¿Fue el Medievo realmente tan bárbara, oscura y carente de vitalidad como la pintan? Stefano Fontana trata, en su primer libro traducido al castellano, ‘La sabiduría de los medievales’, de desterrar definitivamente este mito, un prejuicio asentado en el ideario occidental desde el Renacimiento.
Lo primero para tener en cuenta es que esta visión choca de frente con la historia en sí misma. La Edad Media fue un periodo que abarcó más de 1000 años, desde la caída de Roma y el Imperio Romano de Occidente a finales del siglo V d.C. hasta la conquista de Constantinopla y el descubrimiento de América en 1453 y 1492. Es prácticamente imposible que una etapa tan extensa mantenga una unidad constante, por lo que, incluso aunque parte de la Edad Media pudiera haber sido bárbara y oscura, difícilmente estas características se prolongarían durante un milenio. Pero de nuevo, como en todo, y especialmente en la historia, las generalizaciones son engañosas, más si cabe cuando éstas son producto de una corriente con intereses creados, como fue el Renacimiento.
Para poder desechar este concepto tan errado de los medievales, Fontana recorre, de forma concisa y muy clara, en un libro sencillo, directo y divulgativo, el pensamiento de una época tan variada, expresado en las diferentes escuelas y autores como San Agustín, San Isidoro de Sevilla, Boecio, Alcuino de York, Avicena, Averroes, San Anselmo de Canterbury… Filosofía cristiana, filosofía árabe y filosofía judía se desarrollaron en una síntesis abierta y perfecta entre corrientes asombrosamente dispares, constituyendo una gesta del pensamiento y de la creatividad humana inaudita hasta entonces; colaboración que sentó las bases de la civilización occidental.
Porque, al contrario de lo que se cree ampliamente, la Edad Media fue una época de grandes intercambios culturales, en la que tuvieron lugar procesos de simbiosis a través de los cuales la vida filosófica de la Atenas y Roma de la Antigüedad fueron absorbidas por el cristianismo, a través de la labor de la Patrística, los Concilios y la definición del canon. Pero fue al mismo tiempo una era de superación de las antiguas religiones civiles y mistéricas. Es todo esto lo que lleva a Fontana a definir la Edad Media como uno de los momentos álgidos de la historia de la humanidad, y responsable de uno de los cambios más profundos en el curso de la historia.
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El autor
Stefano Fontana (Verona, Italia, 1952) es publicista y ensayista, y Director del Observatorio Internacional Cardenal Van Thuân para la Doctrina Social de la Iglesia. Es licenciado en filosofía, y autor de numerosos ensayos sobre cuestiones teológicas y filosóficas, así como sobre la Doctrina Social de la Iglesia y las relaciones entre religión y política. Colabora con revistas italianas e internacionales y es editorialista del portal La Nuova Bussola Quotidiana. Algunas de sus obras publicadas son: “Filosofia per tutti” (2016), “La sapienza dei Greci. La filosofía classica da Talete a Plotino” (2019) y “La filosofía cristiana” (2021), todas ellas editadas por Fede & Cultura. La sabiduría de los medievales es su primera obra publicada en español.
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Todavía se ve a demasiado merluzo por ahí despotricando del Medievo con aires de sabiondo cuasidoctoral, sin tener apenas idea de lo que supone para el hombre el periodo entre el 476 y el 1492 (fechas convencionalmente aceptadas como límites temporales, aunque hoy en día estén muy matizadas).
La Edad Media fue una época luminosa, en la que la luz de la fe católica alumbraba a los hombres. En cambio el Renacimiento y la Ilustración trajeron las tinieblas a la humanidad, separándo al hombre de Dios.
Quería escribir: «separando». (El acento se me ha colado porque es muy difícil escribir sorteando los anuncios que tapan la pantalla del móvil).
Las Universidades, las catedrales… son de la Edad Media. Tampoco este libro va a «desmontar» nada. Los tópicos de los ignorante seguirán, y los que tienen un mínimo, mínimo de cultura ya sabían del esplendor de la Edad Media.
El oscurantismo empezó quitando a Dios del centro para poner al hombre, esa gran manía patológica de laicos que se creían modernos en el xvi y de modernistas clérigos actuales que predican que «Cristo ha venido para revelar el hombre al propio hombre».
Pues nada, sigamos con lo que la iglesia ha creido desde el principio y no caigamos en estas paranoias diga quien las diga.
Las catedrales, las universidades, los hospitales, las escuelas de filosofìa… Todo èso viene de la Edad Media… Sòlo los empeñados a criticar y demoler el cristianismo pueden ignorar al Medioevo, donde naciò la cultura europea y la Europa màs civilizada que todavìa admiramos hoy…