La pasada comisión sobre el papel de las ‘diaconisas’ en la Iglesia primitiva dio un resultado que no satisfizo las demandas del sector progresista, a saber: nada indica que las mujeres en los primeros siglos recibieran algo parecido a una ordenación. Así que hay que volver a empezar. En 2020 se convocó una nueva comisión, que iniciará sus trabajos a mediados de septiembre.
Si no sale a la primera, sigue intentándolo. Inasequibles al desaliento, ni siquiera las claras -y, para muchos, decepcionantes- palabras del Santo Padre en su carta postsinodal Querida Amazonia, cerrando la puerta a la ordenación de mujeres, disuade a quienes creen estar en el ‘lado correcto de la Historia’.
Así que la segunda comisión de Francisco sobre las diaconisas, nombrada en abril de 2020, se reunirá por primera vez a mediados de septiembre en Roma durante una semana completa.
La primera comisión confirmó en 2019 el hecho histórico conocido de que las diaconisas de los primeros siglos eran auxiliares de la comunidad, dedicadas fundamentalmente a tareas organizativas de caridad, sin ordenación sacramental y bendecidas con una oración diferente a la de los diáconos litúrgicos.
El nuevo grupo está dirigido por el cardenal Giuseppe Petrocchi, de L’Aquila, e incluye -como en el caso de la primera comisión- a algunos eruditos opuestos al mito de las diaconisas sacerdotales de los primeros siglos, como el padre Manfred Hauke, profesor de Teología en Lugano (Suiza). Pero si la primera comisión parece no haber servido para nada, no hay razón para pensar que esta vaya a conseguirlo, salvo que dé la respuesta que pretenden de entrada los ‘renovadores’.
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