«El amor llega suavemente» («Love Comes Softly») cuenta una historia que no es de este tiempo. No sólo porque no se sitúe en nuestros días, sino porque su mensaje dista mucho de los que recibimos hoy en día: el verdadero amor llega suavemente, pacientemente y, a veces, inesperadamente. El verdadero amor no es un enamoramiento, ni un producto de consumismo masivo, sino que se construye con el tiempo y voluntad.
«El amor llega suavemente», best seller en Estados Unidos, ha vendido más de un millón de copias desde su publicación y se ha convertido en un gran e inspirador clásico de la ficción. Toda una generación de lectores ha reído, ha llorado y se ha alegrado con Marty y Clark Davis, cuyas trágicas circunstancias los reunió en las praderas de la frontera del siglo XIX en un matrimonio de conveniencia. Una memorable novela de pérdida y amor ambientada en la era de «La casa de la pradera».
Este libro, publicado por primera vez en 1979, marca el inicio de la saga que le siguió después, compuesta por un total de 7 volúmenes. Con ella, Janette Oke (Champion, Alberta, Canadá, 1935) inauguró una prolífica carrera dedicada a la escritura de literatura cristiana. Porque la historia contenida entre estas páginas no es sino una muestra de lo que el cariño, la paciencia y el amor pueden conseguir. Así, a lo largo de la novela, un amor paciente, reflejo del amor de Dios, se esforzará por conquistar y curar un corazón roto a contrarreloj en medio de la inmensidad del inhóspito Oeste.
«El amor llega suavemente» se trata de un clásico cristiano, un libro reconfortante en el que los temas bíblicos se entretejen con las historias y personajes de la mente de Oke. Así, en este primer volumen, el viaje espiritual de Marty es un proceso gradual, abordado con mucha ternura, pero con realismo: es el reflejo de la búsqueda incesante de cualquier corazón honesto pero desconocedor del amor de Dios.
La premisa del libro es algo infrecuente y muy original, y produce resultados inesperados pero satisfactorios. El tema central del libro es, por supuesto, el romance entre Marty y Clark, pero su relación no es algo vacío o puramente carnal, como tanto se ve hoy en día, sino que, a pesar de su carácter de origen –se trata, al fin y al cabo, de un matrimonio de conveniencia–, es un amor que se va desarrollando poco a poco: el que crece entre dos almas perdidas que necesitan del otro, y de Dios, para sanar sus corazones heridos. Es, en el fondo, un libro amable para leer en ratos distendidos y disfrutar de una buena lectura.
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La autora
Janette Oke (Champion, Alberta, Canadá, 1935) es reconocida por su importante contribución a la industria literaria cristiana. Sus novelas han vendido más de 30 millones de copias, y ha recibido el ECPA President’s Award 1992, el CBA Life Impact Award 1999, la Gold Medallion, y el Christy Award. Janette y su marido, Edward, viven en Alberta, Canadá, y tienen cuatro hijos. Ésta fue su primera novela, publicada en 1979, a la que siguieron otras 7 de esta misma serie, y más de 75 en total, la última publicada en 2021.
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Sin duda el amor no es mero sentimiento, es ante todo acto de voluntad. Es una de las lecciones que la madurez nos da.
El tema central del libro es, por supuesto, el romance entre Marty y Clark, pero su relación no es algo vacío o puramente carnal, como tanto se ve hoy en día, sino que, a pesar de su carácter de origen –se trata, al fin y al cabo, de un matrimonio de conveniencia–, es un amor que se va desarrollando poco a poco: el que crece entre dos almas perdidas que necesitan del otro, y de Dios, para sanar sus corazones heridos. Es, en el fondo, un libro amable para leer en ratos distendidos y disfrutar de una buena lectura.
El matrimonio por amor ha sido el fin del matrimonio. Cuando digo fin no digo meta u objetivo sino fin final, acabose. El matrimonio por interés es el único que se ha demostrado duradero. Cuando digo interés, no me refiero a intereses mezquinos o meramente económicos, el interés de la familia, de la institución familiar, el interés del bien del alma de los esposos y de los hijos que Dios les de, ese es el único matrimonio fundante de civilización. Hoy día la misma Iglesia parece haber abandonado esa concepción y se revuelca en los amores de Leticia.