(Famille Chrétienne/Le Salon Beige)- El 23 de noviembre el tribunal penal de París absolvió a Jean-Pierre Maugendre, director de un sitio web de noticias católico que había sido denunciado por dos asociaciones LGBT por haber recordado la doctrina de la Iglesia sobre el matrimonio homosexual. Una sentencia que todo el mundo esperaba con expectación y que marca una importante y simbólica victoria para los católicos.
La doctrina católica sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo no está prohibida. El tribunal penal de París lo ha recordado este martes 23 de noviembre al absolver a Jean-Pierre Maugendre, director de la publicación Renaissance catholique, quien había sido demandado por dos asociaciones LGBT por un supuesto delito de «provocación a la discriminación de un grupo de personas por su orientación sexual» al haber publicado en su web un texto que citaba la posición oficial de la Iglesia sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo.
«La decisión de sobreseer el caso era lógica», ha declarado el abogado Jérôme Triomphe a Famille Chrétienne, que se ha mostrado entusiasmado con la sentencia. «El tribunal ha señalado lo obvio, explicando en un larguísimo razonamiento que era función de los obispos y cardenales reafirmar la doctrina inmemorial de la Iglesia y que ésta estaba amparada por la libertad de expresión y de opinión, mientras que las partes civiles intentan que sea declarada ilegal”.
El tribunal penal lo explica así:
“No se desprende de las declaraciones en cuestión una incitación dirigida a los fieles católicos a cometer el delito previsto y sancionado en el artículo 432-7 del Código Penal de negarse a celebrar matrimonios entre personas del mismo sexo. El pasaje impugnado […] no constituye una exhortación dirigida a los fieles para que no celebren matrimonios entre personas del mismo sexo, sino una declaración general y doctrinal, que les permite situar su acción con respecto a los principios de la Iglesia. [Esta] simple declaración […] está, en ausencia de cualquier exhortación a cometer actos positivos de discriminación, protegida por la libertad de expresión y de opinión”.
La afirmación de Maugendre supuestamente ofensiva contra los homosexuales era una cita tomada de una nota de la Congregación para la Doctrina de la Fe del 3 de junio de 2003:
“Las autoridades civiles no deben establecer uniones civiles o legales entre dos personas del mismo sexo que imiten claramente la unión del matrimonio, aunque a dichas uniones no se les dé el nombre de matrimonio, ya que dichas uniones fomentarían un pecado grave para las personas implicadas y serían causa de grave escándalo para los demás”.
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La Biblia deja claro que la homosexualidad es pecado mortal. Pero predicar esta verdad, que forma parte de la doctrina moral de la Iglesia, conlleva persecución, porque el movimiento LGTBI es totalitario y como tal, contrario a la libertad.
Y por cierto, así como Francisco llamó por teléfono para apoyar el BLM por lo de G. Floyd, no ha llamado a Jean Pierre Maugendre ni nunca ha dado valimiento a quienes somos perseguidos por la dictadura LGTBI, sino todo lo contrario, el Santo Padre impulsa el acoso contra los sacerdotes que defendemos la recta moral en este tema, y por eso da a los obispos la consigna de que «controlen a los rígidos.»
Seguimos sin una encíclica contra la ideología más aberrante de la historia de la humanidad, pues nos quiere vender que cada cual puede crearse a sí mismo como le venga en gana, no ya al margen del Dios creador, sino contra Dios. Non serviam.
Esa sentencia es una victoria en una guerra de larga duración, en la que Roma se desentiende, si es que no nos hace la guerra.
Creo que será mejor que nos acostumbremos a que las principales batallas de la fe de nuestros días se hayan de librar sin el concurso vaticano e incluso con su oposición. Tendremos que ser los fieles seglares, junto con un reducido grupo de clérigos fieles y valientes, los que asumamos ese deber. Lo mismo en cuanto a Obispos, Arzobispos y Cardenales, no esperemos su mano firme y su apoyo, mejor acostumb´rémosnos a su indiferencia o a su beligerancia. No será ni mucho menos la vez primera en que gran parte del clero se pone de parte de las manadas de lobos y en contra de sus rebaños. Cuando uno estudia el papel de la Iglesia durante los primeros siglos del Al Andalus, se descubre que, con sanas excepciones, casi todos optaron por una colaboracionismo cobarde y vil, que sistemáticamente les llevaba a la herejía y al error grave, causando desolación y desorientación entre gran parte de los cristianos mozárabes (mal llamados mozárabes)
Quienes en actitud de analizar las palabras del Papa Francisco con espíritu fraternal las encontramos que tienen más de ideología que de doctrina evangélica, debemos rogar para que la asistencia del Espíritu Santo que tiene prometida sea eficaz. En otros tiempos fueron el poder, las riquezas o la sexualidad, las que mancharon la acción pastoral del papado.
Ningún Papa tiene prometida la asistencia del Espíritu Santo salvo cuando define un dogma «ex cathedra». Los Papas no son el Oráculo de Delfos, a través del cual habla Dios. Si en el ejercicio de su magisterio ordinario el Papa no se ciñe al Magisterio bimilenario de la Iglesia, basado en las Escrituras y la Tradición (no digamos si lo contradice en temas de doctrina o moral), simplemente está dando su opinión personal y, como tal, puede estar totalmente errada.
Gracias Hidaspes y CATHOLICUS. Que Dios os bendiga.