Los obispos ponen la clase de religión al servicio de la Agenda 2030

Crucifijos Italia clases
|

La Conferencia Episcopal Española acaba de publicar un plan de estudios para la asignatura de Religión que ‘conecta’ con las sensibilidades políticas actuales, haciendo especial hincapié en los Objetivos de Desarrollo Sostenible y en el ecologismo, dos valores señeros de nuestra fe.

Avanzar “en el desarrollo de su afectividad, el reconocimiento de la plena igualdad entre niños y niñas, y la adquisición de hábitos de vida saludables que pueden fortalecerse desde la visión cristiana de la vida” es uno de los objetivos del borrador para Educación Infantil. Ya en Primaria, el plan educativo pretende que los alumnos adquieran “hábitos para el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, la mejora de la convivencia y el cuidado del planeta” y “tomen conciencia de las situaciones sociales injustas y desarrollen actitudes de solidaridad y misericordia para crear entornos de convivencia agradable e inclusiva”.

Aunque no lo parezca, estos contenidos forman parte del borrador de plan de enseñanza de la asignatura de Religión propuesto por la Conferencia Episcopal Española para armonizarla con la brutalmente anticristiana Ley Celáa.

Naturalmente, el proyecto aspira a que los estudiantes “aprendan a habitar un mundo plural y diverso” y que la asignatura les ayude a “desarrollar respeto por la multiculturalidad y la diversidad religiosa” y que “sean capaces de apreciar y analizar obras de arte, composiciones musicales, y construcciones arquitectónicas representativas de otras culturas y religiones”.

La asignatura, que ya no es evaluable ni cuenta con una asignatura alternativa, sigue misteriosamente llevando el nombre de Religión Católica y es la prueba definitiva de que ahora es el mundo el que define la fe, en lugar de ser la fe la que ilumine la cultura secular, como sucedió durante siglos. La cesión es total.