La importancia de redescubrir el sacramento de la confesión

Papa confesando
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La falta de formación provoca que muchos cristianos hagan poco uso de este sacramento. Puede ocurrir, que incluso muchos católicos “buenos” que acuden regularmente a misa, estén en pecado mortal y comulguen, lo cuál significa cometer otro pecado, el de sacrilegio. No se debe comulgar cuando se está en pecado mortal. El problema aparece cuando algunos, por ignorancia o por carecer de formación, pero de buena voluntad, desconocen qué es el pecado y cuando éste es venial o mortal.

Está demostrado que una parroquia que “funciona” es aquella en la que sus sacerdotes dedican tiempo a confesar. Para comprobarlo, simplemente hay que darse una vuelta por alguna de las iglesias de tu ciudad. Seguramente, darás con alguna que tiene sacerdotes confesando todos los días, en turno de mañana y tarde e incluso durante la misa.

Cómo es lógico, si se quiere fomentar el sacramento de la penitencia es necesario que quien entra en la iglesia vea al cura sentado en el confesionario. De lo contrario, sería un mal indicativo. El sacerdote ha de invitar al pueblo desde el ambón a participar de este sacramento para así poder recobrar la gracia de Dios en el alma. Quizá, muchos cristianos no hayan tenido la oportunidad de escuchar sobre el poder y la necesidad de este sacramento. He ahí la responsabilidad del sacerdote de ponerlo en valor porque, no lo olvidemos, para alcanzar la salvación, es decir, llegar al cielo, es necesario tener el alma limpia. Estar en gracia de Dios. De ahí la importancia de hablar de la confesión.

Una realidad que no podemos obviar, es que la confesión es más fácil en las grandes ciudades, donde abundan las iglesias y por tanto hay más sacerdotes. En las zonas rurales celebrar este sacramento es todo un reto para muchos sacerdotes. Hay que tener en cuenta, que especialmente en aquellas diócesis con mayor población rural, y donde escasean los sacerdotes, algunos han de atender 10, 15 o hasta incluso 20 parroquias de pequeños pueblos. En esta situación, se encuentran muchos sacerdotes, que van corriendo de parroquia en parroquia para poder celebrar la misa. Por tanto, esta cuestión queda pendiente y debe ser abordada por las distintas pastorales de las diócesis e incluso por la propia Conferencia Episcopal y dar una solución, porque no lo olviden, lo que está en juego es la salvación de las almas, que no es cosa menor.

¿Qué dice la Iglesia sobre el sacramento del perdón?

En este sentido, el Catecismo de la Iglesia católica es claro. El punto 1422 afirma que «los que se acercan al sacramento de la penitencia obtienen de la misericordia de Dios el perdón de los pecados cometidos contra Él y, al mismo tiempo, se reconcilian con la Iglesia, a la que ofendieron con sus pecados. Ella les mueve a la conversión con su amor, su ejemplo y sus oraciones».

Más adelante, el punto 1424 del Catecismo dice que “se le denomina sacramento de la confesión porque la declaración o manifestación, la confesión de los pecados ante el sacerdote, es un elemento esencial de este sacramento. En un sentido profundo este sacramento es también una «confesión», reconocimiento y alabanza de la santidad de Dios y de su misericordia para con el hombre pecador”. Un detalle importante que hay que destacar de este punto es que la confesión ha de ser ante el sacerdote. De modo que no sirve la excusa típica “yo me confieso directamente con Dios”. Para que la confesión sea válida, debe ser del modo que manda la Iglesia. Lo anterior no sería más que un acto de contrición, pero si se quiere obtener la certeza del perdón de nuestros pecados ha de ser ante el sacerdote.

sacerdote confesando
sacerdote confesando

Para zanjar cualquier duda, la Iglesia afirma en el punto 1441 que “sólo Dios perdona los pecados (cf Mc 2,7). Porque Jesús es el Hijo de Dios, dice de sí mismo: «El Hijo del hombre tiene poder de perdonar los pecados en la tierra» (Mc 2,10) y ejerce ese poder divino: «Tus pecados están perdonados» (Mc 2,5; Lc 7,48). Más aún, en virtud de su autoridad divina, Jesús confiere este poder a los hombres (cf Jn 20,21-23) para que lo ejerzan en su nombre”.

Además, La Iglesia recuerda a todos los cristianos en el punto 1458 que “sin ser estrictamente necesaria, la confesión de los pecados veniales, sin embargo, se recomienda vivamente por la Iglesia (cf Concilio de Trento: DS 1680; CIC 988, §2). En efecto, la confesión habitual de los pecados veniales ayuda a formar la conciencia, a luchar contra las malas inclinaciones, a dejarse curar por Cristo, a progresar en la vida del Espíritu. Cuando se recibe con frecuencia, mediante este sacramento, el don de la misericordia del Padre, el creyente se ve impulsado a ser él también misericordioso (cf Lc 6,36)”.

¿Qué dicen los Papas sobre la confesión?

Empezando por el actual, el Papa Francisco es conocido por hablar habitualmente sobre la misericordia, lo cual, está intrínsecamente unido al sacramento de la confesión. Francisco afirmó que “confesarse con un sacerdote es un modo de poner mi vida en las manos y en el corazón de otro, que en ese momento actúa en nombre y por cuenta de Jesús. Es una manera de ser concretos y auténticos: estar frente a la realidad mirando a otra persona y no a uno mismo reflejado en un espejo”.

Así mismo, el Pontífice también ha dicho que “el que se confiesa está bien que se avergüence del pecado: la vergüenza es una gracia que hay que pedir, es un factor bueno, positivo, porque nos hace humildes”. Preguntado una vez sobre qué consejos le daría a un penitente para hacer una buena confesión, aseguró que “piense en la verdad de su vida frente a Dios, qué siente, qué piensa. Que sepa mirarse con sinceridad a sí mismo y a su pecado. Y que se sienta pecador, que se deje sorprender, asombrar por Dios”.

“Se comienza a ser cristiano por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva (cf. Deus caritas est, 1). Precisamente para favorecer este encuentro os disponéis a abrir vuestro corazón a Dios, confesando vuestros pecados y recibiendo, por la acción del Espíritu Santo y mediante el ministerio de la Iglesia, el perdón y la paz”. Con estas palabras se dirigió Benedicto XVI a los jóvenes de Roma durante un encuentro, en una homilía que trató sobre la confesión.

En esa misma homilía, continúa Benedicto XVI animando a los jóvenes a preparar la confesión “con un sincero examen de conciencia para presentarnos a aquellos a quienes Cristo ha encomendado el ministerio de la reconciliación. Con corazón contrito confesemos nuestros pecados, proponiéndonos seriamente no volverlos a cometer y, sobre todo, seguir siempre el camino de la conversión. Así experimentaremos la auténtica alegría: la que deriva de la misericordia de Dios, se derrama en nuestro corazón y nos reconcilia con Él”.

Remontándonos más atrás, en 1984, san Juan Pablo II escribió una Exhortación Apostólica sobre la penitencia y la reconciliación. En ese documento, el Papa polaco recuerda que “la Iglesia tiene la misión de anunciar esta reconciliación y de ser el sacramento de la misma en el mundo. Sacramento, o sea, signo e instrumento de reconciliación es la Iglesia por diferentes títulos de diverso valor, pero todos ellos orientados a obtener lo que la iniciativa divina de misericordia quiere conceder a los hombres”.

Juan Pablo II afirma que “reconocer el propio pecado, es más, —yendo aún más a fondo en la consideración de la propia personalidad— reconocerse pecador, capaz de pecado e inclinado al pecado, es el principio indispensable para volver a Dios”.

De igual modo, asegura que “en la condición concreta del hombre pecador, donde no puede existir conversión sin el reconocimiento del propio pecado, el ministerio de reconciliación de la Iglesia interviene en cada caso con una finalidad claramente penitencial, esto es, la de conducir al hombre al «conocimiento de sí mismo» a apartarse del mal, al restablecimiento de la amistad con Dios, a la reforma interior, a la nueva conversión eclesial”.

 

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Comentarios
21 comentarios en “La importancia de redescubrir el sacramento de la confesión
  1. Estoy convencido de que todas las confesiones, es un decir, de ese malvado, al carecer de propósito de la enmienda y seguramente de dolor de los pecados, son sacrílegas. Esa foto, programada de antemano, es para fomentar la papolatría y poder así continuar con la destrucción de la Iglesia. ¡Basta de teatro sacrílego!

    1. No veo cómo una confesión puede ser sacrílega, siendo un acto judicial. Actuada todo lo que tu quieras, pero sacrílega? El único posible damnificado es el penitente, no el confesor ni el tribunal celeste

      1. La Confesión es un sacramento, y si el que lo recibe no tiene la disposición adecuada o no cumple ciertos requisitos, además de no proporcionar la gracia santificante, no se perdona ningún pecado y además se añade el de sacrilegio, susceptible de cometerse al recibir otros sacramentos. Claro que el damnificado es el penitente, que va sumando pecado sobre pecado. Y ojo, que no sólo el penitente tiene requisitos y obligaciones que cumplir: el confesor también tiene.

    2. Belzebunegui….siguiendo la estela que le manda el Príncipe de la Soberbia….usted es Juez…menos mal que esa Iglesia a la que dice profesar no tiene NADA que ver con la Iglesia Católica…..

      1. Y lo dice alguien que no es católico, qué cómico. Lo que no tiene nada que ver con la fe profesada por la Iglesia católica es lo que usted suelta en todos sus comentarios, Príncipe de la Repetición.

  2. Primero tendrán que redescubrirlo el «Romano Pontífice» y los «Sucesores de los Apóstoles», que están tan afanados en ser más sostenibles y sinodales que nadie, que les importa una higa que las nuevas generaciones no sepan qué es confesarse ni que casi nadie comulgue en gracia de Dios, si es que entienden siquiera lo que es comulgar o quién es Dios.

    1. Seamos serios, aquí no se confiesa nadie, bien por falta de fe, bien por miedo a que te encuentres en el confesionario a un pervertido. Además, cuando han necesitado un confesor en los hospitales, miles de católicos han muerto solos como perros, y encima sin el apoyo de la familia en los momentos mas importantes de la vida. Yo me encuentro a Francisco en un confesionario y salgo de allí echando…….Un día, sobre el 2006, fui a acompañar a un amigo a un rastrillo de Buenos Aires, y al llegar, lo que mas me llamó la atención, es que había un almacén lleno de confesionarios. amontonados unos encima de otros. Entonces pregunte extrañado por aquello, y me dijeron que los estaban desalojando de las iglesias, por que nadie los utilizaba, y ahora los compraban para teatros, discotecas, salas de fiestas y para reciclaje. Salvo que uno haga un acto de contrición perfecto, aquí se muere masivamente en pecado mortal, Y Francisco descojonándose de la risa….

      1. Fueron los eclesiásticos los que levantaron a los fieles que adoraban de rodillas a Dios y les indujeron a comulgar con las manos. Fueron los eclesiásticos los que sacaron los confesionarios de los templos después de dejar de acudir a ellos. Fueron los eclesiásticos los que acosaron el Sancta Sanctorum con ‘arte contemporáneo’ infernal. Todo han sido los eclesiásticos, nunca la desacralización ha provenido de los fieles.

    2. …Usted sí ,que debe tener Comunicación directa con Él….para hacer una afirmación así….por favor…enseñemos…el próximo día vaya al Aula San Pablo VI en Roma…y nos ilustra a TODOS.

      1. No sea repipi: se canoniza a las personas, no los edificios, que siguen llamándose igual: aula Pablo VI. Está claro que quien no tiene comunicación con nadie (ni con la realidad) es usted, o no diría tanta tontería.

  3. Pero lo importante no está dicho y eso es grave para el artículo.
    Lo importante es que aquella parte de la Iglesia terrenal que entrega a Cristo que dio su vida para la salvación de muchos en la Eucaristía a personas en manifiesto pecado mortal está llevando a cabo no sólo un sacrilegio sino una inversión satánica pues se entrega el Cuerpo de Cristo para la condenación de muchos si no se le ofrece al pueblo de Dios la confesión y no hay excusa que valgan en tema de cantidad de Santas Misas.

  4. Por desgracia este sacramento esta infravalorado al igual que el de la Eucaristía. Y esto es algo que me entristece.

    Hoy fuí a la parroquia y vi muy poca gente en misa cuando el mayor regalo que hemos recibido hoy es la comunión.

    Cuantas llorinas me he pillado con este sacramento de la reconciliación. Es tan importante y necesario… Y que ingratitud de nuestra parte hacía ti Señor, pues a pesar de que nos perdonas seguimos pecando y alejandonos de tí.

    Que al menos te pueda seguir ofreciendo Señor mis lágrimas, lágrimas de tristeza, de no haberte sabido poner en el centro, lágrimas de arrepentimiento, lágrimas de sufrimiento por tantas situaciones vividas.

    Y a pesar de todo Señor sigues siendo bueno con nosotros y dejandote ganar en generosidad. Pues tú nos dices.

    Bienaventurados los que lloran porque serán consolados. Que mayor consuelo Señor que tu gracia y tu perdón.

  5. lo que hace falta es dejar de quejarse, hacer acto de contrición, y ir al párroco y pedirle que te confiese, cada semana o cada quince días, y así si todos forzamos a los curas a que nos confiesen, porque los fieles tenemos derecho a que los curas nos confiesen, se recuperara la estupenda costumbre de confesar los pecados y abundara la gracia de dios,

    como van a confesar los curas si no tenemos cojones para confesar nuestros pecados, si nos confesamos formaremos nuestra conciencia, y nos acercaremos a Jesús de Nazaret, y solo eso es lo importante, viva cristo rey y viva María la madre de dios

  6. El perdón de los pecados es el camino a la salvación, la misa diaria con la Eucaristía es una fuente de Gracia, pero si no estás confesado…, ¡ay!

  7. El libro IMITACIÓN DE CRISTO de Kempis no lleva el capítulo de confesar los pecados al sacerdote, pone «confesar a Dios». Siendo el libro más «duro» de espiritualidad existente debería llevar la disciplina de confesar al sacerdote y raramente no la lleva. Todo y que es un libro para formar a monjes. Los confesionarios son un invento del Diablo, los penitentes deberían confesarse en público delante del altar, aunque el público no hace falta que oiga sus confesiones, y la absolución comunitaria que también es un sacramento igualmente válido para perdonar los mortales en caso de accidentes multipersonales, debería administrarse regularmente en las iglesias. Todos los sistemas sacramentales deberían administrarse habitualmente y no esperar que se estrelle un avión para dar absolución colectiva. Realmente existe este desaguisado a más no poder en la Iglesia que llena de dudas a muchos por su falta de verdadera perfección.

    1. «Los confesionarios son un invento del Diablo»

      Otro «ilumninado» dando lecciones de lo que no sabe. Es la Iglesia, como depositaria de la Revelación (y el sacramento de la Confesión es de institución divina) la que establece cómo hay que confesarse, no usted. La absolución comunintaria sólo es válida en peligro de muerte o si hay imposibilidad de confesar a muchos penitentes por la falta de sacerdotes, con la grave obligación de hacerlo individualmente tan pronto como sea posible. Debería repasarse el catecismo, como ya le he recomendado en otro artículo donde ha depuesto uno de sus disparatados comentarios.

      1. Catholicvs: El Catecismo y demás escrituras ya me los he repasado de sobras, en este punto pecas de ignorancia respecto a que los que opinamos diferente a ciertas disciplinas eclesiales cuando dices que tenemos que «leer» más documentaci´ón. El problema no es leer o no leer el problema es el «creer» en TODAS las recomendaciones eclesiales, Se llega a un punto en que se pierde la Fe en ciertas reglas del Clero no en Jesucristo, sinó en cosas de Iglesia. Espero que me haya expresado bien. Además soy persona que rezo cada dia el Rosario.

        1. Silveri, la Confesión no es una recomendaci´´on eclesial, es sacramento instituido por Cristo.

          Su problema es de falta de formación católica elemental. Y eso siendo bienpensados.

        2. El sacramento de la Confesión ha de realizarse de forma individual, pues los pecados son personales (no existen pecados «comunitarios»), con un sacerdote que, al final de la exposición vocal de sus pecados (previo arrepentimiento y propósito de enmienda, incluida la reparación si procediera), le pondrá la penitencia o satisfacción que deberá realizar y le dará la absolución, también individualmente. Así lo manda la Iglesia, le guste a usted o no; y salvo las excepciones que ya le he dicho, no hay otra forma de recibir la absolución para el perdón de los pecados y poder recibir después, en gracia de Dios, otros sacramentos, especialmente la Comunión. Si la Iglesia ha establecido que se confiese uno sólo con el sacerdote, es para evitar el rechazo que muchos pecadores tienen de exponer sus pecados, por lo que si fuera en público no lo harían. Y de lo que nadie se libra es de confesarlos. Mejor sólo con el cura que con todos delante, ¿no cree?

  8. S. Vicente Ferrer:
    El hombre inicuo vendrá con santidad fingida, tendrá vida cristiana externamente pero interiormente estará vinculado al espíritu maligno, el cual le inspirará que haga muchas maldades en la Iglesia bajo capa de bien. No querrá consejo de nadie, sino mas bien todo aquello que le pareciere ejecutará, sea malo o sea bueno, por la instigación y consejo del diablo. Engañará a muchos príncipes y poderosos con su santidad fingida y mala, en gran manera que los llevará a grandes yerros y escándalos. Hará torcer en la ley a muchos varones doctos y sabios, porque el diablo trabajará para que cumpla sus pensamientos, dándole a entender que le viene de parte de Dios; muchos hombres famosos en santidad serán engañados por el diablo por medio de él…
    Non Nobis.

  9. En algunas parroquias te ofrecen las máximas facilidades para confesarte y en otras parroquias te ponen todo tipo de obstáculos, eso es un hecho. Recuerdo una vez que fui a confesarme y, por mi propia naturaleza pecadora, tuve que volver a confesarme 48 horas después. Cuando me acerqué al despacho parroquial, el sacerdote lo primero que me dijo, bastante molesto, fue: «¡Pero si te confesaste antes de ayer!» (encima me lo dijo con otra persona delante). En fin… Por eso creo que los sacerdotes deben hacer este sacramento lo más accesible que se pueda.

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