En una reciente entrevista, el obispo católico de Odessa, ciudad portuaria ucraniana asediada por las tropas rusas, Stanislav Syrokoradjuk, ha reprochado al Santo Padre que no sea suficientemente explícito nombrando a los culpables de esta guerra.
«Todo debe llamarse por su nombre, como lo está haciendo todo el mundo hoy”, asegura Syrokoradjuk en la entrevista. ¿Por qué no podría hacerlo también el Pontífice? La raíz del mal debe ahora llamarse por su nombre».
Y el nombre es, naturalmente, Vladimir Putin, a quien el Pontífice ha evitado cuidadosamente citar en sus ya abundantes y encendidos discursos condenando esta guerra.
El Vaticano también ha sido claro sobre esto, con un expediente al que, por otra parte, ya deberíamos estar acostumbrados: todos somos culpables. Esta dilución de la culpa, que se lleva décadas aplicando a cualquier cosa, desde los atentados racistas hasta los atentados islamistas, puede parecer profunda y solemne, apta para un examen de conciencia de la sociedad en su conjunto. Pero, en la práctica, lleva a una absolución preventiva universal: lo que es culpa de todos, no es culpa de nadie en concreto.
Eso no significa que el Papa haya errado al evitar concentrar todo el problema en un hombre, Putin. Por el contrario, esa simplificación supondría una implicación del Vaticano en un conflicto del que su mayor interés es que termine.
Por otra parte, la actitud de Syrokoradjuk es, cuanto menos, comprensible: en una guerra la neutralidad no es una opción, más aún cuando están invadiendo tu país, y así es lógico que el obispo, como el presidente Zelensky, clame por ayudas en forma de armamento, algo que tantas veces ha criticado el Santo Padre.
Pero fuera de ese ‘pronto’, el prelado ha alabado la postura del Papa, que se ha ofrecido a visitar una Ucrania en guerra. “De momento no está en la agenda”, dice. “Todavía no hay nada oficial, por ahora las prioridades a tratar son otras”. Syrokoradjuk afirma que Bergoglio está haciendo todo lo posible: “El Papa siempre ha pedido una solución pacífica a los problemas, no solo a partir de hoy. Si lo hubieran escuchado, no habría habido invasión rusa de Ucrania”.