Oficialmente, se llevaron al prelado para hacer “turismo”. Muchas veces le han recluido para lavarle el cerebro y obligarle a unirse a la iglesia patriótica que controla el Partido Comunista Chino, informa Asian News.
Las autoridades chinas secuestraron ayer a Shao Zhumin, obispo de Wenzhou, en la provincia de Zhejiang, en la costa este de China, una región con un 10% de cristianos. Fuentes locales explicaron que el obispo fue trasladado oficialmente “para hacer turismo”, recoge el mismo medio.
Los católicos chinos han pedido en un mensaje oraciones por el obispo secuestrado: “Recen para que el Señor le dé confianza y coraje, para que no se desmoralice por lo ocurrido; recen también para que se mantenga sano y lúcido, bajo la guía de Cristo, para que pueda volver cuanto antes con nosotros a pastorear su rebaño; recemos todos juntos”.
Al parecer, no es la primera vez que la policía arresta a Shao y lo hace desaparecer durante meses. Las autoridades le someten a un “lavado de cerebro” para que acepte las directivas de los organismos religiosos “patrióticos” que dependen del Partido Comunista Chino. El obispo de Wenzhou es reconocido por el Papa, pero no por Pekín.
Los secuestros del obispo Shao siempre tienen lugar en vísperas de épocas importantes para las comunidades católicas: Navidad, Pascua, el día de la Asunción y ahora noviembre, el mes de oración por los difuntos.
Curiosamente, sobre estas fechas de noviembre, los fieles de la diócesis del obispo secuestrado solían visitar el cementerio donde descansan los restos de uno de sus predecesores, James Lin Xili, el primer obispo de la diócesis.
Ordenado en 1992 por el Papa Juan Pablo II, Lin era un obispo “clandestino”, no reconocido por el régimen chino. En 1999 las autoridades lo arrestaron y lo mantuvieron bajo control hasta su muerte en 2009.
Sin embargo, en los últimos años, las autoridades han impedido que esto ocurra, colocando vallas para impedir la entrada. La ‘Nueva reglamentación de las actividades religiosas’ impuesta por el Partido, que entró en vigor en febrero de 2018, solo permite -incluyendo las clases de teología- aquellas que se realicen en lugares registrados y controlados por el gobierno. El personal religioso solo puede desempeñar sus funciones si está adherido a la Iglesia “oficial” y se subordina a Pekín.
El acuerdo entre la Santa Sede y el gobierno comunista, firmado en 2018, y prorrogado por otros dos años en 2020, no ha frenado en absoluto la persecución del Partido Comunista Chino sobre los católicos fieles a Roma, asegura Asian News.