Francisco: «Cada uno de nosotros es un elegido»

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«Nadie elige ser cristiano entre todas las posibilidades que le ofrece el ‘mercado’ religioso».

(Vatican News)- La antífona de entrada del jueves de la quinta semana de Cuaresma, que el Papa lee al comienzo de la misa de hoy en Santa Marta, es una invitación a tenerla mirada fija en Jesús, una esperanza que no defrauda: «Cristo es mediador de una Nueva Alianza entre Dios y los hombres, a fin de que, habiendo muerto para redención de los pecados cometidos en la primera Alianza, los que son llamados reciban la herencia eterna que ha sido prometida». (Heb 9,15). Francisco, al introducir la celebración, reza especialmente por los sin techo:

Estos días de dolor y tristeza ponen de manifiesto tantos problemas ocultos.  En el periódico, hoy, hay una foto que golpea el corazón: tantas personas sin hogar en una ciudad tiradas en un estacionamiento, bajo observación… hay tantas personas sin hogar hoy. Pidamos a Santa Teresa de Calcuta que despierte en nosotros un sentido de cercanía a tantas personas que en la sociedad, en la vida normal, viven escondidas pero, como los sin techo, en el momento de la crisis, se destacan de esta manera.

En su homilía, Francisco comenta las lecturas de hoy, tomadas del libro del Génesis (Gn 17, 3-9) y del Evangelio de Juan (Jn 8, 51-59) que tienen como centro la figura de Abraham, la alianza con Dios y el nuevo anuncio de Jesús que viene a «rehacer» la creación perdonando nuestros pecados. Nosotros somos cristianos», dijo, «porque hemos sido elegidos, escogidos y hemos recibido una promesa de fecundidad, a la que debemos responder con fidelidad a la alianza. Nuestros pecados están en contra de estas tres dimensiones: no aceptar la elección adorando ídolos, no esperar en la promesa y olvidar la alianza. Que el camino del cristiano, concluyó, sea aquel de ser consciente de la elección, de la alegría de ir hacia una promesa y de la fidelidad en el cumplir la alianza

A continuación, el texto de la homilía según una transcripción nuestra:

El Señor siempre ha recordado su alianza. Lo repetimos en el Salmo Responsorial. El Señor no olvida, nunca olvida. Sí, sólo olvida en un caso, cuando perdona los pecados. Después de perdonar pierde la memoria, no recuerda sus pecados. En otros casos Dios no olvida. Su fidelidad es memoria. Su fidelidad a su pueblo. Su fidelidad a Abraham es el recuerdo de las promesas que hizo. Dios eligió a Abraham para hacer un camino. Abraham es un elegido, era un elegido. Dios lo eligió. Luego en esa elección le prometió una herencia y hoy, en el pasaje del Libro del Génesis, hay un paso más. En cuanto a ti, mi alianza es contigo. La alianza. Una alianza que le hace ver a lo lejos su fecundidad: te convertirás en el padre de una multitud de naciones. La elección, la promesa y la alianza son las tres dimensiones de la vida de fe, las tres dimensiones de la vida cristiana.

Cada uno de nosotros es un elegido, nadie elige ser cristiano entre todas las posibilidades que le ofrece el «mercado» religioso. Somos cristianos porque hemos sido elegidos. En esta elección hay una promesa, hay una promesa de esperanza, el signo es la fecundidad: «Abraham serás padre de una multitud de naciones y serás fecundo en la fe». Tu fe florecerá en las obras, en las buenas obras, en las obras de fecundidad también, una fe fecunda. Pero debes – el tercer paso – observar la alianza conmigo». Y la alianza es fidelidad, ser fiel. Hemos sido elegidos, el Señor nos ha dado una promesa, ahora nos pide una alianza. Una alianza de fidelidad.

Jesús dice que Abraham se regocijó pensando, viendo su día, el día de la gran fecundidad, aquel hijo suyo – Jesús era el hijo de Abraham – que vino a rehacer la creación, que es más difícil que hacerla, dice la liturgia – vino a redimir nuestros pecados, a liberarnos.

El cristiano es cristiano no para que pueda hacer ver la fe del bautismo: la fe del bautismo es un papel. Tú eres cristiano si dices que sí a la elección que Dios ha hecho de ti, si vas detrás de las promesas que el Señor te ha hecho y si vives una alianza con el Señor: esta es la vida cristiana. Los pecados del camino están siempre en contra de estas tres dimensiones: no aceptar la elección y nosotros «elegir» tantos ídolos, tantas cosas que no son de Dios. No aceptar la esperanza en la promesa, ir, mirar de lejos las promesas, incluso muchas veces, como dice la Carta a los Hebreos, saludándolas de lejos y hacer que las promesas estén hoy con los pequeños ídolos que nosotros hacemos, y olvidar la alianza, vivir sin alianza, como si estuviéramos sin alianza.

La fecundidad es la alegría, esa alegría de Abraham que vio el día de Jesús y se llenó de alegría. Esta es la revelación que la palabra de Dios nos da hoy sobre nuestra existencia cristiana. Que sea como aquella de nuestro Padre: consciente de ser elegido, gozoso de ir hacia una promesa y fiel en el cumplimento de la alianza.

El Papa terminó la celebración con la adoración y la bendición eucarística, invitando a hacer la comunión espiritual.

He aquí la oración recitada por el Papa:

“Creo, Jesús mío, que estás real y verdaderamente en el cielo y en el Santísimo Sacramento del Altar. Te amo sobre todas las cosas y deseo vivamente recibirte dentro de mi alma, pero no pudiendo hacerlo ahora sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón. Y como si ya te hubiese recibido, te abrazo y me uno del todo a Ti. Señor, no permitas que jamás me aparte de Ti. Amén”.

Antes de salir de la capilla dedicada al Espíritu Santo, se cantó la antigua antífona mariana Ave Regina Caelorum («Ave Reina del Cielo»):

“Salve, Reina de los cielos, y Señora de los ángeles; salve, raíz; salve, puerta que dio paso a nuestra luz. Alégrate, virgen gloriosa, entre todas la más bella; salve, oh hermosa doncella, ruega a Cristo por nosotros”.

Publicado en Vatican News.

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Comentarios
13 comentarios en “Francisco: «Cada uno de nosotros es un elegido»
  1. “Creo, Jesús mío, que estás real y verdaderamente «PRESENTE» en el cielo y en el Santísimo Sacramento del Altar. Te amo sobre todas las cosas y deseo «ARDIENTEMENTE» recibirte dentro de mi alma, pero no pudiendo hacerlo ahora sacramentalmente, ven «ENTONCES» espiritualmente a mi corazón. «Y YÁ AL HABERTE» recibido, te abrazo y me uno del todo a Ti. «¡¡¡OH Señor JESÚS!!!», no permitas que jamás me «SEPARE» de Ti. Amén”.

    ¡¡¡Y DE TÍ AMADÍSIMA MARÍA SANTÍSÍSÍSIMA, VIRGEN PERPETUA, MADRE DE DIOS, CORREDENTORA NUESTRA!!! AMÉN.

  2. “ Creo, Jesús mío, que estás real y verdaderamente en el cielo y en el Santísimo Sacramento del Altar «. Pero ¿ lo crees también con su divinidad ? Si fuera así ¿ porqué nunca te arrodillas ? ¿ Negarás de nuevo la divinidad de Jesucristo como lo hiciste a Scálfari ? ¿ Porqué nunca, nunca, afirmas rotundamente su divinidad ? Sí, ya sé que lo tuyo es la ambigüedad, el lío, pero un liante de tu calaña jamás de los jamases debió sentarse en la cátedra de Pedro, ni siquiera ser obispo, ni sacerdote. Mucho me temo que no fue Dios quien te eligió para el sacerdocio, sino tú mismo y los desgraciados que te bailan el agua.

      1. Ya veo las conspiraciones contra bergopachamama que puede llevar adelante una minoria de catolicos (como bien tu dices). Hijo, busca otro sustantivo por favor. O es que repetimos las palabras sin saber realmente lo que significan?

      2. «Después de perdonar pierde la memoria, no recuerda sus pecados.»

        A ver, eso es erróneo, pero no culpo a Francisco, sino a la teología moderna. Es una afirmación irracional, e ilógica y absurda.

        Un pecador grave que ha hecho actos malos desde los 7 años y se arrepiente perfectamente antes de morir, sin culpa ni pena, resulta que Dios no tendrá memoria de la práctica totalidad de la vida de esta persona… absurdo.

        Además, Dios sí recuerda los pecados perdonados en cuanto la culpa pero no perdonados aún en cuanto a la pena temporal.

        Por eso, la indulgencia plenaria “libera del purgatorio a un alma para entrar en el cielo” o “perdona la pena temporal” por los pecados cometidos y perdonados en cuanto a la culpa en la confesión sacramental.

        Dios lo recuerda todo, pero su infinito amor hace «como si no se acordara», es decir, no es un vengativo o humillador que restriega en la cara los pecados perdonados, incluso en el cielo.

  3. Es increíble, es que cada cosa que dice es criticada, en fin menos mal que los lo odiáis y queréis muerto sois una minoría dentro de la iglesia que tenderá a desaparecer que sino…

    1. Lo que dice Francisco no viene de la mente de Francisco, sino de toda una escuela teológica modernista y progresista católica alemana y liberacionista-marxista hisñanoamericana, predominante desde el Vaticano II, que es un calco de lo que dice Francisco, punto por punto, coma por coma, tilde por tilde. Exacto clavado.

      Por eso, en justicia, deberíamos de criticar a la mayoría de los teólogos alemanes, a Rahner, Kasper, Marx, Schillebeeckx, Küng, Metz, Boff, los teólogos liberacionistas…

      Francisco sólo es su portavoz, de él nada sale, no tiene capacidad para innovar, otros ya lo hicieron por él hace ya 60 años atrás, y mira lo que ha llovido desde entonces…

    2. Somos la minoría que esta con Cristo y que a pesar de eso le provocamos terror a los modernistas, por supuesto para alguien que cree en las teologias sin Dios como la de boff, rahner, pagola, kasper y demas basuras nada puede provenir de Dios todo lo inventan los humanos pero uds con su falsa iglesia son los que se estan extinguiendo, se estan quedando año con año sin pueblo, sin fe y sin vocaciones, el remanente ortodoxo seremos los que reconstruiremos la Iglesia

    3. Y te equivocas, no queremos muerto a Bergoglio, lo que queremos es su conversión a Cristo y la salvación eterna de su alma y que abandone su idolatria por pachamama y el mundo, la unica muerte que deseamos es la de la falsa iglesia de la que eres simpatizante

  4. El único mercado que hay aquí es el que nos propones tú, Francisco.
    Que si la pachamama, que si los hermanos musulmanes, que si Abu Dhabi, que si los budistas…
    Déjanos en paz.
    O te propones volver a la fe católica o déjanos tranquilos. No hables. Vete a construir puentes, derribar muros o abrir el barco – hospital que cerraste.

  5. ¡Cómo lo sabe! Y es que el propio Francisco I es un elegido… del Enemigo. ¿Su misión? Intentar demoler la Iglesia de Cristo. No te saldrás con la tuya, Francisco I: DE DIOS NADIE SE BURLA.

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