Vía Crucis con San Francisco de Sales

Vía Crucis
|

Ofrecemos el vía crucis celebrado el 20 de abril de 1973 con la presencia del papa san Pablo VI. Las meditaciones están tomadas de textos de san Francisco de Sales, doctor de la Iglesia. Este vía crucis es muy adecuado para este año en que celebramos el IV centenario del fallecimiento de san Francisco de Sales. La traducción del texto italiano ha sido realizada por Pablo Cervera Barranco, director de Magnificat.

Con la participación de san Pablo VI el Viernes Santo de 1973

La vía de la cruz, del sufrimiento y de la aflicción  es una vía que nos conduce a Dios y a la perfección de su amor, si somos fieles a ella. San Francisco de Sales, Œuvres IX, 83.

 

Primera estación

Jesús es condenado a la cruz

 

V/ Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi. 

R/ Quia per sanctam crucem tuam redemisti mundum.

El hecho 

Pilato entonces, al oír estas palabras, sacó afuera a Jesús y se sentó en el tribunal, en el sitio que llaman «el Enlosado» (en hebreo Gábbata). Era el día de la Preparación de la Pascua, hacia el mediodía. Y dijo Pilato a los judíos: «He aquí a vuestro rey». 

Ellos gritaron: «¡Fuera, fuera; crucifícalo!» Pilato les dijo: «¿A vuestro rey voy a crucificar?» Contestaron los sumos sacerdotes: «No tenemos más rey que al César». 16 Entonces se lo entregó para que lo crucificaran. Jn 19,13-15

Reflexión

La cruz es de Dios, pero es una cruz, porque no nos adherimos a ella. Cuando uno está decidido a aceptar la cruz que Dios nos da, ya no es cruz. Si la cruz es de Dios, ¿por qué no la queremos? San Francisco de Sales, Ib. 21, 163.

Oremos

Dios todopoderoso y eterno, que diste como modelo a los hombres a Cristo, tu Hijo, nuestro Salvador, hecho hombre y humillado hasta la muerte de la cruz, haz que tengamos siempre presente la enseñanza de su pasión, para participar en la gloria de la resurrección. Él vive y reina por los siglos de los siglos.

R/ Amén. Misal Romano

Todos:

Pater noster, qui es in caelis, 

sanctificetur nomen tuum, 

adveniat regnum tuum, 

fiat voluntas tua sicut in caelo et in terra. 

Panem nostrum cotidianum da nobis hodie, 

et dimitte nobis debita nostra 

sicut et nos dimittimus debitoribus nostris. 

Et ne nos inducas in tentationem; 

sed libera nos a malo.

Stabat mater dolorosa

iuxta crucem lacrimosa

dum pendebat Filius.

*La Madre piadosa estaba

junto a la cruz y lloraba

mientras el Hijo pendía.

*El texto castellano es la traducción bellamente realizada por el gran Lope de Vega.

Segunda estación

Jesús carga con la cruz

 

V/ Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi.

R/ Quia per sanctam crucem tuam redemisti mundum.

El hecho 

Pilato entonces sentenció que se realizara lo que pedían: soltó al que le reclamaban (al que había metido en la cárcel por revuelta y homicidio), y a Jesús se lo entregó a su voluntad. Lc 23,24-25

Y, cargando él mismo con la cruz, salió al sitio llamado «de la Calavera» (que en hebreo se dice Gólgota). Jn 19,17

Reflexión

La cruz es santificada por haber sido el instrumento del que Jesús se sirvió para nuestra redención.

Todos los cristianos que aspiran al cielo deben tomar la cruz del Señor y deben seguirle. Esto significa caminar sobre sus pasos, imitar sus virtudes, hacer su voluntad y no rebelarse contra él.

San Francisco de Sales, Ib. II, 46; IX, 21.

Oremos

Concede a esta familia tuya, Padre, que celebre con fe los misterios de la pasión de su Hijo, para gustar la dulzura de su perdón. Por Cristo, nuestro Señor.

R/Amén. Misal Romano 

 

Todos:

Pater noster…

Cuius animam gementem

contristatam et dolentem,

pertransivit gladius.

Cuya alma, triste y llorosa,

traspasada y dolorosa,

fiero cuchillo tenía.

 

Tercera estación

Jesús cae por primera vez bajo el peso de la cruz

 

V/ Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi.

R/ Quia per sanctam crucem tuam redemisti mundum.

El hecho 

Piedad, Señor, que estoy en peligro; líbrame de mis enemigos que me persiguen; Señor, no quede yo defraudado.Sal 30,10.16.18

Él llevó nuestros pecados en su cuerpo hasta el leño, para que, muertos a los pecados, vivamos para la justicia. Con sus heridas fuisteis curados. 1Pe 2,24

Reflexión

Fijaos en la infinita bondad del Salvador, que quiso morir de la muerte de los hombres, para hacernos vivir, según la pretensión de Adán, de la vida de Dios. Pero para tener la humildad de nuestro Señor, escuchamos lo que dice san Pablo: «Aun siendo el Hijo de Dios, se anonadó a sí mismo» (Flp 2,7-8).

¡Oh Dios, qué maravilloso es que el Verbo eterno se anonade a sí mismo y renuncie a su propia gloria por criaturas que corresponden tan poco a su amor!

San Francisco de Sales, Ib. IX, 40.

Oremos

Mira, Dios omnipotente a la humanidad agotada por su debilidad mortal y haz que se vivifique por la pasión de tu único Hijo. Él vive y reina por los siglos de los siglos.

R/ Amén. Misal Romano 

Todos:

Pater noster …

O quam tristis et afflicta

fuit illa benedicta

Mater Unigeniti!

¡Oh cuán triste y cuán aflicta

se vio la Madre bendita,

de tantos tormentos llena!

 

Cuarta estación

Jesús se encuentra con su madre

 

V/ Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi.

R/ Quia per sanctam crucem tuam redemisti mundum.

El hecho 

Simeón dijo a María: «Este ha sido puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; y será como un signo de contradicción, y a ti misma una espada te traspasará el alma». Lc 2,34-35

Estad alegres en la medida en que compartís los sufrimientos de Cristo, de modo que, cuando se revele su gloria, gocéis de alegría desbordante. 1 Pe 4,13

Reflexión

La Madre de Cristo busca al Hijo, que es la vida de su vida. ¿Y por qué lo busca? Para estar siempre cerca de él, su Hijo y su Dios.

San Francisco de Sales, Ib. 5, 47.

Oremos

Oh Dios, tú quisiste que junto a tu Hijo elevado en la cruz estuviera presente su Madre dolorosa: que tu santa Iglesia, asociada con ella a la pasión de Cristo, participe en la gloria de la resurrección. Él vive y reina contigo por los siglos de los siglos.

R/ Amén. Misal Romano 

Todos:

Ave Maria, gratia plena, Dominus tecum, 

benedicta tu in mulieribus 

et benedictus fructus ventris tui Iesus. 

Sancta Maria, Mater Dei, 

ora pro nobis peccatoribus, 

nunc et in hora mortis nostrae. Amen.

Quae moerebat et dolebat

pia Mater, dum videbat,

nati poenas incliti.

Cuando triste contemplaba

y dolorosa miraba

del Hijo amado la pena.

 

Quinta estación

Jesús es ayudado por Simón de Cirene
a llevar la cruz

 

V/ Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi. 

R/ Quia per sanctam crucem tuam redemisti mundum.

El hecho 

Al salir, encontraron a un hombre de Cirene, llamado Simón, y lo forzaron a llevar su cruz. Mt 27,32

Reflexión

El evangelista no nombra a la mayoría de las personas que se encuentran en la pasión: pero recuerda el nombre de Simón, que lleva la cruz detrás de nuestro Señor.

La cruz es la puerta real para entrar en el templo de la santidad… Amad esta cruz: es preciosísima si la miras con ojos de amor.

San Francisco de Sales, Ib. 7, 44, 45; 21, 22.

Oremos

Recuerda, Padre, tu misericordia; santifica y protege siempre a esta familia tuya, por la cual Cristo, tu Hijo, inauguró en su sangre el misterio pascual. Él vive y reina por los siglos de los siglos.

R/ Amén. Misal Romano 

Todos:

Pater noster…

Quis est homo qui non fleret,

Matrem Christi si videret

in tanto supplicio?

¿Y cuál hombre no llorara

si a la Madre contemplara

de Cristo en tanto dolor?

 

Sexta estación

El santo rostro de Jesús

 

V/ Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi.

R/ Quia per sanctam crucem tuam redemisti mundum.

El hecho 

Oigo en mi corazón: «Buscad mi rostro». Tu rostro buscaré, Señor. No me escondas tu rostro. Sal 26,8-9

Reflexión

Considero la manera en que el Señor sufre… En su interior sufre voluntariamente, pacientemente, con amor.

La cruz es una medicina capaz de curar todos nuestros males.

San Francisco de Sales, Opusc. XXVI, 196; Œuvres, 2, 179.

Oremos

Ven en nuestra ayuda, Señor, para que podamos vivir y actuar siempre en esa caridad que impulsó a tu Hijo a dar la vida por nosotros. Él vive y reina por los siglos de los siglos.

R/ Amén. Misal Romano 

Todos:

Pater noster…

Quis non posset contristari,

Christi Matrem contemplari,

dolentem cum Filio?

¿Y quién no se entristeciera,

Madre piadosa, si os viera

sujeta a tanto rigor?

Séptima estación

Jesús cae por segunda vez

 

V/ Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi.

R/ Quia per sanctam crucem tuam redemisti mundum.

El hecho 

Pero tú, Señor, no te quedes lejos; fuerza mía, ven corriendo a ayudarme. Pero yo soy un gusano, no un hombre, vergüenza de la gente, desprecio del pueblo. Sal 21, 20. 7

Cristo fue entregado a la muerte para reunir a los hijos de Dios dispersos. Jn 11,52

Reflexión

Él sufre para testimoniar su amor hacia nosotros. ¡Oh, qué grande es!

Señor, no sé si siento amor por ti, pero si lo siento, es muy poco: porque se contenta con una lágrima, y cree que es suficiente cuando ha dado un suspiro.

Dios mío, quiero y confieso querer amarte y darte todo mi corazón.

San Francisco de Sales, Ib. XXVI, p. 199.

Oremos

Padre Misericordioso, que quisiste que tu Hijo sufriera por nosotros el suplicio de la cruz para liberarnos del poder del enemigo; haz que lleguemos a la gloria de la resurrección. Por Cristo nuestro Señor.

R/ Amén. Misal Romano 

Todos:

Pater noster…

Pro peccatis suae gentis,

vidit Iesum in tormentis,

et flagellis subditum.

Por los pecados del mundo,

vio a Jesús en tan profundo

tormento la dulce Madre.

 

Octava estación

Jesús consuela a las mujeres que lloran por él

 

V/ Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi.

R/ Quia para sanctam crucem tuam redemisti mundum.

El hecho 

Lo seguía un gran gentío del pueblo, y de mujeres que se golpeaban el pecho y lanzaban lamentos por él. Jesús se volvió hacia ellas y les dijo: «Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, llorad por vosotras y por vuestros hijos, porque mirad que vienen días en los que dirán: «Bienaventuradas las estériles y los vientres que no han dado a luz y los pechos que no han criado». Entonces empezarán a decirles a los montes: «Caed sobre nosotros», y a las colinas: «Cubridnos»; porque, si esto hacen con el leño verde, ¿qué harán con el seco?» Conducían también a otros dos malhechores para ajusticiarlos con él. Lc 23,27-32

Reflexión

Cristo a veces ha demostrado que ama nuestras lágrimas cuando se derraman por amor… Si tenemos lágrimas, lloremos entonces, simplemente, porque no podríamos verterlas para un fin más digno.

San Francisco de Sales, Ib., IX, 268.

Oremos

Señor, proclamamos tu gloria y te exaltamos en este día en el que Cristo, nuestra Pascua, se ha inmolado. Al ofrecer su cuerpo en la cruz, dio cumplimiento a los antiguos sacrificios, y entregándose por nuestra redención se convirtió en altar, víctima y sacerdote. Y ahora vive y reina por los siglos de los siglos.

R/ Amén. Misal Romano

Todos:

Pater noster …

Vidit suum dulcem natum

moriendo desolatum 

dum emisit spiritum.

Vio morir al Hijo amado,

que rindió desamparado

el espíritu a su Padre.

 

Novena estación

Jesús cae por tercera vez

 

V/ Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi.

R/ Quia para sanctam crucem tuam redemisti mundum.

El hecho 

No me entregues a la saña de mi adversario, porque se levantan contra mí testigos falsos, que respiran violencia. Sal 26,12

El que no se reservó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros. Rom 8,32

Reflexión

Mi iniquidad es tan grande…: Señor, ¿quién me liberará de este laberinto si no tú?

Podríamos estar realmente desanimados si nos apoyáramos en nuestra fuerza, pero es necesario confiar en la fuerza de Dios. 

San Francisco de Sales, Ib., 26, 184; IX, 41.

Oremos

Dios omnipotente, que la pasión de tu único Hijo acelere el día de tu perdón; no lo merecemos por nuestras obras, pero que lo obtenga de tu misericordia este único sacrificio admirable. Por Cristo nuestro Señor.

R/ Amén. Misal Romano

Todos:

Pater noster…

Eia Mater, fons amoris,

me sentire vim doloris

fac, ut tecum lugeam.

¡Oh dulce fuente de amor!,

hazme sentir tu dolor

para que llore contigo.

 

Décima estación

Jesús es despojado de sus vestiduras

 

V/ Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi.

R/ Quia per sanctam crucem tuam redemisti mundum.

El hecho 

Los soldados, cuando crucificaron a Jesús, cogieron su ropa, haciendo cuatro partes, una para cada soldado, y apartaron la túnica. Era una túnica sin costura, tejida toda de una pieza de arriba abajo. Y se dijeron: «No la rasguemos, sino echémosla a suerte, a ver a quién le toca». Así se cumplió la Escritura: «Se repartieron mis ropas y echaron a suerte mi túnica». Esto hicieron los soldados. Jn 19,23-24

Reflexión

El Cristo despojado nos enseña a complacerlo: despojar nuestro corazón de toda clase de afectos y pretensiones de amar o desear a alguien más que a él.

San Francisco de Sales, Ib. IX, 42.

Oremos

Señor, santo Padre, Dios todopoderoso y eterno, te damos gracias, porque en la pasión redentora de tu Hijo renuevas el universo y das al hombre el verdadero sentido de tu gloria; en el misterioso poder de la cruz juzgas al mundo y haces brillar el poder regio de Cristo crucificado. Él vive y reina por los siglos de los siglos.

R/ Amén. Misal Romano

Todos:

Pater noster…

Fac ut ardeat cor meum

in amando Christum Deum,

ut sibi complaceam.

Y que, por mi Cristo amado,

mi corazón abrasado

más viva en él que conmigo.

 

Undécima estación

Jesús es clavado en la cruz

 

V/ Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi.

R/ Quia per sanctam crucem tuam redemisti mundum.

El hecho 

Los que pasaban, lo injuriaban, y meneando la cabeza, decían: «Tú que destruyes el templo y lo reconstruyes en tres días, sálvate a ti mismo; si eres Hijo de Dios, baja de la cruz». Igualmente los sumos sacerdotes con los escribas y los ancianos se burlaban también diciendo: «A otros ha salvado y él no se puede salvar. ¡Es el Rey de Israel!, que baje ahora de la cruz y le creeremos. Confió en Dios, que lo libre si es que lo ama, pues dijo: “Soy Hijo de Dios”». De la misma manera los bandidos que estaban crucificados con él lo insultaban. Mt 27,39-44

Reflexión

El Hijo de Dios está clavado en la cruz: ¿quién lo puso allí? Ciertamente el amor. Ahora bien, dado que murió de amor por nosotros, lo menos que debemos hacer por él es vivir con amor.

Quien quiera besar a Cristo debe subirse a la cruz y pincharse con las espinas de su corona.

San Francisco de Sales, Ib., IX, 40.

Oremos

Oh Salvador, sacerdote que te has hecho víctima; Redentor nuestro, que te has convertido en nuestro precio: aleja de todos los males a los que has redimido. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.

R/ Amén. Misal Gótico

Todos:

Pater noster…

Sancta Mater, istud agas,

crucifixi fige plagas,

cordi meo valide.

Y, porque a amarle me anime,

en mi corazón imprime

las llagas que tuvo en sí.

 

Duodécima estación

Jesús muere en la cruz

 

V/ Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi.

R/ Quia per sanctam crucem tuam redemisti mundum.

El hecho 

Desde la hora sexta hasta la hora nona vinieron tinieblas sobre toda la tierra. A la hora nona, Jesús gritó con voz potente: Elí, Elí, lemá sabaqtaní (es decir: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?»). Al oírlo algunos de los que estaban allí dijeron: «Está llamando a Elías». Enseguida uno de ellos fue corriendo, cogió una esponja empapada en vinagre y, sujetándola en una caña, le dio de beber. Los demás decían: «Déjalo, a ver si viene Elías a salvarlo». Jesús, gritando de nuevo con voz potente, exhaló el espíritu. Mt 27,45-50

Reflexión

Nuestro Señor escogió la muerte de la cruz para testimoniar su amor hacia nosotros…

Era el sacrificador que, ofrecido a sí mismo al Padre, se inmoló en el amor, al amor, por medio del amor, por causa del amor y para el amor.

San Francisco de Sales, IX, Tratado del Amor de Dios, 10, 17.

Oremos

Concede a tus fieles, Dios todopoderoso, la certeza de ser regenerados a la vida eterna en la gloriosa muerte de tu Hijo que la Iglesia anuncia en este gran día. Por Cristo nuestro Señor.

R/ Amén. Misal Romano

Todos:

Pater noster…Tui nati vulnerati,

tam dignati pro me pati,

poenas mecum divide.

Y de tu Hijo, Señora,

divide conmigo ahora

las que padeció por mí.

 

Decimotercera estación

Jesús es bajado de la cruz

y puesto en los brazos de su Madre

 

V/ Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi.

R/ Quia per sanctam crucem tuam redemisti mundum.

El hecho 

Los judíos entonces, como era el día de la Preparación, para que no se quedaran los cuerpos en la cruz el sábado, porque aquel sábado era un día grande, pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y que los quitaran. Fueron los soldados, le quebraron las piernas al primero y luego al otro que habían crucificado con él; pero al llegar a Jesús, viendo que ya había muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados, con la lanza, le traspasó el costado, y al punto salió sangre y agua. Jn 19,31-34

Reflexión

El amor atrae todos los dolores, tormentos, sufrimientos, males, heridas, pasión, y la cruz de nuestro Señor en el corazón de su santa Madre.

La espada de la muerte que atravesó el cuerpo del Hijo amado también atravesó el corazón de esta adorable Madre.

San Francisco de Sales, Tratado del Amor de Dios, 5, 4.

Oremos

Señor, que, por la muerte de tu Hijo, nos haces esperar los bienes en los que creemos, haz que, por su resurrección, podamos alcanzar la meta de nuestra esperanza. Por Cristo nuestro Señor.

R/ Amén. Misal Romano 

Todos:

Pater noster…

Fac me tecum pie flere,

crucifixo condolere,

donec ego vixero.

Hazme contigo llorar

y de veras lastimar

de sus penas mientras vivo.

 

Decimocuarta estación

Jesús es puesto en el sepulcro

 

V/ Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi.

R/ Quia para sanctam crucem tuam redemisti mundum.

El hecho 

José, tomando el cuerpo de Jesús, lo envolvió en una sábana limpia, lo puso en su sepulcro nuevo que se había excavado en la roca, rodó una piedra grande a la entrada del sepulcro y se marchó. María la Magdalena y la otra María se quedaron allí sentadas enfrente del sepulcro. Mt 27,59-61

Reflexión

El amor y la muerte en la pasión del Salvador se entrelazan.

Debemos morir a todos los demás amores para vivir en el amor de Jesús, y no morir en la eternidad.

San Francisco de Sales, Tratado del Amor de Dios, 12, 13.

Oremos

Señor, que tu bendición descienda sobre este pueblo que ha conmemorado la muerte de tu Hijo con la esperanza de resucitar con él; que descienda el perdón y el consuelo, se acreciente la fe, se fortalezca la certeza en la redención eterna. Por Cristo nuestro Señor.

R/ Amén. Misal Romano

Todos:

Pater noster…

Quando corpus morietur,

fac ut animae donetur

paradisi gloria. Amen.

Porque acompañar deseo

en la cruz, donde le veo,

tu corazón compasivo.

 

Si preside un sacerdote, después de invitar a rezar por las intenciones del Papa, para ganar la indulgencia plenaria, dirige unas palabras a los presentes y termina impartiendo la bendición:

V/ Sit nomen Domini benedictum. 

R/ Ex hoc nunc et usque in saeculum.

V/ Bendito sea el nombre del Señor.

R/ Ahora y por todos los siglos.

 

V/ Adiutorium nostrum in nomine Domini.

R/ Qui fecit coelum et terram.

V/ Nuestro auxilio es el nombre del Señor.

R/ Que hizo el cielo y la tierra.

V/ Benedicat vos omnipotens Deus: Pater et Filius et Spiritus Sanctus.

R/Amen.

V/ Que os bendiga Dios todopoderoso: Padre, Hijo y Espíritu Santo.

R/ Amén.

 

Ayuda a Infovaticana a seguir informando

Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 caracteres disponibles