«El Isis destruyó la iglesia. Nosotros la hemos reconstruido»

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(Leone Grotti/Tempi)- Historia de la iglesia de Qaraqosh, que aún lleva las heridas que le infligieron los yihadistas. De nuestro enviado a Iraq.

«La vida aquí es bonita, somos muy felices». Casi cuesta creer las palabras de Gwan Najeeb Bahnam, una joven de 33 años, madre de dos hijos, cuando explica por qué decidió regresar con su familia a Qaraqosh. También ella, como todos los demás cristianos, huyó de la furia del Isis en 2014; también ella sintió la tentación de abandonar Iraq para siempre, tal vez por Francia, como tantos de sus amigos, pero en 2017 decidió regresar. La primera visita fue impactante: «Los yihadistas habían destrozado nuestra casa. Nuestras cosas, nuestros recuerdos: lo destruyeron todo. No nos quedaba nada, pero el edificio no estaba muy dañado y por eso, aunque nos costó mucho tiempo arreglarlo, volvimos a nuestra casa».

En realidad, el primero en visitar Qaraqosh, tras el exilio en Erbil, fue su hijo de diez años. Vio la ciudad reducida a escombros junto con su abuela, pero en lugar de desesperarse, cuando regresó al campo de desplazados de Erbil, le dijo a Bahnam: «Mamá, debemos volver para apoyar a la iglesia». Así lo hicieron, y todos los sábados, en su día libre del trabajo en Cáritas de la República Checa, Bahnam va a la iglesia de los Santos Behnam y Sara para limpiarla de arriba abajo en vista de la misa dominical. Es aquí donde nos reunimos con ella, mientras barre y friega el suelo: «Es un trabajo que me relaja», dice con una amplia sonrisa. «Vengo aquí como voluntaria cada semana y lo hago con mucho gusto. La iglesia debe ser hermosa y, además, queremos ayudar a quienes han hecho tanto para que podamos volver».

Los santos Behnam y Sara

La iglesia, construida en 2005 y consagrada en 2008, es ciertamente hermosa, pero todavía lleva las heridas infligidas por los yihadistas, que la devastaron de forma terrible en 2014. No solo le prendieron fuego y ardió por completo, sino que hicieron añicos las imágenes de los santos que destacan en un bajorrelieve sobre la puerta de entrada. Sin embargo, el destrozo más grande lo hicieron al derribar con dinamita el hermoso campanario que se encontraba en el lado izquierdo de la iglesia. La torre reventada sigue ahí, con la parte superior derrumbada en el suelo, junto al basamento. En el interior se puede ver la campana, que nunca volverá a tañer.

Pero la iglesia de los santos Behnam y Sara es una historia de renacimiento y representa a cada uno de los los ciudadanos de Qaraqosh. Empezando por los mártires a los que está dedicada: estos hermanos, que vivieron en el siglo IV, eran, según relata la hagiografía, hijos del rey de Asiria y se convirtieron al cristianismo después de que san Mateo, el ermitaño, curara a Sara de la lepra. Cuando el rey se enteró, les ordenó que abjuraran y, cuando se negaron, los mató. Tras la invasión del Isis, todos los cristianos han vivido la misma historia, aunque con un epílogo diferente, y para dar testimonio de la victoria de la fe sobre los yihadistas, el 15 de agosto de 2019 la iglesia fue reconsagrada y reabierta al culto.

«Queremos ver al papa»

El revoque blanco brilla en el interior de la iglesia, mientras que en el exterior, en la base del destruido campanario, se ha fijado una cruz hecha con materiales recuperados. Todo el que pasa por esta calle de Qaraqosh ve la cruz en la torre destruida y recuerda que el Isis no ganó. Incluso el bajorrelieve destrozado se ha dejado donde estaba para que las generaciones futuras recuerden lo que los cristianos han sufrido para mantener su fe.

Bahnam, madre de dos hijos, se detiene al terminar de limpiar la iglesia y, secándose el sudor, la abraza con la mirada y exclama: «Lo que hizo el Isis fue terrible e inconcebible para nosotros. Pero ahora la iglesia ha sido reconstruida y somos felices». La alegría es aún mayor al pensar que dentro de unos días llegará aquí el papa Francisco: «Ningún pontífice había venido aquí, a Iraq, a nuestra casa. Estamos deseando verle. Su visita corona nuestros esfuerzos, nos compensa, hace que no nos lamentemos por haber vuelto. Al fin y al cabo, Qaraqosh es nuestro hogar: ¿adónde más podríamos ir?». No es la única que piensa así. Nos cuenta que tres familias amigas suyas, que habían huido a Francia en 2014, han decidido volver a casa.

Publicado por Leone Grotti, enviado especial a Iraq, Tempi.

Traducido por Verbum Caro para InfoVaticana.

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Comentarios
1 comentarios en “«El Isis destruyó la iglesia. Nosotros la hemos reconstruido»
  1. No cabe esperar que Francisco les confirme precisamente en la fe verdadera. Allí por donde pasa inocula el error doctrinal.

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