Tanto el arzobispo de Madrid, Carlos Osoro y su obispo auxiliar y mano derecha, José Cobo, estaban al corriente de la situación informados de primera mano por Julio Lage y David López Royo respecto a la venta de los terrenos en propiedad de la Fundación Santísima Virgen y San Celedonio a residencias Nebrija.
Antonio Chávarri y su despacho de abogados participaban por indicación expresa de Osoro, explican fuentes consultadas conocedoras del caso. Estas mismas fuentes, afirman que es el ecónomo de la diócesis de Madrid, José Luis Bravo, quien sugiere que sean las tasadoras Gesval y Valtecsa las encargadas de tasar las propiedades.
Está previsto que el juez retome la fase de instrucción de cara al mes de enero. El juzgado de Instrucción número 28 de Madrid investiga la venta de la finca propiedad de la FSVSC, que cuenta con la residencia de ancianos, por 37 millones de euros a residencias Nebrija, de los cuales ya se han pagado 17 millones a la Fundación. Antonio Chávarri, uno de los responsables de supervisar e intermediar en esta operación, ya declaró en el mes de octubre. El propio Chávarri mantenía al corriente a Osoro en desayunos que mantenían en el palacio arzobispal y también en comidas y cenas en el restaurante Club Allard, situado en la calle Ferraz y cuyo dueño es el mismo Chávarri.
Osoro conocía, aprobó y celebro la operación
Cuando estalló el caso, el cardenal pidió perdón a la feligresía y al párroco de San Jorge, alegando que fue engañado por sus colaboradores en Fundaciones. Esta defensa de Osoro podría quedar en entredicho en las próximas citaciones. En las declaraciones, la Fiscal del caso preguntó a Manuel Villa-Cellino, presidente de la Nebrija, si Osoro era conocedor de la situación, quien respondió a la Fiscal que el cardenal “era conocedor, lo aprobó y lo celebró”. Villa-Cellino también confirmó que mientras tenía lugar las negociaciones, habló con Osoro en calidad de máximo dirigente que quien hacía la compra a máximo dirigente de quien efectuaba la venta, “¿cómo no voy a hablar con la persona responsable de la otra parte?” dijo Villa-Cellino a la Fiscal.
Fuentes cercanas a esta operación, han afirmado a Infovaticana que Osoro sí era conocedor de esta situación hasta el punto que cuando se cerró el acuerdo de venta, Manuel Villa-Cellino hizo una comida en su casa, según declaró, a la que acudió el cardenal, Carlos Osoro, el obispo auxiliar José Cobo, Antonio Chávarri, Julio Lage interventor general en la diócesis de Madrid en aquel momento y David López Royo, delegado de fundaciones del arzobispado, con el fin de celebrar «lo bien que salió la operación».
El presidente de Nebrija se comprometió con Osoro a mantener la parroquia de San Jorge y el cardenal encomendó las negociaciones con los feligreses de la parroquia a Julio Lage. De esas negociaciones, se hicieron varios borradores de convenio en donde se afirmaba que la parroquia se mantendría, aunque finalmente las negociaciones no llegaron a buen puerto con los feligreses de la parroquia quienes pusieron una denuncia.
De cara a enero, también está prevista la declaración de Julio Lage, quien es probable que aporte al juez abundante material en donde podría quedar constatado que el arzobispo de Madrid sí que estaba al corriente de estas operaciones. Con esto, se da la situación de que “la maniobra de hacer declarar a Julio Lage diciendo que es quien engañó, puede volverse en contra del cardenal y que acabe demostrando lo que precisamente querían tapar”, aseguran fuentes conocedoras de la situación.
Cabe recordar que el abogado de las fundaciones es Aitor Canales, quien a su vez es abogado personal de Osoro en las demandas que también tiene interpuestas por particulares. Junto a ellos y supervisando las líneas de actuación y estratégica se encuentra el controvertido Javier Belda, “abogado canónico”, quien carece de titulación civil de abogado que haya podido demostrar.
Por otro lado, Osoro en sus reuniones que mantiene con el clero de las distintas vicarías de la archidiócesis, insiste en afirmar que él, «desconocía lo que estaba pasando y que por tanto lo engañaron». Esta autodefensa del cardenal, no termina de convencer a parte de sus sacerdotes. Un buen grupo insiste en afirmar que Osoro era conocedor de la situación y en caso de que no estuviese al tanto, critican la falta de gobierno del arzobispo por no saber gestionar la archidiócesis. También cabe destacar que otra parte del clero madrileño sí cree en las afirmaciones y en la inocencia de Osoro, quien ha pedido a sus sacerdotes “no hacer caso a lo que publique la prensa”.
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