Manuel Barrios Prieto nació en Madrid en 1962. Después de pasar su infancia y juventud en Roma estudiando en una escuela inglesa, fue ordenado sacerdote en la Basílica de San Juan de Letrán en 1988, después de haberse formado en el Pontificio Seminario Mayor Romano.
Barrios Prieto estudió filosofía y teología en la Pontificia Universidad Gregoriana, obtuvo un doctorado en teología en 1998 y se graduó en psicología en la UNED de España. Es reconocido como psicólogo europeo especializado en psicoterapia por la Federación Europea de Asociaciones de Psicólogos (EPFA). Desde 2011 es Director del Secretariado para el Ecumenismo y el Diálogo Interreligioso de la Conferencia Episcopal Española (CEE) y desde hace veinte años es párroco de la parroquia de Santa Catalina de Alejandría en Madrid.
Anteriormente, fue delegado episcopal para la pastoral familiar en la archidiócesis de Madrid (2002-2011), arcipreste del decanato de Barajas (2003-2012) y profesor de teología en los Institutos de Ciencias Religiosas San Agustín (2000-2011) y San Dámaso (2001-2010).
Desde el 1 de septiembre de 2019 es secretario general de COMECE, la Comisión de las Conferencias Episcopales de la Unión Europea que está compuesta por las Conferencias Episcopales Católicas de todos los Estados miembros de la Unión Europea.
Entrevista hecha por Infovaticana:
P-Hace unos días que se nombró a Roberta Metsola como nueva presidenta del Parlamento Europeo, ¿qué esperan de ella los obispos europeos?
R-Como de todo representante oficial de las instituciones europeas, y sobre todo de los responsables de las tres principales instituciones de la Unión Europea que son el Parlamento, la Comisión y el Consejo, esperamos una conducta ejemplar en el respeto de los tratados y las normas que nos hemos dado. La Iglesia, tanto a través de la COMECE, como de la Conferencia Episcopal de Malta, ha manifestado su alegría por esta elección. Roberta Metsola, como vicepresidenta primera del Parlamento Europeo, ha sido la responsable para esta institución en los últimos dos años del diálogo con las Iglesias según establece el artículo 17 del Tratado del Funcionamiento de la Unión Europeo y lo ha hecho francamente bien. Contamos y esperamos que se mantenga este diálogo cercano y correcto con ella.
P-¿Ha perdido Europa su identidad, basada en las raíces cristianas?
R-Yo diría que no. En el contexto geopolítico la Unión Europea, en comparación con otros actores como China y Rusia, y también Estados Unidos, es la que más defiende la dignidad de todo ser humano y el sentido de la gran familia humana, y esto viene de sus raíces cristianas. La Unión Europea como proceso único en el mundo de superar e integrar los estados nación creando un espacio de paz, bienestar y democracia también es fruto de sus raíces cristianas y del pensamiento de los Padres Fundadores, muchos de ellos cristianos comprometidos y algunos de ellos en proceso de beatificación. Robert Schuman, por ejemplo, fue declarado venerable por la Iglesia el año pasado.
Sin embargo, también es verdad que en Europa existen otras concepciones antropológicas y otras corrientes de pensamiento que van en contra de valores fundamentales, como el respeto por la vida humana en toda sus fases y la esencia de la familia fundada en la unión estable entre un hombre y una mujer abierta a la vida. También hay actitudes claramente no cristianas en lo que se refiere, por ejemplo, a nuestra forma de acoger y ayudar a tantas personas desesperadas que llegan a nuestras fronteras huyendo de la persecución, el hambre y la guerra, buscando un futuro más digno para ellos y su familia.
P-¿Cuál es su tarea como secretario general de COMECE?
R-La Comisión de las Conferencias Episcopales de la Unión Europea (COMECE) se fundó hace algo más de 40 años para representar a la Iglesia católica de los países miembros ante las instituciones europeas. Nuestro órgano fundamental de decisión es la asamblea plenaria compuesta por obispos delegados de las Conferencias Episcopales de los 27 países miembros. Nuestra misión es seguir de cerca el proceso de integración europeo, monitorear las políticas europeas y mantener un diálogo con las instituciones. Para hacer esto la COMECE se apoya en un Secretariado que tiene su sede en Bruselas y que cuenta con un equipo de unos 15 profesionales. Yo soy el secretario general de esta institución, dirigiendo este equipo y manteniendo los contactos con las Conferencias Episcopales.
Es importante tener en cuenta que la Iglesia católica cuenta con dos organismos regionales en Europa que reúnen a las Conferencias Episcopales del continente. Junto con la COMECE, está el Consejo de Conferencias Episcopales de Europa (CCEE), con sede en Suiza, que está conformado por todas las Conferencias Episcopales de Europa; éste tiene un perfil más pastoral y trata a los asuntos que afectan a la Iglesia en nuestro continente en cuanto tal, favoreciendo la colegialidad y la comunión eclesial. Nuestra misión como COMECE es de diálogo con el mundo político y nos limitamos a tratar temas que son competencia de la Unión Europea. Es importante tener presente esta diferencia porque algunas veces se confunden los dos organismos y se nos pide a la COMECE abordar asuntos que no son de nuestra competencia.
P-¿Qué papel juega COMECE dentro de la UE?
R-Como representación oficial de la Iglesia católica en los países miembros de la Unión Europea juega un papel fundamental ante las instituciones porque representa a muchos ciudadanos de la Unión y según los tratados la UE está obligada a mantener un diálogo con las Iglesias.
P-¿Cuáles son los temas que más preocupan ahora a los obispos europeos?
R-De los temas que son competencia de la Unión Europea, en nuestras reuniones con frecuencia hablamos de las migraciones, de la frontera este de Europa, de la recuperación de la pandemia, de la situación de los trabajadores y del trabajo en general, de la transición ecológica y digital, etc.
Dentro de pocos días, del 17 al 20 de marzo 2022, la COMECE ha organizado junto con el CCEE y la Conferencia Episcopal Eslovaca, las III Jornadas Sociales Católicas Europeas en Bratislava, que reunirán en presencia y online a delegados de las Conferencias Episcopales de Europa y representantes del mundo político, empresarial y sindical y expertos para estudiar juntos lo que pueden aportar los cristianos al futuro de Europa tras la pandemia, teniendo en cuenta la transición ecológica, digital y demográfica que están teniendo lugar.
P-Recientemente el presidente de Francia, Macron, pidió incluir el aborto en la Carta de Derechos Fundamentales de la UE, ¿qué le parece?
R-Los obispos de la COMECE, en una declaración firmada por todos los obispos de su Comité Permanente, expresaron su preocupación y rechazo ante esta propuesta. Invito a leer esta declaración que se puede encontrar fácilmente porque expresa muy bien la posición de COMECE sobre este tema.
P-¿Preocupa a los obispos europeos un posible cisma dentro de la Iglesia alemana?
R-Toda la Iglesia está actualmente en un proceso sinodal. La Iglesia alemana había empezado antes un camino sinodal propio con sus propias características como respuesta sobre todo a la crisis provocada por los abusos a menores, con la finalidad de buscar soluciones a algunas cuestiones estructurales que se cree han favorecido estas crisis, como son, por ejemplo, el ejercicio de la autoridad de la Iglesia o la enseñanza y la vivencia relacionadas con la sexualidad. Creo que todos estamos preocupados, más que por el camino sinodal alemán o por una posibilidad de cisma, de que el triste tema de los abusos, que tanto daño ha hecho, se aborde con profundidad y claridad, yendo hasta el fondo de sus causas para que algo así no vuelva pasar, pero manteniendo al mismo tiempo la fundamental unidad de la Iglesia y el respeto por su estructura jerárquica.
Hemos llevado a cabo muchas acciones para que en Europa se garantizara la libertad religiosa y de culto
P- El presidente de COMECE Jean-Claude Hollerich, se mostró partidario de pedir el pasaporte Covid para entrar en las iglesias. De imponerlo, ¿no estaría la Iglesia restringiendo el derecho de los fieles para recibir los sacramentos?
R-Es fundamental garantizar el derecho de todo fiel a recibir los sacramentos y el acompañamiento espiritual que desee y necesite. Esto en Luxemburgo, de lo que sé de fuente directa, siempre se ha garantizado con celebraciones especiales abiertas a los no vacunados. Como COMECE hemos llevado a cabo muchas acciones para que en Europa se garantizara la libertad religiosa y de culto en los momentos más difíciles de la pandemia.
Tema distinto es que la Iglesia también tiene una función de salvaguardar el bien común y de enseñanza respecto de los fieles. Se han dado actitudes entre algunos cristianos basadas en idea supersticiosas y falsas acerca de las vacunas, la protección divina, y la misma enfermedad del COVID, fundadas muchas veces en fake news, que la Iglesia no puede de ninguna forma favorecer o fomentar. Sobre el tema de las vacunas la COMECE ha emitido algunas declaraciones en esta línea que fácilmente se pueden encontrar.
P-La vocación al sacerdocio parece estar en crisis en toda Europa, ¿se han planteado alguna receta los obispos europeos para reflotar las vocaciones?
R-Este es un tema que es de competencia del CCEE y se trata con frecuencia en sus plenarias. Convendría preguntar a su portavoz. No es un tema que se aborda directamente en las reuniones de la COMECE.
P-Las políticas de la mayoría de países europeos giran en torno a la ideología de género y la cultura de la muerte, ¿qué valoración hace al respecto?
En muchos casos desgraciadamente sí. Mucho nos preocupa, por ejemplo, el tema de la eutanasia y las leyes que ya existen en varios países y las que se están proponiendo en otros con muchas posibilidades de prosperar. Es de notar que los temas relacionados con la vida y la familia, de todas formas, son competencia de los estados miembros y no de la Unión Europea. La Unión Europea no puede legislar sobre ellos y tiene que respetar también el principio de subsidiariedad que es parte de su mismo ser. Por eso, como COMECE, no solemos entrar en estos temas, excepto en el caso de que en alguna institución se proponga algo en tal sentido, como fue con el discurso de Macron en el parlamento europeo al comienzo de la presidencia francesa. Es importante para nosotros como Iglesia, pero también para la Unión Europea en cuanto tal, que se respete esto y la competencia de los estados miembros en estos temas. Sobre esto insistimos mucho en la COMECE y cuando el parlamento o la comisión intenta invadir esta competencia reaccionamos con firmeza.
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Si este Obispo reitera que Europa no ha perdido sus raízes Cristianas…que más nos puede pasar, para que esto sea denunciado?!–Bien, si no, tampoco el estaba en esa POSICIÓN!…
Una Europa que PERSIGUE a los más FIELES a la Palbra de Dios, relativizándo/La, que PERSIGUE a los Valores Cristianos más PURO, imponiéndonos el ABORTO, como un DERECHO, la EUTANASIA etc….
Este «senõr» solo puede ser un desos HUMANISTAS para quien DIOS no es PRIMERO: UM PEÓN DEL SITEMA!
Como dijo Jesús, de la abundancia del corazón habla la boca; y de lo que hablan estos con frecuencia en sus reuniones, no es del peligro que entraña para la UE repudiar sus raíces cristianas, ni de la imposición de la aberrante ideología de género a todos los países miembros, ni de la bajísima tasa de natalidad autóctona, ni del auge del islam, ni siquiera de que se fomente el aborto (interrupción voluntaria del embarazo…), y la eutanasia (nueva ¡muerte natural…!, según los certificados de defunción).
Es lo que se puede esperar de una comisión presidida por un arzobispo que se ha llegado a declarar partidario de cambiar la doctrina sobre la homosexualidad, entre otras cosas.
Se nota el cansancio y la falta de frescura embebidos de la distancia que suele tener el clero que a » estudiado mucho» . A esta altura hablar de » supersticiones» y «fake news» esta un poco fuera de tema. Cuando declaran eminencias como premios nobel etc etc etc, habria que esforzarse un poco mas y tratar de refutar con argumentos. Despues de todo hay países que estan terminando con todas las limitaciones, o acaso no?