El Vaticano, a través de la Congregación de la Doctrina de la Fe, ha respondido a una duda enviada al dicasterio sobre si la Iglesia podía impartir la bendición a uniones de personas del mismo sexo. La respuesta ha sido tajante: no. Y dicha respuesta ha sido aprobada por el Papa Francisco.
«¿La Iglesia dispone del poder para impartir la bendición a uniones de personas del mismo sexo?», es la pregunta a la que la Congregación, otrora llamada del Santo Oficio, presidida por el cardenal español Ladaria, ha respondido hoy.
La nota describe como en algunos ambientes eclesiales «se están difundiendo proyectos y propuestas de bendiciones para uniones de personas del mismo sexo». «No pocas veces, estos proyectos están motivados por una sincera voluntad de acogida y de acompañamiento de las personas homosexuales», indica el escrito.
Para ser coherentes con la naturaleza de los sacramentales, «cuando se invoca una bendición sobre algunas relaciones humanas se necesita – más allá de la recta intención de aquellos que participan – que aquello que se bendice esté objetiva y positivamente ordenado a recibir y expresar la gracia, en función de los designios de Dios inscritos en la Creación y revelados plenamente por Cristo Señor». «Por tanto, son compatibles con la esencia de la bendición impartida por la Iglesia solo aquellas realidades que están de por sí ordenadas a servir a estos designios», explica la nota.
«Por este motivo, no es lícito impartir una bendición a relaciones, o a parejas incluso estables, que implican una praxis sexual fuera del matrimonio (es decir, fuera de la unión indisoluble de un hombre y una mujer abierta, por sí misma, a la transmisión de la vida), como es el caso de las uniones entre personas del mismo sexo», determina el escrito.
«La presencia en tales relaciones de elementos positivos, que en sí mismos son de apreciar y de valorar, todavía no es capaz de justificarlas y hacerlas objeto lícito de una bendición eclesial, porque tales elementos se encuentran al servicio de una unión no ordenada al designio de Dios», señala.
La declaración de ilicitud de las bendiciones de uniones entre personas del mismo sexo «no es por tanto, y no quiere ser, una discriminación injusta, sino reclamar la verdad del rito litúrgico y de cuanto corresponde profundamente a la esencia de los sacramentales, tal y como la Iglesia los entiende».
«La respuesta al dubium propuesto no excluye que se impartan bendiciones a las personas individuales con inclinaciones homosexuales», continúa, «que manifiesten la voluntad de vivir en fidelidad a los designios revelados por Dios así como los propuestos por la enseñanza eclesial»
La Iglesia «no bendice ni puede bendecir el pecado: bendice al hombre pecador, para que se reconozca como parte de su designio de amor y se deje cambiar por Él». La Iglesia «no dispone, ni puede disponer, del poder para bendecir uniones de personas del mismo sexo en el sentido anteriormente indicado», termina.
Les ofrecemos la pregunta y la respuesta, publicadas en español por la Oficina de Prensa de la Santa Sede; después le ofrecemos un comentario del mismo dicasterio explicando la respuesta:
A LA PREGUNTA PROPUESTA:
¿La Iglesia dispone del poder para impartir la bendición a uniones de personas del mismo sexo?
SE RESPONDE:
Negativamente.
Nota explicativa
En algunos ambientes eclesiales se están difundiendo proyectos y propuestas de bendiciones para uniones de personas del mismo sexo. No pocas veces, estos proyectos están motivados por una sincera voluntad de acogida y de acompañamiento de las personas homosexuales, a las cuales se proponen caminos de crecimiento en la fe, «con el fin de que aquellos que manifiestan una tendencia homosexual puedan contar con la ayuda necesaria para comprender y realizar plenamente la voluntad de Dios en su vida»[1].
En estos caminos, la escucha de la palabra de Dios, la oración, la participación en las acciones litúrgicas eclesiales y el ejercicio de la caridad pueden desempeñar un papel importante con el fin de apoyar la tarea de leer la propia historia y de adherirse con libertad y responsabilidad a la propia llamada bautismal, porque «Dios ama a cada persona, como también lo hace la Iglesia»[2], rechazando toda discriminación injusta.
Entre las acciones litúrgicas de la Iglesia revisten una singular importancia los sacramentales, «signos sagrados creados según el modelo de los sacramentos, por medio de los cuales se expresan efectos, sobre todo de carácter espiritual, obtenidos por la intercesión de la Iglesia. Por ellos, los hombres se disponen a recibir el efecto principal de los sacramentos y se santifican las diversas circunstancias de la vida»[3]. El Catecismo de la Iglesia Católica específica, además, que «los sacramentales no confieren la gracia del Espíritu Santo a la manera de los sacramentos, pero por la oración de la Iglesia preparan a recibirla y disponen a cooperar con ella» (n. 1670).
Al género de los sacramentales pertenecen las bendiciones, con las cuales la Iglesia «invita a los hombres a alabar a Dios, los anima a pedir su protección, los exhorta a hacerse dignos, con la santidad de vida, de su misericordia»[4]. Ellas, además, «instituidas imitando en cierto modo a los sacramentos, significan siempre unos efectos, sobre todo de carácter espiritual, pero que se alcanzan gracias a la impetración de la Iglesia»[5].
En consecuencia, para ser coherentes con la naturaleza de los sacramentales, cuando se invoca una bendición sobre algunas relaciones humanas se necesita – más allá de la recta intención de aquellos que participan – que aquello que se bendice esté objetiva y positivamente ordenado a recibir y expresar la gracia, en función de los designios de Dios inscritos en la Creación y revelados plenamente por Cristo Señor. Por tanto, son compatibles con la esencia de la bendición impartida por la Iglesia solo aquellas realidades que están de por sí ordenadas a servir a estos designios.
Por este motivo, no es lícito impartir una bendición a relaciones, o a parejas incluso estables, que implican una praxis sexual fuera del matrimonio (es decir, fuera de la unión indisoluble de un hombre y una mujer abierta, por sí misma, a la transmisión de la vida), como es el caso de las uniones entre personas del mismo sexo[6]. La presencia en tales relaciones de elementos positivos, que en sí mismos son de apreciar y de valorar, todavía no es capaz de justificarlas y hacerlas objeto lícito de una bendición eclesial, porque tales elementos se encuentran al servicio de una unión no ordenada al designio de Dios.
Además, ya que las bendiciones sobre personas están en relación con los sacramentos, la bendición de las uniones homosexuales no puede ser considerada lícita, en cuanto sería en cierto modo una imitación o una analogía con la bendición nupcial[7], invocada sobre el hombre y la mujer que se unen en el sacramento del Matrimonio, ya que «no existe ningún fundamento para asimilar o establecer analogías, ni siquiera remotas, entre las uniones homosexuales y el designio de Dios sobre el matrimonio y la familia»[8].
La declaración de ilicitud de las bendiciones de uniones entre personas del mismo sexo no es por tanto, y no quiere ser, una discriminación injusta, sino reclamar la verdad del rito litúrgico y de cuanto corresponde profundamente a la esencia de los sacramentales, tal y como la Iglesia los entiende.
La comunidad cristiana y los Pastores están llamados a acoger con respeto y delicadeza a las personas con inclinaciones homosexuales, y sabrán encontrar las modalidades más adecuadas, coherentes con la enseñanza eclesial, para anunciarles el Evangelio en su plenitud. Estas, al mismo tiempo, están llamadas a reconocer la cercanía sincera de la Iglesia – que reza por ellas, las acompaña, comparte su camino de fe cristiana[9] – y a acoger las enseñanzas con sincera disponibilidad.
La respuesta al dubium propuesto no excluye que se impartan bendiciones a las personas individuales con inclinaciones homosexuales[10], que manifiesten la voluntad de vivir en fidelidad a los designios revelados por Dios así como los propuestos por la enseñanza eclesial, pero declara ilícita toda forma de bendición que tienda a reconocer sus uniones. En este caso, de hecho, la bendición manifestaría no tanto la intención de confiar a la protección y a la ayuda de Dios algunas personas individuales, en el sentido anterior, sino de aprobar y fomentar una praxis de vida que no puede ser reconocida como objetivamente ordenada a los designios revelados por Dios[11].
Mientras tanto, la Iglesia recuerda que Dios mismo no deja de bendecir a cada uno de sus hijos peregrinos en este mundo, porque para Él «somos más importantes que todos los pecados que nosotros podamos hacer»[12]. Pero no bendice ni puede bendecir el pecado: bendice al hombre pecador, para que se reconozca como parte de su designio de amor y se deje cambiar por Él. Él, de hecho, «nos toma como somos, pero no nos deja nunca como somos»[13].
Por estos motivos, la Iglesia no dispone, ni puede disponer, del poder para bendecir uniones de personas del mismo sexo en el sentido anteriormente indicado.
El Sumo Pontífice Francisco, en el curso de una Audiencia concedida al suscrito Secretario de esta Congregación, ha sido informado y ha dado su asentimiento a la publicación del ya mencionado Responsum ad dubium, con la Nota explicativa adjunta.
Dado en Roma, desde la Sede de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el 22 de febrero de 2021, Fiesta de la Cátedra de San Pedro, Apóstol.
Luís F. Card. Ladaria, S.I.
Prefecto |
|
✠Giacomo Morandi
Arzobispo tit. de Cerveteri Secretario |
_______________________
[1] Francisco, Ex. ap. postsinodal Amoris laetitia, n. 250.
[2] Sínodo de los Obispos, Documento final de la XV Asamblea General Ordinaria, n. 150.
[3] Concilio Vaticano II, Const. Lit. Sacrosanctum Concilium, n. 60.
[4] Ritual Romano ex Decreto Sacrosancti Oecumenici Concilii Vaticani II instauratum auctoritate Ionnis Pauli PP. II promulgatum, Bendicional, Orientaciones generales, n. 9.
[5] Ibidem, n. 10.
[6] Cfr. Catecismo de la Iglesia Católica, n. 2357.
[7] De hecho, la bendición nupcial hace referencia a la narración de la creación, en la que la bendición de Dios sobre el hombre y sobre la mujer está en relación a su unión fecunda (cfr. Gen 1, 28) y a su complementariedad (cfr. Gen 2, 18-24).
[8] Francisco, Ex. ap. postinodal Amoris laetitia, n. 251.
[9] Cfr. Congregación para la doctrina de la fe, Carta Homosexualitatis problema sobre la atención pastoral a las personas homosexuales, n. 15.
[10] El Bendicional presenta, de hecho, un amplio elenco de situaciones para las que invocar la bendición del Señor.
[11] Cfr. Congregación para la doctrina de la fe, Carta Homosexualitatis problema sobre la atención pastoral a las personas homosexuales, n. 7.
[12] Francisco, Audiencia General del 2 de diciembre de 2020, Catequesis sobre la oración: la bendición.
[13] Ibidem.
Comentario explicativo
Comentario del Responsum ad dubium
La actual intervención de la Congregación para la Doctrina de la Fe es la respuesta a una pregunta – en términos clásicos, a un dubium – presentada, como sucede normalmente, por los pastores y los fieles que tienen necesidad de una clarificación orientativa sobre una cuestión controvertida. Frente a la incertidumbre suscitada por afirmaciones o por las prácticas problemáticas en ámbitos decisivos para la vida cristiana, se pide responder afirmativa o negativamente y, por lo tanto, exponer los argumentos que sostienen la posición asumida. La finalidad de la intervención es la de apoyar a la Iglesia universal en el responder mejor a las exigencias del Evangelio, de dirimir las controversias y de favorecer una sana comunión en el pueblo santo de Dios.
La cuestión disputada surge en el marco de la «sincera voluntad de acogida y de acompañamiento de las personas homosexuales, a las cuales se proponen caminos de crecimiento en la fe» (Nota explicativa), como ha indicado el Santo Padre Francisco, en la conclusión de dos Asambleas sinodales sobre la familia: «con el fin de que aquellos que manifiestan una tendencia homosexual puedan contar con la ayuda necesaria para comprender y realizar plenamente la voluntad de Dios en su vida» (Exh. ap. Amoris laetitia, n. 250). Esta es una invitación a evaluar con el oportuno discernimiento los proyectos y las propuestas pastorales ofrecidas sobre este tema. Entre estas, están también las bendiciones impartidas a las uniones de personas del mismo sexo. Se pregunta, por tanto, si la Iglesia dispone del poder para impartir su bendición: es la fórmula contenida en el quaesitum.
La respuesta – el Responsum ad dubium – encuentra su explicación y motivación en la anexa Nota explicativa de la Congregación para la Doctrina de la Fe, del 22 de febrero de 2021, a cuya publicación ha dado su asentimiento el propio Papa Francisco.
La Nota se centra sobre la distinción fundamental y decisiva entre las personas y la unión. De tal manera que el juicio negativo sobre las bendiciones de las uniones entre personas del mismo sexo no implica un juicio sobre las personas.
Las personas ante todo. Sirve, por tanto, y es un punto de no retorno, cuanto ya se había declarado en el n. 4 de las Consideraciones acerca de los proyectos de reconocimiento legal de las uniones entre personas homosexuales de la misma Congregación y retomado del Catecismo de la Iglesia Católica: «Según la enseñanza de la iglesia, los hombres y mujeres con tendencias homosexuales “deben ser acogidos con respeto, compasión y delicadeza. Se evitará, respecto a ellos, todo signo de discriminación injusta” (2358)». Enseñanza recordada y repetida por la Nota.
Sobre las uniones entre personas del mismo sexo, la respuesta al dubium «declara ilícita toda forma de bendición que tienda a reconocer sus uniones». Ilicitud que la Nota explicativa refiere a un triple orden de motivos, en conexión entre ellos.
El primero viene dado por la verdad y el valor de las bendiciones. Estas pertenecen al género de los sacramentales, que «son acciones litúrgicas de la Iglesia» que exigen consonancia de vida con aquello que estos significan y generan. Significados y efectos de gracia que la Nota expone de manera concisa. En consecuencia, una bendición sobre una relación humana requiere que esta esté ordenada a recibir y expresar el bien que le ha sido pronunciado y donado.
Llegamos así al segundo motivo: el orden que hace que uno sea apto para recibir el don viene dado por los «designios de Dios inscritos en la Creación y revelados plenamente por Cristo Señor». Designios a los que no responden las «relaciones, o parejas estables, que implican una praxis sexual fuera del matrimonio», es decir «fuera de la unión indisoluble de un hombre y una mujer abierta por si misma a la transmisión de la vida». Es el caso de las uniones entre personas del mismo sexo. Sin embargo, no son las únicas – como si el problema fuera sólo de estas uniones – sino que cualquier unión que comporte un ejercicio de la sexualidad fuera del matrimonio es ilícita desde el punto de vista moral, según lo que enseña el ininterrumpido magisterio eclesial.
Esto nos habla de un poder que la Iglesia no tiene, porque no puede disponer de los designios de Dios, que de otro modo, serían rechazados y negados. La Iglesia no es árbitro de estos designios y de las verdades de vida que expresan, sino su fiel intérprete y anunciadora.
El tercer motivo viene dado por el error, que se induciría fácilmente, de identificar la bendición de las uniones entre personas del mismo sexo con la de las uniones matrimoniales. Por la relación que las bendiciones sobre las personas tienen con los sacramentos, la bendición de tales uniones podría constituir en cierto modo «una imitación o una analogía con la bendición nupcial», impartida al hombre y a la mujer que se unen en el sacramento del Matrimonio. Lo que sería erróneo y engañoso.
Por los anteriores motivos «la bendición de las uniones homosexuales no puede ser considerada licita». Esta declaración no perjudica de ninguna manera la consideración humana y cristiana que la Iglesia tiene de cada persona. Tanto es así que la respuesta al dubium «no excluye que se impartan bendiciones a las personas individuales con inclinaciones homosexuales, que manifiesten la voluntad de vivir en fidelidad a los designios revelados por Dios así como los propuestos por la enseñanza eclesial».
Ayuda a Infovaticana a seguir informando
E aque no desearles ningún mal no es lo mismo que aprobarlo.
Por ejemplo tú deseas la condenación eterna por no hacer tú voluntad el papá reza por qué su lado bueno sea mucho más grande y se salven.
Hay algo que no entiendo. Infovaticana dice:
«La presencia en tales relaciones de elementos positivos, que en sí mismos son de apreciar y de valorar, todavía no es capaz de justificarlas y hacerlas objeto lícito de una bendición eclesial, porque tales elementos se encuentran al servicio de una unión no ordenada al designio de Dios.»
Pero en la página del Vaticano dice:
«La presencia en tales relaciones de elementos positivos, que en sí mismos son apreciables y valorados, sin embargo, no puede co-honrarlos y, por tanto, hacerlos legítimamente objeto de una bendición eclesial, ya que estos elementos están al servicio de un unión que no está ordenada a diseñar. del Creador.»
¿?
Ya decia yo..eso de TODAVÍA,rechina!!!
Se ha cambiado con mala intención????
Esperemos que no.Porue eso no es ni cristiano ni ético.
No sé qué ha sucedido pero lo atribuí equivocadamente a Infovaticana y es un ¿error? de la traducción del documento original al español. La respuesta original de la CDF dice una cosa y la traducción otra. ¿Por qué? Ni idea. ¿Más confusión?
«Todavía», ahí, quiere decir algo así como «sin embargo». Como si dijéramos: «aunque los gatos son mamíferos como los perros, todavía es verdad que no ladran».
Bien triste es tener que recordar lo evidente, que al pecador se le ofrece siempre el abrazo redentor de Cristo, pero nunca se bendice al pecado en sí mismo.
Ofrecerse al pecador es la Misericordia, y proviene de Dios, que a cada momento nos llama para la conversión y comunión.
Bendecir al pecado es Relativismo, y proviene de lo diabólico, que a cada momento nos quiere confundir y condenar.
Solo quienes se tienen a si mismos por miserables, son dignos de misericordia. Esos juegos de palabras, que no terminan de ser sí, sí, no, no. Y que encuentran «cosas apreciables», totalmente subjetivas. Lo objetivo es que aquello sigue siendo pecado.
Me quedo con el «todavía no es capaz de justificar»… es decir, nada está cerrado, simplemente, y como es costumbre, Roma va lenta, muy lenta, pero al final va… ya son muchos los buenos sacerdotes que con aprobación (implícita o explícita) de su obispo bendicen el amor entre dos personas, viendo un signo de Dios en ese amor. Lo demás llegará… El Espíritu Santo siempre sopla hacia adelante, aunque a Roma tarde un poco más en llegar ese soplo.
El Vaticano no dice nada de todavía. Eso lo ha escrito Infovaticana.
Pues es verdaderamente escandaloso que haga eso,si es que lo ha hecho.
Ese todavia significa que : aun siendo muy majos, eso no es suficiente para que se apruebe su unión.
Exacto.
Marcos, entre dos hombres, si hay amor del que quiere Cristo, hay castidad. Lo que tú llamas «amor» es algo bien diferente.
Ya veo qué sucede y es muy extraño. Lo que dice en la traducción al español no es lo mismo que dice en la respuesta original.
O sea hay un duende español entre los encargados del sitio web vaticano. La respuesta original está en ¿Latín?
¿No parece raro que siendo español Ladaria, no se haya fijado? ¿O será la traducción al español una tuchada o una zanchetada?
Lo primero que es lamentable es que se haga la pregunta sobre algo en lo que debería haber total claridad. Ya eso denota el estado de degradación imperante. Segundo lamentable es que la nota explicativa suga echando vaselina sobre el tema: que si en estas relaciones se pueden encontrar elementos positivos, etc. Puro Amores de Leticia……
La «claridad» en este tema, la tienes tú que estás instruido. Pero en la época que nos ha tocado vivir también se debe dar claridad a la nueva generación de católicos, niños y jóvenes que crecen en ambientes sin Dios…
Alex, gracias, usted me da la razón.
Te equivocas. Ni el Vaticano, ni nadie sobre la tierra tiene potestad para bendecir está clase de uniones. Lamentablemente los que eligen la práctica homosexual, eligen el pecado. Nos guste o no, el homosexualismo conduce a la esterilidad y se comprueba naturalmente, dos hombres o dos mujeres por mucho «amor» que se tengan, nunca serán fecundos, su «entrega» jamás generará vida. A la naturaleza, nadie la engaña, por que la naturaleza como creación de Dios está encaminada para generar vida…
¿ Una persona ta culta como tú, no sabe que se ama al pecador y se detesta el pecado ?
Si no se pudiera bendecir al pecador, no nos podrian bendecir a ninguno.
Lo siento Belzunegui, una acusación menos que vas a poder hacer al Papa, siempre que seas una persona honesta claro !
Señora si no le gusta que la ofendan,no ofenda usted tampoco.
No sea usted de las de a Dios rogando y con el mazo dando.
Rabias hasta cuando se hacen las cosas como Dios manda, Belcebunegui. Gran documento. ¡Dios no abandona a su Iglesia!
Bendito se Dios !!!
Está clarísimo, y es una bendición que la Iglesia hable tan claro, despues de tenernos que tragar las bendiciones que han hecho algunos sacerdotes a parejas homosexuales, sin que nadie les dijera nada.
¿ Aceptará James Martin, esto o seguirá su propio camino ?
Amigo Belzunegui ni caso.
Pues con la cantidad de abortos naturales que se producen en los tres primeros meses de vida la casa de mortalidad y la media de vida can a caer drásticamente.
Este documento que ha aprobado Francisco es erróneo. Niega lo más extremo, como sería bendecir uniones homosexuales, pero incorpora falsedades al considerar que estas uniones tienen «elementos positivos, que en sí mismos son de apreciar y valorar.»
Que Dios le bendiga padre.
Es usted, junto con Belzunegui y amigos, una luz ante tanta confusión.
Gracias Mbm.
Yo también considero que Bezunegui, Infovaticana, y otros, son una luz entre tanta oscuridad.
Si, la luz de la linterna que conduce a las filas del tradicionalismo. Es decir, el nuevo fariseísmo.
Esta claro que hay «luces» que nieblan el entendimiento y conducen a la dureza de corazón de aquellos que se creen justificados.
Cuidadito con los lobos con piel de oveja.
Ciertamente, Dios nos libre de estos fariseos, que miran continuamente a los publicanos y se dicen de sí mismos lo perfectos que son. El Evangelio dice bien claro quién de los dos salió justificado.
Un saludo,
Efectivamente,habla claro en parte.No veo nada positivo y de alabar en una relación antinatura.
Porque hay gente que ama el dinero,la lujuria,la pornografía..etc..y en esos actos de»amor»no hay nada legítimo,ni moral.
Intentar comparar el sentimiento de amor entre dos personas con el amor al dinero, da idea cabal de la perversión del pensamiento.
Una pena muy grande tener que leer estas cosas.
Pero no hay que olvidar que como juzgue uno a los demás así le juzgarán a uno.
Un saludo,
Es muy curioso, que los esposos sean cónyuges, es decir que voluntariamente se dejan invito, eso no tiene mucho de sentimientos y requiere un serio ejercicio de libertad y voluntad. Por eso es tan importante preservar su significado e impedir que sea despreciado y vilipendiado. A propósito, la imagen ¿a qué religión corresponde?
Tiene razón,el amor al dinero es mucho menos denigrante que un acto contra natura,del cual dijo Dios que era una ABOMBINACIÓN en el Levítico.
Como se me ha podido ocurrir comparar ambas atracciones.
Actos contranatrua de los que dijo San Pablo,dignos de muerte no solo quienes tales cosas practican,sino también QUIENES APRUEBAN a los que las practican.( Romanos 1,28)
Además reincide en el error de Francisco de aprobar el «reconocimiento legal de las uniones entre personas homosexuales.»
Aparece en el quinto párrafo del comentario explicativo.
Gracias Belzunegui por la aclaración. Tiene usted razón. Yo había hecho una lectura rápida y no me había percatado del sentido de la frase. Como Francisco ya apoyó en una ocasión las uniones civiles de homosexuales, pensaba que la nota de la Congregación estaba reincidiendo en lo mismo.
Tiene razón el amigo Belzunegui, no es eso lo que dice la Nota.
De leer rápido o de querer leer lo que no pone.
Es lo que tienen las ideas preconcebidas y los prejuicios. A todos nos pasa.
Un saludo,
Mentiroso. Buen hijo del padre de la mentira estás hecho.
Efectivamente, pero eso cae por su propio peso,no tiene porque ser más destacable en una relación antinatura ,que en una relación de amistad.
Que raro, siempre destacando lo negativo. Qué poca piedad y estima por vuestros semejantes.
Qué diferente a lo que hizo Jesús.
Cada vez más os parecéis a los fariseos, es lamentable.
Poca pueda y estima por el pecado.Igual que Jesús.
Deje de tergiversar la Verdad.
Así es, según tú, verdad. Por favor no repartas certificados de teología o catolicidad. No te corresponde.
Segun la VERDAD de Jesucristo,que CONDENÓ todo PECADO.
Bravo por Vox.
Si esta ley sale adelante,co que cara los progres podrían seguir justificando la ley del aborto?
Monseñor Bätzing sobre la publicación de hoy de la Congregación para la Doctrina de la Fe
En la nota “Responsum ad dubium” publicada en Roma hoy (15 de marzo de 2021) por la Congregación para la Doctrina de la Fe sobre la bendición de las asociaciones de personas del mismo sexo, el presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, el Obispo Dr. . Georg Bätzing:
“La nota de la Congregación para la Doctrina de la Fe, publicada hoy al mediodía (15 de marzo de 2021), está dedicada a la cuestión de si la Iglesia tiene la autoridad para bendecir las asociaciones de personas del mismo sexo. Esta pregunta tiene una respuesta negativa. La Congregación para la Doctrina de la Fe refleja el estado de la enseñanza de la iglesia como se refleja en varios documentos romanos.
En Alemania y en otras partes de la Iglesia universal se ha debatido durante algún tiempo sobre cómo este desarrollo de la enseñanza y la enseñanza se puede promover en general con argumentos sólidos, sobre la base de las verdades fundamentales de la fe y la moral, la reflexión teológica permanente y también en apertura a los más nuevos Resultados de las ciencias humanas y las situaciones de vida de la gente de hoy. No hay respuestas fáciles a preguntas como estas.
El Camino sinodal, que la Conferencia Episcopal Alemana ha iniciado con el Comité Central de Católicos Alemanes, por lo tanto, se esfuerza por discutir el tema de las relaciones exitosas de una manera integral que también tenga en cuenta la necesidad y los límites del desarrollo de la enseñanza de la iglesia. Los puntos de vista propuestos por la Congregación para la Doctrina de la Fe hoy deben y, por supuesto, encontrarán su camino en estos debates.
Si han logrado ser exitosas por si mismas no requieren una bendición que no añade nada. O es que monseñor B, cobra jugosos emolumentos, por esas «bendiciones»
Claro está, es como cuando van pa y ma al súper pero como solo dejan entrar de a uno hacen como si no se conocieran. Bendiciones individuales jua jua
Y digo yo para qué querrá un homosex en pecado mortal que la Iglesia lo bendiga?????
Acaso pensará que con bendición y sin convertirse a una vida casta,va a esquivar el averno que le espera??
Así es.
Mensaje directo de James Martín y compinches. Mi pregunta es: y las Dubia de Amoros L. para cuándo?
¿Donde está Marcos ? ¿Esta triste?
Varios obispos alemanes ya han dicho que se ciscan en lo que diga Doctrina de la Fe. Hay que acoger y acompañar a las personas homosexuales. La cuestión es hacia dónde les acompañan estos obispos.
Bergoglio acepta la bendición gay. Simplemente no quiere morir como el Papa que rompió con la fe. Por su voluntad cambió el catecismo.
El «todavía» es un italianismo. Quien lo ha traducido al español se le fue la pinza hacia el italiano. En la lengua de Dante, «tuttavia» significa precisamente «sin embargo».
Belzunegui, pensaba que Ud. sabia italiano.
Y a mi me bendicen todos los dias en la misa, no bendicen mis pecados, sino a mi persona.
Una bendición siempre es buena para el que la recibe, te ayuda a ser mejor, no es para reconocer lo bueno que eres.
Y NO es NO a las bendiciones a parejas homosexuales. Todo lo que pase de aqui, seguramente provenga del enemigo.
Ya le salió la vena del feminismo marxista.
La versión italiana dice «comunque», pero es exactamente eso: «los tornillos tienen cabeza, todavía, eso no alcanza para decir que son clavos».
Bien dicho, Argia.
Un poco de sentido común y no tanta pataleta constante.
El Santo Padre debería exhortar explícitamente a la conversión de los lgtbi, haciéndoles ver que sus conductas son inmorales, y explicando los motivos. Y en vez de eso, guarda silencio, y mientras tanto la SCDF publica un documento en el que habla de aspectos positivos de esas tendencias.
Además emplea un lenguaje poco claro, que puede prestarse a abusos, como cuando dice que respecto a esas personas homosexuales la Iglesia “reza por ellas, las acompaña, comparte su camino de fe cristiana.” Ante el pecado, la Iglesia lo que tiene que hacer es rezar por el pecador, y exhortarle a la conversión, no acompañarle en el pecado ni compartir su camino. La frase sobre acompañar y compartir un camino de fe cristiana en el caso de los homosexuales, puede favorecer la interpretación de que la homosexualidad no sea más que una imperfección y no propiamente un pecado que separa del camino de la fe cristiana.
No sé si irá al averno, pero algunos ya vivís en el infierno.
Pues la verdad es que sí,porque este mundo es un antro de pecado y de odio a Dios,bastante parecido a lo que es por definición el i.nfierno.
Para un catolico verdadero que ama a Dios,este mundo es un valle de lágrimas,nosotros vivimos en el mundo,pero NO SOMOS del mundo.
Es claro que esa voluntad implica el propósito firme de enmienda y por tanto, es incompatible con la permanencia en una situación objetiva de pecado. Lo mismo pasa cuando nos confesamos, el sacerdote no espera a ver si realmente dejamos de pecar en el futuro para darnos la absolución, si entiende que el propósito de enmienda es sincero.
El documento habla de bendecir a los que tienen voluntad de cumplir la ley moral, y por tanto, no están «en pareja» con otra persona del mismo sexo.