El arzobispo de Valencia, cardenal Antonio Cañizares, ha publicado en la web de la diócesis una apasionada carta en la que pide a los feligreses que vuelvan a Misa, pese a la tercera ola de la pandemia que azota España.
“[N]ecesitamos vivir esa fe, acrecentar esa fe, pedir al Señor que aumente nuestra fe; y para ello participar realmente en la Eucaristía, escuchar la Palabra de Dios en ella, tomar parte en la celebración del misterio de la fe, comulgar realmente -comer el Pan de la vida-, no sólo espiritualmente”, recuerda, más que mediada la carta, Su Eminencia. “Orar y adorar al Santísimo, realmente presente en este sacramento de la fe, de la verdad y de la caridad”.
Hace referencia Cañizares a esa proporción de fieles practicantes que, después de que se interrumpiesen las Misas y, luego, el precepto dominical, en casi todas las diócesis de España, incluida Valencia, no han vuelto a ella una vez levantadas las restricciones, prefiriendo los oficios televisados o por Internet, o bien habiendo, sin más, abandonado la práctica religiosa.
Y continúa: “Con esto os quiero decir, especialmente a vosotros, queridos hermanos, sacerdotes, que para que esto sea así -y no sólo por TV o internet, u otros medios de las nuevas redes-, que celebremos presencialmente la Eucaristía, sacramento de nuestra fe, y que tenéis no sólo el permiso, sino el ruego de que cuantas veces sea necesario u oportuno hacerlo lo hagáis, guiados de la prudencia, aunque participen numéricamente pocos fieles, y aunque estéis solos o casi solos, siempre guardando las medidas de prudencia y responsabilidad necesarias. La fe no puede mantenerse sin la Eucaristía. Los cristianos de hoy, como los cristianos y mártires de los primeros siglos, no podemos vivir sin la Eucaristía. También os pido que tengáis las iglesias abiertas todo el día, con el Señor, el Santísimo, expuesto para que los fieles puedan estar con el Señor, orando y adorándolo y vosotros mismos también. No lo dudéis: el pueblo fiel necesita la Eucaristía, como nos muestra Dios mismo en tantos testimonios a lo largo de la historia en momentos difíciles y en pruebas, como hoy sucede”.
Las palabras del arzobispo expresan verdades urgentes y necesarias para el fiel de nuestra época, y solo podemos poner un ‘pero’ ante tan acertada y profunda elocuencia: ¿por qué ahora? ¿Por qué no antes? Lo que dice podría aplicarse, palabra por palabra, a la situación que vivimos en marzo. Lo que era verdad entonces lo es también ahora.
No es como si la pandemia hubiera desaparecido. Vivimos una tercera ola que nos venden a diario como terrorífica, atronando con números de muertos, UCIs colapsadas, ‘positivos’ en PCR. Y tampoco es como si en marzo la gente se estuviera muriendo por las calles al estilo de la Peste Negra, o como si entonces no necesitáramos la Eucaristía real, física. ¿Qué ha cambiado, entonces?
Nos tememos que lo que ha cambiado es que se han dado cuenta de que los feligreses no van a tomarse muy en serio lo que sus pastores no parecen tomarse muy en serio. Que los fieles advirtieron prisa y alivio en muchos prelados ante las medidas, que incluso cancelaron las misas antes de que el gobierno lo hiciera, un gobierno considerablemente hostil a la fe cristiana. Que oyeron las prédicas de sus pastores en el sentido de que la ‘caridad’ de no contagiar o exponerse al contagio estaba muy por encima de la Misa, que podía verse por televisión, o por la Sagrada Comunión, que se podía sustituir con una Comunión Espiritual.
Así que, cuando volvieron a abrir, muchos de los que se fueron no regresaron. Muchos. Y es difícil medir cuántos de los que sí han vuelto lo han hecho con un menor aprecio hacia el Sagrado Sacramento.
Creemos que las acertadísimas palabras de Cañizares resultarían más persuasivas y honestas si hicieran alguna mención, aunque fuera breve, a este hecho. Si diera alguna explicación, si esbozara, al menos, una disculpa, en su nombre y en el de sus hermanos en el episcopado.
Tal como queda, se diría que solo el capricho pastoral incita en una dirección ahora y a la contraria antes, siendo así que en ambas se dan circunstancias prácticamente idénticas.
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Nunca es tarde si la dicha es buena. Monseñor Cañizares es de lo mejor del episcopado español.
Para mí, sin lugar a dudas, el mejor del episcopado español, que nunca suspendió las Misas en su diócesis, el único que lo hizo, es Monseñor Don Juan Antonio Reig Plá
Ustedes no saben ni lo que dicen.
Perdón, quería decir que no se dejen encandilar por la nada envuelta en celofán que es Cañizares.
Alfonso, Totalmente de Acuerdo.
Don Juan Antonio Reig Pla!!
Así es padre, aquí en Granada nos dejó un dulce recuerdo para siempre,eterno, este pequeño gran hombre de Dios. De momento, el único que ha denunciado el horror de la vacunación que los esbirros del NOM llevan a cabo.
Comentario repuesta al sacerdote católico.
AMARO estoy muy de acuerdo con ud. No sé qué ha podido ocurrirle al Arzobispo Cañizares en otras ocasiones, pero con leer su carta publicada en la Web, es más que suficiente el deseo de corazón de reabrir culto, pase lo que pase. También incide en la ADORACIÓN EUCARÍSTICA. Bravo por D. Antonio!!! Si más de 4 obispos abrieran los ojos y exhortaran a los fieles a volver al culto y con más devoción, tendríamos una pequeña o grande quizás, regeneración espiritual en nuestro País. Es muy lamentable los daños ocasionados por el confinamiento de marzo pasado. Aquí vemos sus consecuencias. Y si hay obispos relevantes por sus cargos en la CEE que persisten en que seamos cautelosos, mejor en casita y la comunión en la mano… porque así no nos contagia os tanto( ya se sabe este bicho es muy poderoso y ataca también a Jesús… que ante él se doblega…) Pues el resultado es este. Se cerrarán iglesias pero por no haber en ellas ni el cura. Qué pena!
No mintio ! Os mandare un falso. profeta … Quien dijo eso ? Por eso dijo este cardenal un. «enviado de Dios para nuestro tiempo «
Me parece que estas palabras de Mons Cañizares no deberían ensombrecerse con adversativas. Son preciosas, contundentes, rebosantes de fe y de responsabilidad apostólica: bienvenidas sean, hacen mucho bien, y servirán para despertarnos un poco. ¿Que fueron necesarias antes? Bueno, no lo sé. Lo que sí sé es que son necesarias ahora, y se han pronunciado. Gracias a Dios y a Mons Cañizares por expresar de modo tan sencillo y profundo su convicción profunda de la centralidad de la Eucaristía en la vida cristiana.
Suscribo punto por punto el post de Carlos Esteban, que elogia las palabras del cardenal, sólo dice que serían todavía más efectivas con alguna alusión a la actitud dd ls jerarquía en marzo – simplemente para dsrles mayor coherencia. Sólo con decir, por ejemplo :»acaso con la prisa y el shock de la pandemia, se nos pasó decir estas cosas en marzo», ya quedaría más auténtico el mensaje, más comprensible.
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Me parece un acto de valentía, asi como una gracia especial para reconvertir el mal causado con las decisiones de los obispos en marzo. Espero que el resto de los obispos, los que no supieron estar a la altura de las ciscunstancias, recapaciten y piensen igual que él.
Pues sí
¿Va él a celebrar dos misas todos los días y tres ó más los domingos?
¿Va a vigilar él el Santísimo de la catedral cuando no haya fieles?
Solo pregunto.
Van a tener que reciclar las catequesis sobre el infierno, porque si no quedan sin contribuyentes. El óbolo rosa no alcanza!! Solo con súplicas cardenalicias van a pique.
Es sólo natural y correcto que diga lo que dice. Es lo que siempre dijeron sus antecesores en el cargo.
Pero en estos tiempos de deserción y apos.tasía, resulta encomiable.