El Governatorato anuncia drásticos recortes para salvar las finanzas vaticanas

El Governatorato anuncia drásticos recortes para salvar las finanzas vaticanas

Hace muy poco, ya con toda España confinada para combatir la peste que asola el mundo, Su Santidad concedió una segunda entrevista, esta online, al periodista de La Sexta Jordi Evole, en la que cargaba contra las empresas que, acuciadas por la crisis, recurrían a los despidos. El ‘sálvese quien pueda’ no es la solución, decía el Papa. Una empresa que despide para salvarse… no es una solución. Más que despedir hay que acoger y hacer sentir que hay una sociedad solidaria».

Ahora al Estado sobre el que reina, el Vaticano, se le ofrece la ocasión de verificar las intenciones del Papa pero, a juzgar por una disposición emitida hoy por el Gobernorato de la Santa Sede, los despidos -o, al menos, dejar a gente sin trabajo- se va a hacer inevitable.

En concreto, no se van a renovar los contratos a tiempo determinado. Dicho así quizá quede mejor, lo que no impide que la nota haya sembrado el terror entre los empleados del diminuto Estado.

«A la luz de lo que se ha expuesto, se han tomado algunas decisiones que deberán orientar la gestión económica de todos los organismos en los próximos meses, concluye la circular, que pasa a enumerar las malas noticias, es decir, la duras decisiones que deberán aplicarse desde ya: drástica reducción de los costes de las consultorías, suspensión, siempre que sea posible, de los contratos a tiempo determinado, bloqueo de nombramientos y promociones, y cese de prestaciones laborales extraordinarias, salvo por motivos institucionales imprescindibles.

Paro para muchos, en suma. No es nada que se pueda reprochar al Santo Padre, naturalmente, pero que en otras incontables ocasiones que se están produciendo y van a seguir produciéndose en todo el mundo tampoco son achacables a empresarios, muchos de los cuales cerrarán mientras que otros tendrán que elegir entre el cierre o los despidos masivos.

La empresa que despide para salvarse, Santidad, es la empresa que puede dar trabajo a algunos, al menos, mientras que la empresa que se hunde no puede hacerlo a nadie. Más que el ‘sálvese quien pueda’, en muchos casos se trata de salvar, al menos, a alguien, aunque eso supongo sacrificar el empleo de muchos otros, y eso es algo que, inevitablemente, el Vaticano va a experimentar en carne propia.

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