Osoro, sobre la tarea de los nuevos obispos: «Que no les distraigan otras ocupaciones»

Osoro obispo Santo Montoya junto a Carlos Osoro
|

Con los movimientos episcopales que se están produciendo en España de fondo, y aprovechando el que se produjo ayer -Santos Montoya, su auxiliar, fue nombrado obispo de Calahorra y La Calzada y Logroño- el cardenal Carlos Osoro dedicó su carta semanal a la tarea que han de afrontar los obispos.

El arzobispo de Madrid señala que así «contemplamos la sucesión apostólica como continuidad histórica y espiritual», y en esa continuidad de la sucesión «está la garantía de perseverar, en la comunidad eclesial, del colegio apostólico que Cristo reunió en torno a su Persona».

«A través de Pedro, hoy Francisco, el Señor confía a los obispos la misión de pastorear una Iglesia particular. Lo que importa es que Cristo sea anunciado, conocido, alabado», afirma el purpurado. «Con la vida de los obispos, debe ser Cristo quien llega a los hombres. En la palabra de los apóstoles y de sus sucesores es Él quien nos habla. Tiene que ser Él quien actúa en los sacramentos, mediante nuestras manos», indica el cardenal cántabro.

En la carta, el arzobispo de Madrid tiene palabras de cariño hacia el prelado que le ha ayudado estos últimos cuatro años: «¡cómo me has ayudado en mi ministerio episcopal como obispo auxiliar en la Iglesia diocesana en la que te formaste como sacerdote, formador del Seminario Menor y párroco! Doy gracias a Dios hoy por todo lo que me has ayudado, por la fraternidad vivida en concreto».

El cardenal recuerda cuando le consagró obispo y destaca que, «en estos momentos de tu vida, cuando el Sucesor de Pedro, Francisco, te pide que pastorees una Iglesia diocesana, lo sigues haciendo con generosidad. Y, cuando me preguntaron a mí, no lo dudé, aun sabiendo que más te necesitaba, pues quiero estar a su servicio también».

«¡Cuántas veces he pensado, rezado, y preguntado lo que quiere decir obispo!», exclama Osoro, quien responde que ha de ser «una persona que contempla desde Dios, como nos ha enseñado Jesús».

El cardenal de Madrid desea que, con la ayuda de Dios, «los nuevos prelados sean hombres con celo al guiar al Pueblo de Dios, a esa porción del pueblo que el Señor les encomienda a través de Pedro, que hoy es Francisco».

«Que no les distraigan otras ocupaciones que pueden ser en ocasiones evasiones en ese vivir de la fe, con confianza y valentía. Que vivan cerca de todos, lo que supone una entrega total de la vida. Que susciten esperanza en todas las ocasiones, también en las difíciles. A imagen de Él y siguiendo sus pasos, que dediquen la vida a anunciar al mundo que Jesucristo es el Salvador del hombre», afirma el purpurado.

Osoro pide al Señor que otorgue «tres pasiones a los nuevos prelados: pasión por protagonizar su ministerio dando y repartiendo esperanza; pasión por protagonizar su ministerio repartiendo el amor de Jesucristo; y pasión por protagonizar la misión.

Les ofrecemos la carta completa de Osoro, publicada por la archidiócesis de Madrid:

En los últimos meses se están produciendo distintos nombramientos episcopales y, entre ellos, el obispo auxiliar de Madrid Santos Montoya acaba de ser nombrado por el Papa obispo de Calahorra y La Calzada-Logroño. Así contemplamos la sucesión apostólica como continuidad histórica y espiritual. Como los doce son asociados primero, hasta la formación del ministerio del obispo en la segunda y tercera generación, de tal modo que la continuidad de la sucesión se realiza en la cadena histórica. Y en esa continuidad de la sucesión está la garantía de perseverar, en la comunidad eclesial, del colegio apostólico que Cristo reunió en torno a su Persona.

A través de Pedro, hoy Francisco, el Señor confía a los obispos la misión de pastorear una Iglesia particular. Lo que importa es que Cristo sea anunciado, conocido, alabado. Con la vida de los obispos, debe ser Cristo quien llega a los hombres. En la palabra de los apóstoles y de sus sucesores es Él quien nos habla. Tiene que ser Él quien actúa en los sacramentos, mediante nuestras manos. Que nuestra mirada sea la mirada de Cristo, que envuelve a quienes mira y los hace sentirse amados y siempre acogidos en su corazón.

Querido Santos, en tu caso, ¡cómo me has ayudado en mi ministerio episcopal como obispo auxiliar en la Iglesia diocesana en la que te formaste como sacerdote, formador del Seminario Menor y párroco! Doy gracias a Dios hoy por todo lo que me has ayudado, por la fraternidad vivida en concreto. Recuerdo cuando te ordené en catedral de la Almudena junto a nuestros hermanos José y Jesús. Según la tradición apostólica el sacramento se confiere mediante la imposición de las manos y la oración. ¡Qué silencio vivimos cuando te imponía las manos a ti y a los hermanos! Aquel silencio nos hizo ver y experimentar que ante Él, la palabra humana enmudece y así os abristeis en silencio a Dios que alarga su mano hacia el hombre. Santos, el Señor te tomó para sí, te pusiste a su servicio, ayudándome en mi ministerio episcopal. Y en estos momentos de tu vida, cuando el Sucesor de Pedro, Francisco, te pide que pastorees una Iglesia diocesana, lo sigues haciendo con generosidad. Y, cuando me preguntaron a mí, no lo dudé, aun sabiendo que más te necesitaba, pues quiero estar a su servicio también.

¡Cuántas veces he pensado, rezado, y preguntado lo que quiere decir obispo! Ha de ser una persona que contempla desde Dios, como nos ha enseñado Jesús. Nos regala el Señor una mirada que se hace con y desde el corazón. ¿Dónde he visto reflejada esta realidad de esa palabra griega episcopos? El apóstol Pedro en su primera carta llama al Señor «pastor y obispo», «guardián de las almas» (1 P 2, 25). De ahí que los sucesores de los apóstoles se llamaran después obispos, episcopoi. Deseo que, con la ayuda de Dios, los nuevos prelados sean hombres con celo al guiar al Pueblo de Dios, a esa porción del pueblo que el Señor les encomienda a través de Pedro, que hoy es Francisco. Que no les distraigan otras ocupaciones que pueden ser en ocasiones evasiones en ese vivir de la fe, con confianza y valentía. Que vivan cerca de todos, lo que supone una entrega total de la vida. Que susciten esperanza en todas las ocasiones, también en las difíciles. A imagen de Él y siguiendo sus pasos, que dediquen la vida a anunciar al mundo que Jesucristo es el Salvador del hombre.

En este sentido, pido al Señor que otorgue tres pasiones a los nuevos obispos:

  1. Pasión por protagonizar su ministerio dando y repartiendo esperanza. Estamos en un mundo complejo, con muchos cambios y también problemas. Que nunca pierdan la esperanza, que hoy está sometida a pruebas diversas. Que no sean obispos desesperanzados, pues no harán creíble el anuncio del Evangelio. Eso no quiere decir que no haya días más grises, pero en ellos hay que fiarse de las promesas de Dios: Él nunca abandona a su Pueblo, nos llama a la conversión.
  2. Pasión por protagonizar su ministerio repartiendo el amor de Jesucristo. Ese amor lo percibirán de una manera palpable en la comunión vivida y experimentada junto a Jesucristo. La Eucaristía celebrada, vivida y contemplada será el secreto de su misión, como lo es de la de todos los obispos. Tenemos que reproducir en nuestra existencia la imagen de Cristo que nos alimenta con su Cuerpo y su Sangre. Les ayudará a repartir. Dice san Gregorio Magno que «el gobierno de las almas es el arte de las artes». Es un arte que requiere el crecimiento permanente en virtudes: paciencia, prudencia, valentía, firmeza, misericordia, justicia…
  3. Pasión por protagonizar la misión. El Papa Francisco, ya desde su exhortación Evangelii gaudium, insiste en hacerlo en este momento de la historia humana. Hay que recordar que hemos sido llamados a una misión excelsa: «actualizar perennemente la obra de Cristo, Pastor eterno» (Christus dominus, 2); que ciertamente «Cristo es el corazón de la evangelización» (Pastoris gregis, 27), y que «Dios nos colma» de amor y lo «debemos comunicar a los demás» (Deus caritas est, 1).

Con gran afecto,

+Carlos, Cardenal Osoro Sierra

Arzobispo de Madrid

Ayuda a Infovaticana a seguir informando

Comentarios
8 comentarios en “Osoro, sobre la tarea de los nuevos obispos: «Que no les distraigan otras ocupaciones»
  1. ¿Porqué tanta cancha al desastre Osoro, demoledor del seminario diocesano y la propia diócesis? Sinceramente no lo entiendo, como tampoco entiendo la censura al arzobispo Carlo María Viganó. No estaría de más que Infovaticana hiciese un examen de conciencia.

  2. A mi mi amor por la Iglesia me dice que no me interese lo que digan públicamente estos señores de negro nombrados por el usurpador, sino que me interese por lo que hacen y lo que hablan en secreto en sus logias.

    Por sus obras ya los conocemos. Da igual lo que digan. Si sus actos son tales, cualquier cosa buena que digan será para engañar.

    Oraciones por ellos no les faltará de mi parte. Pero para ver la magnitud de su traición, solo pensemos y démonos cuenta de la cantidad de oraciones que Dios nos pide y que hacemos por Bergoglio y por sus obispos y que se vierten en forma de gracia sobre sus almas y aún así, salvo alguna excepción, las rechazan y hacen lo que hacen. Dios los perdone.

    1. Hay que rezar más para que Dios les de la valentía de salir del abrazo del mundo y del príncipe de este mundo. Quizá recibieron algún favor para trepar más rápido en su carrera y luego se lo han cobrado en forma de chantaje y obediencia a poderes que no son de Cristo. Y ahora están amenazados y sobornados. Algunos solo tienen miedo. Incluso por sus vidas, porque ya saben lo que les ha pasado a otros hermanos misericordiados, osuicidados, o covidiados o pueden adquirir la enfermedad de la dubia que es un 50% mortal. Otros, de mojados al rio, se han sumado de corazón a la causa del falso profeta. Otros ya entraron en el seminario para destruir la iglesia y contaron desde el principio con la promoción de esos poderes oscuros. Hay que rezar más por ellos.

  3. Parece que Osoro se levantó de buen humor… ¿NO dijo acaso que no debían distraerse?
    ¡Pero si hace rato están distraídos con el cambio climático!
    Además, su distracción, en el caso de no convertirse, les puede acarrear una muy desagradable sorpresa.

  4. Osoro:
    ¿ Distraerse con otras ocupaciones como las operaciones inmobiliarias , en persona o mediante terceros ?.
    A la camita y a rezar !.
    Sobran showmen eclesiásticos a todos los niveles.
    En España y en otros sitios…

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 caracteres disponibles