Merry del Val, el hombre de confianza de san Pío X

Merry del Val aniversario muerte
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La sombra del  Papa Sarto, elegido por él secretario de Estado del Vaticano con tan sólo 38 años, moría un día como hoy en Roma hace 92 años.

Merry del Val es una de las grandes figuras de la jerarquía eclesiástica de los últimos tiempos. De origen noble, medio español y medio inglés, este hombre llegó con una extraordinaria juventud a los puestos más altos a los que un clérigo pueda aspirar, algo que no fue óbice para legar una gran fama de santidad y ser un exponente de la humildad; tanto, que es autor de una de las oraciones más impactantes sobre esta importante virtud: las letanías de la humildad.

Rafael Merry del Val y Zulueta nació en Londres el 10 de octubre de 1865, en plena época victoriana.​ Descendiente de una familia noble irlandesa afincada en Sevilla,​ era hijo de Rafael Carlos Merry del Val, sevillano, y de Sofía Josefa de Zulueta y Wilcox, londinense.

El matrimonio se había establecido en Londres en la casa de Pedro Juan de Zulueta y Ceballos, abuelo de Josefina. Allí nacieron sus cinco hijos: Alfonso, Rafael, Pedro, María y Domingo.

En 1868, tras la Revolución Gloriosa, el padre acudió a París a recibir a Isabel II. La Reina le confió sus joyas para que las custodiase en Londres. El padre del cardenal también tomó parte activa en la Restauración y en la pacificación de España tras las guerras carlistas: el 11 de marzo de 1875, en el hotel Mirabeau de París, actuó como comisionado del gobierno de España, junto con el duque de Santoña, en la entrevista que mantuvieron Alfonso XII y el general carlista Ramón Cabrera y en la que el general reconoció a Alfonso como rey de España.

Con la Restauración, fue nombrado ministro de España en Bruselas. Tomó posesión del cargo en 1876. De allí pasó a la embajada de Viena en 1887. Debido a la carrera de su padre, por tanto, Rafael realizó sus estudios escolares en colegios jesuitas ingleses y belgas. Con veinte años llega a Roma para terminar su preparación en el Colegio Pontificio Escocés.

A través del embajador ante la Santa Sede, marqués de Molins, el padre del futuro purpurado obtuvo una entrevista con el Papa León XIII, con el objeto de presentarle a su hijo Rafael. En esa entrevista se decidió que Rafael asistiera a la Academia de Nobles Eclesiásticos de Roma, la actual Academia Pontificia Eclesiástica, cantera del cuerpo diplomático de la Santa Sede. El Papa le nombró monseñor cuando aún no era sacerdote y le utilizó para misiones diplomáticas en Inglaterra y Alemania. En 1888 era ordenado sacerdote.

En 1900, León XIII le nombró arzobispo titular de Nicea y presidente de la Academia Pontificia de Nobles Eclesiásticos; tenía 35 años.

A la muerte de dicho pontífice, murió también el prelado que desempeñaba la función de secretario del Sagrado Colegio. La noticia cogió desprevenidos a los cardenales, que no dudaron en pedirle a Merry del Val que lo sustituyera.

Por tanto fue protagonista del cónclave de 1903, que pasó a la historia, no sólo porque en él fue elegido Giuseppe Sarto como Pío X, sino por el famoso veto del emperador austrohúngaro Francisco José I al todopoderoso cardenal Mariano Rampolla del Tindaro, quien ejerciera como secretario de Estado durante el pontificado de León XIII. Aquí les contamos este interesante episodio.

El 4 de agosto, los cardenales eligieron al cardenal Sarto como pontífice. El elegido respondió así a la pregunta ritual: «Quonianm calix non potest transire, fiat voluntas Dei [Puesto que el cáliz no puede pasar, hágase la voluntad de Dios]. Lleno de confianza en la protección divina y de los santos apóstoles Pedro y Pablo y de los santos pontífices que se han llamado con el nombre de Pío, sobre todo de los que extremadamente combatieron contra las sectas y los errores del siglo pasado, asumo el nombre de Pío X».

El mismo día de su elección, Sarto nombró a Merry del Val pro-secretario de Estado en sustitución de Rampolla. Este nombramiento sorprendió a muchos por su juventud: tenía 38 años, muy joven para ser el segundo hombre más poderoso de la Santa Sede; además, ni siquiera era cardenal.

Esto se solucionó pronto, ya que en el consistorio del 12 de noviembre de 1903, fue creado cardenal presbítero, con el título de Santa Práxedes, y fue confirmado como secretario de Estado, cargo que mantendría durante todo el pontificado de Sarto, junto con el de prefecto de la Casa Pontificia.

En la imposición de la birreta roja, el Papa elogió de esta forma al joven purpurado: «El buen olor de Cristo, señor cardenal, que ha difundido en todos los lugares, incluso en su temporánea morada, y las obras múltiples de caridad, a las que continuamente en los ministerios sacerdotales se ha dedicado, especialmente en esta nuestra ciudad de Roma, le han conquistado, con la admiración, el aprecio universal». Y es que Merry del Val dedicaba muchos esfuerzos a obras de caridad entre los muchachos del barrio de Trastévere.

Pío X y Merry del Val, de orígenes completamente diferentes -Sarto era de origen muy humilde, el cardenal provenía de la aristocracia-, formaron un tándem formidable. Haciendo poca o ninguna política exterior, se preocuparon en gobernar y renovar la Iglesia: reformaron la Curia, codificaron el Derecho canónico y, sobre todo, lucharon con ímpetu contra el avance modernista.

En 1914, tras la muerte de Pío X y el ascenso al papado de Benedicto XV, el cardenal Merry del Val fue cesado en dichos cargos, sustituyéndole en ambos el cardenal Ferrata, quien moriría ese mismo año; a éste le sucedería Pietro Gasparri, quien firmaría los Pactos de Letrán en 1929.

Desde el 14 de octubre de 1914 hasta el día de su muerte fue secretario de la Sagrada Congregación del Santo Oficio, por designación de Benedicto XV. Este cargo era por entonces el máximo de dicho dicasterio, ya que su prefecto era el propio Pontífice; si lo compararamos con la actualidad, Merry del Val fue nombrado prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe.

Falleció en Roma el 26 de febrero de 1930, mientras era operado de apendicitis. Había manifestado su deseo de ser enterrado cerca de san Pío X, por lo que su cuerpo descansa en las grutas de la Basílica de San Pedro. En su testamento dejó escrito: «Dejo todo lo que tengo a la Congregación de Propaganda Fide para las misiones más pobres».

En su tumba leemos estas palabras que él mismo escribió en su testamento: «Deseo ser sepultado con la mayor sencillez. Que en mi tumba se escriba solamente mi nombre con estas palabras: Da mihi animas, caetera tolle ― “Dadme  almas y llevaos las demás cosas―, el anhelo de toda mi vida.

En 1953 se inició su proceso de beatificación. Actualmente es venerable.

Les dejamos las ‘letanías de la humildad’ que nos dejó este gran cardenal:

Jesús manso y humilde de Corazón, -Óyeme.

Del deseo de ser lisonjeado, Líbrame Jesús

Del deseo de ser alabado, Líbrame Jesús

Del deseo de ser honrado, Líbrame Jesús

Del deseo de ser aplaudido, Líbrame Jesús

Del deseo de ser preferido a otros, Líbrame Jesús

Del deseo de ser consultado, Líbrame Jesús

Del deseo de ser aceptado, Líbrame Jesús

Del temor de ser humillado, Líbrame Jesús

Del temor de ser despreciado, Líbrame Jesús

Del temor de ser reprendido, Líbrame Jesús

Del temor de ser calumniado, Líbrame Jesús

Del temor de ser olvidado, Líbrame Jesús

Del temor de ser puesto en ridículo, Líbrame Jesús

Del temor de ser injuriado, Líbrame Jesús

Del temor de ser juzgado con malicia Líbrame Jesús.

Que otros sean más amados que yo, Jesús dame la gracia de desearlo

Que otros sean más estimados que yo, Jesús dame la gracia de desearlo

Que otros crezcan en la opinión del mundo y yo me eclipse, Jesús dame la gracia de desearlo

Que otros sean alabados y de mí no se haga caso, Jesús dame la gracia de desearlo

Que otros sean empleados en cargos y a mí se me juzgue inútil, Jesús dame la gracia de desearlo

Que otros sean preferidos a mí en todo, Jesús dame la gracia de desearlo

Que los demás sean más santos que yo con tal que yo sea todo lo santo que pueda, Jesús dame la gracia de desearlo

Oración:

Oh Jesús que, siendo Dios, te humillaste hasta la muerte, y muerte de cruz, para ser ejemplo perenne que confunda nuestro orgullo y amor propio. Concédenos la gracia de aprender y practicar tu ejemplo, para que humillándonos como corresponde a nuestra miseria aquí en la tierra, podamos ser ensalzados hasta gozar eternamente de ti en el cielo.

Amén.

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Comentarios
7 comentarios en “Merry del Val, el hombre de confianza de san Pío X
  1. No es venerable, la Santa Sede no se ha manifestado según sus virtudes heroicas… Confunde el escritor, es siervo de Dios aún está por investigarse a nivel diocesano…

    1. La postulación de la causa fue encargada por el episcopado español al Pontificio Colegio Español de San José en Roma, gestionado por la Hermandad de los Operarios Diocesanos.

  2. Qué bonitas, y qué difíciles son también, las letanías de la humildad. Las rezo una vez a la semana; fracaso constantemente en los propósitos que se piden, pero hay que seguir intentándolo…

  3. Había aquí en Guadalajara un Obispo que diario en su programa de radio la decía. Y era muy humilde, yo creo que la tenía grabada en su corazón.
    Y me da pena no recordar su nombre. Pero si que será efectiva el estarla repitiendo Enrique M.

  4. La parte del temor habla de la parte «valiente» de la humildad.
    La humildad no es ser apocado. Por temor a perder la estima y orgullo no se hacen muchas cosas.

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