El equipo de Lanceros de España se ha reunido para hacer balance de la primera etapa, de la cuarta fase, del tercer sector, del quinto aspecto, del primer cuadrante, de la séptima propuesta del sínodo.
De los miembros habituales de equipo ninguno recordaba que en su parroquia se hubiera hablado del Sínodo. Bueno, para ser precisos, uno, que vive en el sur, tenía una vaga idea de que un día, un joven y prometedor vicario parroquial recordó a los presentes que esa noche era la primera reunión del Sínodo. Primera, según comentó, y última.
En esa estábamos reunidos cuando la Conferencia Episcopal, con la precisión que caracteriza todo lo suyo, hizo públicos algunos datos sobre cómo va el sínodo en España. Datos que fueron comentados en la asamblea de Lanceros y que ahora resumo.
Dicen desde la Conferencia: “Número aproximado de parroquias: hay un gran número de diócesis en las que están implicadas más de 100 parroquias”. Precisión al máximo. Gran número de diócesis, ¿cuántas? Más de 100 parroquias, 110, 120, 130… ¿Cuál es la media de parroquias en las diócesis españolas? 200, 300, 400…
“Número aproximado de grupos: muchas diócesis superan los 100 grupos y en varias, se han contabilizado más de 300”. ¿De cuántas parroquias, grupos, movimientos, religiosos y -as, plataformas, asociaciones de vecinos? ¿Cuántos miembros en cada grupo? ¿Un grupo de dos, de tres, de veinte?¿Cuáles son las diócesis que superan los 100 grupos? ¿Y las que tienen más de 300? Por favor, díganlo claro para poner a sus obispos en el cuadro de honor sinodal.
Atentos. “Participación mayoritaria de mujeres, un 70%”. Es decir, el Sínodo de las mujeres. Se supone que saldrá todo muy femenino. Será quizá porque los hombres no pintan nada en la Iglesia. Por favor, que aprovechen ahora las mujeres para pedir el sacerdocio, el episcopado y el cardenalato. Una oportunidad histórica.
Ojo al dato: “La edad media de los participantes se sitúa entre 55 y 60 años”. Un sínodo de jóvenes y muy rejuvenecido. Habría que decir un sínodo de pre-jubilados.
“Perfil de participantes, dice la Conferencia Episcopal, respecto a su compromiso parroquial: catequistas; órganos sinodales parroquiales; liturgia; delegaciones diocesanas; hermandades y cofradías; centros de enseñanza; cáritas; prisiones; pastoral de la salud; misiones; y grupos de oración…”.
Esto de los “órganos sinodales parroquiales” lo deben aclarar. ¿Órgano o instrumento de…?¿Qué tipo de órgano?
Para añadir más precisión a los datos del sínodo, fíjense en lo que dicen: “Perfil de los participantes según su relación con la Iglesia: Laicos adultos, en torno a un 80%; jóvenes, en torno a un 10%; niños y adolescentes, en torno a un 5%; miembros de asociaciones, en torno a un 20%; consagrados/religiosos y sacerdotes, en torno a un 10% (en grupos de parroquias); y miembros de otras Iglesias, nula, excepto casos muy puntuales”.
¿Solo consagrados/as y sacerdotes en torno a un 10%? ¿A quién le está interesando el sínodo? Si no le interesa a los curas, ¿por qué será?
No se pierdan esta afirmación de los responsables españoles del sínodo: “Según los datos recopilados en las diócesis, no ha sido fácil llegar a las personas alejadas de la Iglesia. Sin embargo, sí se ha conseguido implicar a asociaciones civiles, miembros de partidos políticos, de prisiones, centros de acogida, universidades y centro educativos, o usuarios de servicios como Cáritas”.
Qué pena. ¡Con lo bien que hubieran quedado unos cuantos ateos, agnósticos, anticlericales, laicistas, comunistas, seguidores de sectas varias, etc. hablando sobre lo que debe ser la Iglesia y lo que esperan de Dios y de la Iglesia!
Ya se ve quien no se consuela es porque no quiere. Gran éxito esto del Sínodo…
Diego Lanzas
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El sínodo de la sinodalidad no le interesa a los católicos, y menos mal, pues nada bueno saldrá de él. Es plausible que lo hayan organizado como excusa para implementar los cambios que están en la agenda de Francisco.
¿Sínodo? ¿Y éso qué es? Ah, sí: esas reuniones asamblearias de obispos elegidos a dedo donde, cuando no sale en democrática votación el resultado querido por el jefe, se cambian sobre la marcha las reglas que previamente se han estipulado para la aprobación de las «verdades» discutidas y se cuenta a todo el mundo que los disparates han sido el resultado de la inspiración del «espíritu» (no se sabe de cuál), aunque choque con las matemáticas. ¡Y ojo al que diga lo contrario!
Hace años, Elías Yanes, arzobispo de Zaragoza, organizó un sínodo diocesano, en el que muchos participamos. Avanzadas las reuniones sinodales, algunos descubrimos que las conclusiones estaban elaboradas ya antes de la apertura del dichoso sínodo y casi todos los grupos nos autodisolvimos, ante el tongo patente. ¿Qué quería hacer Yanes? No se llegó a saber, porque las conclusiones fueron un refrito de tópicos insustanciales. Más de lo mismo: quien tiene autoridad, si la tiene, manda y dispone y no hace falta que sea por métodos broncos o autoritarios, y si quiere escuchar el consejo o el criterio del pueblo fiel, lo hace. Pero trampas demagógicas no; es una forma rastrera de mentir.
Por cierto, guardo la documentación, no es una fantasía.
Es como Rahner con el vaticano II, que ya lo traía escrito de su casa y consiguió cambiar las reglas porque no salía lo que él quería. Se lo revelaría el demonio en un extasis de soberbia seguramente.
Cuando terminen las asambleas con sus propuestas y ¿votaciones?, se va a aprobar lo que la cúpula ya tenía en carpeta para colar con el truco del sínodo.
Posibles nominaciones a cardenales para Soros, Rothchild, Gates, etc. de la élite.
Leo perplejo el titular (Fracaso del sínodo en España), el texto y los dos comentarios y no llego a comprender por qué desde estas páginas se ataca con ferocidad el proceso sinodal de la Iglesia. ¿Alguno de ustedes me puede explicar que tiene de malo este proceso sinodal? ¿Qué miedo tienen ustedes que tanto lo critican? ¿Es acaso malo escucharnos entre los que formamos el Pueblo de Dios? ¿Es malo acaso el incrementar la comunión, la participación y el discernimiento entre todos? ¿Es peligroso para la Iglesia acabar con una verticalidad donde el cura lo decide todo y sólo deja participar a los laicos para barrer la iglesia y que laven los manteles del altar? ¿Dónde está el peligro en que el obispo escuche más a sus fieles antes de decidir? En este proceso sinodal no se desea modificar ningún punto de la doctrina católica y, por supuesto, ningún dogma. Entonces, ¿me pueden explicar de dónde viene el odio al Sínodo? No será sólo porque lo ha convocado el papa Francisco ¿verdad?
Creo que el ataque de muchos al sínodo es, justamente, porque en vez de ser lo que usted ha dicho (que sería magnífico: los obispos y los sacerdotes escuchando y dialogando más en temas pastorales, organizativos, etc… todo el pueblo de Dios escuchándose) se está convirtiendo en la excusa de muchos para intentar cambiar dogmas de fe y enseñanzas de moral. Yo, que soy bastante experto en historia de la Iglesia, sé que en los primeros siglos los sínodos cada vez fueron usándose cada vez más para intentar imponer posturas heréticas por parte de algunos obispos dísconformes con la fe de la Iglesia. Por eso, entre otras razones, la Iglesia dejo que se fueran poco a poco diluyendo. Muchos tememos que este sínodo se quiera instrumentalizar para cambios en la fe. Y esto no es ver fantasmas donde no los hay. Basta ver lo de los alemanes, que han disfrazado su total ruptura con la Sagrada Escritura, Tradición y Magisterio bajo un camino sinodal.
Podría ser como usted dice pero hasta ahora no hay ningún razón de peso para pensarlo. El mal llamado sínodo de Alemania que se ha convertido en asamblea no debe ser modelo sinodal para el resto de la Iglesia ni excusa para denigrar el proceso sinodal que estamos viviendo. No veamos fantasmas donde no hay.
¿Cómo que «hasta ahora no hay ningún razón de peso para pensarlo»? Usted debe de tener muy mala memoria: ¿no recuerda lo que ocurrió con el sínodo de la familia? Ni aun escogiendo a los obispos a dedo lograron que pasaran el filtro ciertos temas. Pues, así y todo, salió de aquel timo la nefasta «Amoris laetitia» que contradice la moral católica y el magisterio de la Iglesia y, en especial, el de Pablo VI y Juan Pablo II (no hay que remontarse siquiera a los «rígidos» Papas preconciliares), cuyas citas fueron retorcidas para hacerles decir lo que no dijeron nunca, con todo desparpajo. El que está en curso no es el primer sínodo, sino el último en lo que llevamos de larguísimo pontificado.
Por ejemplo el Sínodo de Pistoya en 1786
La doctrina catolica lleva sesenta años modificada, no colaría modificarla otra vez.
La Iglesia la fundó Cristo vertical. ¿no te gusta? A los siniestros tampoco le gusta.
¿No será que nos estás tomando el pelo?
Si lees lo que se comenta día a día, sabrás de qué se trata.
Entonces no se ponen de acuerdo para convocar un sínodo que trata sobre si se va a convocar o no un sínodo.
Pues propongo un tercer sínodo para resolver el segundo.
No es muy difícil entonces adivinar el tema a debatir en el primer sínodo por convocar: si hay que convocar un sínodo o no.
Va a ser el Vaticano II, que se ve que afecta al circuito neuronal.
… Y se han quedado en bucle mental.
Ese precepto tradicional de primero definir el significado de las palabras para empezar a razonar con coherencia aquí en este entuerto no va a funcionar. Ejemplo:
«sinodalidad: dícese del arte de convocar sínodos».
Todo esto solo da risa, pero una risa amarga, por tanto disparate a costa de lo más sagrado.