Contra las “buenas personas” 

buenas personas
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La colectividad humana está formada en su mayoría por lo que solemos llamar “buenas personas”, personas no particularmente maliciosas, que manifiestan en general sentimientos amables y buenos deseos hacia los demás, dispuestas a ayudar cuando se las necesita, frecuentemente entusiastas y entregadas en su relación con el colectivo.

A esas personas les suele resultar muy difícil imaginar que otras personas no tengan con respecto a ellas esos mismos sentimientos. Confían espontáneamente en los demás, piensan que las autoridades velan por el bien de los ciudadanos, que cuando surge un problema estarán ahí para resolverlo con su mejor voluntad y capacidades.

Son incapaces de imaginar el mal en la mente de los otros, el mal de verdad, con mayúscula, no esas pequeñas maliciosidades, envidias, celos, resquemores, incluso conflictos pertinaces, que son tan frecuentes entre las personas.

Me refiero al mal presente en aquellos que han decidido convertir la vida de los demás en un infierno en su propio provecho, y por desgracia ese mal no sólo existe, sino que está dominando el mundo.

Por eso esas “buenas personas” se encuentran indefensas ante ese mal, porque sencillamente son incapaces de imaginarlo. No pueden imaginar que existan personas u organizaciones que conquisten el poder no para ponerlo al servicio del colectivo, sino para poner al colectivo al servicio de ese poder, de ellos mismos, de sus intereses, ni que para ello sean capaces de utilizar el engaño, la manipulación y, llegado el caso, la coacción y la violencia pura y dura.

Esas “buenas personas” suelen haber recibido una educación en ciertos valores, incluso dándoles un valor desproporcionado, como el que hemos dado a la democracia, y conciben al mundo en función de ese marco de valores, considerando que todos los demás deben también participar de ellos. No pueden imaginar que otras personas no tengan inconveniente alguno en destruir ese marco y sustituirlo por el contrario cuando interesa a sus objetivos.

Por eso las “buenas personas” apenas son capaces de ofrecer alguna resistencia cuando el mal con mayúscula aparece en sus vidas. No lo han visto llegar, no se han preparado para ello, les ha tomado totalmente por sorpresa y no han sabido siquiera lo que estaba sucediendo hasta que se han encontrado presas en las redes del enemigo. Por eso le resulta tan fácil al mal lograr sus objetivos.

¿Pero no es ésta una visión excesivamente condescendiente con esas “buenas personas”? ¿Es que acaso ellas no tienen ninguna culpa de su ignorancia y su incapacidad de enfrentar el mal?

Ahí llegamos a un punto importante, sí señor. ¿Acaso esas buenas personas no han tenido oportunidades de entender mejor el mundo en el que viven? ¿Acaso no han cerrado muchas veces los ojos y los oídos cuando alguien ha intentado disipar su cómoda ignorancia? ¿Acaso su ignorancia no se debe en gran medida a esa comodidad, al “prefiero no pensar demasiado”, al “déjame tranquilo con tus historias”, al “no quiero complicarme la vida”? ¿Acaso su ignorancia no es en gran medida culpable por la omisión de utilizar la razón que Dios les ha dado para pensar y sacar conclusiones? ¿Acaso no tenemos todos la obligación de sacar partido a nuestros talentos en vez de enterrarlos en el suelo?

Recordemos el final del evangelio de los talentos: al siervo que entierra su talento en el suelo en vez de hacerlo fructificar, el señor se lo quita para darlo a los demás, pero no sólo eso, sino que manda echarlo a las tinieblas de fuera, “donde será el llanto y rechinar de dientes”.

¿Acaso la ignorancia de todas esas “buenas personas” no se basa en gran medida en una voluntad de enterrar el talento en vez de arriesgarse a invertirlo y obtener fruto de él?

¿No es cierto que esas “buenas personas” han cerrado los ojos demasiado a menudo ante lo que puede comprometerlas? Han visto, por ejemplo, cómo progresan en todo el mundo las leyes que promueven el aborto y la eutanasia, cómo se realizan cada año millones de abortos y miles de asesinatos de personas enfermas. ¿Pero han hecho algo al respecto? ¿Han llegado siquiera a imaginar lo que supone un aborto, o han preferido no pensar demasiado en ello? No creo que muchas de esas personas se hayan detenido a pensar que, con frecuencia, un aborto consiste en cortar en pedazos a un niño vivo para sacarlo trozo a trozo del vientre de su madre y vender después sus restos a los laboratorios. ¡Qué incómodo pensamiento! ¿No es cierto?

Tal vez por esa misma comodidad de no pensar se encuentran ahora tan desconcertadas, aterrorizadas e indefensas ante este último movimiento del mal con mayúscula que está dominando el mundo, ante esta pandemia de miedo al virus, más que del propio virus, que está consiguiendo que la población se someta voluntariamente a los que pretenden esclavizarla. Y todas esas “buenas personas” se convertirán en esclavos como consecuencia de su propia sumisión a la manipulación de los medios de comunicación, de su comodidad de no pensar, de su obsesión por “vivir tranquilos”. Un triste destino.

Todas estas “buenas personas” que a lo largo del tiempo han ido olvidando a Dios y apartándolo de sus vidas, sometiéndose a la “opinión general”, al pensamiento único, a la corrección política, ¿serán capaces de optar por volver a Dios cuando las nuevas leyes del mundo les exijan renegar de Él? ¿Serán capaces de hacer un esfuerzo por salvar su alma?

Dios nos exigirá tomar partido en esta lucha definitiva entre el bien y el mal que se avecina, y sólo una vida intensa de oración, penitencia y sacramentos nos puede preparar para ello. Que nuestras oraciones sirvan también para pedir que esas “buenas personas” saquen fuerzas de flaqueza para reaccionar y decidirse por la opción correcta.

Pedro Abelló.

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Comentarios
17 comentarios en “Contra las “buenas personas” 
  1. La misericorditis se empeña en negar dos verdades de Fe fundamentales: El pecado original y el infierno. La lucha contra el mal, contra el maligno, empieza dentro de uno mismo, para que la tendencia al bien derrote al mal, con la ayuda de la gracia. Necesitamos los sacramentos. El covid ha sido la mejor excusa para negárnoslos o para imponer, a posteriori, la comunión en la mano, a pesar de los virus y bacterias que la habitan.

  2. Buenísimo articulo. Lo q me resulta sorprendente es q personas q conocen las artimañas de la cultura de la muerte para implantar en aborto o la eutanasia de la falsificación de cifras, falsos expertos, persecución al disidente.. ahora no reconozcan q están usando exactamente las mismas tácticas y lo acepten mansamente y aun peor, participen en las falsas noticias y el insulto al disidente

  3. Vamos que es ud. otro de los que cree que prohibir fumar a menos de 2 metros de distancia de otras personas es una violación de sus derechos fundamentales y con eso se está implantando una dictadura.

    1. Supongo que el autor del artículo no se refiere concretamente a esa prohibición de fumar a menos de 2 metros sino más bien a que cualquier autoridad (incluido tu alcalde) decrete el cierre de ciertos negocios y actividades, sin atender a razones ni particularidades, dejando a muchos en la indigencia.
      Y seguramente también se refiere al alarmismo fomentado por casi todos los medios de comunicación que dedican todo el tiempo de sus informativos a contarnos contagios y rebrotes en tal o cual pueblo, omitiendo informar sobre el número de tests que se han hecho allí y que ahora hay más contagios porque se hacen muchos más tests que hace unos meses y que sin embargo la mayoría de los contagiados son asintomáticos; todo lo cual crea alarma en el extranjero e impide la llegada de turistas causando la ruina a muchos españoles. Y seguramente se refiere a la demonización de médicos y otros que por decir estas cosas son acosados y metidos en un mismo saco de «negacionistas».

      1. Es curioso que ahora sólo hay «contagiados»; no hay ni fallecidos ni curados como antes. no sea que la visión global del tema tranquilice al personal.

    2. El artículo es impecable, acertado de principio a fin. El que no quiere abrir los ojos es porque prefiere vivir en su comodidad, y no optar por la lucha. Por cierto a la persona que se esconde tras el seudónimo mascarillas obligatorias, le diría que no ridiculice la verdad, pues por mucho que está se quiera esconder, siempre sale a la luz. Señor abra los ojos.

    3. Pues sí es una violación. ¿Acaso el humo que exhala el fumador sabe de distancia social? ¿Acaso aspirar el humo cargado de lo nocivo del cigarrillo y además de lo nocivo de la expiración no es dañoso para el que lo respira? Dictadura la de los fumadores, que nos echan su pestilente humo y no se les puede decir nada, por personas como tú, que llaman dictadura a un semáforo en rojo porque impide el libre tránsito.

  4. Felicito al autor por tan lúcido artículo. De lo mejor que he leído al respecto. No me gustaría estar en la piel de esas «buenas personas» el día en que sean llamados a comparecer ante el Altísimo: DE DIOS NADIE SE BURLA.

  5. En mi opinión, el artículo es tendencioso desde el principio hasta el final, ahora va a resultar que es culpa de las buenas personas los males del mundo, aún por omisión.

    Conozco, por la gracia de Dios, a varias de esas personas, y no necesitan ni falsos consuelos ni ataques gratuitos.

    Si el autor pretende hablar del aborto y del pecado que este supone que no utilice a terceros, y critique a quien lo promueve.

    Vaya ejercicio de hipocresía y de falta de respeto!

  6. El maligno hizo un buen trabajo al hacer creer que no existe y que para ser bueno basta solo el buenismo de valores de lenguaje politicamente correcto pero ser bueno es mas que eso es arriesgarse a defender la verdad sin miedo a perder el «buen nombre » porque cuando los «malos » ganan es porque los buenos miran a otro lado

  7. Creo que vamos a tener gracias especiales, para discernir el bien del mal, lo que es verdad y lo que es mentira, porque son dias de mucha confusión para todos.
    También para los que están en el extremo contrario que ven que todo el mundo es culpable por cualquier cosa, de todos los delitos de la humanidad.
    Necesitamos que venga pronto el Aviso, se está enfriando la caridad de todos….

  8. ¡Qué bueno sería que el autor se parara frente a un abortorio para protestar! Lo arrestan como a un delincuente, tal como les sucedió a 10 provida en Michigan, en agosto 27. O como al anciano que hacía parte de un grupo de católicos que rezaban ante la estatua de San Luis, en Missouri, y los «black lies matter» lo golpearon. O los esposos que salieron con armas a advertir que no permitirían pasivamente que otros blm invadieran su casa; a los negros nada les pasó, a los esposos los citaron a juicio. Es que no sólo en EEUU, sino en todas partes, el sistema judicial está hecho para proteger al delincuente y sancionar al inocente.

  9. El sistema judicial protege al delincuente y sanciona al inocente. Así están las cosas. La culpa de lo malo es de los malos. No faltaba más sino culpara a las buenas personas. Ahora hasta los periodistas están contra ellas.

  10. Sería bueno que infovaticana hiciera una lista de lo que no se puede comentar para evitar ser censurado. Porque lo que sí se puede comentar son insultos a los otros comentaristas sin ser censurado.

  11. Lo contrario a ese tipo de personas son aquellas que ven el mal en todas partes. Ni ingenuo ni paranoico, y ante todo procurar discernir y tratar de apartar lo mejor posible el trigo de la cizaña.

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