El problema no es el rito, el problema es que no se va a Misa, lamenta el cardenal Zen

cardenal Zen Traditionis Custodes
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El arzobispo emérito de Hong Kong, cardenal Joseph Zen, se ha sumado al coro de los dolorosamente sorprendidos por la ferocidad y oportunidad del último motu proprio papal, Traditionis custodes, y ha vertido su incomprensión en su blog personal.

¿Por qué ven un problema donde no lo hay y cierran los ojos ante el problema, del que también son responsables?”, se lamenta Zen en su sitio web, comentando sobre el intento de eliminar la Misa que ha sido la única de rito romano durante siglos.

Zen se duele de que el documento perjudique a muchas personas buenas, y reconoce que fue para él “una amarga sorpresa”, añadiendo su extrañeza de que esas que el documento papal llama “amplias consultas” previas a su redacción no le hayan llegado, a pesar de ser cardenal y que en su día formara parte de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos.

Zen recuerda que si hay un rito que debería preocupar al Santo Padre, que amenaza verdaderamente la unidad, es precisamente el Novus Ordo Missae de 1970, del que se abusa gravemente y de forma generalizada sin que los abusos parezcan suscitar protestas o advertencias por parte del Papa o de los obispos.

Al final, señala el cardenal, poniendo verdaderamente el dedo en la llaga, el problema no es “¿Qué rito prefiere la gente?”, sino “¿Por qué ya no van a Misa?”, o el hecho de que la mitad de los católicos europeos no crean en la Presencia Real ni en la vida eterna. Si la razón de ser de la nueva misa era acercar la liturgia al mundo para atraer más almas a Cristo, ¿no tendría sentido certificar su absoluto fracaso? ¿Y la reacción a ese fracaso es amputar el miembro sano, una Forma Extraordinaria en crecimiento pero de seguimiento aún demasiado marginal para suponer ‘amenaza’ alguna?

La raíz del mal es para Zen la ilusión de que todo se puede cambiar y la creencia de que el Vaticano II anuló todos los concilios anteriores, alumbrando una Iglesia totalmente nueva. Agrega la pregunta retórica, entre dolida y mordaz: “¿No pueden los caballeros contrarios a Ratzinger en el Vaticano tener paciencia para que la Misa tridentina muera junto con Benedicto XVI, en lugar de humillar al venerable Papa emérito de esta manera?”.