El arzobispo de Sevilla, Juan José Asenjo, que el otro día escribía una carta en la que pedía un sustituto debido a su estado de salud, firmó ayer, 28 de diciembre, un decreto referente a las salidas procesionales durante la Semana Santa de 2021.
En él, a razón de la pandemia, se informa de la suspensión de los actos y celebraciones organizados por parroquias, hermandades y cofradías, asociaciones de fieles u otros grupos eclesiales que tengan carácter externo y en general todos aquellos en los que se haga uso de la vía pública.
En su lugar, y particularmente en lo que se refiere a las procesiones y estaciones de penitencia, se recomienda seguir los subsidios litúrgicos que ofrecerán las delegaciones diocesanas de Liturgia y Hermandades y Cofradías.
Es el segundo año consecutivo en el que se suspende la Semana Santa sevillana por el mismo motivo: el coronavirus. Este año empieza el 28 de marzo, Domingo de Ramos, y acaba el 4 de abril, con la Pascua de Resurrección.
Puede consultar el decreto íntegro aquí.
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La sabiduría popular bien dice que «no hay que poner el carro delante de los bueyes». ¿No podía esperar a ver cómo se desarollan las circunstancias? Y siendo un obispo en salida, por lo que parece ¿no era lo prudencial dejar al siguiente la decisión?. ¿Beneficio de la duda a favor del prójimo? pues no sé si es que las cofradías y músicos empiezan a entrenar después de la Navidad y es para que no trabajen pero, en cualquier caso seguro que podrían entrenar más deprisa si finalmente hubiera celebraciones.