Francisco: «La teología moral no puede reflexionar sólo sobre la formulación de normas»

|

«Necesita hacerse cargo propositivamente de la realidad que supera cualquier idea».

El Papa Francisco ha enviado un mensaje al Superior de la Congregación del Santísimo Redentor y moderador general de la Academia Alfonsiana, Michael Brehl, con motivo del 150 aniversario de la proclamación de san Alfonso María de Ligorio como doctor de la Iglesia.

«La propuesta teológica alfonsina nace de la escucha y la acogida de la fragilidad de los hombres y mujeres más abandonados espiritualmente. El santo doctor, formado en una mentalidad moral rigorista, se convierte a la «benignidad» a través de la escucha de la realidad», escribe Su Santidad en el documento publicado por el Vaticano.

«La experiencia misionera en las periferias existenciales de su tiempo, la búsqueda de los alejados y la escucha de las confesiones, la fundación y guía de la naciente Congregación del Santísimo Redentor, así como las responsabilidades como obispo de una Iglesia particular, le llevan a convertirse en padre y maestro de misericordia», continúa el Santo Padre.

La conversión gradual a una pastoral decididamente misionera, «capaz de cercanía con el pueblo», explica el Pontífice, empujó a Alfonso «a reexaminar, no sin esfuerzo, incluso los planteamientos teológicos y jurídicos que había recibido en los años de su formación: marcados inicialmente por un cierto rigorismo, se transformaron luego en un enfoque misericordioso, un dinamismo evangelizador capaz de actuar por atracción».

«En las disputas teológicas, prefiriendo la razón a la autoridad, no se detiene en la formulación teórica de los principios, sino que se deja interpelar por la vida misma», señala Francisco.

San Alfonso, por tanto, «no es ni laxo ni rigorista. Es un realista en el verdadero sentido cristiano» porque comprendió bien que «en el corazón mismo del Evangelio está la vida comunitaria y el compromiso con los otros», afirma el Pontífice recurriendo a su exhortación apostólica ‘Evangelii Gaudium’, la cual cita hasta nueve veces.

«El anuncio del Evangelio en una sociedad que cambia rápidamente requiere la valentía de escuchar la realidad», escribe el Papa.

«Toda acción pastoral tiene su raíz en el encuentro salvífico con el Dios de la vida, nace de la escucha de la vida y se nutre de una reflexión teológica que sepa hacerse cargo de las inquietudes de las personas para indicar caminos viables», indica el Sucesor de Pedro.

Siguiendo el ejemplo de Alfonso, el Papa invita a los teólogos morales, a los misioneros y a los confesores «a entrar en una relación viva con los miembros del pueblo de Dios y a mirar la existencia desde su perspectiva, para comprender las dificultades reales que encuentran y ayudar a curar sus heridas».

«La teología moral no puede reflexionar sólo sobre la formulación de principios, de normas, sino que necesita hacerse cargo propositivamente de la realidad que supera cualquier idea», explica Francisco.

A ejemplo del santo, dice, «es deseable y, por tanto, necesario, acompañar y sostener a los más desprovistos de ayuda espiritual en el camino de la redención». «El radicalismo evangélico no va contrapuesto a la debilidad del hombre», añade.

«Siempre es necesario encontrar el camino que no aleje, sino que acerque los corazones a Dios, como hizo Alfonso con su enseñanza espiritual y moral», afirma el Pontífice.

Formando conciencias «responsables y misericordiosas» tendremos, escribe, «una Iglesia adulta capaz de responder constructivamente a las fragilidades sociales, con vistas al reino de los cielos».

«En los últimos tiempos, los retos a los que se enfrenta la sociedad son innumerables: la pandemia y el trabajo en el mundo después de la Covid, los cuidados que hay que asegurar a todos, la defensa de la vida, las aportaciones que nos llegan de la inteligencia artificial, la salvaguarda de la creación, la amenaza antidemocrática y la urgencia de la fraternidad. ¡Ay de nosotros si en este compromiso evangelizador, separáramos el «grito de los pobres» del «grito de la tierra»!», exclama el Papa citando un discurso suyo y otro documento pontificio suyo: Querida Amazonía.

«Alfonso de Ligorio, maestro y patrono de los confesores y los moralistas, ofreció respuestas constructivas a los retos de la sociedad de su tiempo a través de la evangelización popular, indicando un estilo de teología moral capaz de conjugar las exigencias del Evangelio y la fragilidad humana», prosigue.

«La teología moral no debe tener miedo de hacerse eco del grito de los últimos de la tierra y hacerlo suyo. La dignidad de los frágiles es un deber moral ineludible e inaplazable. Es necesario atestiguar que el derecho siempre significa solidaridad», asegura el Sumo Pontífice.

Les ofrecemos el mensaje del Santo Padre, publicado en español por la Oficina de Prensa de la Santa Sede:

Al Rev. P. Michael Brehl, C.Ss.R., Superior General de la Congregación del Santísimo Redentor y moderador general de la Academia Alfonsiana

Hace ciento cincuenta años, Pío IX, el 23 de marzo de 1871, proclamaba a san Alfonso María de Ligorio doctor de la Iglesia.

La bula de proclamación del doctorado de san Alfonso destaca la especificidad de su propuesta moral y espiritual, al haber sabido mostrar «el camino seguro a través de la maraña de opiniones encontradas de rigorismo y laxismo».(1)

Ciento cincuenta años después de este gozoso aniversario, el mensaje de san Alfonso María de Ligorio, patrono de los confesores y moralistas, y modelo para toda la Iglesia en salida misionera, sigue indicando con vigor el camino principal para acercar las conciencias al rostro acogedor del Padre, porque «la salvación que Dios nos ofrece es obra de su misericordia» (EG 112).

La escucha de la realidad

La propuesta teológica alfonsina nace de la escucha y la acogida de la fragilidad de los hombres y mujeres más abandonados espiritualmente. El santo doctor, formado en una mentalidad moral rigorista, se convierte a la «benignidad» a través de la escucha de la realidad.

La experiencia misionera en las periferias existenciales de su tiempo, la búsqueda de los alejados y la escucha de las confesiones, la fundación y guía de la naciente Congregación del Santísimo Redentor, así como las responsabilidades como obispo de una Iglesia particular, le llevan a convertirse en padre y maestro de misericordia, seguro de que «el paraíso de Dios es el corazón del hombre». (2)

La conversión gradual a una pastoral decididamente misionera, capaz de cercanía con el pueblo, de saber acompañar sus pasos, de compartir concretamente su vida incluso en medio de grandes limitaciones y desafíos, empujó a Alfonso a reexaminar, no sin esfuerzo, incluso los planteamientos teológicos y jurídicos que había recibido en los años de su formación: marcados inicialmente por un cierto rigorismo, se transformaron luego en un enfoque misericordioso, un dinamismo evangelizador capaz de actuar por atracción.   

En las disputas teológicas, prefiriendo la razón a la autoridad, no se detiene en la formulación teórica de los principios, sino que se deja interpelar por la vida misma. Abogado de los últimos, los frágiles y los descartados por la sociedad de su tiempo, defiende el «derecho» de todos, especialmente de los más abandonados y de los pobres. Este camino le llevó a la opción decisiva de ponerse al servicio de las conciencias que buscan, incluso entre mil dificultades, el bien, porque son fieles a la llamada de Dios a la santidad.

San Alfonso, por tanto, «no es ni laxo ni rigorista. Es un realista en el verdadero sentido cristiano» porque comprendió bien que «en el corazón mismo del Evangelio está la vida comunitaria y el compromiso con los otros» (EG 177).

El anuncio del Evangelio en una sociedad que cambia rápidamente requiere la valentía de escuchar la realidad, de «educar las conciencias para que piensen de manera diferente, en discontinuidad con el pasado».(3)

Toda acción pastoral tiene su raíz en el encuentro salvífico con el Dios de la vida, nace de la escucha de la vida y se nutre de una reflexión teológica que sepa hacerse cargo de las inquietudes de las personas para indicar caminos viables. Siguiendo el ejemplo de Alfonso, invito a los teólogos morales, a los misioneros y a los confesores a entrar en una relación viva con los miembros del pueblo de Dios y a mirar la existencia desde su perspectiva, para comprender las dificultades reales que encuentran y ayudar a curar sus heridas, porque sólo la verdadera fraternidad «sabe mirar la grandeza sagrada del prójimo, que sabe descubrir a Dios en cada ser humano, que sabe tolerar las molestias de la convivencia aferrándose al amor de Dios, que sabe abrir el corazón al amor divino para buscar la felicidad de los demás como la busca su Padre bueno.» (EG, n. 92).

Fiel al Evangelio, la enseñanza moral cristiana, llamada a anunciar, profundizar y enseñar, debe ser siempre una respuesta «al Dios amante que nos salva, reconociéndolo en los demás y saliendo de nosotros mismos para buscar el bien de todos.» (EG, n. 39). La teología moral no puede reflexionar sólo sobre la formulación de principios, de normas, sino que necesita hacerse cargo propositivamente de la realidad que supera cualquier idea (cf. EG, n. 231). Esto es prioritario (cf. EG, nn. 34-39) porque el conocimiento de los principios teóricos por sí solo, como nos recuerda el mismo san Alfonso, no es suficiente para acompañar y sostener las conciencias en el discernimiento del bien a realizar. Es necesario que el conocimiento se haga práctico a través de la escucha y la acogida de los últimos, los frágiles y los que la sociedad considera como un descarte.

Conciencias maduras para una Iglesia adulta

A ejemplo de san Alfonso María de Ligorio, renovador de la teología moral (4), es deseable y, por tanto, necesario, acompañar y sostener a los más desprovistos de ayuda espiritual en el camino de la redención. El radicalismo evangélico no va contrapuesto a la debilidad del hombre. Siempre es necesario encontrar el camino que no aleje, sino que acerque los corazones a Dios, como hizo Alfonso con su enseñanza espiritual y moral. Todo ello porque «la inmensa mayoría de los pobres tiene una especial apertura a la fe; necesitan a Dios y no podemos dejar de ofrecerles su amistad, su bendición, su Palabra, la celebración de los Sacramentos y la propuesta de un camino de crecimiento y de maduración en la fe. La opción preferencial por los pobres debe traducirse principalmente en una atención religiosa privilegiada y prioritaria.» (EG 200).

Como san Alfonso, estamos llamados a salir al encuentro de la gente como comunidad apostólica que sigue al Redentor entre los abandonados. Este salir al encuentro de los que no tienen auxilio espiritual ayuda a superar la ética individualista y a promover una madurez moral capaz de elegir el verdadero bien. Formando conciencias responsables y misericordiosas tendremos una Iglesia adulta capaz de responder constructivamente a las fragilidades sociales, con vistas al reino de los cielos.

Salir al encuentro de los más frágiles permite luchar contra la «lógica de la competitividad y la ley del más fuerte» que «considera al ser humano en sí mismo como un bien de consumo, que se puede usar y luego tirar», dando inicio a «la cultura del descarte»». (cf. EG, n. 53).

En los últimos tiempos, los retos a los que se enfrenta la sociedad son innumerables: la pandemia y el trabajo en el mundo después de la Covid, los cuidados que hay que asegurar a todos, la defensa de la vida, las aportaciones que nos llegan de la inteligencia artificial, la salvaguarda de la creación, la amenaza antidemocrática y la urgencia de la fraternidad. ¡Ay de nosotros si en este compromiso evangelizador, separáramos el «grito de los pobres» (5) del «grito de la tierra»! (6).

Alfonso de Ligorio, maestro y patrono de los confesores y los moralistas, ofreció respuestas constructivas a los retos de la sociedad de su tiempo a través de la evangelización popular, indicando un estilo de teología moral capaz de conjugar las exigencias del Evangelio y la fragilidad humana.

Siguiendo el ejemplo del santo doctor, os invito a abordar seriamente en el plano de la teología moral «el grito de Dios preguntándonos a todos: «¿Dónde está tu hermano?» (Gn 4,9). ¿Dónde está tu hermano esclavo? ¿Dónde está ese que estás matando cada día en el taller clandestino, en la red de prostitución, en los niños que utilizas para mendicidad, en aquel que tiene que trabajar a escondidas porque no ha sido formalizado? » (EG, n. 211).

En momentos históricos como el actual, se evidencia concretamente el peligro de absolutizar los derechos de los fuertes, olvidando a los más necesitados.

La formación de las conciencias para el bien se presenta como una meta indispensable para todo cristiano. Dar espacio a las conciencias -el lugar donde resuena la voz de Dios- para que puedan realizar su discernimiento personal en la concreción de la vida (cf. AL 37) es una tarea formativa a la que debemos ser fieles. La actitud del samaritano (Lc 10, 33-35), como he indicado en Fratelli tutti, nos empuja en esta dirección.

La teología moral no debe tener miedo de hacerse eco del grito de los últimos de la tierra y hacerlo suyo. La dignidad de los frágiles es un deber moral ineludible e inaplazable. Es necesario atestiguar que el derecho siempre significa solidaridad.

Os invito, como hizo san Alfonso, a salir al encuentro de los hermanos y hermanas frágiles de nuestra sociedad. Esto implica el desarrollo de una reflexión teológico- moral y de una acción pastoral, capaz de comprometerse con el bien común, que tiene su raíz en el anuncio del kerigma, que tiene una palabra decisiva en defensa de la vida, para la creación y la fraternidad.

En este especial aniversario, animo a la Congregación del Santísimo Redentor y a la Pontificia Academia Alfonsiana, como su expresión y centro de alta formación teológica y apostólica, a entablar un diálogo constructivo con todas las instancias procedentes de todas las culturas, (7) para buscar respuestas apostólicas, morales y espirituales a favor de la fragilidad humana, sabiendo que el diálogo es marturya.   

Que san Alfonso María de Ligorio y la Virgen del Perpetuo Socorro sean siempre vuestros compañeros de viaje

Roma, San Juan de Letrán, 23 de marzo de 2021

FRANCISCO

 

[1] Pio IX, Acta Sancta Sedis, vol. VI, Typis Polyglottae Officinae S. C. De Propaganda Fidei, Romae 1871, 318.

[2] A. de’ Liguori, «Modo di conversare alla familiare con Dio» in Opere ascetiche vol. I, CSSR, Roma 1933, 316.

[3] Ibid., 221.

[4] Cf. Juan Pablo II, «Spiritus Domini», en Enchiridium Vaticanum, vol. 10, Ed. Dehonianas, Bolonia 1989, p. 1420. [cf. AAS79 (1987) pp. 1367-1368].

[5] Cf. Laudato si’, n. 49.

[6] Papa Francisco, «Progettare passi coraggiosi per meglio rispondere alle attese del popolo di Dio. Discorso di sua santità Papa Francesco» in Studia Moralia, 57/1 (2019) 13-16.

[7] Querida Amazonia, n. 36.

Ayuda a Infovaticana a seguir informando

Comentarios
47 comentarios en “Francisco: «La teología moral no puede reflexionar sólo sobre la formulación de normas»
    1. Si de los pobres (¿?) del NOM. Que le diga eso a los católicos de China , a ver si le creen . San Alfonso, y todos los santos lo han tenido bien claro: SÍ existe un Dios Católico!!!

    2. Francisco con este escrito, no predica Magisterio Pontificio sino una mezcla de ideas erróneas que atacan los fundamentos de la moral católica.

      1. «Más almas conduce al i n f i e r n o la falsa esperanza en la misericordia de Dios…porque confiando muchos en la misericordia de Dios siguen en la senda del pecado. «

        1. Francisco debería tener en cuenta que cuando ofendemos a Dios,ofendemos su JUSTICIA y podemos acudir a la MISERICORDIA..pero quien OFENDE a la MISERICORDIA,haciendo uso de ella para seguir pecando A QUIÉN ACUDIRÁ..?????

    3. ¿De los pobres? Los católicos más pobres, los de África y Asia, son los que estorban a la camarilla vaticana del arco iris. Son los más ricos, alemanes, belgas y estadounidenses, los que se componen dicha camarilla.

      Como siempre, el problema de la «teología de la pobreza»… es que quien más se llena la boca de la misma es quien menos la practica y quien más debiera callar.

    4. Uno lee a Francisco y tiene la sensación de que cree saber más que el propio Dios. ¡Cuidado con los principios y las reglas morales dados por Dios, por ejemplo los diez mandamientos! Ahora resulta que no hay que contemplarlos y ponerlos en práctica desde el amor a Dios y a su voluntad, sabiendo además que Dios quiere nuestro bien, sino que deben ser examinados desde la realidad y el contexto humanos, y estar muy pendientes de que su exigencia no vaya a dañar a los hombres. Yo alucino.

      1. Exacto! Parece que el ser humano actual necesita consideraciones y excepciones que no se concedían al hombre antiguo… ni siquiera a los esclavos…Como si los mandatos expresados en los 10 mandamientos debieran hoy suavizarse y modificarse…

  1. É por isto, que o Papa Francisco se torna ambíguo! Acho que já todos sabem que ninguém pode ou deve julgar o irmão ou até condená-lo…mas ser permissivo ao ponto de inverter a Doutrina, NUNCA! A Salvação EXIGE arrependimento; assim, para isso, o pecador precisa ter consciência de que está errado e quando o seu estado permitir, MUDAR DE VIDA. Se não o fizer, com humildade, deve confiar na Misericórdia Divina e esperar até com a ajuda da Igreja, mas sem exigir que a PALAVRA De DEUS se ADAPTE ou MUDE! E muito menos, a Igreja o pode fazer, porque , segundo Jesus, Ela é IMUTÁVEL!

  2. Reconoceréis que tiene su mérito que todo lo puede usar para sus propios intereses. Ha de ser hábil para mezclar a San Alfonso María de Lig.orio con la ecol.ogía.

  3. Dentro de la sopa mezclada que se vierte, lo único claro que es que parece poner la «realidad» al mismo nivel que el corpus normativo canónico. Más de lo mismo: la Iglesia como secta mundana, como club social de asistencia material, como ONG peculiar, desprovista de todo mensaje sobrenatural, de toda espiritualidad cristológica, de todo esmero y cuidado sacramental.

  4. No cabe caer en la defensa de la conciencia subjetiva, ni en la «moral» de situación. Ni en relativismos ni en «rebajas»
    Norma, intención, acto, circunstancias, todo en el bien. Cualquiera que falla, malo. Ah! Y las circunstancias son agravantes o atenuantes, nunca justificantes!

    1. No entiendo como aún no le han llamado de Roma para consultarle.
      La doctrina moral, como toda la doctrina, no es un corpus estático. Así como los dogmas y verdades tienen un jerarquía y se despliegan a lo largo del tiempo, así sucede con la doctrina moral.
      De hecho, sobre que argumentos bíblicos se sustenta la doctrina de objeto, fin y circunstancias?

      1. Pues parece que es el propio Francisco el que se sustenta en tal doctrina; eso sí, dando prioridad a las circunstancias sobre los otros dos factores de la moralidad. Por el camino que vamos, va a llegar un momento en que ya no podremos hablar de actos intrínsecamente malos. No sé, imagino a Francisco poniendo en boca de Moisés, nada más bajar de Sinaí con las tablas de la Ley y encontrarse con el becerro de oro, todo tipo de justificaciones circunstanciales. «Verás, Yahvé, tienes que entenderlo. Me has tenido 40 días y 40 noches ocupado con tus cuitas. ¿No puedes entender que estos pobres humanos se hayan cansado de esperar e, influidos por los pueblos vecinos, hayan caído en la tentación de la idolatría? Anda, no seas tan duro, no vaya a ser que, en su debilidad, les hagas aún más daño de lo que tus exigencias ya les hacen».

  5. Contrariamente a lo que dice el Pontífice, la moral católica siempre ha funcionado mediante la formulación de principios y normas, y estas normas vienen dadas por el Altísimo. Lo que propone Francisco implica la demolición del sistema moral, en favor de una moral de situación.

  6. El Papa Francisco dice que San Alfonso “formado en una mentalidad moral r i g o r i s t a, se convierte a la benignidad a través de la escucha de la realidad.” Esta afirmación es falsa, al confundir formación r i g o r i s t a con recta, y al considerar que la “escucha de la realidad” le habría cambiado, como si el contacto con la realidad cotidiana tuviera que enseñarnos más que los que enseñan las Escrituras y la Tradición. ¿Acaso la Escritura y la Tradición no son también realidad? Precisamente en ellas radica la verdadera enseñanza, pues en ellas hallamos la revelación de Dios.

  7. Francisco habla erróneamente de “dinamismo evangelizador capaz de actuar por atracción”, cuando precisamente San Alfonso utilizó la palabra y el argumento para convencer a las almas, en un ejercicio fecundo de proselitismo.

  8. Gracias.
    Eso lo arreglan tres: el colega homoJames SJ, el negociador Xi Parolín , salvador de los católicos en China comunista como todos sabemos y el destructor del Instituto de la Familia, San Juan Pablo II, del que mantiene irónicamente el título, para ver si puede crear más confusión entre los fieles.
    Limpio de Polvo y Paglia, para regocijo de algunos.

  9. Lamentables son las palabras del Santo Padre cuando habla de que según él, “los retos a los que se enfrenta la sociedad son: la pandemia y el trabajo en el mundo después de la Covid…la salvaguarda de la creación, la amenaza antidemocrática y la urgencia de la fraternidad. ¡Ay de nosotros si en este compromiso evangelizador, separáramos el «grito de los pobres» del «grito de la tierra»!”

    1. El trabajo después de la covid suena a reinicio del NOM; lo de la creación, es pura ideología ecologista que no es cristiana; la amenaza antidemocrática no viene de los nacionalismos como repite tanto Francisco, sino de los organismos supranacionales que el Papa quiere que imperen en el mundo, a pesar de que están inoculando criterios anticatólicos (véase lo que hace la ONU por ejemplo); lo de la fraternidad es masonería pura; y lo del grito de la tierra parece panteísmo.

  10. Cuando Francisco habla de rig.oris.mo pienso que ahí hay algo o bien de t.rauma o bien habla de sí mismo en algún momento de su trayectoria. Pero eso se cura, como dijo él, yendo al psiqui.atra, no vertiendo sus t.raumas y frustraciones sobre los fieles.

  11. «La teología moral no puede reflexionar sólo sobre la formulación de normas», ahora solo le falta decir, que Francisco, le gusta reflexionar sólo de «como saltarse las normas», para que la moral sea totalmente subjetiva.

  12. Entonces que hacemos? Nos cargamos los mandamientos de Dios?
    O los explicamos y puntualizamos, para poder entender que materia y circunstancias lo incumple o perfecciona, o aplicamos la misericordia rasa, y amplia es castilla

  13. Una moral estática de normas cuadradas e inamovibles no puede dar respuesta a la multitud de realidades complejas como las que tenemos y vamos a tener en el futuro.
    Eso no obsta para que se den una serie de principios fundamentales e innegociables para ser fiel a ellos y no caer en puros relativismos o en planteamientos meramente situacionistas.
    Hay tres campos de la realidad que van a suscitar problemáticas morales que no podrán responderse desde «recetas» simples:
    -La ingeniería genética.
    -La inteligencia artificial.
    -La robótica y la digitalización de los procesos económicos, laborales y productivos con todos sus pros y contras.

  14. Puede que muchos creyentes ya no sepan si los sacerdotes merecen nuestra atención si siguen viendo estos desmanes y no repudian al autor. Lo digo con pesar. Saben teología. Son personas de Fe que toleran estas vejaciones. Y celebran nombrando a . por obligación. No confirma, más vale espanta. No se entiende.

    1. Hacerse cargo propositivamente de la realidad, que supera cualquier idea.

      Entiendo que quiere decir:

      Adaptarse a lo que se hace, aplaudir acriticamente todo.

      Como un bobo.

      O entiendo mal ?

  15. La teología moral no concierne los opinólogos , jueces temerarios , maldicientes y calumniadores de este blog ……
    Que son …….legiones ….

  16. Eso es lo que dice A.L. Destrucción de la moral. La moral «no va más». Si a alguien aún le importa… Ofrecer a Dios los bochornos.
    Es el «viva la pepa» a diestra y siniestra, por tierra, aire y mar.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 caracteres disponibles