Este sábado, la Iglesia celebraba la memoria del apóstol incrédulo, Santo Tomás. ¿Toda la Iglesia? No, el presidente de la Conferencia Episcopal Española, Juan José Omella, prefería recordar públicamente en redes sociales una ‘celebración’ más mundana.
“Hoy que celebramos el Día Internacional Libre de Bolsas de Plástico, me gustaría hacer una reflexión”, podía leerse el sábado en la cuenta oficial en Twitter del jefe del episcopado español. “Una sola bolsa de plástico tarda entre 100 y 400 años en descomponerse. Con qué te quedas, ¿con la bolsa o con la vida?”.
Y lo curioso es que, probablemente a su pesar, el comentario del cardenal da para una interesante meditación. Empecemos por lo menor, el alarmante dato de esa bolsa de plástico (¿vale mascarilla anticovid, una de las miles de millones que se descartan a diario?) pasando siglos en pausada descomposición.
Entiendo que 100-400 años parezcan al mundano una eternidad; en cualquier caso, un lapso que supera su propia vida, que es lo único que hay. Pero para un creyente, un adepto de esa Iglesia de la que es Príncipe y sucesor de los apóstoles Omella, con la mirada puesta en nuestro destino eterno, es menos que un pestañeo. Qué ocasión para recordar eso de que “mil años para Dios son como un día”, para poner nuestros ojos en lo que no acaba y es nuestro destino.
Ahora, esta visión sobrenatural, que debería ser natural en un obispo, no impide que Omella pueda tener una seria preocupación personal por los plásticos, aunque quizá sea excesivo que el prelado use el verbo ‘celebrar’ aplicado a uno de esos ‘días internacionales’ decididos por funcionarios supranacionales.
Como cristianos, estamos obligados a cubrir con un manto las excentricidades de nuestros pastores. Como periodistas, en cambio, nos debemos a la noticia y a un intento de explicación. Por ejemplo, al hecho por demás obvio que esta súbita preocupación del de Cretas por la pervivencia del plástico (súbita, en cuanto no se le conoce previamente al presente pontificado) coincida con las obsesiones de la misma cúpula de la que depende su destino, digamos, laboral.
Volviendo al santo que celebraba ese día la Iglesia, ni más ni menos que un predecesor del propio Omella (colegiadamente) y actor secundario del Evangelio, el apóstol Tomás, no deja de ser significativo que lo que más ha quedado en la consciencia popular de este personaje fuese su falta de fe. ‘Doubting Thomas’ llaman los angloparlantes a quienes tienden a ponerlo todo en duda, por ejemplo.
Nada sabemos de las dudas de Omella o de cualquier otro miembro de nuestra jerarquía. Pero de la abundancia del corazón habla la boca, y la incidencia machacona del mensaje pastoral corriente sobre aspectos ajenos a la fe, muy de tejas abajo, y el olvido o ninguneo de lo que nos está prometido para siempre, para cuando esa bolsa de plástico no sea ni un lejanísimo recuerdo, nos lleva a dudar, como Tomás, de la viveza de la fe de muchos de nuestros pastores.
Hoy que celebramos el Día Internacional Libre de Bolsas de Plástico, me gustaría hacer una reflexión.
Una sola bolsa de plástico tarda entre 100 y 400 años en descomponerse. Con qué te quedas, ¿con la bolsa o con la vida?
— Card. Juan José Omella (@OmellaCardenal) July 3, 2021
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Scintilla, no me parece mal que se critique al obispo, sino que se le critique porque tal día no ha hecho mención de tal cosa. Me parece que esta práctica es una trampa dialéctica demasiado habitual en Infovaticana y que no trae buenos frutos. Por lo demás, admiro el trabajo de D. Carlos Esteban.
Es que no los critica tal día porque no mencionen tal o cual cosa, Rubén, eso es no entender nada de lo que aquí se dice. Se les critica por aquello a lo que dedican el tiempo, que no es a lo que les es propio, aquello a lo que han jurado dedicar su vida: y estando como está la Iglesia, viendo cómo campa a sus anchas el demonio y el pecado, la cantidad de gente que, dentro y fuera, lo ignora todo de Cristo, cualquier pastor tiene donde elegir. Y no es don Carlos quien les dice lo que deben atender de todo eso. Sino que se sorprende porque, en vez de eso, sus mensajes van dirigidos a cosas que sólo remotamente tienen que ver con eso. En el caso de Omella, cuánta agua hay que utilizar al ducharse o si se emplea o no una bolsa reciclable. Un escrúpulo que se echa de menos con el pecado en sermones y confesiones o, públicamente, con la sarta de hipocresías y mentiras del conciliábulo catalán de obispos que ha planchado en la conferencia episcopal.
LA CEE se ha convertido en un apéndice de GREENPEACE? Si «de la abundancia del corazón habla la boca» pues eso:de misericordia para delincuentes de rebelión y prevaricacion (con el odio que siembran estos y el mucho dinero robado para esa causa y para ellos) y nada de lo que actualmente aprueba y normaliza el GOBIERNO»EUTANASIA Y LEY TRANS… de la SODOMIA y lavirtud de la PUREZA ya ni mentar, total pa»qué…
Dicho en lenguaje evangélico: lo que sorprende es que pretendan dar el diezmo del comino al mundo (la bolsa de plástico) y se olviden de dar a Dios lo que le corresponde como Padre, a cuyo Hijo se han consagrado: los preceptos más importantes. Lo que denunciaba Jesús en escribas y fariseos. O sea, de los burócratas de la religión de sus días. Hipócritas les llamaba con todas las letras. Lo que les entraba por un oído y les salía por el otro, no sin emponzoñar su corazón, que es lo que les pasa ahora a nuestros obispos. Que se hacen los sordos, pero que no dejan de promover religióndigital en vez de infovaticana o infocatólica.
Cuando estamos con la eutanasia y la transexualidad y etc. lo de las bolsas de plástico es una tomadura de pelo.
Dice la nota:
«Como cristianos, estamos obligados a cubrir con un manto las excentricidades de nuestros pastores».
Le pregunto, quien estableció esa obligación para los cristianos?
La caridad. Que una cosa es la excentricidad y otra el pecado.
¿Y exigir que los pastores se comporten como tales, no es trabajo de los laicos?
Porque una cosa es caridad y otra que nos tomen el pelo.
Y como esta ahorita todo? quien va a fijar limites a la «excentricidad».
Nada mas basta ver las frases que se dicen a cada rato, excentricidades? o mentiras?
Y tengo la obligación de cubrirlas?
Y claro obviamente hay gente a la que no es necesario cubrirle «excentricidades» por que es sobria.
Lo verdadero, sobrio, santo no hay por que andarlo cubriendo con «mantos».
Y las excentricidades si no son pecado por que cubrirlas?
San PAblo en 1 Cor 13,7, donde el castellano dice «todo lo sufre», en griego pone el verbo stego, que literalmente significa cubrir, tapar.
Cubrir las excentricidades, como creo que he dejado claro más arriba, no es dejar pasar que los pastores dejen de cumplir su misión. Al contrario. De hecho, la corrección fraterna está para eso. ¿El límite? Lo que manda la Iglesia. Por eso es más grave lo que ha hecho como obispo de tierras catalanas, firmando una carta llena de mentiras e hipocresía (de lo que supongo que no siente ningún arrepentimiento ni se habrá confesado), que el que recomiende no utilizar bolsas de plástico, que es indicio de lo que lo otro es constatación: de su poca fe y su menor interés por cumplir con su misión ni su escrúpulo ante la ley de Dios, que sí lo tiene ante la ley del mundo, la ecológica.
Scintilla.
Ok, por caridad hay que cubrir excentricidades cuando vemos que algo pueda dañar la imagen publica de una persona cuando se comprueba que lo que se nos hace excéntrico no daña a la persona o a otros, tiene razón ahí si se ve caridad.
Esta bien.
Yo creo que Omella ha descubierto, que los 12 Apóstoles en su tiempo libre, se dedicaban a recoger plásticos, del mar de Tiberiades.
Ja, ja, ja.
Su Señor» OMELLA es el «legado» de D. JORGE BERGOGLIO en nuestra Patria.
Por tanto ¿que nos puede «extrañar-irritar» que se preocupe-ocupe de las bolsas de plastico o de dar aire al separatismo de Cataluñistan?.
¿Que otra EXCENTRICIDAD nos puede chocar?.