(Catholic Herald)- En Suecia, como en el resto de países escandinavos, los católicos son una minoría muy pequeña. Al mismo tiempo, es una de las pocas regiones de Europa en la que el número de católicos aumenta, en gran parte gracias a la inmigración. La mayoría de los católicos en Suecia tienen un origen inmigrante. En una parroquia media, no es inusual tener fieles procedentes de 50 o incluso 100 países distintos. Los inmigrantes se pueden dividir en tres categorías: refugiados, los que se han establecido por trabajo y los que lo han hecho por amor.
La política sueca para los refugiados solía ser generosa. Ahora es lo opuesto. A pesar de todo, se siguen admitiendo personas procedentes de Eritrea y Siria. También vienen trabajadores de Polonia y Ucrania, especialistas en informática de la India y mujeres de Filipinas. Durante la última década, un gran mayoría de fieles de las Iglesias católicas orientales se han establecido en Suecia. También tenemos el mayor número de caldeos católicos de Europa.
Esto significa que la Iglesia católica de Suecia es realmente católica, universal. Y también lo es el clero. Tenemos unos 170 sacerdotes de todo el mundo para 125.000 fieles. El grupo más numeroso es polaco, seguido por el sueco. ¡Sí, también tenemos suecos nativos que son católicos! Cada año, unos 100 conversos son recibidos en la Iglesia. Algunos son antiguos ministros protestantes (hombres y mujeres). Tenemos siete sacerdotes casados que son antiguos pastores luteranos. También hay católicos que se convierten en protestantes. Muchos inmigrantes de Latinoamérica y África se han unido a grupos pentecostales.
Aquí, las relaciones ecuménicas son bastante armoniosas. En una sociedad secular como la nuestra, es muy importante promover el ecumenismo y la colaboración interreligiosa. Suecia solía ser un país uniforme en el que todos eran luteranos. Hoy en día, el 60% de la población es luterana, y el país tiene una gran diversidad de culturas.
El mes pasado tuve el privilegio de inaugurar dos iglesias, ambas anteriormente protestantes, en Karlskrona y Motala. Estas conversiones son un «todos ganan»: nosotros ahorramos dinero, porque es muy caro construir una iglesia, y los anteriores propietarios protestantes están contentos de que su antigua iglesia siga siendo una casa de oración. Sin embargo, siguen faltando iglesias, sobre todo para los católicos orientales, que suelen ser más practicantes que otros grupos. Por suerte, últimamente hemos podido comprar una iglesia en Akalla, uno de los «guetos» de inmigrantes de Stockholm, para los sirocatólicos.
Como en todo Occidente, la mayor dificultad para la Iglesia es transmitir la fe a las generaciones jóvenes. Suecia es uno de los países más secularizados del mundo. Los jóvenes están inmersos en una atmósfera muy individualista y hedonista. Los jóvenes que proceden de familias inmigrantes están deseando convertirse en «suecos de verdad» y a menudo creen que ser católico es un obstáculo: los católicos siguen siendo considerados extranjeros. Admiro a los jóvenes católicos que son activos y dinámicos. El número de vocaciones parece aumentar ligeramente; ahora muchos tienen un origen inmigrante, mientras que antes muchos eran conversos, como es mi caso.
A pesar de que Suecia es muy secular, muchas personas están abiertas a la espiritualidad. Los escritores espirituales católicos y ortodoxos son muy populares entre los protestantes. Muchos ministros luteranos participan en retiros en el centro jesuita de Gales. En nuestra diócesis, Estocolmo, tenemos un buen número de comunidades contemplativas. Dos religiosas luteranas que se convirtieron fundaron dos monasterios benedictinos. Y unos exreligiosos protestante fundaron una comunidad franciscana.
La influencia católica en Suecia es modesta. Sin embargo, en los ámbitos culturales y académicos de la sociedad hay un grupo considerable de católicos activos. La rectora de la Universidad de Estocolmo es una mujer católica, terciaria dominica. Otro ámbito de la sociedad en la que los católicos son numerosos es en las cárceles. Hay un floreciente ministerio pastoral en las cárceles, que a veces incluye ejercicios espirituales ignacianos.
Nuestra diócesis de Estocolmo, la única que hay en Suecia, ha recibido mucha ayuda de Gran Bretaña. Los pasionistas ingleses e irlandeses, incluyendo el obispo William Kenney, han sido de gran ayuda para construir la vida parroquial en toda Suecia. La mentalidad sueca es muy similar a la británica; y a pesar de que la población católica es pequeña, hay paralelismos entre las situaciones en ambos países. Es natural, por tanto, que enviemos a nuestros seminaristas al Colegio Inglés de Roma.
El cardenal Anders Arborelius es obispo de Estocolmo.
Publicado por el cardenal Anders Arborelius en Catholic Herald.
Traducido por Verbum Caro para InfoVaticana.
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Muy interesante, aunque me gustaría también saber cuál es la situación y la proporción de musulmanes en Suecia.
Muchas gracias Belzunegui por tu comentário. Paz e bem!
De quien es la culpa de que el tal islam sea reconocido como una religión de paz blablibla? Háganse cargo.
El Santo Rosario y la Santa Eucaristía, con todo el corazón, para no dejar que entre el demonio , el mundo y la carne . Un abrazo.
Hace falta saber la verdad verdadera, cuántos están en las iglesias católicas, por interés, y el número de verdad, porque yo esto ya lo he oido a gente de ciertos grupos que te dicen la juventud está acudiendo a misa, y yo debo de estar ciega porque no lo veo y eso que acudo a una iglesia donde hay mucha gente que manda a la gente a esos colegios. Y segundo: Belzunegui tiene razón, son sociedades interpuestas, ya veremos lo que ocurrirá, cuando en Europa nos empobrezcamos y no podamos darles rentas gratuitas a estas gentes. Si cierto grupo terrorista os pareció un horror, temblad malditos temblad.