Canadá. «¿Por qué el gobierno nos obliga a matar a nuestros pacientes?»

Protestas a favor de la eutanasia en el hospicio.
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(Tempi)- El Irene Thomas Hospice despide a sus empleados. El centro de cuidados paliativos cerrará el 25 de febrero en Canadá porque no quiere llevar a cabo eutanasias. «Existen refugios en los que no se mata a los animales; ¿por qué no para los hombres?».

El 25 de febrero, tras once años de servicio, el Irene Thomas Hospice, que proporciona cuidados paliativos a los enfermos de mayor gravedad en Canadá, se verá obligado a cerrar y a despedir a todos sus empleados porque no quiere matar a sus pacientes con la eutanasia. Es la increíble conclusión de una larga batalla legal que llevará a la Fraser Health Authority (Fha), uno de los cinco entes que gestiona la sanidad pública en la provincia de British Columbia, a cerrar el centro de la Delta Hospice Society (Dhs), activa desde hace treinta años, y a expropiar el edificio.

OBLIGACIÓN DE PROPORCIONAR LA EUTANASIA

La eutanasia se legalizó en Canadá en junio de 2016 y, en septiembre, la provincia de British Columbia estableció que todas las estructuras médicas y de cuidados paliativos financiadas al menos al 50% por la autoridad pública debían garantizar la eutanasia a los pacientes. Como contó Tempi en el número de abril de 2020, en 2010 la Dhs consiguió millones de dólares para construir, en un terreno de la Fha concedido en préstamo durante 35 años, un centro de diez camas para ofrecer cuidados paliativos a la comunidad frente a los 1,5 millones de dólares de financiación pública anuales.

Entonces la eutanasia aún no era legal y cuando se introdujo «se nos garantizó que nuestros centros serían libres de elegir y que el gobierno respetaría nuestra libertad de conciencia», explicó a Tempi Angelina Ireland, jefa del consejo de administración de la Dhs. No ha sido así. A pesar de que en el contrato entre el centro y la autoridad sanitaria pública no se haga ninguna mención a la eutanasia, en diciembre de 2019 la Fha envió una carta certificada al Irene Thomas Hospice imponiéndoles el asesinato de sus pacientes, de lo contrario se verían obligados a cerrar el centro y su propiedad sería requisada.

«¿POR QUÉ CERRAR EL ÚNICO SANTUARIO DONDE SE CUIDA Y NO SE MATA?»

Ireland siempre ha explicado al gobierno local que, desde 2016, de los más de mil pacientes que han estado en el centro, solo tres han pedido la eutanasia. Y a estos, como acordado con la estructura, se les acompañó o al hospital de Delta, que está a un minuto de distancia del centro, o a casa para recibir la inyección letal. «¿Por qué se quiere cerrar el único santuario en el que se cuida y no se mata a los pacientes?», se pregunta Ireland hablando con tempi.it.

Con tal de encontrar un compromiso con el ejecutivo socialista del New Democratic Party y con el fin de evitar la ley de British Columbia, Ireland ha propuesto proporcionar el mismo servicio a la comunidad, pero con la mitad de financiación pública. Teniendo que elegir, por un lado, entre ahorrarse 750 mil dólares al año y beneficiar a la comunidad y, por el otro, permitir que sea un solo centro en toda la provincia el que no proporcione la eutanasia a los pacientes, el gobierno ha optado por la última posibilidad, llevando adelante el cierre y la expropiación del centro.

ANIMALES TRATADOS MEJOR QUE LOS HOMBRES

Precisamente en estos días Ireland ha tenido que enviar una carta de despido a sus empleados en vista del cierre, previsto para el próximo 25 de febrero. «Hoy en día, en Canadá, la eutanasia se puede obtener en todas partes», explicaba a Tempi. «Se puede morir en los parques, en las montañas, en casa, en el hospital. Nosotros no ofrecemos la eutanasia porque es incompatible por definición con los cuidados paliativos, que nosotros ofrecemos a la comunidad. Pero la “buena muerte” es ya una ideología. ¿Dónde está la famosa libertad de decisión?».

Ireland concluye, hablando con tempi.it: «Seguimos luchando y hemos pedido al gobierno federal que introduzca enmiendas a la ley para permitir a los centro de cuidados paliativos como el nuestro seguir abiertos. En nuestra provincia hay refugios para animales no kill, donde está prohibido matarlos. ¿Por qué no pueden tener también las personas un centro no kill en el que puedan entrar sabiendo que no acabarán siendo asesinadas? ¿Por qué el gobierno siente compasión por los animales y refugiados, y no por los ancianos y los enfermos? Hoy es un día triste para Canadá y para todos los canadienses».

Publicado por Leone Grotti en Tempi.

Traducido por Verbum Caro para InfoVaticana.

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