La primera cita de Francisco en su viaje a Chipre y Grecia fue el encuentro con las sacerdotes, religiosos y catequesitas en Nicosia, en la catedral maronita.
En su discurso, el Papa aseguró que Chipre tiene una historia que «es cruce de pueblos y mosaico de encuentros». «Así es también la Iglesia: católica, es decir, universal, espacio abierto en el que todos son acogidos y alcanzados por la misericordia de Dios y su invitación a amar», añadió.
«No hay ni debe haber muros en la Iglesia católica. Y esto, no lo olvidemos, ninguno de nosotros ha sido llamado aquí para hacer proselitismo como predicadores, eso jamás. El proselitismo es estéril, no da vida. Todos hemos sido llamados por la misericordia de Dios, que nunca se cansa de llamar, nunca se cansa de estar cerca, nunca se cansa de perdonar», señaló Francisco.
«¿Dónde están las raíces de nuestra vocación cristiana? En la misericordia de Dios. Nunca debemos olvidar eso. El Señor no defrauda; su misericordia no defrauda. Siempre nos espera. No hay y no debe haber muros en la Iglesia católica, por favor», insistió.
«Y una casa común, es el lugar de las relaciones, es la convivencia de la diversidad: ese rito, ese otro rito; uno lo piensa así, esa monja lo vio así, la otra lo vio de otro modo. La diversidad de todos y, en esa diversidad, la riqueza de la unidad. ¿Y quién hace la unidad? El espíritu santo. ¿Y quién hace la diversidad? El espíritu santo. Quien puede entender que entienda. Él es el autor de la diversidad y es el autor de la armonía», les dio el Papa.
El Pontífice aseguró a los chipriotas que necesitamos una Iglesia «que no se deja turbar y desconcertar por los cambios, sino que acoge serenamente la novedad y discierne las situaciones a la luz del Evangelio».
«En esta isla es precioso el trabajo que llevan adelante en la acogida de nuevos hermanos y hermanas que llegan desde otros lugares del mundo», indicó. La Iglesia en Chipre «tiene estos brazos abiertos: acoge, integra y acompaña», y ese es un mensaje «importante también para la Iglesia en toda Europa, marcada por la crisis de fe».
«No sirve ser impulsivos, no sirve ser agresivos, o nostálgicos o quejumbrosos, es mejor seguir adelante leyendo los signos de los tiempos y también los signos de la crisis. Es necesario volver a comenzar y anunciar el Evangelio con paciencia, tomar en mano las Bienaventuranzas, sobre todo anunciarlas a las nuevas generaciones», continuó Francisco.
«En la multiforme variedad de su pueblo, paciencia significa también tener oídos y corazón para acoger sensibilidades espirituales diferentes, modos de expresar la fe distintos y culturas diversas. La Iglesia no quiere uniformar, por favor no. Sino integrar todas las culturas, todas las psicologías de las personas, con paciencia materna, porque la Iglesia es madre. Es lo que deseamos hacer con la gracia de Dios en el itinerario sinodal: la oración paciente, la escucha paciente de una Iglesia dócil a Dios y abierta al hombre».
El Santo Padre explicó que la fraternidad en la Iglesia no quiere decir que no se pueda discutir, «es bueno hacerlo». «Un poco de discusión es siempre bueno. En particular sobre diferentes sensibilidades e ideas, ya que es malo no discutir nunca. Cuando hay una paz demasiado rigurosa, no es de Dios», dijo.
«En familia, los hermanos discuten, intercambian puntos de vista. Sospecho de los que nunca discuten, porque todo el tiempo tienen «agendas» ocultas. Esta es la fraternidad de la Iglesia: se pueden discutir visiones, sensibilidades, ideas diferentes, y en algunos casos decir cosas con franqueza, esto ayuda, y no decirlas por atrás con una crítica que no hace bien a nadie. La discusión es una oportunidad para el crecimiento y el cambio. Pero recordemos siempre que no se discute para hacerse la guerra, para imponerse, sino para expresar y vivir la vitalidad del Espíritu, que es amor y comunión. Se discute, pero seguimos siendo hermanos», afirmó.
Les ofrecemos el discurso del Papa, publicado en español por la Oficina de Prensa de la Santa Sede:
Beatitudes, queridos hermanos obispos,
Beatitudes, queridos hermanos obispos,
queridos sacerdotes, religiosas y religiosos,
queridos catequistas, hermanos y hermanas: Χαίρετε! [¡Hola!]
Me siento contento de estar entre ustedes. Deseo expresar mi gratitud al Cardenal Béchara Boutros Raï por las palabras que me ha dirigido y saludar con afecto al Patriarca Pierbattista Pizzaballa. Gracias a todos ustedes por su ministerio y su servicio; en particular a ustedes, hermanas, por la obra educativa que llevan adelante en la escuela, a la que asisten tantos jóvenes de la isla, lugar de encuentro, de diálogo y aprendizaje del arte de construir puentes. Gracias! Gracias a todos por su cercanía a las personas, especialmente en los contextos sociales y laborales donde es más difícil.
Comparto mi alegría de visitar esta tierra, caminando como peregrino tras las huellas del gran apóstol Bernabé, hijo de este pueblo, discípulo enamorado de Jesús, intrépido anunciador del Evangelio que, pasando por las nacientes comunidades cristianas, veía cómo actuaba la gracia de Dios y se alegraba de ello, exhortando «a todos para que permanecieran unidos al Señor con firmeza de corazón» (Hch 11,23). Y yo vengo con el mismo deseo: ver la gracia de Dios obrando en su Iglesia y en su tierra, alegrándome con ustedes por las maravillas que el Señor obra y exhortándolos a perseverar siempre, sin cansarse, sin desanimarse nunca. ¡Dios es más grande! Dios es más grande que nuestras contradicciones. ¡Adelante!
Los miro y veo la riqueza de su diversidad. Es cierto, ¡una buena «macedonia». Todo diferente. Saludo a la Iglesia maronita, que en el curso de los siglos ha llegado en varias ocasiones a la isla y que, a menudo atravesando muchas pruebas, ha perseverado en la fe. Cuando pienso en el Líbano siento mucha preocupación por la crisis en la que se encuentra y noto el sufrimiento de un pueblo cansado y probado por la violencia y el dolor. Llevo a mi oración el deseo de paz que sube desde el corazón de ese país. Les agradezco lo que hacen en la Iglesia, por Chipre. Los cedros del Líbano se citan numerosas veces en la Escritura como modelos de belleza y grandeza. Pero incluso un gran cedro surge desde las raíces y crece lentamente. Ustedes son estas raíces, trasplantadas en Chipre para difundir la fragancia y la belleza del Evangelio. ¡Gracias!
Saludo también a la Iglesia latina, presente aquí por milenios, que ha visto crecer en el tiempo, junto a sus hijos, el entusiasmo de la fe y que hoy, gracias a la presencia de tantos hermanos y hermanas migrantes, se presenta como un pueblo “multicolor”, un auténtico lugar de encuentro entre etnias y culturas diferentes. Este rostro de la Iglesia refleja el rol de Chipre en el continente europeo: una tierra de campos dorados, una isla acariciada por las olas del mar, pero sobre todo una historia que es cruce de pueblos y mosaico de encuentros. Así es también la Iglesia: católica, es decir, universal, espacio abierto en el que todos son acogidos y alcanzados por la misericordia de Dios y su invitación a amar. No hay ni debe haber muros en la Iglesia católica. Y esto, no lo olvidemos, ninguno de nosotros ha sido llamado aquí para hacer proselitismo como predicadores, eso jamás. El proselitismo es estéril, no da vida. Todos hemos sido llamados por la misericordia de Dios, que nunca se cansa de llamar, nunca se cansa de estar cerca, nunca se cansa de perdonar. ¿Dónde están las raíces de nuestra vocación cristiana? En la misericordia de Dios. Nunca debemos olvidar eso. El Señor no defrauda; su misericordia no defrauda. Siempre nos espera. No hay y no debe haber muros en la Iglesia católica, por favor. Y una casa común, es el lugar de las relaciones, es la convivencia de la diversidad: ese rito, ese otro rito; uno lo piensa así, esa monja lo vio así, la otra lo vio de otro modo. La diversidad de todos y, en esa diversidad, la riqueza de la unidad. ¿Y quién hace la unidad? El espíritu santo. ¿Y quién hace la diversidad? El espíritu santo. Quien puede entender que entienda. Él es el autor de la diversidad y es el autor de la armonía. San Basilio solía decirlo: “Ipse harmonia est”. Él es quien hace la diversidad de dones y la unidad armoniosa de la Iglesia.
Queridos amigos, ahora quisiera compartir algo con ustedes a propósito de san Bernabé, su hermano y patrono, inspirándome en dos palabras de su vida y de su misión.
La primera palabra es paciencia. Se habla de Bernabé como de un gran hombre de fe y de equilibrio, que fue elegido por la Iglesia de Jerusalén —se puede decir de la Iglesia madre— como la persona más idónea para visitar una nueva comunidad, la de Antioquía, que estaba compuesta por diversas personas que se habían convertido recientemente del paganismo. Fue enviado para ir y ver qué estaba sucediendo, casi como un explorador. Allí encontró personas que provenían de otro mundo, de otra cultura y sensibilidad religiosa; personas que acababan de cambiar de vida y por eso tenían una fe llena de entusiasmo, pero todavía frágil, como al inicio. En toda esta situación, la actitud de Bernabé fue de gran paciencia. Sabe esperar. Sabe esperar que el árbol crezca. Es la paciencia de estar dispuesto a salir constantemente de viaje, la paciencia de entrar en la vida de personas hasta ese momento desconocidas, la paciencia de acoger la novedad sin juzgarla apresuradamente, la paciencia del discernimiento, que sabe captar los signos de la obra de Dios en todas partes, la paciencia de “estudiar” otras culturas y tradiciones. Bernabé tuvo sobre todo la paciencia del acompañamiento, deja crecer, acompañando. No sofocó la fe frágil de los recién llegados con actitudes estrictas, inflexibles, o con requerimientos demasiado exigentes en cuanto a la observancia de los preceptos. No. Los dejaba crecer, los acompañaba, los tomaba de la mano, dialogaba con ellos. Bernabé no se escandaliza, como un padre y una madre no se escandalizan con sus hijos, los acompañan, los ayudan a crecer. Tengan en cuenta esto, las divisiones, el proselitismo dentro de la Iglesia no van. Deja crecer y acompaña. Y si tienes que regañar a alguien, regaña, pero con amor, con paz. Es el hombre de la paciencia.
Necesitamos una Iglesia paciente, queridos hermanos y hermanas. Una Iglesia que no se deja turbar y desconcertar por los cambios, sino que acoge serenamente la novedad y discierne las situaciones a la luz del Evangelio. En esta isla es precioso el trabajo que llevan adelante en la acogida de nuevos hermanos y hermanas que llegan desde otros lugares del mundo. Como Bernabé, también ustedes están llamados a cultivar una mirada paciente y atenta, a ser signos visibles y creíbles de la paciencia de Dios que nunca deja a nadie fuera de casa, nadie privado de su tierno abrazo. La Iglesia en Chipre tiene estos brazos abiertos: acoge, integra y acompaña. Es un mensaje importante también para la Iglesia en toda Europa, marcada por la crisis de fe. No sirve ser impulsivos, no sirve ser agresivos, o nostálgicos o quejumbrosos, es mejor seguir adelante leyendo los signos de los tiempos y también los signos de la crisis. Es necesario volver a comenzar y anunciar el Evangelio con paciencia, tomar en mano las Bienaventuranzas, sobre todo anunciarlas a las nuevas generaciones. A ustedes, hermanos obispos, quisiera decirles: sean pastores pacientes en la cercanía, no se cansen nunca de buscar a Dios en la oración; buscar a los sacerdotes, en el encuentro; a los hermanos de otras confesiones cristianas, con respeto y solicitud; y a los fieles, allí donde viven. Y a ustedes, queridos sacerdotes que están aquí, quisiera decirles: sean pacientes con los fieles, siempre dispuestos a animarlos, ministros incansables del perdón y de la misericordia de Dios. Nunca jueces severos, siempre padres amorosos.
Cuando leo la Parábola del hijo pródigo: el hermano mayor era un juez riguroso, pero el padre era misericordioso, la imagen del Padre que siempre perdona, es más, que siempre está esperando para perdonemos. El año pasado un grupo de jóvenes que hacen espectáculos de música pop, quisieron hacer la parábola del hijo pródigo, cantada en música pop y diálogos. ¡Hermoso! Pero lo más lindo es la discusión final, cuando el hijo pródigo se acerca a un amigo y le dice: “No puedo seguir así. Quiero irme a casa, pero tengo miedo de que papá me cierre la puerta en la cara, que me eche. Tengo este miedo y no sé cómo hacer. —Pero tu papá es bueno— —Sí, pero ya sabes… mi hermano está ahí calentándose la cabeza”. Hacia el final de esa ópera pop sobre el hijo pródigo, su amigo le dice: “Haz una cosa: escribe a tu papá y dile que quieres volver, pero tienes miedo de que no te reciba bien. Dile a tu papá que, si quiere darte la bienvenida, ponga un pañuelo en la ventana más alta de la casa, así tu papá te dirá primero si te dará la bienvenida o te rechazará”. Ese acto termina. En el otro acto, el hijo se dirige a la casa de su padre. Y cuando está en camino, se vuelve y ve la casa de su padre: que estaba llena de pañuelos blancos. ¡Llena! Este es Dios para nosotros. Este es Dios para nosotros. Nunca se cansa de perdonar. Y cuando el hijo empieza a hablar: “Ah, señor, yo hice…”, —Cállate, y le tapa la boca—.
A ustedes sacerdotes: por favor, no sean rigurosos en la confesión. Cuando ves que alguien está en problemas, di: «entiendo, entiendo». Esto no significa «manga ancha», no. Significa corazón de padre, como corazón de padre tiene Dios.
La obra que el Señor realiza en la vida de cada persona es una historia sagrada, dejémonos apasionar por ella. En la multiforme variedad de su pueblo, paciencia significa también tener oídos y corazón para acoger sensibilidades espirituales diferentes, modos de expresar la fe distintos y culturas diversas. La Iglesia no quiere uniformar, por favor no. Sino integrar todas las culturas, todas las psicologías de las personas, con paciencia materna, porque la Iglesia es madre. Es lo que deseamos hacer con la gracia de Dios en el itinerario sinodal: la oración paciente, la escucha paciente de una Iglesia dócil a Dios y abierta al hombre. La paciencia era uno de los aspectos de Bernabé.
En la historia de Bernabé hay un segundo aspecto importante que quisiera subrayar: su encuentro con Pablo de Tarso y la amistad fraterna entre ellos, que los conducirá a vivir juntos la misión. Después de la conversión de Pablo —que antes había sido un encarnizado perseguidor de los cristianos— «todos le temían, porque no creían que él también fuera discípulo» (Hch 9,26). Aquí el libro de los Hechos de los Apóstoles dice algo muy hermoso: Bernabé lo tomó consigo, lo presentó a la comunidad, contó lo que le había sucedido y respondió por él (cf. v. 27). Escuchemos este “lo tomó consigo”. La expresión hace referencia a la misma misión de Jesús, que tomó consigo a los discípulos por los caminos de Galilea, que tomó sobre sí nuestra humanidad herida por el pecado. Es una actitud de amistad, una actitud de compartir la vida. “Tomar consigo”, “tomar sobre sí” significa hacerse cargo de la historia del otro, darse tiempo para conocerlo sin etiquetarlo, cargarlo sobre los hombros cuando está cansado o herido, como hace el buen samaritano (cf. Lc 10,25-37). Esto se llama fraternidad, y esta es la segunda palabra que deseo decirles. La primera, paciencia y la segunda fratenridad.
Bernabé y Pablo, como hermanos, viajaron juntos para anunciar el Evangelio, aun en medio de persecuciones. En la Iglesia de Antioquía «estuvieron juntos todo un año e instruyeron a mucha gente» (Hch 11,26). Luego ambos tenían reservada una misión más grande y, enviados por el Espíritu Santo, «se embarcaron para Chipre» (Hch 13,4). Y la Palabra de Dios corría y crecía no sólo por sus cualidades humanas, sino sobre todo porque eran hermanos en el nombre de Dios y esta fraternidad entre ellos hacía resplandecer el mandamiento del amor. Hermanos distintos, como los dedos de una mano, todos diversos, pero todos con la misma dignidad. Hermanos. Después, como sucede en la vida, pasó algo inesperado. Los Hechos cuentan que los dos tuvieron un fuerte desacuerdo y sus caminos se separaron (cf. Hch 15,39). También entre los hermanos se discute, a veces hay disputas. Pero Pablo y Bernabé no se separaron por motivos personales, sino que estaban discutiendo acerca de su ministerio, sobre cómo llevar adelante la misión, y tenían visiones diferentes. Bernabé también quería llevar a la misión al joven Marcos, y Pablo no quería. Discutieron, pero por algunas cartas sucesivas se intuye que no quedó rencor entre ellos. Incluso a Timoteo, que tenía que alcanzarlo más adelante, Pablo le escribió: «Ven a verme cuanto antes […] Recoge a Marcos [¡justamente a él!] y tráelo contigo, pues será de gran ayuda en mi ministerio» (2 Tm 4,9.11). Esta es la fraternidad en la Iglesia, se puede discutir sobre visiones, sobre puntos de vista, es bueno hacerlo. Un poco de discusión es siempre bueno. En particular sobre diferentes sensibilidades e ideas, ya que es malo no discutir nunca. Cuando hay una paz demasiado rigurosa, no es de Dios. En familia, los hermanos discuten, intercambian puntos de vista. Sospecho de los que nunca discuten, porque todo el tiempo tienen «agendas» ocultas. Esta es la fraternidad de la Iglesia: se pueden discutir visiones, sensibilidades, ideas diferentes, y en algunos casos decir cosas con franqueza, esto ayuda, y no decirlas por atrás con una crítica que no hace bien a nadie. La discusión es una oportunidad para el crecimiento y el cambio. Pero recordemos siempre que no se discute para hacerse la guerra, para imponerse, sino para expresar y vivir la vitalidad del Espíritu, que es amor y comunión. Se discute, pero seguimos siendo hermanos.
Recuerdo que cuando era niño éramos cinco. Discutíamos entre nosotros, a veces con fuerza, no todos los días, y luego estábamos todos juntos en la mesa. La discusión de la familia que tiene madre, la madre Iglesia: los hijos discuten.
Queridos hermanos y hermanas, necesitamos una Iglesia fraterna que sea instrumento de fraternidad para el mundo. Aquí en Chipre existen muchas sensibilidades espirituales y eclesiales, varias historias de procedencia, de ritos de tradiciones diferentes; pero no debemos sentir la diversidad como una amenaza contra la identidad, ni debemos recelar y preocuparnos de los respectivos espacios. Si caemos en esta tentación crece el miedo, el miedo genera desconfianza, la desconfianza conduce a la sospecha y, antes o después, lleva a la guerra. Somos hermanos amados por un único Padre. Ustedes están inmersos en el Mediterráneo, un mar con diferentes historias, un mar que ha mecido numerosas civilizaciones, un mar del que todavía hoy desembarcan personas, pueblos y culturas de todas partes del mundo. Con su fraternidad pueden recordar a todos, a toda Europa, que para construir un futuro digno del hombre es necesario trabajar juntos, superar las divisiones, derribar los muros y cultivar el sueño de la unidad. Necesitamos acogernos e integrarnos, caminar juntos, ser todos hermanos y hermanas.
Les agradezco lo que son y lo que hacen, la alegría con la que anuncian el Evangelio, las fatigas y renuncias con las que lo sostienen y lo hacen avanzar. Este es el camino trazado por los santos apóstoles Pablo y Bernabé. Les deseo que sean siempre una Iglesia paciente, que discierne, que no se asusta nunca, que acompaña y que integra; y una Iglesia fraterna, que hace espacio al otro, que discute pero permanece unida y crece en la discusión. Los bendigo a cada uno de ustedes. Y, por favor, sigan rezando por mí, porque tengo necesidad. Efcharistó! [¡Gracias!]
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Id por todo el mundo bautizando. El que crea y se bautice se salvará, el que no crea se condenará (Jesucristo) (Mc 16, 15-20)
Muy claro el evangelio! no hay que leer a este Papa! Nada! Esparce tinieblas, difunde errores de manera deliberada! Leerlo daña el alma! Mason!
Morirá negando el Evangelio.
Hasta ahora, que se sepa, jamás un blasfemo famoso dentro de la Iglesia, se arrepintió de sus blasfemias.
si yo sijera la mitad de lo que dice este pobre desventurado, no podría dormir por el resto de mis días.
Pobre Iglesia con semejante estulto.
La frase del título lo define.
¿Tratar de convertir a alguien a la fe verdadera? ¡Eso jamás! No hay más preguntas, señoría.
¡Qué odio tiene al catolicismo este proselitista del pensamiento único! Ya se ve que no conoce a Jesucristo. Si lo conociera de verdad lo anunciaría hasta por los tejados. Es un pobre hombre. Me da mucha pena. Se está perdiendo lo mejor de la vida.
EL PAPA INICIA SU VIAJE A CHIPRE Y REPITE SU HABITUAL DISCURSO CONTRA EL RIGORISMO EN LA CATEDRAL MARONITA DE NICOSIA
Siempre con lo mismo, la rigidez, el rigorismo, cuando el problema de hoy día es el tragacionismo. Nos tragamos el aborto, la eutanasia, el suicidio asistido, el divorcio exprés, el engendro del gender, la comunión sacrílega, las parejas de hecho y de deshecho, la bendición apostólica de su santidad a los políticos ¿católicos? abortistas, etc etc
Su discurso denota su total sometimiento a la dictadura, durísima, del pensamiento único. Si esto es un papa que venga Dios y lo vea.
No tiene remedio.
Yo diría que su odio es visceral. ¿Pero por qué? Es un gran misterio, porque nunca, jamás en la historia bimilenaria de la Iglesia, ningún sucesor de Pedro, se ha comportado así.
Visceral y cerebral. Todo calculadisimo para hacer el mayor daño posible. Demoníaco. A mí no me extrañaría que estuviera poseído por el demonio y hasta necesitara u exorcismo, un durísimo y larguísimo exorcismo. Lo dejo caer. Otra explicación no me entra en la cabeza.
Pues no acierto a imaginar qué otra misión tiene la Iglesia, si no es esa.
Debemos elegir secundar a Cristo o en cambio al Papa Francisco, y la opción es clara. Cristo nos ha enviado a hacer proselitismo y ser predicadores del Evangelio.
Eso justo en el día de San Francisco Javier, que murió con solo 46 años «cansados los brazos de bautizar» y patrón de las misiones y por parte de un miembro de la Compañía de Jesús.
Todo muy congruente.
¿Excomulgarán a San Francisco Javier y a San Pablo?
Paco: o eres tonto tonto, o eres malo malo.
No lo tome a mal JUANICO pero creo que el dilema que Vd plantea no viene a cuento. Es la dos cosas, tonto y malo. No hay incompatibilidad. Y posiblemente también sea un loco. Lo cual sería deseable porque un loco no es responsable y así evitaría la condenación que merece este ciego y guía de ciegos.
Predicar la verdad por amor al prójimo para librarlo de la condenación eterna y de la desesperanza e infelicidad que ya se vive en vida por no conocer a Dios????ANATEMA!!
A Bergoglio se le olvidó el Dogma Extra Eclesiam nulla Salus, los misioneros quedaron cesantes…
Pues nada, a elegir entre los mandatos de Cristo y los de Bergoglio.
… Y vuelta la burra al trigo. Claro que ya es tan descarado que está en contra de lo que dice el Evangelio, que menos sus palmeros, ningún católico con una mínima formación va a hacerle caso. Yo creo que lo más sensato es no oír ni leer nada de lo que diga este hombre; solo lleva a confusión. Esta claro que quiere llevarnos la una especie de religión sincrética como le piden sus socios masones. Pues va a ser que no.
Este sujeto está empeñado en demostrarnos que es un falso papa. Ya no sabe qué mas barbaridades puede soltar. No llego a comprender a esa gente que le rodea con cara de admiración. ¿Qué esperan de este sujeto? ¿Que les justifique sus pecados, haciéndoles creer que no son tales? Pero ¿cuándo despertarán los católicos para darse cuenta de la farsa que se está representando?
Nuestra Señora, en sus apariciones, y el Magisterio de la Iglesia, nos piden que recemos por los pecadores. Y es nuestro deber hacerlo. Pero reconozco que me cuesta horrores pedir por alguien tan contumaz como Bergoglio. Siempre con la misma cantinela: que si los rígidos, que si el calentamiento global, que si el proselitismo es pecado, etc., etc.
Hay que pedir en el Santo Rosario y en la Santa Misa que Dios acabe pronto con el tiempo de la prueba y nos conceda un Pontifice según su Voluntad.
Lo que saca de quicio, es cuando pide a medio mundo que rece por él.
¿Sirve de algo orar por alguien que reincide constantemente?
él carece de fe, porque no le puede pedir a personas de falsas religiones que lo hagan. Y porque no tiene fe, tampoco le tiene confianza al dios verdadero.
Y si se le presenta un satanista ¿le pedirá que rece por él?
Pues yo rezo por él todos los dias pidiendo el milagro de su conversión. Porque en este caso sólo un milagro puede cambiar la cabeza caótica de este sujeto. Sólo un milagro puede salvarle porque no creo que haya remedios naturales para tanta locura, contradicción y maldad como concentra en sí el personaje. ¿Y los que le eligieron en el Cónclave son conscientes de la barbaridad de la que son responsables? ¡Y, Ay, quien le firmó los 2 nombramientos de obispo y cardenal! De santo nada.
La afirmación de su santidad sólo puede calificarse como absolutamente pecaminosa, esto es, en oposición abierta al mandato de Nuestro Señor. El proselitismo es, de hecho, el último mandato del Mesías en cuerpo resucitado : «Id por todo el mundo y predicad el evangelio y haced discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo». Este gran pecado de negar este mandamiento divino no es sólo del actual pontífice, pues lleva su germen en el propio concilio catastrófico, aunque ningún papa anterior, ni siquiera el nefasto Pablo VI, se había opuesto de ninguna manera al proselitismo, pero sí que el llamado «espíritu del concilio» iba en la dirección de aceptar como total o parcialmente válida cualquier superstición en cualquier pueblo.
LA MEJOR RÉPLICA SON LAS LECTURAS DE LA MISA DE San Francisco JAVIER, QUE CELEBRAMOS HOY
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto
Hermanos:
Si anuncio el Evangelio, no lo hago para gloriarme: al contrario, es para mí una necesidad imperiosa. ¡Ay de mí si no predicara el Evangelio!
Si yo realizara esta tarea por iniciativa propia, merecería ser recompensado, pero si lo hago por necesidad, quiere decir que se me ha confiado una misión.
¿Cuál es entonces mi recompensa? Predicar gratuitamente la Buena Noticia, renunciando al derecho que esa Buena Noticia me confiere.
En efecto, siendo libre, me hice esclavo de todos, para ganar al mayor número posible. Y me hice débil con los débiles, para ganar a los débiles. Me hice todo para todos, para ganar por lo menos a algunos, a cualquier precio.
Y todo esto, por amor a la Buena Noticia, a fin de poder participar de sus bienes.
SALMO Sal 116, 1. 2 (R.: Mc 16, 15)
R. Id por todo el mundo y anunciad la Buena Noticia.
¡Alaben al Señor, todas las naciones,
glorifíquenlo, todos los pueblos! R.
Porque es inquebrantable su amor por nosotros,
y su fidelidad permanece para siempre. R.
ALELUIA Mt 28, 19a. 20b
Dice el Señor:
Id, y haced que todos los pueblos sean mis discípulos.
Yo estaré siempre con vosotros hasta el fin del mundo.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos 16, 15-20
Jesús se apareció a los Once y les dijo:
«Id por todo el mundo, anunciad la Buena Noticia a toda la creación. El que crea y se bautice, se salvará. El que no crea, se condenará.
Y estos prodigios acompañarán a los que crean: arrojarán a los demonios en mi Nombre y hablarán nuevas lenguas; podrán tomar a las serpientes con sus manos, y si beben un veneno mortal no les hará ningún daño; impondrán las manos sobre los enfermos y los curarán.»
Después de decirles esto, el Señor Jesús fue llevado al cielo y está sentado a la derecha de Dios.
Ellos fueron a predicar por todas partes, y el Señor los asistía y confirmaba su palabra con los milagros que la acompañaban.
Cuanto antes deje libre este inútil hereje la Sagrada Silla de San Pedro, mejor para nuestra pobre Madre, la Iglesia.
«Anunciad la Palabra de Dios, que os ha sido revelada, a tiempo y a destiempo», a fieles y a infieles (que son los que más peligro corren de condenarse)
Si le oyese San Francisco Javier esa barbaridad, ya muy repetida, de «no hagáis proselitismo» (insultando, además, este pobre ignorante, con semejante vocablo, la sagrada Obra del Anuncio del Reino), seguramente lo lapidaría ahí mismo, en arrebato de santa cólera.
¿Entonces, a qué ha ido? ¿Quizá a pasearse por el Partenos de Atenas? ¡Señor , qué Cruz!
Que ninguno de ellos haya sido «llamado aquí para hacer proselitismo como predicadores», no significa que el proselitismo sea estéril, que no de vida, como afirma Francisco. Grandes y santos predicadores ha tenido la Iglesia, por medio de los cuales Dios ha traído a muchos a la Iglesia de su Hijo. Para lo que ninguno de ellos ha sido llamado es para hacer proselitismo del ecologismo y de la fraternidad universal al margen de Jesucristo. Lo malo, como advirtió Jesucristo, es quien hace proselitismo para hacer al prosélito incluso más merecedor del infierno que él mismo.
A que fue, de turismo?. Ahora falta lo peor, lo que declare en el avión.
Según el Concilio Vaticano III, cuando el Obispo de Roma contesta a los periodistas a bordo de una aeronave, goza del carisma de hacer lío…
No quiere que la gente se salve sino lo contrario, por eso no quiere que se anuncie a Jesucristo. Vuelva ud. con la psiquiatra. Nos va a volver locos a todos.
He leido hasta donde se indica que el Papa ha dicho que es bueno discutir un poco las cosas.
Me ha venido a la memoria los cardenales que aún están esperando contestación a sus «dubia».
¿Qué opináis, es hipocresía?
Esos cardenales no se enteran de nada: ya respondió, diciendo que la única interpretación posible era la de los obispos argentinos, es decir, la heterodoxa. Lo puede decir más alto, pero no más claro.
Y habiendo dicho lo dicho, ¿por qué motivo hacen entonces proselitismo por la fuerza con el Vaticano II, el traditiones custodes o el Laudato si? ¿Qué nos importa?
¿Por qué hacen proselitismo de la nueva iglesia conciliar si hemos quedado en que fuera de la iglesia sí que había salvación?
Cuando las cosas no tienen ni pies ni cabeza las inspira el demonio directamente.
Si los que profesan religiones falsas no necesitan ser católicos para salvarse, entonces tampoco hace falta profesar la religión del Vaticano II ni su falso magisterio para salvarse. Son la contradicción encarnada y se han creído realmente que somos es túpi dos.
¡¡¡BASTA DE RIGIDEZ!!!
¡No es posible que siga habiendo rodillas tan rígidas, que ni se doblan ante el Santísimo Sacramento!
Poco más y me mandas partir las piernas.
«Dale la vuelta al disco, e toca lo mismo…»
Cómo pueden las personas vivir la misericordia de Dios y Su MAYOR Mandamiento–AMOR–si no son adoctrinadas primero, por la Predicación y, después, por el Testimonio?
Cómo pode alguien dar lo que no ha recebido? Uno de los dos: o el Papa Francisco decidió confundirnos, o no sabe lo que dice…
La diferencia entre pro selitismo y la predicación cristiana, es algo así como la diferencia entre vencer y convencer.
Los que buscan hacer proselitismo, lo único que hacen es criticar al que piensa en una religi´´on falsa.
Los que buscan una predicación evangélica, convencen con sus palabras y obras, no buscan vencer, sino convencer con su testimonio, de vida y palabra. Estos, son los únicos que me interesan, no los guerrilleros del evangelio que tanto aparecen en estas páginas.
Mentira.
Como dice Lector: mentira.
Y si no le gusta la página y quiénes en ella comentamos, en vez de sufrir tanto puede ejercer su derecho a no entrar en ella, que nadie va a impedírselo
Convencer sin vencer es una solemne estupidez. Tú lo que propones es como los criptojudíos: convencerlos de que se hagan cristianos pero sin vencedores ni vencidos, o sea, que sigan si quieren con el judaísmo talmúdico cabalístico en privado.
El Vaticano II definitivamente le ha estropeado la mente al falso «uno». Predicar es el acto de hacer proselitismo, y en definitiva, convencer para vencer. Es mentira que la Iglesia haya enseñado alguna vez la conversión por la fuerza. La coacción moral sí es legítima, o sea, predicación con proselitismo, pero la coacción violenta no, por eso no ha existido en la Iglesia nunca. La palabra proselitismo no significa convertir por la fuerza, ese es otro de los muchos inventos posconciliares: cambiar el significado de las palabras para q signifique lo que ellos digan.
Qué pasó con el «Id por todo el mundo y predicad el Evangelio»
Se borró del Evangelio?
Según Catalina Emmerick, se creará una falsa iglesia, casi todos se unirán a ella, tan sólo un pequeño núcleo de cristianos fieles quedarán en la verdadera iglesia de Jesucristo. Creo que acertó de pleno, vistos los acontecimientos. No nos queda más que orar incansablemente y permanecer fieles a la doctrina de nuestro Señor Jesucristo. Espero que el próximo papa sea un auténtico pastor, aunque se quede casi sin ovejas. ¡Ven Señor Jesús!
Qué bofetón te arrearía San Nicolás.¡Que Dios de apiade de ti, HE RE JE!
¿ Entonces eso de predicar a todo el MUNDO y bautizarlos etec. era una sugerencia o una obligación ?
Estoy hecho un lío. Por favor que alguien me ayude . ¡Socorro! Pertenezco a una asociación católica que en una convivencia del pasado fin de semana me ha obligado a ir por las casas a predicar el Evangelio y ahora oigo que el Papa no quiere que haga proselitismo, ¿Qué hago? A mí me da mucha pereza, corte, vergüenza, agobio, miedo, o como le quieran llamar: Me resulta mucho más cómodo seguir como hasta ahora: intentando ser buena persona, cumplir los mandamientos, sacrificar mi dinero y ayudar a los pobres, intentar dar buen ejemplo. etc. pero eso de ir a las casas a predicar… eso es muy duro, muy difícil.
Repito: ¿qué hago? ¿ A quien hago caso? Por favor que alguien me ayude, que alguien me explique qué debo hacer…
Muchas gracias anticipadamente.
Haz apostolado por las casa y ni caso a Bergoglio!
*casas
Gracias Juan, creo que tienes razón.