Dimite el secretario de la Conferencia Episcopal de EE UU tras revelarse conductas impropias

Jeffrey Burrill James Martin Burrill (a la derecha), junto a la cúpula del episcopado estadounidense junto al Papa.
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Monseñor Jeffrey Burrill ha presentado su dimisión como secretario general de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos después de que una investigación del portal informativo The Pillar revelara que el prelado estaba implicado en una continuada conducta (homo)sexual impropia.

Es con tristeza que os informo que Monseñor Jeffrey Burrill ha dimitido como Secretario General de la Conferencia”, ha anunciado José Gómez, arzobispo de Los Ángeles y presidente de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos en una nota dirigida a sus colegas. “El lunes supimos de una información próxima a aparecer en prensa en la que acusa a Monseñor Burrill de posible conducta impropia. Lo que se nos comunicó no incluía acusaciones de mala conducta con menores. Sin embargo, y a fin de evitar que se convierta en una distracción con respecto a los trabajos de la Conferencia, Monseñor ha presentado la dimisión, que se hará efectiva de forma inmediata”.

El medio en cuestión es The Pillar, de muy reciente fundación pero que ya ha destacado por la calidad de su información sobre la Iglesia en Estados Unidos. El medio se puso en contacto con los dirigentes de la Conferencia para comunicar sus hallazgos, lo que ha propiciado la dimisión de Burrill.

Aunque Burrill no ha cometido delito civil alguno, su homosexualidad activa, aparte de ser impropia de un sacerdote, resulta especialmente cuestionable en quien es la figura más poderosa del clero norteamericano no obispo y durante un momento en que se afinan los códigos y procedimientos para tratar la crisis de los abusos de menores por parte de sacerdotes.

Sacerdote de la diócesis de La Crosse, Wisconsin, Burrill entró a trabajar en la conferencia episcopal en febrero de 2016, sirviendo entonces como secretario general asociado, encargado de ayudar a coordinar la respuesta de los obispos estadounidenses a los escándalos de abusos sexuales y coerción de la Iglesia en 2018.

Pero un análisis de las señales de datos de aplicaciones correlacionadas con el dispositivo móvil de Burrill muestra que el sacerdote también visitó bares y saunas gay y residencias privadas mientras usaba una aplicación de contactos en numerosas ciudades de 2018 a 2020, incluso mientras viajaba para realizar tareas encomendadas por la USCBB.

Según los registros disponibles comercialmente de los datos de la señal de la aplicación obtenidos por The Pillar, un dispositivo móvil correlacionado con Burrill emitió señales de datos de la aplicación de conexión basada en la ubicación Grindr casi a diario durante partes de 2018, 2019 y 2020, tanto en su oficina de la USCCB como en su residencia propiedad de la USCCB, así como durante las reuniones y eventos de la USCCB en otras ciudades.

El mediático jesuita padre James Martin ha acudido a su cuenta de Twitter para comentar la noticia, pero no para lamentar que un hermano sacerdote en posición tan delicada se dedicara a visitar saunas y ligar por Grindr con otros varones, sino para criticar la loable labor de investigación de The Pillar.

Periodismo católico, 2021: Espiar a un sacerdote (más exactamente, usar datos de una fuente anónima que le espió) por romper su promesa de celibato, asociando luego la homosexualidad con la pedofilia, bajo el pretexto de “investigación” periodística…».

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Comentarios
14 comentarios en “Dimite el secretario de la Conferencia Episcopal de EE UU tras revelarse conductas impropias
  1. O sea, que el LGTBI friendly James Martin lo que lamenta es que se halla revelado el escándalo, no el escándalo en sí mismo. Vaya, vaya, qué cosas.

    1. hidaspes,

      en la entrada «guerra del papa contra el rito antiguo » le he dejado una pregunta que me gustaría tuviera a bien responder. Me interesa mucho
      su respuesta.

    1. El disgusto, al parecer, también afecta al Presidente de la Conferencia episcopal, el obispo de Los Ángeles, que no es precisamente progre. Si me equivoco, que alguien me corrija, pero no creo que el tal Burrill fuera considerado un progre. Más allá de etiquetas, lo que me inquieta y por lo que me pregunto es la facilidad con la que hoy en día se vive una doble vida. No lo entiendo. Este caso me recuerda al de Maciel: ¿cómo es posible que alguien pueda hablar de fidelidad doctrinal y, al mismo tiempo, violar lo que se supone que cree con tales comportamientos? ¿Ha perdido la fe y puede seguir comulgando con total tranquilidad? ¿Se mantenía en el puesto, en esa doble vida, para saciar un deseo de poder o por horror al qué dirán? Para mí, resulta incomprensible, porque todos podemos pecar, pero hacer como si no pasara nada y seguir manteniendo ante los demás una imagen tan falsa e hipócrita… ¿Se puede ser feliz de esa manera?

  2. A ver, renunció como secretario general de la Conferencia Episcopal, pero todavía sigue siendo sacerdote (aunque de Cristo seguro que no). Aquí hay que aplicar lo que nos dice San Pablo en 1 Cor 5 (todo el capítulo) y reducir a este «señor» al estado laical. Como nos dice el apostol: “Quitad al malvado de en medio de vosotros”. Y al otro a quien también habría que reducir al estado laical por no hacer lo que la Iglesia quiere (condición sine qua non para ser ordenado) es a James Martin. Pero bueno, este sólo recibe palmadas en su espalda por parte de Francisco que debería recordar (en el día de su juicio particular le será recordado) a 2 Juan 1:10-11.

    1. Ya dice la escritura por ahí, algo de advertir al malvado, para que su sangre no caiga sobre el que no advierte, espero que papancho lo haya leído y actúe en consecuencia, porque jamás podrá alegar en su defensa que no sabía.

  3. Los infiltrados de este tipo en la Iglesia pueden ser de dos clases: unos, directamente despendolados y últimamente, con la confusión reinante, muy de moda; otros, justo lo contrario, rígidos en formas y amantes de la ley por la ley, que son los que suelen llevar dobles vidas que acaban con ellos. Yo me pregunto: ¿qué hacemos en la Iglesia para evitar tantos sufrimientos y tanta doble vida, de aquellos que no son malintencionados, pero que sufren pulsiones que quieren pero no pueden ni saben encauzar?

    1. Justo eso es lo que, con otras palabras, yo quería decir en mi comentario anterior. Parece claro que hace falta un mejor discernimiento vocacional antes y durante el Seminario (en el caso de los que aspiran al sacerdocio), y un acompañamiento más cercano a los sacerdotes durante su vida sacerdotal. Hoy es más difícil que antaño mantenerse fiel a solas, en un mundo que tira en contra y que lejos de ayudar no deja de plantear tentaciones.

      1. Ese creo sea el problema al menos en EEUU, toda una generación de «formadores» ha sido «aprobada», por el maccarra y sus secuaces, lo que se debería es suspender por un par de años todos los seminarios y evaluar primero a los formadores, la otra cosa es que mientras se siga enseñando con Rahner, no se va a ir muy lejos.

  4. Madre mía, la cara de Fco. en la foto no tiene desperdicio, se ve que está encantado de la vida con la visita. Apenas puede ocultar su desagrado, pero con el jesuita Martin bien que sonreía. Es el hombre de las mil caras, y sólo una es la verdadera.

  5. Su código moral es «que no se sepa».
    Es el código moral propio de quien no cree en absoluto que haya un tal Jesús mirando, pero le importa figurar como creyente y beneficiarse de la sopa y el techo, y además el salario en muchos sitios.

  6. ¡Hay miedo, horror, al mundo en la jerarquía, comenzado por el que está en su vértice! Y en esto entra en flagrante contrate con Cristo, no en vano “signo de contradicción”. A Nuestro Rey, el mundo ni entonces ni ahora lo puede soportar. Ese mundo, que se halla bajo el poder del maligno, grita diabólicamente contra el Hijo de Dios.

    Un ejemplo de lo que digo es James Martín SJ (= “sin Jesús”). Como nuestros gobernantes, quiere reescribir la historia, negando que Sodoma y Gomorra fueran destruidas por sus abominaciones contra natura. Olvida -no: niega, a sabiendas- que una cosa es el pecador, que siempre puede convertirse, si acepta dócilmente la gracia del arrepentimiento y la enmienda de vida, y otra el pecado, que ha de ser siempre combatido y que solo defiende y promueve el que es embustero desde el principio, el padre de la mentira, y sus miserables hijos.

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