El silencio cinematográfico sobre la persecución religiosa en España

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Hoy les traemos la reflexión de nuestro bloguero Páter Cinéfilo acerca del vacío cinematográfico sobre la terrible persecución religiosa que sufrió el catolicismo español durante la Segunda República y la Guerra Civil. Para ello, nos acerca a ‘Viacrucis del Señor en las tierras de España’, un cortometraje que ha caído en el olvido. Por cierto, antes de que leas el artículo, me gustaría recomendarte el libro que acaba de publicar el Páter, ‘100 películas cristianas’, que puedes comprar aquí.

Es curioso ver cómo el cine sobre la persecución religiosa en España brilla por su ausencia. Ciertamente, hoy tenemos cintas que han procurado subsanar este error –Bajo un manto de estrellas, Poveda, Un Dios prohibido…–, pero ni por asomo conforman una minoría significativa. De este modo, y, por ejemplo, mientras que el cinéfilo aficionado puede elegir entre las innumerables películas que versan sobre el Holocausto –y eso es encomiable–, tiene muy pocas opciones a la hora de ver una sobre la mentada persecución (y eso que se trata quizás del mayor genocidio cristiano de la historia de la humanidad).

En época de Franco no fue mejor, puesto que solo dos largometrajes se hicieron eco de ella: Raza y Cerca del cielo. La primera, en solo una escena, donde se muestra cómo son asesinados varios monjes; la segunda, financiada exclusivamente por la Acción Católica Española, que se avergonzaba de que este genocidio hubiera sido silenciado [1]. Quizás debamos encontrar el motivo de esto en la ola de reconciliación que inundó el país (sí, de reconciliación, no de venganza), a la que se sumó de inmediato el séptimo arte. Y así, como no se debía hurgar en la herida que había dejado la guerra, sino restañarla, todas las películas de entonces se produjeron en ese sentido (véase Frente de Madrid, que aquí ya hemos analizado).

Pero la persecución religiosa en tiempos de la Segunda República y la Guerra Civil había sido una realidad, por lo que no se podía pasar por alto, pese a la directriz indicada. Es por ello que uno de los mejores cineastas de nuestra nación, José Luis Sáenz de Heredia [2], quiso plasmarla en un cortometraje: Vía crucis del Señor en las tierras de España (1940). Hoy se trata de una obra prácticamente –o totalmente– olvidada, pero que, como casi todo lo que él tocó, demuestra el genio artístico que siempre mantuvo y la fortaleza ideológica de la que constantemente hizo gala.

De incuestionable importancia para conocer la historia española de principios del siglo XX (esa misma que hoy se pretende olvidar –o peor aún, modificar–), este cortometraje-documental se posiciona sin tapujos a favor del concepto teológico que alentó a los miembros del bando nacional: la cruzada. En efecto, conmovido por los estragos causados por el Ejército Republicano entre los católicos de España, el cardenal Isidro Gomá no vaciló ni por un instante en denominar así a la misión de liberación que tenían aquellos. Es por ello que, nada más empezar el metraje, se especifica lo siguiente: «Para constancia del dolor que hicieron las furias del comunismo al Señor en su santa Iglesia española».

Y es que, ciertamente, como la Iglesia es el cuerpo de Cristo, este volvió a padecer en España el mismo viacrucis que en Jerusalén lo había conducido al Calvario y a la muerte (aquella vez, instigado por judíos y romanos; esta, por comunistas y republicanos; en ambas ocasiones, con idénticos odio y saña). Por este motivo, Sáenz de Heredia recurrió a esta célebre devoción para demostrarlo, equiparando cada una de las catorce estaciones [3] a las diferentes vejaciones sufridas por los cristianos en tiempos de la República y la Guerra Civil. Y para mayor impacto visual del espectador, aprovecha imágenes de archivo y fotografías de la época para acompañar a cada una de las citadas estaciones: de este modo, podemos constatar en primera persona la quema de conventos, la matanza de sacerdotes y monjas, la profanación de tumbas o el famoso –aunque triste– fusilamiento del monumento al Sagrado Corazón del cerro de los Ángeles.

Todo ello manifiesta que en España padecimos quizás el mayor genocidio cristiano de la historia de la Iglesia (superior incluso al vivido en tiempos del Imperio romano y al padecido en México durante los años 20). Sin embargo, hoy –como ayer– se quiere silenciar (antaño, por razones conciliadoras; hogaño, por motivos ideológicos), o peor aún, modificar y aun justificar. Y es que no son pocos los historiadores y políticos que, de aceptar la existencia de la persecución religiosa española, minimizan su alcance hasta extremos irrisorios o defienden que la Iglesia tenía un poder que el pueblo le debía arrebatar. Pero ¿qué poder podían tener unas monjas que rezaban en la clausura de su monasterio, como indica la primera imagen del film?, ¿o de qué peso político iba a gozar el sacerdote que atendía el culto de su parroquia o las personan que asistían a él?, ¿o qué autoridad –y esta, moral– podría tener un obispo más allá de los límites de su diócesis?

Por tanto, Viacrucis del Señor en las tierras de España es el testimonio perfecto de una parte muy negra de la historia de nuestra patria. Sus imágenes nos recuerden el dolor padecido por la Iglesia a manos de sus enemigos (esos mismos que hoy quieren que nos olvidemos de ello), pero al mismo tiempo nos indican aquellas palabras del Evangelio en las que debemos enraizar nuestra esperanza: «Ahora yo te digo: tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará» (Mt 16, 18).

[1] Además, procuró potenciar con esta cinta la beatificación de Anselmo Polanco, obispo de Teruel, que había sido ejecutado en Barcelona por los milicianos.

[2] Otro de los autores denostados en la actualidad: pese a haber dirigido grandes películas de nuestro celuloide –Historias de la radio, Raza, El indulto, ¡Se armó el belén!–, es más recordado por su vinculación familiar con el fundador de la Falange y por su compromiso político con el general Franco.

[3] Recordemos que, antes de la reforma del papa san Juan Pablo II en 1991, este era el número de estaciones que componían el viacrucis (la decimoquinta de ahora sería la resurrección del Señor).

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Comentarios
13 comentarios en “El silencio cinematográfico sobre la persecución religiosa en España
  1. ¿Santiago Agrelo es así o se lo hace?
    «El arzobispo emérito de Tángr, ante las reacciones a la retirada de la cruz de Aguilar.

    Santiago Agrelo: «Si hemos de luchar, y hemos de luchar, no es por defender cruces de madera, sino porque no haya crucificados»

    1. Lo que dice Santiago Agrelo es contrario a lo que dice la Biblia. Dice San Pablo: «No quiero gloriarme de mí, sino de la cruz de nuestro Señor Jesucristo. Pues por medio de la cruz de Cristo, el mundo ha muerto para mí y yo he muerto para el mundo.» (Gál 6,14)

      1. ¿Se sorprenden? Si hasta los niños de pecho saben que Agrelo es un enemigo jurado de la fe. Por qué, si no, semejante mediocre iba a llegar a arzobispo…

    2. Recuerdo como buenas películas Cristiada y Poveda.
      Unas cuantas, recientes, de temática religiosa (no persecución), de las de «vista una, vistas todas» han defraudado mis expectativss

  2. Tal vez sea por el empacho de filmografía de ese tema que se promovió después de la guerra…durante muchos años se insistió en esa cuestión.

    1. Sí lee el artículo con atención, verá que se dice que no es así, que apenas dos o tres películas reseñables hubo sobre ese tema especifico.
      El empacho es con el cine actual sobre una guerra civil virtual que se han inventado para sustituí los hechos reales

  3. Ha sido una constante en la Historia Contemporánea. El silenciamiento de los genocidios hacia los cristianos no sólo se dio en España.¿Y el genocidio armenio?¿Cuántas películas hay?.Cero, a no ser que consideremos la breve referencia de Elia Kazán en «América, América».¿Y la Vendée?.No digo yo que no haya alguna película, como «War of the Vendée» (2012), pero ha pasado desapercibida para el gran público. Sobre la Revolución Mexicana hay cientos de filmes, pero ¿Y sobre la Guerra Cristera? siendo como es de la misma época, el silencio sobre ella es atronador. «Cristiada» (2012) apenas es conocida. No es casualidad, porque tras los genocidios de cristianos en la Edad Contemporánea se hallan las ideologías que originaron esta edad en la que vivimos: la masonería, el liberalismo, el social-comunismo y que son las que hoy nos gobiernan.

  4. El cine inventa una historia paralela. Exacerba los temas que le interesa como por ejemplo el holocausto n a z i, y en cambio silencia las tropelías de Stalin y de los rojos en España. Es pura manipulación para engañar a las generaciones actuales muy poco formadas en Historia.

  5. Otra película de Cuaron: «Roma» (indigenismo). Goya mismo, el de los premios, era un «afrancesado» (mason), «La leyenda de Tarzán» (personaje ecológico y el malo lleva un rosario y asesina con él)
    Sobre los documentales masónicos, que no solo ponen en Discovery Masonry sino en casi todas las TV, con especial empeño en Telemadrid para recuperar el tiempo perdido; al principio los ponían en Semana Santa o Navidad, más bien a altas horas, después en «prime time», ahora continuamente todo el año, títulos como «Vida secreta de los apóstoles», Misterios de la Biblia», «Enigmas de Jesucristo», «El secreto de la tumba de Jesús».
    También el apoyo a la magia de estas cadenas, en general y presentando trucos como caminar sobre las aguas o multiplicar los peces,…

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