Hans Küng, el teólogo que sembró el Vaticano III

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(Stefano Fontana/BQ)- Murió Hans Küng, teólogo suizo. A menudo apareció en los titulares de los periódicos cuando disparó fuertemente contra la doctrina católica. De formación hegeliana, quiso la reforma ecuménica y democrática de la Iglesia. Mientras tanto, sembró en silencio. Los frutos los cosechamos hoy: muchos piensan que ya estamos en el Concilio Vaticano III que él esperaba.

El teólogo Hans Küng falleció este 06 de abril, a la edad de 93 años en su casa de Tubinga, Alemania. Nacido en Sursee, Suiza, en 1928, Küng había decidido dedicarse al estudio de la teología y a los 32 años se convirtió en profesor titular en la Facultad de Teología Católica de la Universidad de Tubinga.

Cualquiera, incluso aquellos que no saben casi nada de teología, conocen el nombre de Hans Küng y lo consideran el antagonista por excelencia de la doctrina católica. Desde este punto de vista, la vida teológica de Küng es exactamente lo contrario de las prescripciones dadas por la Congregación para la Doctrina de la Fe en su Instrucción sobre la vocación eclesial del teólogo Donum veritatis de 1990. Aquí se pedía prudencia a los teólogos, se sugería no dirigirse a los medios de comunicación, de no hacer alarde de posiciones teológicas contrarias al magisterio, ni siquiera para discutir los temas ya definidos por éste. Küng, en cambio, siempre se puso en escena, desde que acompañaba al cardenal König de Viena al Vaticano para el Concilio y ciertamente nunca utilizó la prudencia “eclesial” que el magisterio pide a los teólogos.

Cuando esto sucede en un teólogo, como en el caso de Küng, quizás signifique que, de manera más o menos consciente, ese teólogo piensa que el futuro de la Iglesia depende de él, o al menos sobre todo de él. Esta actitud personal tiende entonces hacia una teología historicista y progresista, y esto a su vez anima teóricamente esa actitud personal. Su camarada Karl Rahner declaró abiertamente que quería ser el iniciador de una nueva Iglesia y, a juzgar por su vida y su teología, también lo hizo Hans Küng. La personalidad se funde así a la teología profesada y viceversa, en la idea querida por los reformadores y herejes de que la salvación está en el futuro, que el futuro es la salvación y que ellos tienen las llaves del futuro.

Küng era filosóficamente muchas cosas, pero sobre todo era hegeliano. En esta clave, la realidad de la Iglesia coincide con la autoconciencia de la Iglesia y ésta -la autoconciencia-, está en continuo cambio. No es que se convierta, más bien es devenir y el devenir está guiado por el futuro, no por el pasado, de modo que no puede haber una noción teológica válida que no sea también nueva. Esto es lo que temía Réginald Garrigou-Lagrange en 1946, cuando se preguntó dónde estaba la Nouvelle theologie (de la que Küng también es en fondo un hijo, aunque más temerario que otros) y, aún más dramáticamente, se preguntó si todavía era posible una verdadera teología, aunque no fuese nueva. También se debe a Küng que muchos teólogos, sin saber que son kungianos, hoy piensan de esta manera: cualquier posición teológica para ser verdaderamente tal, debe ser nueva. El presidente de los obispos alemanes, Mons. Georg Bätzing. Küng era suizo por nacionalidad, pero alemán por teología.

Hans Küng estaba sintonizado con un Vaticano III y ansioso por encontrar un Juan XXIV. Creía que la Iglesia se constituía desde abajo y que también se renovaba desde abajo. Dijo que la nueva Iglesia desde abajo ya había comenzado. Acusó a la Iglesia de machismo y le hubiera gustado una reconquista femenina de los derechos de la mujer, desde la anticoncepción hasta el sacerdocio. Los obispos deberían haber sido elegidos desde abajo y en libertad. Impulsó mucho un ecumenismo nuevo y más radical, denunció lo que llamó la «obstinación en enfatizar las diferencias», pidió la abolición de las condenas contra Lutero y Calvino y con las Iglesias reformadas quiso afirmar una “hospitalidad eucarística como una expresión de una comunión de fe ya realizada”. Consideró insostenible por parte de la Iglesia católica que se denominara una sola religión legítima y vio esta actitud como una consecuencia del “colonialismo europeo y del imperialismo romano”. Según él, la Iglesia tuvo que aceptar el desafío de la pretensión de la verdad de las otras religiones.

Internamente, entonces, debería haber hecho autónomas a las Iglesias regionales y locales en honor a la “riqueza de variedad” contra la “prepotencia dogmática”, la “inmovilidad dogmática” y la “censura moralista”. La Iglesia tenía que vivir, según él, una “relación comunitaria” y abandonar el modelo de Iglesia “desde arriba, obstinada, tranquilizadora, burocratizada”. Como la URSS había rehabilitado a sus disidentes, la Iglesia también debía haber rehabilitado a los suyos, desde Heldel Camara a Leonardo Boff. El futuro de la la Iglesia, así como en el ecumenismo, también fue visto por él en el pacifismo y en un nuevo ecologismo.

Los principales teólogos, por ser puntiagudos, se ganan las primeras páginas de los periódicos cuando las disparan gruesas y, de hecho, a menudo las disparan gruesas. Como cuando Küng se deshizo de la infalibilidad del Papa: todos lo recuerdan. Pero su legado no está necesariamente ahí, en los ataques que encendieron los reflectores. Su siembra se produce cuando se apagan los focos y en la práctica de la Iglesia sus indicaciones se viven y encarnan tácitamente, en la oscuridad del centro de atención. Intente releer la breve reseña de las posiciones de Küng en el párrafo anterior. Todas las encontramos en la Iglesia alemana de hoy y en su camino sinodal. Algunas se dicen más cortésmente, pero las encontramos todas. Pasemos entonces a la Iglesia universal. Aquí también las encontramos, más o menos, todas ellas: Leonardo Boff escribió las encíclicas pontificias y de Mons. Camara se quiere la canonización, muchos piensan que ya estamos en el Vaticano III y que ya ha llegado un Juan XXIV, Lutero y Calvino han sido bienvenidos nuevamente al redil, la hospitalidad eucarística es la praxis y las mujeres se acercan al altar. Mientras los medios cubrían sus ataques, Hans Küng estaba ocupado sembrando semillas.

Publicado por Stefano Fontana en la Brújula Cotidiana.

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Comentarios
22 comentarios en “Hans Küng, el teólogo que sembró el Vaticano III
  1. Totalmente de acuerdo.
    Y añado que la frase «…de manera más o menos consciente, ese teólogo piensa que el futuro de la Iglesia depende de él, o al menos sobre todo de él.» También es aplicable a Lefevre, etc…

    1. Error.

      El Arzobispo Lefebvre, en todo caso, pensó que preservar la Tradición bimilenaria, ante her.ejes moder.nistas como Kung, dependía de él.

    2. Donde no está el futuro de la iglesia es en los que 4p0st4t4n de la Sagrada Tradición. Ya se está viendo a dónde conduce la suplan tación del sacrificio de la misa por una cena calvinista luterana.

    1. No le he leído defender con tanta vehemencia el VII. No todo vale para atacar a un teólogo que muy probablemente usted no ha leído detenidamente. Espero que ya sabe que la infalibilidad papal no llega hasta que Roma está sitiada por los unionistas en la segunda mitad del siglo XIX y los concilios lateranenses I y II fueron realmente sínodos diocesanos. La invocación del suicidio asistido es algo que comprendemos bien, al menos como reacción desmesurada y pasajera quienes hemos ejercido en el cuidado de enfermos degenerativos incurables; y eso no es excusa para valorar una larga labor docente y apostólica. Lea usted un poquito a Küng y luego, opine: no se conforme con la sombras del mito platónico de caverna.

      1. Los carbonarios del xix ya hablaban de un concilio y de un p4p4 «conforme a nuestros intereses», que «creyendo seguir el estandarte de san pedro siga el nuestro».

    2. Qué blas femia acabas de decir.
      El Espiritu Santo nunca jamás va a decir que hay otros caminos de salvacion santidad y Gracia fuera de la Iglesia o que se sirve de las s3ctas como medios de salvación. Tales insolencias solo las puede decir el demonio.

  2. Si siembras con el Espiritu Santo significa llevar a la Iglesia al «caos» en que el está…algo no funciona bien.
    Que Dios te perdone, pues en este momento ya has dado cuente de tanta confusión que sembraste

    1. Desde que se supla nta ilegalmente la misa católica por una cena protestante, nada puede evitar la conversión de la iglesia en una s3cta protestante.

  3. Vaya a saber por qué el articulista se olvida que la Iglesia declaró en 1975 que varias de las enseñanzas de Küng eran contrarias a su doctrina y que también en 1979 se le proihibió enseñar y que declaró que no podía ser considerado un teólogo católico. Sin perjuicio de ello, no es obligatorio en esta situación excomulgar, esa circunstancia la debe decidir quien juzga de acuerdo con lo que oportunamente le parezca.

  4. Yo creo que tanto Kung como Lefebrve,habrán dado cuenta ante Dios y a los dos les habrá mostrado el mal que han hecho en una dirección y en la otra.

    1. Creo que la Iglesia reconocerá el bien que hizo Lefebre, en cuanto a Kung, como los progresaurios, se extinguen sin que nadie les siga.

  5. …..timidez en las escasas condenas….. contra Küng y similares, permitiéndoles continuar esparciendo el error y la confusión. En cambio, mano de hierro contra Lefevbre y contra cualquier congregación, obispo o laico que ose poner en tela de juicio el CVII y sus desmanes. Desde 2013 los ‘misericordiados’ se han multiplicado mucho y, evidentemente, siguen siendo los amigos de Cristo y de la Tradición.

  6. YO ESTOY CONVENCIDO QUE TODAS ESTAS DISCUSIONES POR DIVERSAS POSTURAS DENTRO DE LA IGLESIA, NO SIRVEN PARA NADA. EL SEÑOR JESUCRISTO FUNDADOR DE SU IGLESIA, PONDRA EN EL MOMENTO QUE CONSIDERE OPORTUNO, LAS RECTIFICACIONES A TANTA CONFUSION. EN EL PLAN DE LA DIVINA PROVIDENCIA, QUE NOSOTROS NO CONOCEMOS, ESTA EL MODO DE ENDEREZAR LA BARCA DE PEDRO, PARA LLEVARLA AL MAR PROFUNDO DE LA SALVACION.

  7. Andrés,es así,Dios va rectificando a travez de quienes Él considera.si Juan XXlll,convocó a un Concilio será pq se lo inspiró el Espíritu Santo.El tal Papa fue santo,les guste o no.Si no creen que fue santo,armen una comisión para demostrar que sus milagros fueron truchos.

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