Profanan una capilla en Nicaragua: «Pisotearon las hostias»

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La capilla Nuestra Señora del Perpetuo Socorro en Nicaragua fue profanada y las hostias fueron pisoteadas, informa Aciprensa.

Los desconocidos no solo robaron la custodia y el copón, sino también rompieron imágenes, pisotearon las hostias e hicieron otros destrozos.

El hecho ocurrió este miércoles 29 de julio. El sacerdote Jesús Silva, párroco de la parroquia Santa Ana, a la que pertenece la capilla, hizo la denuncia este jueves en las redes sociales.

“Dicho acto fue realizado con saña y odio pues no sólo robaron la custodia y el copón, sino que quebraron imágenes, ultrajaron el sagrario, pisotearon las hostias, quebraron bancas, ocasionaron daños a muebles, puertas y tubería, y no bastándoles con estos ultrajes, hicieron sus necesidades fisiológicas sobre lo que pudieron”, expresó en la página de Facebook de la parroquia.

El sacerdote indicó que los miembros de la capilla de la comunidad de Los Brenes, junto a los feligreses ofrecieron un acto de reparación ayer jueves. “Pedimos sus oraciones”, expresó.

Este ataque fue condenado por el arzobispo de Managua, el cardenal Leopoldo Brenes, que denunció que este tipo de hechos “en los últimos días se ha hecho de manera frecuente en diferentes capillas”. El purpurado ofrece sus oraciones y llama a los sacerdotes y fieles a “estar atentos y vigilantes” en el cuidado de las capillas. También ha pedido a todos a que se unan en oración de reparación y desagravio.

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Comentarios
13 comentarios en “Profanan una capilla en Nicaragua: «Pisotearon las hostias»
    1. El Señor tiene que estar en Su Casa. Y pobres de nosotros, el día en que ya no esté, porque eso será lo que desencadenará la «Abominación de la desolación», hacia la que nos dirigimos a pasos agigantados. Somos nosotros, quienes debemos custodiar al Señor en los Sagrarios. En todos los templos deberíamos montar guardias, para no dejarle nunca solo. Eso es lo que deberíamos hacer, como se hace en las Capillas de Adoración Perpetua. Quien desee hacer algo al respecto, o más información sobre este tema, puede escribirme al correo [email protected].

  1. Ya no se puede dejar al Señor en los sagrarios, si no hay custodios, de cuiden la seguridad en el templo. La ofensa es muy grade por lo que se ha de celebrar una Misa de desagravio.

  2. Esta es una profanación manifiesta. Y no es difícil concluir que es de los sandinistas de Daniel Ortega. Pero hay (en tiempos sin virus) profanaciones diarias en todas las iglesias de todo el mundo, menos notorias, pero de igual gravedad: la comunión en la mano. Y sí, dejar Reserva en el Sagrario es un riesgo que no se debe correr.

    1. Si los sagrarios fuesen realmente como se exige en el Código de Derecho Canónico no habría tanta facilidad para reventarlos
      Dados los tiempos que corren hay que confeccionarlos como si fuesen pequeñas cajas fuerte: bien atornillados al suelo o a la pared y con puerta blindada
      Y por su puesto, no dejar la llave puesta, negligencia en la que, desgraciadamente, muchos sacerdotes incurren

  3. Cada vez que alguien comulga en pecado mortal, le profana, no solo un divorciado, un ladron, un blasfemo, un calumniador, un asesino, un fornicador, quien calla pecados graves en la confesion, etc las visiones de las misticas, nos señalaban que hace cientos de años muchas de las comuniones era sacrilegas, como andara ahora la cosa?? Incluso entrar a un templo a robar y desparramar la eucaristia por el suelo, ensuciandola demuestra una malicia extrema, asi que es una verdadera profanacion, por su comentario, da a entender que no lo son.

  4. ¡cuánto odio a Cristo! eso solo surge de las cloacas infernales… Amemos al Señor, ofrezcámosle nuestras vidas, y pidamos la conversión de estos seres que al presente andan condenados en vida.
    ¡Cuánto tuvo y tiene que padecer Cristo!
    No sabemos si al maligno le queda poco tiempo ó mucho, lo que tenemos claro es que los que hacen estas cosas son malas personas, ha anidado en ellos el odio y la maldad que le es propia al demonio.
    Reparemos tanto desamor, con nuestro pobre amor.

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