(Le Figaro)- Un mes después de la reconversión de la Basílica Santa Sofía, Recep Tayyip Erdoğan ha firmado un decreto que le devuelve a la ex Basílica de San Salvador en Chora su estatuto de mezquita. A pesar de que el patrimonio cristiano de Estambul es muy admirado en todo el mundo, el presidente turco quiere ocultar el pasado preislámico de la ciudad, subraya el historiador Fabrice Monnier.
Hace un mes, la Basílica Santa Sofía de Constantinopla fue convertida en mezquita. El viernes pasado le tocó a la antigua iglesia bizantina de San Salvador en Chora, que ha sido devuelta al culto musulmán. Convertida en mezquita tras la toma de Constantinopla por los otomanos en 1453, fue transformada en museo después de la Segunda Guerra Mundial. ¿Qué quiere demostrar Erdogan?
Ante todo, el presidente Erdogan es coherente con su visión de la historia y la marcha del tiempo: él cree en el triunfo del islam y actúa en consecuencia. Fue alcalde de Estambul y, dicho de paso, un alcalde eficaz y apreciado. De nuevo, hace todo lo posible para acentuar el carácter musulmán de una ciudad que, para él, como también para muchos de sus correligionarios, nació a la civilización en 1453, cuando fue tomada por el sultán Mehmet II «el Conquistador». Al reconvertir antiguas mezquitas, que en virtud de su rico pasado bizantino habían sido transformadas «indebidamente» en museos, satisface una antigua reivindicación islámica. El hecho que Santa Sofía y San Salvador en Chora hayan sido lugares de culto musulmán justifica plenamente su vuelta total al islam. Al corregir el error que fue su transformación en museo por parte de los kemalistas, entra en la historia como la persona que, de alguna manera, finaliza la conquista de 1453. La protesta internacional que suscita dicha decisión no afecta a este hombre de fe convencido de lo justo de su causa. Sin duda, irá más lejos en esta misma dirección en cuanto tenga otra ocasión.
¿Hay aún fieles cristianos en Estambul?
A pesar de la ausencia de estadísticas oficiales, podemos decir que quedan muy pocos, tal vez menos de cien mil para una población, en números redondos, de quince millones de habitantes. Suelen ser personas mayores poco inclines a hacerse notar. A escala de la «Gran Historia», esta situación es inédita. Recordemos que en 1914, la mitad de la población de Estambul era cristiana. Los cristianos fueron expulsados o firmemente «invitados a irse» en razón de las tensiones políticas y étnicas. Se fueron en oleadas: en 1913-1914 (después de las guerras balcánicas); en 1923-1924 (después de la Guerra de Independencia turca); en 1974-1975 (después de la guerra civil chipriota). Detrás dejaron un rico patrimonio inmobiliario: casas y lugares de culto que, en algunos casos, se remontan a los primeros tiempos del cristianismo. La situación de este patrimonio está enredada a más no poder y da lugar a múltiples litigios, seguidos de cerca por los patriarcados greco-ortodoxo y armenio. Pero estas dos instituciones, agotadas, tienen cada vez más dificultades para actuar y, en el contexto de la crisis en el Mediterráneo oriental, sobre todo en virtud del brazo de hierro entre Ankara y Atenas, son poco escuchadas por las autoridades, que suelen verlas como agentes del extranjero.
Por consiguiente, el turismo en Estambul ¿está dirigido principalmente al patrimonio cristiano?
Naturalmente: al igual que al rico patrimonio arquitectónico otomano hecho de palacios, mezquitas, mercados cubiertos, los turistas europeos se interesan por el Imperio romano de Oriente del que Constantinopla, antiguo nombre de Estambul, fue la capital durante más de mil años (330-1453). En las altas esferas del Estado turco parece que este hecho discuta y enoja. Su deseo es ocultar lo más posible el pasado preislámico de la ciudad, demasiado visible y admirado. En una palabra, se trata de que se considere accesorio y secundario todo lo que está vinculado al patrimonio cristiano, realzando las riquezas vinculadas a la civilización turco-islámica y sus logros. Ciertamente, es indudable que el turismo europeo sufrirá un poco durante un tiempo, pero el turismo asiático permanecerá y aumentará.
¿Están protegidas las iglesias cristianas y ortodoxas? ¿Cuál es su situación jurídica?
Desde el punto de vista jurídico y patrimonial, las iglesias cristianas de Estambul y de otros lugares cercanos están «protegidas» por las disposiciones complejas y más o menos respetadas del tratado de Lausanne de 1923. Las que subsisten son más de un centenar. Para lo especial dependen de las comunidades rum (greco-ortodoxas), armenias y latinas con las correspondientes subdivisiones, como la que divide a los armenios en gregorianos y católicos. Entre los rums recordemos el increíble caso de la pseudocomunidad ortodoxa turca «Karamanli», un clan originario de Anatolia que se ha atribuido tres iglesias (y su patrimonio inmueble) con la protección de las autoridades turcas. Es una situación que perdura desde hace decenios, a pesar de las protestas del patriarcado… Observemos también que ciertas iglesias, de hecho, no están realmente guiadas por la comunidades de las que dependen oficialmente; en práctica son lugares de cultor de minorías no reconocidas, casi clandestinas, como los refugiados cristianos de lengua árabe (nestorianos, caldeos) de la región de Tour Abdin (Anatolia del sureste) que no están protegidos por las cláusulas del tratado de Lausanne. Víctimas del clima de violencia existente en las regiones donde viven, se instalan en Estambul y se mezclan con su población en espera de encontrar un punto de salida hacia Europa o América. El riesgo es que se conviertan en una fuente de tensión y de obstáculo con las autoridades en un futuro próximo… El tema del patrimonio religioso cristiano y su destino en una Estambul camino de transformarse en «Islambol» es amplio, apasionante y promete tener giros en un futuro cercano.
Publicado por Marine Carballet en Le Figaro.
Traducido por Verbum Caro para InfoVaticana.
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A ver si nos enteramos de una vez del verdadero rostro del islam religión de paz. ¿ Hay otro islam ? Sí, todavía más agresivo, mucho más. El islam mata. Lo lleva en su adn.
Es de una religión de passs!
Ya es muy difícil practicar observancia católica en Estambul y no digamos en el resto de Turquía.
Mientras Europa firma acuerdos sin contrapartida con este sátrapa.
Por ejemplo, España estaba hermanada con Turquía, no sé ahora, en cuya virtud España enviaba a Ankara oficiales de la Guardia Civil para ayudarles a montar su propia policía.
Todos los fanáticos son peligrosos, sean musulmanes, hindúes o cristianos, degollen, apaleen o quemen, el problema es el fanatismo y no la particular teoría que defiendan
No es el ser fanático lo peligroso, sino la cosa de la cuál eres fanático. Puedo ser fanático del aeromodelismo y no creo que eso sea peligroso; puedo ser fanático de algún deporte extremo… y eso sí que sería peligroso. Con la religión pasa lo mismo, si eres «fanático» de la religión católica, que es una religión de paz, (dar la otra mejilla, amar a los enemigos), no creo que sea peligroso para terceros. Pero ser fanático del islam, ¡vaya que es peligroso!, tener a un fanático musulmán cerca de ti o en el poder en en algún Estado, como el de Turquía resulta peligroso. Recordemos lo que le pasó a Salman Rushdie, cuando publicó su libro «Versos Satánicos»… ¿quien, en su sano juicio querría vivir en una sociedad islamizada?
Puedes ser fanático del aeromodelismo y apuñalar a un rival que compró una maqueta que ya está agotada para quitársela, incluso puedes ser fanático de la religión cristiana y para defender “la religión de paz”, quemar a la gente en la hoguera, e incluso ser musulmán y pertenecer a una asociación de gays musulmanes, lo peligroso no es la religión a la que perteneces, a fin de cuentas cada uno la moldea a su gusto, lo peligroso es ser fanático de cualquier religión o ideología
Las probabilidades de haber muerto en una »’hoguera católica»’ son tan tan tan mínimas que les debe dar hasta rabia. A medida que pasa el tiempo y conozco más, hasta creo que mucha parte de la sociedad, justificaría hoy, muchas de esas ejecuciones de antaño, tristemente. Del buenismo se pasará al otro lado. Los católicos hemos de tener cuidado para no dejarnos arrastrar ni por unos ni por otros. No se esfuerce tanto en hacernos parecer peores por no ser perfectos. O sigan con la cantinela. Les ha ido bien.
Quién, en su sano juicio, después de haber venido Dios encarnado en Cristo, no querría ser cristiano?
Aunque, ciertamente, si no fuera creyente querría pertenecer igualmente a una sociedad cristiano católica.
«Recordemos que en 1914, la mitad de la población de Estambul era cristiana»
Esa cifra da escalofríos.
“Erdogan quieren entrar en la historia como la persona que ha finalizado la conquista de 1453” yo añado que la ayuda de Francisco es indispensable. Tendrán que repartirse el mérito a partes iguales por lo menos.
No veamos al enemigo en la casa de enfrente, porque Turquía es un país islámico y actúan en consecuencia con su religión. El auténtico problema es nuestra iglesia católica llena de infiltrados enemigos que los tenemos por todas partes, en nuestras parroquias, sacristías, obispados y órdenes religiosas, que son los que si quieren acabar con ella. O si no quieren acabar con ella al menos no actúan en consecuencia con la religión católica.
Este hombre tiene los días contados.Siempre que un dirigente musulmán se envuelve en la creencia del islam hegemónico , califatos y monsergas similares, es que tiene serios problemas internos y recurre al populismo de su ambiente cultural.No sería de extrañar su derrocamiento ,por las buenas o por las malas, a corto-medio plazo