Ideas para un Día de Difuntos

Día de Difuntos
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Uno de los indicadores de que más presume el progreso es la ampliación de la esperanza de vida media. Hoy mismo declaraba el presidente de la Comunidad Gallega que el gallego que nace hoy tiene una esperanza de vida de 120 años. Es, naturalmente, un abuso absurdo de la estadística, porque nadie sabe cómo pueden ponerse las cosas de aquí a un par de años, no digamos un par de décadas. Pero aceptemos el dato: 120 años.

Dóblenlo, si quieren, multiplíquenlo por diez, por cien. Seguirá siendo, frente a la eternidad, frente al tiempo en que no vamos a estar aquí, un suspiro, un parpadeo, “una mala noche en una mala posada”. Nada en comparación con la eternidad.

A la Iglesia de siglos anteriores se le reprocha estar tan centrada en la otra vida que llegaba a descuidar la presente, predicar tanto de la muerte que olvidaba la vida. Pero si la acusación es cierta -algo que me parece, como poco, cuestionable-, se trata de un error bastante menos grave que su contrario, es decir, el de unos pastores que activa y sistemáticamente omiten las realidades últimas -muerte, juicio, cielo e infierno- de su lenguaje habitual.

Hoy, Día de Difuntos, es día para rezar y ofrecer cruces por los que nos han precedido en ese paso transcendental, común a todos; de no darles, como tan a menudo sucede en las prédicas funerarias de nuestros días, por automáticamente ingresados en el Cielo, una eventualidad harto improbable, y recordemos todo lo que podemos hacer desde aquí para acortar su sufrimiento en el Purgatorio. Pero también es un momento perfecto para meditar sobre lo que nos va a llegar con absoluta certeza: la muerte, y con ella una eternidad de dicha o de dolor.

Desde esa perspectiva, toda nuestra mirada sobre las cosas cambia radicalmente, y de golpe todas las preocupaciones y esperanzas que llenan nuestra mente se revelan banales y diminutas, y esenciales muchas de las cosas a las que no dedicamos apenas un pensamiento distraído.

También advertimos uno de los problemas que explican la crisis de la fe en la Iglesia hoy: una obsesión por lo pasajero, por esquemas políticos más o menos utópicos que, en el mejor de los casos, desbaratará la muerte como un niño un castillo de naipes. La idea de que podemos trastear con el termostato del planeta, visto ‘sub specie aeternitatis’, se nos antojará pueril, y la obsesión continua con esos asuntos, un dramático olvido de lo esencial.

Todos los fieles difuntos

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Comentarios
3 comentarios en “Ideas para un Día de Difuntos
  1. Catolicos si no ayudais a todo el mundo, andareis errantes como los judios por todo el mundo eso decia jesus y yo os lo digo nueva mente ayudar al papa francisco a un que no esteis de acuero,ayudar a la gente es de ser buena persona.

  2. Muy bien D. Carlos. En este día ningún sacerdote nos va a recordar que existe una Iglesia purgante por la que casi todos pasaremos. Esta mañana en la misa, el celebrante vuelve a obviar esta realidad y se dedica al «buenismo» que nos circunda y engaña a los fieles. Gracias

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