La señora de Fátima

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El jueves pasado la Iglesia celebraba a la Virgen de Fátima, una de las apariciones que cuenta con más seguidores en el catolicismo. Por eso, este domingo me gustaría traerles la brillante reseña de la película ‘La señora de Fátima’ (Rafael Gil, 1951), que podemos encontrar entre las páginas del libro del sacerdote español José María Pérez Chaves: ‘100 películas cristianas’. Les recomiendo de nuevo este magnífico libro en el que encontrarás las 100 películas cristianas que, a juicio de su autor, un páter cinéfilo donde los haya, han dejado mayor impronta a lo largo de la historia del séptimo arte.

El 13 de mayo de 1917, tres pastorcitos de Fátima afirman haber visto a la Virgen María. Ellos son Lucía, Francisco y Jacinta. A pesar del hecho tan milagroso, nadie en el pueblo parece creerles, ni siquiera sus propios padres, que incluso piensan que solo se trata de un engaño. Pero las apariciones continuarán sucediéndose, por lo que llamará la atención de todo el mundo, incluida la del propio Gobierno portugués, que enviará a un agente suyo para investigarlas.

La película

En nuestro análisis de La canción de Bernadette, nos hicimos eco de la importancia internacional de la aparición mariana de Lourdes. Sin embargo, y tal vez por el hecho de compartir la misma península ibérica, el pueblo español siempre se ha sentido más vinculado a la de Fátima. Así es, prácticamente desde el principio, se sucedieron las peregrinaciones de nuestro suelo a dicho pueblecito portugués, algo que continúa a día de hoy. Quizás por este motivo, la floreciente industria de nuestro país decidió homenajearla con la película que nos ocupa.

El encargado de hacerlo fue Rafael Gil (1913-1986), uno de los cineastas más prestigiosos de nuestro país (en su haber, se encuentran películas tan aclamadas como: El beso de Judas, ¡Viva lo imposible!, La guerra de Dios…). Al principio, había trabajado como crítico en el diario ABC, así como en varias revistas especializadas: Popular Films, Films Selectos o Gran Film (incluso había escrito un libro sobre la técnica cinematográfica: Luz de cinema). Sin embargo, y como ocurría con tantos otros aficionados, su verdadera ilusión consistía en realizar sus propias películas. La oportunidad le llegó con la adaptación de El hombre que se quiso matar, una novela del famoso escritor Wenceslao Fernández Flórez (1885-1964). Y tanto éxito tuvo con ella que, a partir de aquí, comenzaría a ser llamado para rodar multitud de largometrajes: Huella de luz, El clavo, Don Quijote de La Mancha, Reina santa… Aunque su espaldarazo definitivo le llegaría con La señora de Fátima, que alcanzó renombre internacional.

Amén de la labor del director, debemos destacar la del elenco actoral, que había sido elegido minuciosamente con el fin de ofrecer una cinta de calidad: Fernando Rey (1917-1994), que, pese a acometer un papel secundario, ofrece una interpretación magistral como hombre descreído, aunque de buen corazón; Rafael Bardem (1889-1972), que ya arrastraba una amplia carrera en los escenarios teatrales, pero que también había aparecido en títulos como La mies es mucha y El clavo; Tito Junco (1915-1983), que gozaba de mucho renombre gracias a filmes como María Magdalena, pecadora de Magdala y Ojos de juventud, e Inés Orsini, que, aunque hasta el momento solo había protagonizado Cielo sobre el pantano, hubo demostrado su solvencia interpretativa. También cabe subrayar el aspecto musical, confiado a Ernesto Halffter (1905-1989), el único discípulo reconocido de Manuel de Falla: su melodía, conformada por los sonidos tradicionales portugueses, en los que era experto, es ciertamente muy emotiva y significativa.

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 Como era de esperar, La señora de Fátima batió todas las plusmarcas establecidas hasta el momento, reverberando incluso en las pantallas internacionales[1]. De hecho, su fama alcanzó cotas tan altas que el mismísimo papa Pío XII convocó a Rafael Gil a una audiencia privada, donde le espetó que esta película había hecho más por la fe cristiana que la predicación de muchos sacerdotes. El Estado español recompensó esta notoriedad mediante la entrega del Premio del Sindicato Nacional del Espectáculo al mejor film del año. Hoy es la cinta referencial sobre la aparición portuguesa, pues incluso títulos recientes, como Fátima, la película (Marco Pontecorvo, 2020), beben de ella.

¿Qué podemos aprender de ella?

El 13 de mayo de 1917, la Virgen María se les apareció a Lucía, Francisco y Jacinta en Cova da Iria, cerca de Fátima. Según el testimonio de los niños, se trataba de una señora majestuosa, vestida de un blanco refulgente, que portaba un rosario entre las manos y que les invitó a que se unieran a su oración, puesto que estaba muy triste por el devenir del mundo. Después de esto, les pidió que acudiesen allí el 13 de cada mes hasta octubre, fecha en que revelaría su nombre y obraría un milagro a la vista de todos: el baile del sol, que propició la conversión de muchos asistentes[2]. Después de esto, las visiones no se reanudaron, pero los niños dieron a conocer los mensajes que la Virgen les había trasmitido y que permanecen en vigor hasta el día de hoy.

De hecho, su vigor es tal que muchos opinan que no fueron revelados en su totalidad y que, el verdadero tercer mensaje que dio la Virgen en Fátima, continúa oculto. Este sería el del nacimiento del anticristo y su asentamiento en el trono de Pedro, en Roma. Ciertamente, hay estudios que procuran demostrar que, en efecto, la letra del texto original de la carta revelada no es la misma que la de sor Lucía, pero esta siempre ha negado cualquier conspiración. Sea como fuere, el núcleo del mensaje de la Madre de Dios es la conversión y la penitencia, y estos dos elementos nunca pierden su vigor.

[1]        Solo un año después, Hollywood estrenaría un remake encubierto: El mensaje de Fátima (John Brahm, 1952), nominada a un Óscar en la categoría de mejor banda sonora original.

[2]        La conversión más famosa es la de Avelino de Almeida (1873-1932), un periodista que, mediante sus artículos en El Siglo, ridiculizaba constantemente a los pastorcitos, pero que, tras presenciar este milagro, se convirtió al evangelio y defendió hasta su muerte las apariciones de la Virgen.

Esta reseña, y 99 más, las pueden encontrar en el libro ‘100 películas cristianas’, publicado por Homo Legens.