La normalización de la masonería en la Iglesia

Por Diego Lanzas Pecorelli masonería
|

La masonería se está empleando a fondo en un proceso de normalización dentro de la Iglesia católica. Hace pocos días se producía un hito, anunciado a bombo y platillo: la publicación en el último número de la Revista Oficial de la Orden Cisterciense de España, Cistercium, número 276, de una reseña del libro del masón Alberto Moreno titulado “Regla Benedictina y ritual masónico”(editorial Masónica).

No solo se trataba del hecho de la publicación sino de lo que dice el comentarista. Lo importante fue también que la masonería española aprovechó la oportunidad para distribuir el texto en sus redes internas. Quien escribe ese artículo en Cistercium es el monje Francisco Rafael Pascual, cisterciense de la Abadía de Viaceli. Entre otras afirmaciones hace la siguiente: “Las visitas de logias masónicas a monasterios benedictinos y cistercienses no son algo raro, y es fácil en estos encuentros conectar con una tradición espiritual común. Es normal que las grandes corrientes y tradiciones de sabiduría de la humanidad conserven coincidencias mutuas, pues los sabios son siempre buscadores y nos sorprenden con su “movilidad” a través de viajes, libros que van y vienen, noticias y saberes que saltan de país en país. El auténtico sabio, sea masón, monje budista o monje cristiano –o un viajero o peregrino hacia lo trascendente de cada lugar– no desdeña acoger cualquier fuente de sabiduría que le sirva para entender mejor su yo y el mundo”.

La reseña publicitaria del libro es una invitación clara a introducirse en la historia de las relaciones entre la Iglesia y la masonería, concluyendo de la siguiente forma: “En un mundo como el actual, donde no faltan quienes pretenden reescribir la historia a su gusto y desterrar la espiritualidad como algo obsoleto, libros como el que presentamos ayudan a entender mejor las diversas formas en que el ser humano ha trazado senderos de bien hacer y de buen ser, senderos que no tendrán fin, y que llevan a quienes los siguen a un alto grado de realización humana y espiritual en esa “obra continua de perfeccionar la creación”, multiplicando la eficacia del hombre y haciendo crecer entre sus manos la obra del Creador. Quizá fuera bueno en otra ocasión insistir no solo en la influencia de los rituales y su trasiego de unas entidades a otras; también los himnarios monásticos y muchas composiciones litúrgicas han sido heredadas por los masones de la cultura del “Opus Dei” benedictino”.

¿Hay más datos de ese proceso de normalización de la masonería en la Iglesia católica en España? Al margen de la presencia de masones en las instituciones de la Iglesia y en sus entornos mediáticos, hay que destacar la publicidad con la que la Universidad Eclesiástica San Dámaso anunció una conferencia del que fue, hasta hace poco, decano del Tribunal de la Rota Romana, Pio Vito Pinto. Reiteradas veces en diversos medios del mundo entero se ha especulado sobre la pertenencia a la masonería del que fue decano de la Rota Romana.

Su nombre apareció en la lista Pecorelli, un documento de 1978 que nombra a supuestos masones en el interior de la Iglesia. La lista fue compilada por el periodista de investigación italiano Carmine Pecorelli, quien fue asesinado en 1979.

En esa lista se informa la fecha en la que Pinto fue presuntamente iniciado en la masonería, su número de código y su nombre de código: “Pinto, Pio Vito: 2/4/1970 – Matricola 3317/42 – PIPIVI”.

Los lectores de InfoVaticana son conocedores de esta historia por la información publicada el 29 de noviembre de 2016 con el título “¿Un eclesiástico masón amenaza a los cuatro cardenales?”. Según decíamos entonces, Mino Pecorelli fue un periodista italiano que vivió entre 1928 y 1979, cuando falleció en circunstancias sospechosas, oficialmente asesinado por la mafia. Nadie hurgó en esa muerte hasta que, en 1995, durante el proceso del dirigente democristiano Giulio Andreotti, alguien le acusó de haber ordenado el asesinato del denunciante. Pecorelli había denunciado la infiltración masónica en las alturas de la Iglesia, y llegó a publicar una lista de 116 nombres de eclesiásticos de los que, aseguraba, conocía a ciencia cierta su filiación masónica. En concreto, se trataba de una lista de eclesiásticos iniciados en la Logia P2. La lista, que probablemente le costó la vida, se conoce con el nombre de Lista Pecorelli, y según fue recogida por Bulletin de l’Occident Chrétien Nr.12, Julio, 1976.

En el canal de Youtube de la  Universidad Eclesiástica San Dámaso se puede ver la última conferencia de monseñor Pio Vito Pinto en la Universidad Eclesiástica San Dámaso, un centro al que acude con frecuencia. Como podrán comprobar ustedes es una conferencia en la que Pio Vito Pinto descubre algunas informaciones privadas de su relación con el Papa Francisco.

Diego Lanzas

Ayuda a Infovaticana a seguir informando

Comentarios
3 comentarios en “La normalización de la masonería en la Iglesia
  1. Afortunadamente, la Iglesia fundada por Cristo con sus pecados y virtudes, al ser una obra de Dios, permanecerá hasta el final de los tiempos. «El cielo y la tierra pasarán pero mis palabras no pasarán». Recemos para que Dios no sólo envíe obreros a su viña. sino buenos pastores que nos enseñen y cuiden nuestro camino hacia Él.

  2. Los masones jamás han reconocido ser enemigos de la Iglesia Católica, aunque ni siquiera los comunistas se declaran enemigos de la Obra de Cristo. Esto no quiere decir que no sean un peligro gravísimo para la salvación de las almas de los fieles. Aunque los más peligrosos son los malos pastores, en general se hayan muy imbuidos por los mantras de la secta luciferina, lo que acabamos de comprobar con el espanto de «Fratelli tutti», en el que se adopta el concepto de fraternidad masón, diciendo «hermanos somos todos los hombres», cuando la Iglesia, desde siempre, ha proclamado que sólo el cristiano tiene la filiación divina y, por tanto, que sólo los cristianos somos hermanos entre sí e Hijos de Dios. No somos hermanos de idólatras, ni de asesinos, ni de hechiceros, ni de satámicos masones. Somos hijos de Dios y hermanos de los demás hijos de Dios.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 caracteres disponibles