Predicación del Viernes Santo del cardenal Cantalamessa: «¿Qué es la verdad?»

cardenal Cantalamessa
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El cardenal capuchino Raniero Cantalamessa ha sido el encargado de pronunciar la homilía de este Viernes Santo en la Basílica de San Pedro. Cantalamessa es desde 1980 el Predicador de la Casa Pontificia. A continuación, compartimos el texto integral:

«PILATO DIJO, ¿QUÉ ES LA VERDAD?»

Predicación del Viernes Santo 2022 por el cardenal Raniero Cantalamessa:

En el relato de la Pasión, el evangelista Juan da especial importancia al diálogo de Jesús con Pilato y sobre él sobre queremos reflexionar algún minuto, antes de continuar con nuestra liturgia. 

Todo comienza con la pregunta de Pilato: «¿Eres tú el rey de los judíos?» (Jn 18,33). Jesús quiere que Pilato entienda que la pregunta es más seria de lo que cree, pero que tiene un significado solo si no repite simplemente una acusación de otros. Por eso, pregunta a su vez: «¿Dices esto por ti mismo, o te han dicho otros de mí?».

Trata de llevar a Pilato a una visión más elevada. Le habla de su reino, un reino que «no es de este mundo». El procurador solo entiende una cosa: que no se trata de un reino político. Si se quiere hablar de religión, él no quiere entrar en este tipo de asuntos. Por eso, pregunta con ironía evidente: «Entonces, ¿tú eres Rey?» «Jesús respondió: Tú lo dices: yo soy rey» (Jn 18,37).

Al declarar que es rey, Jesús se expone a la muerte; pero en lugar de disculparse negándolo, lo afirma fuertemente. Revela su origen superior: «Vine al mundo…»: por lo tanto, misteriosamente existía antes de la vida terrenal, viene de otro mundo. Vino a la tierra ser testigo de la verdad. Trata a Pilato como un alma que necesita luz y verdad y no como a un juez. Se interesa en el destino del hombre Pilato, más que en el suyo personal. Con su llamada a recibir la verdad, quiere inducirle a entrar en sí mismo, a mirar las cosas con un ojo diferente, a colocarse por encima de la contienda momentánea con judíos.

El procurador romano capta la invitación que Jesús le dirige, pero sobre este tipo de especulaciones es escéptico e indiferente. El misterio que barrunta en las palabras de Jesús le da miedo y prefiere terminar la conversación. Murmura dentro de sí, encogiéndose de hombros: «¿Qué es la verdad?» y sale del pretorio.

¡Qué actual es esta página del Evangelio! Incluso hoy, como en el pasado, el hombre se pregunta: «¿Qué es la verdad?». Pero, como Pilato, da la espalda distraídamente al que dijo: «He venido al mundo para dar testimonio de la verdad» y «¡Yo soy la Verdad!» (Jn 14,6). 

A través de Internet he seguido innumerables debates sobre religión y ciencia, sobre fe y ateísmo. Una cosa me ha llamado la atención: horas y horas de diálogo, sin mencionar nunca el nombre de Jesús. Y si la parte creyente a veces se atrevía a nombrarlo y aducir el hecho de su resurrección de entre los muertos, inmediatamente se trataba de cerrar el discurso no pertinente al tema. Todo sucede «etsi Christus non daretur»: como si nunca hubiera existido en el mundo un hombre llamado Jesucristo. 

¿Cuál es el resultado de ello? La palabra «Dios» se convierte en un recipiente vacío que cada uno puede llenar a su antojo. Pero precisamente por esta razón Dios se preocupó por dar contenido a su nombre mismo. «El Verbo se hizo carne».  ¡La Verdad se hizo carne! De ahí el arduo esfuerzo por dejar a Jesús fuera del discurso sobre Dios: ¡Él quita al orgullo humano cualquier pretexto para decidir, él, lo que Dios es! 

«¡Ah, ciertamente: Jesús de Nazaret!», se objeta. «¡Pero si alguno duda si ha existido!» Un conocido escritor inglés del siglo pasado —conocido por el gran público por ser el autor del ciclo de novelas y películas «El Señor de los Anillos», John Ronald Tolkien— en una carta, dio esta respuesta a su hijo que le presentaba la misma objeción: 

Se necesita una sorprendente voluntad de no creer para suponer que Jesús nunca existió o que no dijo las palabras que se le atribuyen, pues son imposibles de inventar por cualquier otro ser en el mundo: «Antes de que Abraham existiera, yo soy» (Jn 8,58); y «El que me ve a mí ve al Padre» (Jn 14,9).

La única alternativa a la verdad de Cristo, agregaba el escritor, es que se trata de «un caso de megalomanía demente y fraude gigantesco». ¿Podría tal caso, sin embargo, resistir veinte siglos de feroz crítica histórica y filosófica, y producir los frutos que ha producido?

Hoy se va más allá del escepticismo de Pilato. Hay quien piensa que ni siquiera se debe uno plantear la pregunta «¿Qué es la verdad?», ¡porque la verdad, simplemente, no existe! «¡Todo es relativo, nada es cierto! ¡Pensar lo contrario es una presunción intolerable!» Ya no hay espacio para «los grandes relatos sobre el mundo y la realidad», incluidos aquellos sobre Dios y sobre Cristo.

Hermanos y hermanas ateos, agnósticos o todavía en búsqueda (si hay alguien escuchando): no es un pobre predicador como yo quien ha pronunciado las palabras que estoy a punto de pronunciar; él es uno de vosotros, uno a quien muchos de vosotros admiráis, de quien escribís y de quien, tal vez, también os consideráis, de alguna manera, discípulos y continuadores: ¡Søeren Kierkegaard! 

Se habla mucho —dice él—. de miserias humanas; se habla mucho de vidas desperdiciadas. Pero desperdiciada es sólo la vida de ese hombre que nunca se dio cuenta, porque nunca tuvo, en el sentido más profundo, la impresión de que hay un Dios y que él —precisamente él, su yo—, está ante este Dios.

Se dice: ¡hay demasiada injusticia, demasiado sufrimiento en el mundo como para creer en Dios! Es cierto, pero pensemos en cuánto más absurdo y desesperanzador se vuelve el mal que nos rodea, sin fe en un triunfo final del bien. La resurrección de Jesús de entre los muertos es la promesa y la garantía cierta de que el triunfo existirá, porque ya ha comenzado con Él. 

Si tuviera el coraje de san Pablo, también yo debería gritar: «¡Os lo ruego: Dejaos reconciliar con Dios!» (2 Cor 5,20). ¡No desperdicies tampoco vuestra vida! No abandonéis este mundo como Pilato salió del Pretorio, con esa pregunta en suspenso: «¿Qué es la verdad?» Es demasiado importante. Se trata de saber si hemos vivido para algo, o en vano.

El diálogo de Jesús con Pilato ofrece, sin embargo, la ocasión para otra reflexión dirigida esta vez a nosotros los creyentes y hombres de Iglesias, no a los de fuera:  «¡Tu gente y tus sacerdotes me han entregado!»: Gens tua et pontifices tradiderunt te mihi (Jn 18,35). ¡Los hombre de la Iglesia, tus sacerdotes te han abandonado; han descalificado tu nombre con crímenes horrendos! ¿Y deberíamos seguir creyendo en ti todavía?

También a esta terrible objeción me gustaría responder con las palabras que el mismo escritor recordado escribía al hijo:

Nuestro amor se podrá enfriar y nuestra voluntad rasguñar por el espectáculo de las deficiencias, la locura y los pecados de la Iglesia y sus ministros, pero no creo que quien ha creído de verdad una vez abandone la fe por estas razones, y menos aún quien tiene algún conocimiento de la historia… Esto es cómodo porque nos empuja a apartar la vista de nosotros mismos y de nuestras faltas y encontrar un chivo expiatorio… Creo que soy tan sensible a los escándalos como lo eres tú y cualquier otro cristiano. He sufrido mucho en mi vida a causa de sacerdotes ignorantes, cansados, débiles y, a veces, incluso malos.

Por lo demás, era de esperar un resultado de este tipo. Comenzó antes de la Pascua con la traición de Judas, la negación de Simón Pedro, la huida de los apóstoles… ¿Llorar, entonces? Sí —recomendaba Tolkien al hijo—, pero por Jesús —por lo que debe soportar— antes que por nosotros. Lloramos –agregamos hoy– con las víctimas y por las víctimas de nuestros pecados.

Una conclusión para todos, creyentes y no creyentes. Este año celebramos la Pascua no con el sonido de las campanas, sino con el ruido en nuestros oídos de bombas y explosiones no lejanas de aquí. Recordemos lo que Jesús respondió una vez a la noticia de la sangre que Pilato había hecho correr, y del derrumbe de la torre de Siloé: «Si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera» (Lc 13,5). Si no cambiáis vuestras lanzas en guadañas, vuestras espadas en arados (Is 2,4) y vuestros misiles en fábricas y casas, ¡todos pereceréis de la misma manera! 

Los acontecimientos nos han recordado de repente algo. Los arreglos del mundo cambian de un día para otro. Todo pasa, todo envejece; todo —no sólo «la bendita juventud»—, falla. Solo hay una forma de escapar de la corriente del tiempo que arrastra todo detrás de ti: ¡pasar a lo que no pasa! ¡Pon tus pies en tierra firme! Pascua significa tránsito. Tengamos todos este año una verdadera Pascua: Venerados Padres, hermanos y hermanas: ¡pasemos a Aquel que no pasa! ¡Pasemos ahora con el corazón, antes de pasar un día con el cuerpo!

©Traducido del original italiano por Pablo Cervera Barranco

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Comentarios
25 comentarios en “Predicación del Viernes Santo del cardenal Cantalamessa: «¿Qué es la verdad?»
  1. En el concilio se instauró la relatividad de la verdad en la iglesia, a partir de entonces no hay verdades definitivas ni dogmas, cualquier creencia es buena para salvarse. Esta tarde el cardenal Cantalamessa ha dado un giro radical a este desvarío histórico. Delante de los continuadores de la herejía, ha proclamado que la Verdad existe y que esta es Cristo. Espero que esto le haya hecho reflexionar a Francisco y que vuelva al camino de la Verdad, que siempre en la iglesia fue Cristo y que todo pasa por Él.

    1. Caradeplata: hay que distinguir el Concilio del «espíritu del Concilio» del propio Concilio Vaticano II.
      El Concilio Vaticano II tiene dos Constituciones Dogmáticas: Dei Verbum (Constitución Dogmática sobre la Divina Revelación)
      Lumen Gentium (Constitución Dogmática sobre la Iglesia).

  2. Segunda vez que el Cardenal Cantalamessa me sorprende favorablemente. Lamentablemente quien y quienes debieran atender estas palabras harán -como siempre- oídos sordos a la verdad proclamada

    1. Cantalamessa predica muy pero que muy bien. Si las homilías d Elas parroquias fueran la mitad de buenas que está, otro gallo nos cantaría. Es muy patriótico, cita filósofos,teólogos, las Escrituras… Me parece un hombre, en general, sobresaliente predicando

  3. Querido Cantalamessa, la verdad es que Bergoglio es un heresiarca excomulgado latae sententiae non declarata con sede impedida, por aprobar la comunión y absolución de los adúlteros impenitentes en Amoris laetitia y el rescripto de 5 de junio del 2017, publicado en el AAS del 7 de octubre del 2016, que lo eleva a falso magisterio auténtico.

    También por no contestar a las Dubia del 2016, y por no impedir la aplicación de Amoris en Roma, Valle de Aosta, Piamonte, Las Marcas, Sicilia, Malta, Lisboa, Oporto, Coimbra, Braga, Fátima, Leiria, Bélgica, Alemania y Buenos Aires.

    Además, es idólatra por no arrepentirse por la adoración del Rito de la Madre Tierra de la Pachamama el 4 de octubre del 2019 en los jardines del Vaticano, y su entrada en la basílica del Vaticano ante la tumba de San Pedro.

    Lo demás es palabrería…

  4. El cardenal Cantalamessa pone el dedo en la llaga… De un plumazo echa por el suelo todos los modernismos sincretistas que hablan de Dios sin hablar de Jesucristo, el Hijo de Dios vivo, la segunda Persona de la Santìsima Trinidad, que se hizo hombre y visitò este mundo para enseñarnos la Verdad y dar Su vida para pagar nuestras deudas…y asì abrirnos las puertas del Cielo. Jesucristo, Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho.

  5. Gracias apreciado Cardenal cuanto bien me ha hecho su homilia de Viernes Santo
    En una breve síntesis ha puesto delante de los que lo escuchamos una verdad argumentaba con los problemas más acuciantes del mundo de hoy. Problemas que “no son nuevos” pero que se revelan en estos tiempos, con una agudeza inusitada

  6. La Verdad es Cristo. La Palabra viva. La Palabra escrita es la Biblia.

    La Palabra escrita si es interpretada solamente por la razón da lugar a miles de versiones distintas de la Verdad, de ahí puede surgir el relativismo.

    La Verdad brota de la interpretación q el Esp. Santo hace de la letra desde nuestro corazón. Y es una revelación q nos da a cuentagotas, no toda de una vez sino en la medida q podamos asimilarla.

    Tenemos la verdad revelada q es custodiada por la Iglesia y a la cual debe sujetarse la Verdad q recibimos del Esp.Santo al leer la Biblia con lectio Divina, a través de nuestras circunstancias o de mil maneras.

    Pero a cada uno de nosotros el Esp.Santo nos va escribiendo esa verdad en nuestro corazón ,a poquitos, ampliàndola cada vez màs.Y es escribiéndola en nuestro corazón q la conocemos en la plenitud del amor.

    Por eso todos estamos en camino pq la fuente de la Verdad es inagotable y se nos suministra a todos a un ritmo distinto.

    1. «La Palabra escrita si es interpretada solamente por la razón da lugar a miles de versiones distintas de la Verdad, de ahí puede surgir el relativismo. La Verdad brota de la interpretación q el Esp. Santo hace de la letra desde nuestro corazón»

      De ninguna de las maneras: la única intérprete autorizada de las Sagradas Escrituras es la Iglesia católica, no cada uno que cree que el Espíritu Santo le inspira una interpretación que cree correcta. Eso es luteranismo puro. Si usted cree que el Espíritu Santo le inspira algo diferente a lo siempre sostenido y enseñado por la Iglesia, sin ningún género de dudas usted se equivoca y dicha «inspiración» o es propia, o es diabólica. La verdad ya está revelada, por lo que no se necesita que Dios se la confirme por medio de inspiraciones (y menos poquito a poquito), sino que usted la acepte.

      1. ACS es luterano y no lo sabe. Cree en la sola Escritura y en el libre examen.
        Cree que leyendo la biblia sin necesidad de razón ni de Tradición que la interprete, el Espíritu Santo ya le inspira el significado Gnostico que se oculta misteriosamente.
        Esta es la Nueva Teología del Vaticano II.

        1. No, no ha dicho lo que yo he escrito. Ha escrito ésto:

          «La Verdad brota de la interpretación q el Esp. Santo hace…»

          Para empezar, dice una bobada al principio de su frase, ya que el Espíritu Santo no hace ninguna interpretación de nada (ni falta que le hace, porque Dios es Omnisciente y no necesita interpretación alguna de nada).

          «…de la letra desde nuestro corazón»

          No es verdad: la Verdad fue revelada de una vez y para siempre y dicha Revelación acabó con la muerte del último Apóstol. Si hay algo que interpretar de las Sagradas Escrituras sólo puede hacerlo la Iglesia, no usted «desde su corazón». Si usted no acepta la exégesis bíblica católica es cosa suya, pero deje de hacerse pasar por católica, pues lo que usted cree y suele defender no lo es.

          1. Catolicvs,

            La lectio divina es una oración en la q el Esp.Santo nos habla desde un texto bíblico a cada uno de nosotros.

            Y es católica 100%

          2. ¿Y qué tiene que ver la ‘Lectio divina’ con lo que yo le he dicho o con usted? Usted no emplea dicho método, consistente en la lectura diligente de la Sagrada Escritura (cuya interpretación correcta sólo corresponde a la Iglesia) acompañada de la oración, sino que malinterpreta las Sagradas Escrituras al margen de la exégesis bíblica católica y del magisterio bimilenario de la Iglesia, sacando pasajes de contexto e interpretándolos como quiere, al igual que hacen los protestantes o los Testigos de Jehová. Se parece lo que usted hace a la ‘Lectio divina’ como un huevo a una castaña.

  7. El error de Cantalamesa es hablar de ateísmo omitiendo el infierno. En vez de decir que la consecuencia de la incredulidad es el infierno, dice que la consecuencia sólo es «haber vivido en vano o haber desperdiciado la vida». Dice incluso que un señor ateo admirado por otros ateos, ahora está delante de Dios. Esto de quedarse en la ambigüedad es demoníaco, porque se puede sobreentender que ha dicho que a ateo muerto, visión beatífica. No lo ha dicho, pero ¿por qué no habla claro?. Ese lenguaje ambiguo irenista conciliador por el cual cada uno oye lo que quiere oír, no es el lenguaje de la iglesia.
    Le falta añadir la coletilla: «Santos católicos, Santos ateos y Santos de todas las religiones»

    1. Siempre hacen lo mismo: dicen sin decirlo y dan a entender lo que no se atreven a decir claramente, para que el progre oiga un discurso progre y el conservador lo oiga conservador. El tradicional sabe que San Pío X condena ese tipo de lenguaje.
      Lo que dicen que no dicen es: que el pueblo de Dios es la humanidad, que la Iglesia es la humanidad, que la iglesia de Cristo subsiste en la católica como subsiste en el resto de la humanidad, porque lo que salva es la encarnación en la naturaleza humana para dignificarla y revelar así al hombre el propio hombre.

      1. ¿En vez de hablar de Tolkien y del sentido cristiano de Narnia, por qué no hablan del magisterio enseñado por los papas anteriores al concilio?
        ¿Cuando van a citarlo o a exponerlo una sola vez? ¿De qué tienen miedo? Yo sé por lo que es: porque habla de ellos.

        1. Cantalamessa citó la carta 250 de Tolkien, de 1963, a su hijo Michael, que era sacerdote. Es una carta magnífica y muy profunda y actual (por eso la cita Cantalamessa): Tolkien menciona a dos papas en ella, San Pedro («el absurdo y cobarde Simón Pedro») y Pío X («Supongo que la más grande reforma de nuestro tiempo fue la llevada a cabo por San Pío X: sobrepasó cualquier cosa, por necesaria que fuese, que el Concilio [Vaticano II, que empezó en 1962] lograse. Me pregunto en qué estado se encontraría la Iglesia si no hubiese sido por ella».
          [Parece que Tolkien se refería a la comunión diaria y facilitar la comunión de los niños, que antes de Pío X era infrecuente, porque su carta insiste en la importancia de la comunión frecuente, aún con curas malos e indignos].

  8. La Santa Sábana nos brinda la posibilidad empírica de creer en la Resurrección de Jesús, tal como parece demostrar un libro reciente de una forma muy novedosa: «Ultima teoria sobre la Santa Sábana. Acaba de salir nuevo libro sobre la Santa Sábana que resuelve el famoso enigma sobre lo que vio el apóstol Juan para luego creer en la resurrección de Jesús. Fue una “foto” del cuerpo de Jesús hecha a propósito para la posteridad.
    SAN JUAN EVANGELISTA “VIO Y CREYÓ” (JN 20,8) ¡Y NOSOTROS TAMBIÉN! Editado por AMAZON.
    El Evangelio de Juan nos dice que el discípulo amado y Pedro vieron los lienzos puestos y el sudario de la cabeza puesto aparte. El autor interpreta “lienzos” en la acepción de “telas pintadas”, o sea, dos imágenes que se corresponden con las dos figuras del cuerpo de Jesús reflejadas en la Sábana Santa que se conserva en Turín. Y el sudario fue apartado milagrosamente por los Ángeles de la Resurrección para que la cabeza también saliera gravada en la Sábana Santa. Foto expresa

  9. La Verdad no puede ser un acertijo, ni una fórmula que explique la constitución de la materia. Ni siquiera la historia completa de la creación como si fuera un documental. Todo eso nos podría marvillar por un tiempo pero nos dejaría fríos. Y eso que significa para mi? Es interesante, pero como responde a preguntas fundamentales Quien soy? Para que estoy aqui? Que tengo que hacer? cual debe ser mi meta? Por qué sufro y sufre el mundo? Hay esperanza en un mundo mejor? Que es la muerte? Que me espera cuando muera?

    Por eso la verdad no puede ser una cosa ni un acertijo ni una formula, ni la expliación que buscan los científicos, que nos pueda parecer fascinante pero que luego nos deje fríos porque no responde a las preguntas esenciales anteriores.

    Por eso la Verdad solo puede ser una Persona: Jesucristo, que llena el alma de sentido porque responde a esas preguntas a través de su predicación de su vida ejemplar y de su demostración del amor de Dios a través de sus sufrimientos.

  10. La verdad no puede ser una cosa ni un acertijo ni una formula, ni la expliación que buscan los científicos, que nos pueda parecer fascinante pero que luego nos deje fríos porque no responde a las preguntas fundamentales que muchos se hace y otros ni se atreven a hacerse: Quien soy? Para que estoy aqui? Que tengo que hacer? cual debe ser mi meta? Por qué sufro y sufre el mundo? Hay esperanza en un mundo mejor? Que es la muerte? Que me espera cuando muera?

    Por eso la Verdad SOLO puede ser una Persona: Jesucristo, que llena el alma de sentido porque responde a esas preguntas a través de su vida ejemplar que nos sirve de modelo, de su predicación que responde a nuestra preguntas y por la demostración del amor de Dios a través de sus sufrimientos, que es una prueba irrefutable de su autenticidad, que da firmeza a nuestras esperanzas.

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