amenazan con provocar un trastorno demográfico en una zona históricamente de mayoría cristiana. Los cristianos son «el pueblo originario» de esta tierra, presente «antes de la llegada del islam». Desempeñaron un «importante papel» antes y después del ascenso de los musulmanes «en la construcción de la civilización», afirmando el «mandamiento del amor» que debe abrazar también a los enemigos en una perspectiva común «de paz y tolerancia», lejos del «odio y la venganza».

Por último, el cardenal Sako recordó a los cristianos que permanecen en Irak, que «desean continuar su vida» en el país y participar «en su construcción, progreso y prosperidad». Sin embargo, tienen que enfrentarse a ataques, abusos, violaciones, discriminaciones. En algunos casos, estas situaciones se traducen en «el cambio demográfico de pueblos enteros» o «en el abandono de su patrimonio y sus bienes» ante la perspectiva de ser víctimas sacrificiales, «perdiendo así la confianza en el futuro». «El Gobierno y la Iglesia – concluyó – deben analizar detenidamente el fenómeno y abordarlo con seriedad, no como hasta ahora, promulgando una nueva legislación que iguale a los ciudadanos y cree las condiciones para una vida digna».

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