En el día en que el Ministerio de Educación tiene la importante reunión con las diferentes Comunidades Autónomas para coordinar la vuelta al cole -a 10 días del inicio del curso-, la Conferencia Episcopal Española ha sacado pecho respecto a su papel en la educación.
Los obispos españoles señalan que los 2.586 centros educativos de inspiración católica se están preparando para afrontar el nuevo curso escolar. “La formación integral de las personas en todas las edades es una actividad fundamental de la Iglesia”, aseguran desde el episcopado español.
Entonces empiezan a desgranar las estadísticas relativas a este sector de la Iglesia. A los centros católicos asisten 1.521.196 alumnos, “número que ha supuesto un incremento de 24.085 alumnos con respecto a 2017”. “De ellos, 71.031 son alumnos extranjeros”, señalan desde la CEE.
Estos centros cuentan con 130.448 trabajadores, de los cuales 106.005 son docentes, que se distribuyen en 62.077 aulas. En estos centros el 95,9% es personal seglar y el 4,1% personal religioso.
La CEE asegura que es “particularmente importantes” los 2.455 centros católicos concertados “que suponen un ahorro al Estado de 3.531 millones de euros”. La asignatura de Religión alcanza los 3.303.193 alumnos inscritos y es impartida por 34.868 profesores.
En cuanto a la educación especial, la Iglesia Católica suma 429 centros donde acceden 11.710 alumnos. El 23,3% de los alumnos con discapacidad estudian en la escuela católica concertada.
En el ámbito universitario, son 15 las universidades vinculadas con la Iglesia que reúnen a 115.050 alumnos en grados y postgrados. La Iglesia Católica cuenta también con 331 colegios diocesanos, que forman a los 110.197 estudiantes que asisten a estos centros.
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Su labor educativa consiste en que los niños salen de todo menos católicos. Vamos, que hacen claramente lo que pone en la Biblia que hay que hacer.
Esa educación es cada día más asimilable al pensamiento único. La catolicidad brilla por su ausencia, en general, salvo excepciones muy excepcionales.
Los colegios concertados eligen a dedo a sus profesores y no pasan ningún tipo de examen de acceso como si ocurre en la educación pública, que entran los seleccionados en un proceso objetivo, neutral y no discriminatorio.
Acceden a la docencia por nepotismo o clientelismo. Las nóminas son pagadas por los impuestos de todos los españoles porque es el papá Estado al que tanto vilipendian el que paga con impuestos de todos, ateos, católicos, musulmanes, agnósticos… una educación donde se discrimina a sus trabajadores en la selección por motivos ideológicos o simplemente por no ser un contacto conocido, el amigo del amigo del Director, o el sobrino del profesor de Matemáticas.
Luego los intereses de los directivos de esos colegios parece que tampoco son el de instalar valores cristianos en sus alumnos. Al menos eso sería hermoso, si no engrosar las cuentas de la institución con el dinero de los impuestos de todos.
Es un negocio la educación católica en España, muy rentable.
Estoy seguro de que , en caso de ser un colegio de inspiración comunista, no sería como en el caso de los concertados. ¡ ja, ja y ja!
Serian los padres comunistas los que pagasen a los profesores, que serían contratados tras «riguroso» examen objetivo ¿ a que sí? ¡ No te fastidia el marxista de ocasion éste! La educación pública, con esos tan excelentes profesionales es un verdadero churro, ( como la concertada, vamos) porque está hecha para aprobados generales, prácticamente, como lo demuestra lo exagerado de sus aprobados en selectividad.