«Hoy la Iglesia ya no habla de niños y de nacimientos»

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«El mensaje del Génesis, «id y multiplicaos», ha sido reemplazado por otros mensajes: hablamos sobre el medio ambiente, la inmigración, la pobreza».

Estimados seguidores de Stilum Curiae: hace unos días se publicó en Il Sole-24 Ore una entrevista importante con el profesor Ettore Gotti Tedeschi, sobre el tema de la disminución de la natalidad. Le hemos pedido al profesor Gotti Tedeschi un ulterior comentario, además del permiso para publicarlo. Disfrutad de la lectura.

 

Estimado Marco: le envío dos líneas de introducción a mi entrevista para Il Sole24ore de hoy. Lo que más debería maravillarnos es la indiferencia de los obispos sobre este tema: la mayoría de ellos cree que la «bendición de Dios» está en los migrantes, no en los niños. Lo que seguramente tampoco agrada ni siquiera a los propios migrantes, que estarían mucho más felices de recibir ayuda para vivir y prosperar en sus países de origen. Sin embargo, lo que se ha notado en los últimos tiempos es el grito de dolor de exponentes del mundo secular que, de la nada, descubren que con el colapso de los nacimientos, el bienestar también se derrumba, porque el PIB se desmorona. Es más: este mundo secular descubre que haber compensado el colapso de los nacimientos con el consumismo no ha sido bueno, porque el consumismo «contamina». Después, grita diciendo que no hay trabajo para los jóvenes, olvidándose que para consumir hemos deslocalizado la mayor parte de nuestra producción a Asia (para luego reimportarla a bajo costo, aumentando así el poder adquisitivo).

Pero esto no es suficiente. Con la predecible crisis económica posterior al Covid, este mundo descubre que el consumismo no será sostenible, gracias a recursos económicos menos previsibles. Y entonces comienza a llorar, a quejarse, a imaginar utopías económicas irrealizables. Pero nadie quiere afrontar el problema en sus causas y soluciones. Ni siquiera la autoridad moral. De hecho, las soluciones que se plantean (disminución económica para proteger el medio ambiente) no harían más que empeorar el problema.

Las «mini soluciones» que se sugieren políticamente, con el objetivo de implementarlas, serán de poca utilidad. La retórica y la hipocresía reinan soberanas, no solo en la visión moral del problema, sino también en la solución socioeconómica. Ciertamente, hemos logrado crear el desorden, sin duda, ¡pero conscientemente!

¿Se ha querido negar, para complacer al «mundo», que existían principios morales no negociables? ¿Se han querido negar los principios del Génesis divino, negando la existencia de leyes naturales? Bien, el resultado es este: el final irreversible de la civilización cristiana occidental. Y que nadie diga que es una sorpresa. Otros y yo lo hemos explicado durante al menos cuatro décadas: no sólo no nos han escuchado, sino que también nos han ridiculizado. Porque el convencimiento es que el problema de los nacimientos es un legado de la cultura católica «tradicionalista», así como la familia y la vida.

EGT

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SOLE-24 ORE. GOTTI TEDESCHI: HAY QUE APOYAR LOS NACIMIENTOS

ROMA – La noticia de que la caída de la tasa de natalidad podría acelerarse nuevamente en Italia con la salida de la emergencia del Covid-19, no sorprende a Ettore Gotti Tedeschi, el economista y banquero que, desde hace varios años, mucho antes de asumir la presidencia de la IOR (Instituto para las Obras de Religión) entre 2009 y 2012, había advertido sobre las consecuencias morales, incluso antes que las económicas, de una población con tasas de fertilidad negativas. «Hemos querido llegar a este punto – explica al Sole24Ore – porque es evidente que durante cincuenta años la caída en la tasa de natalidad ha estado acompañada por una caída en el crecimiento económico. Se trata de un resultado deseado, diría perseguido, en una perspectiva cultural y moral que siempre ha negado la natalidad como un hecho natural del hombre. Y si frenas la naturaleza, la cambias, creas desequilibrios. El colapso deseado de los nacimientos en Italia y en Occidente ha generado efectos cada vez más negativos, hasta esta pandemia».

 

En efecto, según el Istat, el 67% de la caída en los nacimientos depende, ahora, del hecho de que la población femenina en edad fértil se ha reducido.

Ciertamente, nos enfrentamos a una transición demográfica estructural. Solo una toma de conciencia cultural y moral puede detener esta tendencia, pero se necesitará una generación para realizarlo, siempre y cuando se desee hacerlo. Y yo estoy convencido de que no se quiere hacerlo.

 

Sin embargo, por el Informe Istat se constata que el número de hijos que las personas logran tener no refleja el deseo generalizado de maternidad y paternidad presente en nuestro país.

No estoy diciendo que no haya soluciones, que no se puedan adoptar políticas para la natalidad. Podrían y deberían haberse adoptado antes, por ejemplo, a partir del año 2000, cuando alcanzamos el pico de la desindustrialización y de las deslocalizaciones productivas, con la consiguiente pérdida de competitividad. No se puede pensar que una economía avance solo con el consumismo individual, supliendo la caída de los nacimientos. Y hoy es demasiado tarde.

 

Ahora la incertidumbre sobre el futuro pesa sobre las decisiones de las familias, más allá de la crisis.

Y hay un silencio absoluto por parte de las autoridades morales. Hoy la Iglesia ya no habla de niños y de nacimientos. El mensaje del Génesis, «id y multiplicaos», ha sido reemplazado por otros mensajes: hablamos sobre el medio ambiente, la inmigración, la pobreza. No de niños, ya no se habla de niños como un don de Dios. Los obispos dicen que los migrantes son un don de Dios.

 

Hay un problema de emergencia demográfica en los países más atrasados. En Italia, el número de hijos por mujeres de la generación de 1978 era de 1.43 y hoy, en esos países, estamos en el 2.2-2.3

En los años setenta la población mundial era de cuatro mil millones, dos mil millones vivían en los países más ricos y dos mil millones en los países pobres o emergentes. Hoy somos 7.500 millones: cinco mil millones viven en países ex pobres o en vías de desarrollo, y los otros dos mil quinientos millones en países ricos. Las estadísticas de la ONU de largas series históricas muestran que, a un aumento en las tasas de natalidad, le sigue un aumento en la economía de hasta 40 veces mayor que el de la población. Pero repito, aquí no estamos hablando de matemáticas o de economía; el colapso de los nacimientos es un problema moral que concierne a Occidente y su declive.

 

En los últimos años se ha hablado mucho de las políticas familiares adoptadas en Francia como modelo a considerar.

A diferencia de Italia, Francia tiene una cultura laica y una Constitución, la de 1905, laicista. Sin embargo, ha adoptado a tiempo políticas de apoyo a la natalidad. A diferencia de Italia, que con su cultura católica ha abandonado el tema durante años. Aquí hablamos, por ejemplo, de la paternidad responsable desde la época del Concilio Vaticano II, se argumenta que tener demasiados hijos no es justo, e incluso las parejas católicas lo dicen. Lo repito, durante cincuenta años esta tendencia ha estado en marcha, y ha sido buscada. No es una consecuencia del destino. Podemos cambiar con las políticas correctas, pero necesitamos una voluntad moral y cultural que, desafortunadamente, hoy no veo.

Publicado por Marco Tosatti en Stilum Curiae.

Traducido por Verbum Caro para InfoVaticana.

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Comentarios
22 comentarios en “«Hoy la Iglesia ya no habla de niños y de nacimientos»
  1. ¿ La caída de la natalidad es otro fruto maduro del CVII ? No olvidemos que la comisión designada para la encíclica Humanas Vitae era favorable a la píldora. Pablo VI aclaró finalmente que:

    12. Esta doctrina, muchas veces expuesta por el Magisterio, está fundada sobre la inseparable conexión que Dios ha querido y que el hombre no puede romper por propia iniciativa, entre los dos significados del acto conyugal: el significado unitivo y el significado procreador.

    Efectivamente, el acto conyugal, por su íntima estructura, mientras une profundamente a los esposos, los hace aptos para la generación de nuevas vidas, según las leyes inscritas en el ser mismo del hombre y de la mujer. Salvaguardando ambos aspectos esenciales, unitivo y procreador, el acto conyugal conserva íntegro el sentido de amor mutuo y verdadero y su ordenación a la altísima vocación del hombre a la paternidad.

    1. Queda además excluida toda acción que, o en previsión del acto conyugal, o en su realización, o en el desarrollo de sus consecuencias naturales, se proponga, como fin o como medio, hacer imposible la procreación [16].

  2. Basta recordar la frase de Francisco: «Las mujeres no deben parir como conejas.»
    Esta mentalidad equivocada se ha expandido en la Iglesia. Cuando precisamente es un acto de caridad engendrar muchos hijos, ya que es darles la oportunidad de que gocen del amor de Dios.
    Aunque para ello haya que «apretarse el cinturón», bien vale la pena.

    1. En esta errónea mentalidad de la jerarquía eclesiástica inciden varias causas, como la falacia de la superpoblación, el consentimiento de técnicas anticonceptivas (muchas de las cuales son abortivas), la búsqueda del bienestar material, etc.
      Y mientras los cristianos tienen pocos hijos, los musulmanes tienen muchos, con lo cual el relevo poblacional es inminente. Incluso aunque ahora cerraran la frontera a los musulmanes, ya es demasiado tarde. Si no ocurre nada que cambie la situación, Europa será mayoritariamente musulmana antes de que acabe el siglo. Esto es una previsión matemática muy cierta.
      Y es un hecho que en la mayoría de países musulmanes se discrimina e incluso se persigue a los cristianos. Así que ya podemos predecir lo que nos espera.

      1. Lo primero que hacen es asustar a las mujeres para que no tengan muchos hijos, y les exponen todas las enfermedades posibles por parir, sean verdad o mentira. Van siempre a ejemplos extremos. Lo ponen como si no fuera natural tener muchos niños.

  3. Oficialmente en la Iglesia se enseña cómo no tener hijos de forma natural, y te exponen el método no se qué y el método no se cuantos…. esa no es la doctrina católica que yo sepa, y la doctrina no evoluciona a eso con el pretexto de que no es dogma. Están colaborando con el error y lo saben, y están confundiendo a los católicos.

  4. El ataque de satanás hacia el ser humano se ceba más, si cabe, en nosotras.
    El odio viene desde el principio y culmina con el desprecio a la Virgen María. Bendita sea por siempre!
    Las organizaciones supranacionales con satanás como jefe quieren acabar con lo que más caracteriza al sexo femenino: la maternidad, la entrega, la dulzura, la compasión.
    Quieren convertirnos y a fe que lo han logrado en no pocos casos, en brujas machorras que odian a los niños, a sí mismas y a los hombres al verlos como rivales a los que combatir y no como aliados.
    La Iglesia, desde luego, hace poco por nosotras.
    Llamar conejas a las mujeres entregadas a la crianza de sus niños es un desprecio grandísimo hacia la mujer, hacia el hombre y hacia Dios.
    Y si piensan que ayudar es nombrar diaconisas, ni me imagino el festín que se estarán pegando en los in fiernos a costa de estos vendidos sin conocimiento ni discernimiento.

  5. Las mujeres no tienen hijos por que son las políticas de los políticos,todo puede cambiar y mañana pueden valorar los nacimientos,el mundo cambia continuamente nada es perpetuo.

  6. «Brujas machorras que odian a los niños»… ¡Cómo mola!

    Yo también opino que llamar conejas es un desprecio. ¿Qué necesidad había de insultar así a un colectivo? Cada uno que tenga los hijos que quiera, o desee… si 8 pues 8, si 1 hijo pues 1 hijos. La mayoría quiere la parejita.

    ¿Pero qué necesidad hay de insultar, llamar «brujas machorras» no sé muy bien a quién… Mariela? ¿Le parece que es cristiano insultar así a sus semejantes? ¿Por qué tiene usted miedo a la libertad, Mariela?

    1. Y a usted le parece correcto que pongan como directora del Instituto de la mujer a una señora lesbiana,que representa solo al 2% de la población femenina?
      Porque a mi una señora que no entiende mi heterosexualidad no puede representarme,xq no será imparcial a la hora de valorar ciertos aspectos de una vida que ella no comparte ni entiende,que hagan un Instituto de la mujer lesbiana,pero no nos metan a todas en el mismo saco.
      Segundo,cuando no haya pensiones para todos por la escasa natalidad,lo justo será que los que hayamos tenido hijos,y hemos aportado trabajadores que cotizan al sistema,estemos los primeros en la lista para cobrar la pensión, no le parece ?

      1. No sé… ¿Le parecería mal que pusieran a un señor con bigote que representa a un 4% de la población?

        ¿Deja de ser mujer por pertenecer a ese 2% del 50% de mujeres? Según eso un católico de misa de domingo no podría tampoco ejercer un cargo dedicado a los menores de 35 años, pues sólo representa al 5% de los jóvenes.

        Había mucho que hablar sobre los hijos. Yo desgravo a hacienda por el mío, por ejemplo. Un soltero paga bastante más a hacienda.

        Pero bueno, vale… me vale su argumento. Quien haya tenido hijos que gane más… Un poco injusto para aquellos que los han querido tener y no han podido… pero en fin. Me vale. ¿Y?

    2. Desidereo.
      Te han dicho a ti que se sienten insultadas?
      Yo lo que vi en una manifestación «feminista» fue un grupo de mujeres o como se sientan, vestidas de brujas apaleando un muñeco con forma de recién nacido y gritaban «somos las nietas de las brujas que no pudisteis quemar»
      Si eso no son brujas que odian a los niños, que lo disimulen o al menos que no lo digan.

  7. Desidereo.
    Te han dicho a ti que se sienten insultadas?
    Yo lo que vi en una manifestación «feminista» fue un grupo de mujeres o como se sientan, vestidas de brujas apaleando un muñeco con forma de recién nacido y gritaban «somos las nietas de las brujas que no pudisteis quemar»
    Si eso no son brujas que odian a los niños, que lo disimulen o al menos que no lo digan.

    1. Mariela:

      Yo he visto manifestaciones con una careta de Hitler, o de Trump. ¿Significa eso que ese de la careta apreciaba a Hitler, o a Trump? Y les he visto hacer un teatrillo, diciendo cosas como si fuera Trump…

      Quizá es que no pilla usted la ironía.

        1. Pues eso… Mariela. Que el problema no lo tiene otra gente, sino usted. Y el problema es ese: Que entiende usted mal lo que ve.

          1. No.
            Te confundes muchísimo, Desidereo.
            He dicho que no lo pillo, no que lo entienda mal.
            Es que pones unos ejemplos que no vienen a cuento.
            Eres capaz de comparar el gazpacho con el cocido y quedarte tan pancho.
            Personas que se disfracen de Trump, de la hormiga atómica o de barbie y se disponga en plena calle a gritar que son nietas de brujas y apaleen a un muñeco, pues me parecerán unos desequilibrados. Pero no es el caso. No lo he visto, pero con esto no quiero decir que no lo hayas visto tú.
            Yo lo que vi eran «feministas» vestidas de brujas, diciendo que son nietas de brujas, que van a continuar la labor de sus abuelas y que acto seguido apalean a un muñeco.
            Me ciño a los hechos.
            No me vengas con historias de caretas de carnaval, porque yo no me estoy refiriendo a eso.
            Chesterton dijo que cada uno se disfraza de aquello que es por dentro.

      1. Pues la verdad Desidereo, es que no soy adivina.
        Vi a unas vestidas de brujas, gritando esas consignas y apaleando a un muñeco como si fuera un recién nacido.
        Tú tendrás tu opinión pero yo tengo la mía.

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