Francisco: «La tradición cristiana nunca reconoció como absoluto e intocable el derecho a la propiedad privada»

|

«El derecho de propiedad es un derecho natural secundario derivado del derecho que tienen todos, nacido del destino universal de los bienes creados».

Con motivo del encuentro internacional virtual de jueces integrantes de los comités por los derechos sociales de África y América, el Papa Francisco ha dirigido un videomensaje a los participantes.

El Papa les animo, a la hora de «repensar la idea de justicia social», a ser solidarios. «Solidarios al luchar contra las causas estructurales de la pobreza, la desigualdad, la falta de trabajo, de tierra y de vivienda. Techo, tierra y trabajo, las tres “T” que nos ungen dignos», dijo el Pontífice.

«Luchando, en suma, contra quienes niegan los derechos sociales y laborales. Luchando contra esa cultura que lleva a usar a los demás, a esclavizar a los demás, y termina en quitar la dignidad de los demás. No olviden que la solidaridad, entendida en su sentido más hondo, es un modo de hacer historia», aseguró Su Santidad.

«Justos los que hacen justicia. Justos sabiendo que, cuando resolviendo en el derecho, damos a los pobres las cosas indispensables no les damos nuestras cosas, ni la de terceros, sino que les devolvemos lo que es suyo. Hemos perdido muchas veces esta idea de devolver lo que les pertenece», señaló el Vicario de Cristo.

«Construyamos la nueva justicia social asumiendo que la tradición cristiana nunca reconoció como absoluto e intocable el derecho a la propiedad privada y subrayó siempre la función social de cualquiera de sus formas», dijo el Santo Padre.

«El derecho de propiedad es un derecho natural secundario derivado del derecho que tienen todos, nacido del destino universal de los bienes creados. No hay justicia social que pueda cimentarse en la inequidad, que supone la concentración de la riqueza», explicó.

Les ofrecemos las palabras del Santo Padre en el videomensaje, transcritas por la Oficina de Prensa de la Santa Sede:

Queridos jueces y juezas de los continentes africano y americano:

Para mí es una alegría compartir con ustedes este encuentro virtual de juezas y jueces integrantes de los Comités por los Derechos Sociales.

En un momento tan crítico para toda la humanidad, el hecho de que las mujeres y los hombres que trabajan para impartir justicia se reúnan para pensar su labor y construir la nueva justicia social es, sin dudarlo, una excelente noticia.

Creo que para construir, para analizar desde una íntegra revisión conceptual la idea de justicia social, es fundamental recurrir a otro conjunto de ideas y situaciones que constituyen, a mi entender, las bases sobre las que esta debería sostenerse.

La primera tiene que ver con la dimensión de la realidad. Las ideas sobre las que seguramente ustedes trabajarán, no debieran perder de vista el angustiante cuadro en el que una pequeña parte de la humanidad vive en la opulencia, mientras que a una cantidad cada vez más numerosa le es desconocida dignidad y son ignorados o violados sus derechos más elementales. No podemos pensar desconectados de la realidad. Y esta es una realidad que deben tener presente.

La segunda nos remite a las formas en que se gesta la justicia. Pienso en una obra colectiva, en una obra de conjunto, en donde todos y todas las personas bienintencionadas desafían la utopía y asumen que, así como el bien y el amor, lo justo es una tarea que ha de conquistarse todos los días, porque el desbalance es una tentación de cada minuto. Por eso cada día es una conquista.

Pero no sólo se trata de unirse para moldear esa nueva justicia social. Es necesario hacerlo con una actitud de compromiso, siguiendo la senda del buen Samaritano. Y ese es el tercer paradigma a tener presente, reconociendo la tentación tan frecuente de desentenderse de los demás, especialmente de los más débiles. Tenemos que asumir que nos hemos acostumbrado a pasar de lado, a ignorar las situaciones hasta que estas nos golpean directamente. El compromiso incondicional es hacernos cargo del dolor del otro y no resbalar hacia una cultura de la indiferencia. Ese tan cotidiano de mirar para otra parte.

No puedo dejar de mencionar, como parte fundamental de esta construcción de la justicia social, la idea de la historia como eje conductor. Y esta es la cuarta y obligada reflexión para los que pretendan erigir una nueva justicia social para nuestro planeta, sediento de dignidad: sumar al planteo la perspectiva del pasado, es decir, histórica, una reflexión histórica. Ahí están las luchas, los triunfos y las derrotas. Allí se encuentra la sangre de quienes dieron su vida por una humanidad plena e integrada. En el pasado están todas las raíces de las experiencias, también las de aquella justicia social que hoy queremos repensar, hacer crecer y potenciar.

Y es muy difícil poder construir la justicia social sin basarnos en el pueblo. O sea, la historia nos lleva al pueblo, los pueblos. Será una tarea mucho más fácil si incorporamos el deseo gratuito, puro y simple de querer ser pueblo, sin pretender ser elite ilustrada, sino pueblo, siendo constantes e incansables en la labor de incluir, integrar y levantar al caído. El pueblo es la quinta base para construir la justicia social. Y, desde el Evangelio, lo que a nosotros creyentes Dios nos pide es ser pueblo de Dios, no elite de Dios. Porque los que van por el camino de la “elite de Dios”, terminan en los tan consabidos clericalismos elitistas que, por ahí, trabajan para el pueblo, pero nada con el pueblo, sin sentirse pueblo.

Y, por último, les sugiero que, al momento de repensar la idea de la justicia social, lo hagan siendo solidarios y justos. Solidarios al luchar contra las causas estructurales de la pobreza, la desigualdad, la falta de trabajo, de tierra y de vivienda. Techo, tierra y trabajo, las tres “T” que nos ungen dignos. Luchando, en suma, contra quienes niegan los derechos sociales y laborales. Luchando contra esa cultura que lleva a usar a los demás, a esclavizar a los demás, y termina en quitar la dignidad de los demás. No olviden que la solidaridad, entendida en su sentido más hondo, es un modo de hacer historia.

Justos los que hacen justicia. Justos sabiendo que, cuando resolviendo en el derecho, damos a los pobres las cosas indispensables no les damos nuestras cosas, ni la de terceros, sino que les devolvemos lo que es suyo. Hemos perdido muchas veces esta idea de devolver lo que les pertenece.

Construyamos la nueva justicia social asumiendo que la tradición cristiana nunca reconoció como absoluto e intocable el derecho a la propiedad privada y subrayó siempre la función social de cualquiera de sus formas.

El derecho de propiedad es un derecho natural secundario derivado del derecho que tienen todos, nacido del destino universal de los bienes creados. No hay justicia social que pueda cimentarse en la inequidad, que supone la concentración de la riqueza.

Queridas juezas y queridos jueces: Les deseo una excelente jornada de reflexión. Deseo también que todo lo que construyan sobre la justicia social sea más que una mera teoría, sino más bien una nueva y urgente práctica judicial, que coadyuve a que la humanidad pueda, en un futuro bien cercano, integrarse en la plenitud y la paz.

Les deseo lo mejor. Que Dios los bendiga.

Ayuda a Infovaticana a seguir informando

Comentarios
48 comentarios en “Francisco: «La tradición cristiana nunca reconoció como absoluto e intocable el derecho a la propiedad privada»
  1. Repite lo que ya dijo en Fratelli Tutti reincidiendo en un enfoque erróneo de la cuestión. Lo de «derecho natural secundario» es un invento suyo. Si es derecho es inalienable.
    El Catecismo enseña que «La comunida política tiene el deber de honrar a la familia, asistirla y asegurarle especialmente…el derecho a la propiedad privada, a la libertad de iniciativa…» (Número 2211). También enseña: «El séptimo mandamiento exige el respeto del derecho de propiedad privada.» (Número 2401)

    1. Francisco dice que “El derecho a la propiedad privada solo puede ser considerado como un derecho natural secundario y derivado del principio del destino universal de los bienes creados, y esto tiene consecuencias muy concretas que deben reflejarse en el funcionamiento de la sociedad” (n. 120). Pero al decir esto, Francisco no hace otra cosa que recordar palabras de Juan Pablo II en Centesimus annus (n. 31).

      Francisco también subraya “el sentido positivo que tiene el derecho de propiedad: cuido y cultivo algo que poseo, de manera que pueda ser un aporte al bien de todos” (n. 143). Por la misma razón, elogia la “actividad de los empresarios”, que describe como “una noble vocación orientada a producir riqueza y a mejorar el mundo para todos”.

      Usted debería quizás releerse la encíclica y enterarse bien de lo que dice, y lo que no dice. En mi opinión, lo que dice usted encaja bien con esta última categoría.

      1. A D. Andrés: Leí con detalle la encíclica e hice numerosas anotaciones. Por razones obvias no puedo ser exhaustivo en mi explicación, pero resumiendo puedo decir, que a diferencia de Francisco, San Juan Pablo II matizó muy bien sus expresiones.
        De Fratelli Tutti no podemos sacar una frase y descontextualizarla, sinó que debemos leerlo todo, y en su conjunto observo claramente un ataque al libre mercado, mientras que no condena el socialismo ni el marxismo. En cambio la doctrina de sus predecesores rechazaba los abusos del liberalismo (sin atacar el libre mercado) y al mismo tiempo condenaba el socialismo y el comunismo.

        1. Recientemente, en el curso de una entrevista, el cardenal Müller – refiriéndose a Fratelli tutti – decía: » Se puede decir que el pensamiento del papa Francisco está en continuidad con el de León XIII a Benedicto XVI en lo que atañe a la doctrina social y los valores no negociables de los derechos del hombre».
          También yo he leído y meditado la encíclica, y conozco la Doctrina Social de la Iglesia . En fin, estoy de acuerdo con Müller.

    2. A los que se os llena la boca hablando de “la tradición” os recuerdo que, según los Hechos de los Apóstoles, los primeros cristianos lo tenían todo en común. Pero ya se sabe que solo habláis de las tradiciones que os gustan.

  2. La propiedad privada está reconocida por Dios
    “No robarás”
    “No codiciarás los bienes ajenos”
    Punto
    Cada uno debe ser generoso con lo suyo o el Señor le pedirá cuentas, pero somos libres y propietarios de lo nuestro

  3. Abraham poseía rebaños, y en el A.T. hay cientos de personajes con propiedades. También la Biblia habla de cuando se mata a la res propiedad de otro como debe de restituirse si fue con intención o accidental, luego existía la propiedad. Josué repartió la tierra prometida entre las doce tribus, luego había propiedad. Para que haya un cierto orden tiene que haber un registro de posesiones. Otra cosa será la ambición de ciertas personas qe acumulan en exceso. Y el Vaticano a ¿quien pertenece?. ¿A mi también? Pues voy a pasar un fin de semana allí.

  4. Su Santidad el Papa León XIII, en la encíclica Rerum Novarum enseña la auténtica doctrina de la Iglesia: «Poseer privadamente las cosas como suyas es derecho que la naturaleza ha dado al hombre…Ni hay por qué se introduzca la providencia del Estado, pues el hombre es más antiguo que el Estado…Al consumir el hombre el ingenio de su mente y las fuerzas de su cuerpo en la explotación de los bienes de la naturaleza, por el mismo hecho se aplica a sí mismo aquella parte de la naturaleza
    …es totalmente justo que aquella parte sea por él poseída como suya Y QUE EN MODO ALGUNO SEA LÍCITO A NADIE VIOLAR SU DERECHO…ES MENESTER QUE SE TENGA POR FUNDAMENTO LA GUARDA INTACTA DE LA PROPIEDAD PRIVADA» (Dz 1938a)

  5. Que un Papa inste a “luchar” “contra quienes niegan los derechos sociales y laborales…”

    Padre esto no es cosa del papa, lo insta Dios mismo en el A.T a travès de los profetas como por ejemplo Amòs. Que condena la corrupciòn, la injusticia social y el falso culto.

    Pero una cosa es eso y otra negar la propiedad privada.

    Asì mismo quizàs deberìamos aprender a vivir con menos y ser màs solidarios como viven los monjes que hacen votos de pobrezas.

    Que en vez de tener 4 tv en casa se puede tener una y compartirla.

    Un abrazo.

    1. A D. Miguel Hinojosa: Estoy de acuerdo, por supuesto, que hay que trabajar para erradicar las injusticias, y así lo enseña la doctrina católica. Pero yo me refería al tema de la lucha. En mi opinión, es desafortunado que Francisco emplee este término, pues parece exhortar a la lucha de clases proclamada desde la izquierda, y eso no es católico. Recordemos Mt 26,52: «Vuelve tu espada a su sitio, porque todos los que empuñen espada, a espada perecerán». La Iglesia no tiene que alentar revueltas sociales.

      1. Sacerdote Católico. Muchas gracias por sus comentarios. Es evidente que usted se refiere al concepto «lucha», pero no hay más ciego que el que no quiere ver. Muchas gracias de nuevo.

        1. Efectivamente, debemos de dar gracias a sacerdotes que de verdad enseñen la Doctrina de la Iglesia y huya de tópicos y de ambigüedades, tal y como hacen lo primero los diversos comentaristas de esta entrada, que se nutren de «topicazos» sin tener ni idea de lo que hablan……y en cuanto a las ambigüedades no hace falta ni decir quien se mueve dentro de la más absoluta.

    2. Miguel Hinojosa.
      Si alguien con su esfuerzo y honradamente ha hecho cosas en la vida, son de él, obvio en reflexión que todo viene de Dios. El Señor Jesucristo lo invita a compartir pero como algo que debe salir de la misma persona. Incluso como al joven rico le llevó al límite.
      Los profetas denuncian a los que con abusos explotan a otros para obtener riqueza, no a los que honradamente trabajan y han hecho algo, a esos Dios los invita a ser generosos, hay que hacer la diferencia.
      Pero por ejemplo en la parábola de los viñadores, el propietario de la viña le dice al final al que no estaba de acuerdo con él en que pagara lo mismo a los que empezaron al último que los primeros:
      «¿No me es lícito a mí hacer lo que quiero en MIS COSAS? o ¿es malo tu ojo, porque yo soy bueno? »
      Obvio el que da todo y es dueño de todo es Dios Padre a través del Señor Jesucristo, a quien constituyó heredero de todo. Eso creo.

    3. Miguel Hinojosa
      Su ejemplo de compartir esta bien, pero no tvs! se que es un ejemplo, pero en estos momentos me parece pésimo
      Pura ideología lgbt, con excepciones obvio.
      La gente ahorita no necesita tvs!

  6. Tiene Francisco toda la razón, está expresando lo que dice el Compendio de Doctrina Social de la Iglesia, particularmente el 172. Verdaderamente, causa repugnancia leer a los de siempre (¡ábranse un blog!) atizar al Santo Padre con motivo o sin él con citas a ciegas.

      1. Pedro, como veo que no entiende de DSI le indico que el punto 172 establece el destino universal de los bienes y eso significa que todos tenemos derecho a la propiedad privada y que el uso de nuestra propiedad privada no debe imposibilitar el derecho a la propiedad de los demas. Ese punto se refiere solo al uso que hagamos de la propiedad privada, no que no exista ese derecho, de hecho lo defiende un mandamiento, NO robarás. Por favor antes de hacer juicios temerarios sobre lo que no entiende, estudie.

    1. Pues léete el 176 también, Pedro.
      No se puede extraer un párrafo sin el contexto.

      Por otra parte, el Compendio de la Doctrina social de la Iglesia, normativamente, está por debajo del Catecismo de la Iglesia Católica, que a este respecto es muy clara.

      Y el derecho a la propiedad privada surge claramente de la Sagrada Biblia. Léete el pasaje de la viña de Nabot.

    1. Usted sigue sin entender la diferencia entre la caridad voluntaria, que es meritoria, a la caridad obligatoria, que es un robo, un abuso y una dictadura.

      1. Lo ponían TODO en común y lo repartían según sus necesidades.
        Eso dice la biblia no que cada uno ponía lo que le parece y luego ya vamos viendo…

  7. Para Santo Tomás, la propiedad no pertenece al derecho natural, sí el destino universal de los bienes (II-II, 32,5).

    «Sean las que sean las formas de la propiedad… jamás debe perderse de vista este destino universal de los bienes» (Vaticano II, GS 69).

    «La propiedad privada no constituye para nadie un derecho incondicional y absoluto. No hay ninguna razón para reservarse en uso exclusivo lo que supera a la propia necesidad… El derecho de propiedad no debe jamás ejercitarse con detrimento de la utilidad común, según la doctrina tradicional de los Padres de la Iglesia y de los grandes teólogos» (San Pablo VI, POPULORUM PROGRESSIO 23).

    «La tradición cristiana no ha sostenido nunca este derecho como absoluto e intocable. Al contrario, siempre lo primero es el derecho común de todos a usar los bienes de la entera creación: el derecho a la propiedad privada como subordinado al derecho al uso común, al destino universal de los bienes» (San Juan Pablo II, Laborem exercens 14)

  8. Usted sigue sin entender la diferencia entre la caridad voluntaria, que es meritoria, a la caridad obligatoria, que es un robo, un abuso y una dictadura.

  9. Los seres humanos tenemos derecho a tener paz social, prosperidad económica y a un mínimo de seguridad económica y eso está demostrado que no se consigue con economías colectivistas que traen miseria para todos al desincentivar el trabajo y el esfuerzo. Tenemos derecho e incluso la obligación de destinar una parte importante del fruto de nuestro trabajo a la protección de nuestros hijos y a nuestro prójimo y eso no se puede hacer sin ahorro lo que implica propiedad privada.

  10. La tradición cristiana recomienda la caridad, que es voluntaria e individual, no la requisa estatal coactiva y redistribucionista. Cuéntese toda la historia, no sólo una parte.

    La propiedad privada es atributo natural del ser humano, es la lógica proyección del ser humano sobre las cosas. La requisa estatal coactiva, en cambio, no es atributo natural humano, y no debe ser vista con simpatía, sino con recelo y mucho, mucho cuidado.

  11. Parece que muchos de los que escriben en esta página no han leído a los Padres de la Iglesia, entre los que se encuentra Juan Crisóstomo, para él también la caridad con el prójimo también está por encima de la propiedad privada.
    A veces, hay que volver los ojos a la Tradición patrística

    1. Le recomiendo a usted y a otros de los opinadores de esta página un libro: «El mensaje social de los Padres de la Iglesia», publicado por Restituto Sierra Bravo, en la editorial Ciudad Nueva (nada sospechosa de progresista), en el año 1989. Es un compendio de textos de los Padres de la Iglesia, sobre la Doctrina social. Si se lee con atención, se dará cuenta que el fin social de la propiedad, para ellos es de categoría superior a la propiedad privada.
      Es una idea que hasta Juan Pablo II compartía. Leamos «Sollicitudo Rei Socialis 31», en la cual Juan Pablo II reconoce que en casos de necesidad, debería ser obligatorio, que tanto la Iglesia como sus fieles vendieran sus propiedades para alimentar a los pobres.
      EL MISMO JUAN PLABLO II, COMPARTE EL FIN SOCIAL DE LAS PROPIEDADES Y AFIRMA QUE PERTENECE A LA ENSEÑANZA Y PRÁXIS MAS ANTIGUA DE LA IGLESIA

  12. Su Santidad León XIII lo expresó muy bien: «Una vez atendida la necesidad y el decoro, es obligación hacer gracia a los necesitados de lo que sobra…No son éstos, excepto en casos extremos, deberes de justicia, sinó de cristiana caridad, los cuales ciertamente no hay derecho a reclamar por acción legal; pero a la ley y juicio de los hombres se antepone la ley y juicio de Cristo Dios, que de muchos modos persuade a la práctica de la limosna…y ha de juzgar como hecho o negado a sí mismo, el beneficio hecho o negado a los pobres». (Dz 1938b)

  13. Además, el derecho de propiedad romano e ilimitado solo tenía algún sentido (sentido pagano, sin caridad, por supuesto) en una economía como la romana, donde los agentes económicos eran independientes entre sí y la mano de obra, esclavos-ganado, también propiedad del amo. Pero en el mundo moderno, el derecho de propiedad sin límites es pura y simple gorronería, porque el que tiene, por ejemplo, una fábrica, no la tiene en medio de la selva sin: electricidad, comunicaciones, policía, agua y alcantarillado, telecomunicaciones, mano de obra sana e instruida, etc. Es decir, el resto de la sociedad le proporciona infinidad de lo que se llama “Economías externas”, por lo que debe devolver al resto de la sociedad lo que le permite funcionar.

  14. Así que “la caridad” es voluntaria y no obligatoria. Ten cuidado con lo que dices porque lo mismo pensaba Epulón y ya sabes dónde acabó.

    1. Parece que no quieres entender el tema. La caridad no se puede obligar por ley humana, porque entonces ya no es meritoria. Dios nos pide ser caritativos, y nos recompensa por ello, pero no puede obligarnos ningún parlamento, porque viola el derecho a la propiedad.

  15. El materialismo filosófico basaba la dignidad del hombre en su capacidad de trabajo. A diferencia de la doctrina católica que afirma que la dignidad que tiene el hombre le viene dada de que es criatura e hijo de Dios, único e irrepetible con un plan personal y llamado a la unión eterna con Cristo.

    Poquitoooo mas interesante este enfoque que la de sus 3 «T», no creen?
    El materialismo en su pleno apogeo!

  16. Sin entrar a valorar lo que en cuanto liberal o socialista alguien pueda opinar, el Papa no ha dicho nada nuevo en cuanto a la Propiedad Privada. Otra cosa es su intención.Desde León XIII a hoy se defiende el valor de la PP y se matiza que no es absoluto. El derecho a la vida es el derecho primario del que se siguen el Destino Universal de los Bienes y la PP, ambos secundarios pero en ese orden. Sirven a garantizar la vida.
    Es muy importante distinguir entre la propiedad y su uso: la Doctrina Social invita a usar «como comunes», usar la propiedad en beneficio de los demás. Por eso la DUB no significa expropiación ni abolición de la PP. Los impuestos, la creación de empleo, inversión productiva, limosna son todas formas de que el uso respete y colabore con el DUB.
    Aprovechemos para ir a las fuentes a entender y ver los matices que este tema presenta. Os recomiendo: RN 1-11 QA 44-58 MM 104-121 PP 22-24 LE 14 CA 6 y sobre todo 30 La mejor forma de garantizar el DUB es la difusión de la PP

  17. Puede parecerlo, parecérselo a usted, pero muchas veces en la vida las cosas no son ‘lo que parecen’. Por otra parte, hay muchas formas de ‘luchar’ contra quienes niegan derechos fundamentales de las personas. Lo de Marx y Engels, lo del materialismo histórico, es lo que a usted le parece. ¿No podría ser que esté usted malinterpretando lo que ha querido decir Francisco?

  18. Pues hombre, si como usted dice es una cuenta ‘reservadísima’, no tiene por qué darle explicaciones a nadie, y menos a usted. ¿No le parece?

  19. «… su Obispo (que ya debe haber sido informado de esta perversión inaceptable…». ¿Y si no le ha informado nadie? ¿Piensa hacerlo usted? Es muy fácil suponer, criticar, etc, pero hay quienes escriben ríos de tinta y, en cambio, no emplean ni un minuto en escribir cuatro líneas para tratar de solucionar los problemas.

  20. La propiedad es fruto del trabajo y, como tal, los Diez Mandamientos prohíben el robar. No recuerdo que Jesucristo impugnase el séptimo mandamiento. Es más la posibilidad de vivir en comunidad nunca ha sido obligatoria en el cristianismo así cuando Sáfira intenta engañar a San Pedro esté le responde «Que acaso el campo no era tuyo y vendiéndolo no te pertenecía» Es decir lo que le hecha en cara San Pedro no es que dispusiera de sus bienes si no que hiciera un voto falso. A Bergoglio le iría muy bien, si de vez en cuando repasase la doctrina de sus predecesores, en este caso del primer Papa. Hech 5, 1-11.

  21. La propiedad, en tanto que derecho natural, es tan primaria como la vida misma. La propiedad no condena a nadie, nos condena el pecado mortal.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 caracteres disponibles