La Congregación para el Culto Divino, presidida por el cardenal Robert Sarah, ha emitido un decreto disponiendo algunas cuestiones para las celebraciones de Semana Santa, trastocadas por la crisis del coronavirus.
En el decreto, firmado por el cardenal Sarah, se han dado indicaciones a los sacerdotes sobre la forma extraordinaria en la que han de celebrar el Triduo Pascual este año, debido al coronavirus, en aquellas diócesis afectadas.
Se ha suprimido, por ejemplo, el lavatorio de pies del Jueves Santo y se ha introducido, en la celebración del Viernes Santo, una intención especial por los afectados por la epidemia.
Se propone que las procesiones de Semana Santa se trasladen al 14 y 15 de septiembre, coincidiendo con la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz.
Les ofrecemos el Decreto, publicado en el sitio web de la Congregación del Culto Divino y de la Disciplina de los Sacramentos:
DECRETO
En Tiempo de Codiv-19
En el difícil tiempo que estamos viviendo a causa de la pandemia del Codiv-19, considerando el impedimento para celebrar la liturgia comunitariamente en la iglesia según lo indicado por los obispos para los territorios bajo su jurisdicción, han llegado a esta Congregación peticiones concernientes a las próximas fiestas pascuales. En este sentido, se ofrecen indicaciones generales y algunas sugerencias a los Obispos.
- Sobre la fecha de la Pascua. La Pascua, corazón del año litúrgico, no es una fiesta como las demás: celebrada durante tres días, el Triduo Pascual, precedida por la Cuaresma y coronada por Pentecostés, no puede ser trasladada.
- La Misa crismal. El Obispo, valorando el caso concreto en los diversos países, tiene la facultad para posponerla a una fecha posterior.
- Indicaciones para el Triduo Pascual.
Donde la autoridad civil y eclesial ha establecido restricciones, se siga lo siguiente.
Los Obispos darán indicaciones, de acuerdo con la Conferencia Episcopal, para que en la iglesia catedral y en las iglesias parroquiales, incluso sin la participación física de los fieles, el Obispo y lo párrocos celebren los misterios litúrgicos del Triduo Pascual, avisando a los fieles la hora del inicio, de modo que puedan unirse en oración desde sus propias casas. En este caso son de gran ayuda los medios de comunicación telemática en directo, no grabados.
La Conferencia Episcopal y cada una de las diócesis no dejen de ofrecer subsidios para ayudar en la oración familiar y personal.
El jueves Santo, en las iglesias catedrales y parroquiales, en la medida de la posibilidad real establecida por aquellos a quienes compete, los sacerdotes de la parroquia pueden celebrar la Misa de la Cena del Señor; se concede excepcionalmente a todos los sacerdotes la facultad de celebrar en este día la Misa sin el pueblo, en algún lugar adecuado. El lavatorio de los pies, que es facultativo, se omite. Al final de la Misa en la Cena del Señor se omite la procesión y el Santísimo Sacramento se reserva en el sagrario. Los sacerdotes que no tienen la posibilidad de celebrar la Misa rezarán las Vísperas (cf. Liturgia Horarum).
El Viernes Santo, en las iglesias catedrales y parroquias, en la medida de la posibilidad real establecida por aquellos a quienes compete, el Obispo/el párroco celebra la Pasión del Señor. En la oración universal el Obispo diocesano se encargará de establecer una especial intención por los enfermos, los muertos, quien ha sufrido alguna pérdida (cf. Missale Romanum, p. 314, n. 13).
Domingo de Pascua. Vigilia Pascual: ésta se celebra solo en las iglesias catedrales y parroquiales, en la medida de la posibilidad real establecida por aquellos a quienes compete. Para el “inicio de la vigilia o lucernario” se omite el fuego, se enciende el cirio y, omitida la procesión, se hace el pregón pascual (Exsúltet). Sigue la “Liturgia de la Palabra”. En la “Liturgia bautismal” solo se renuevan las promesas bautismales (cf. Missale Romanum, p 371, n. 55). Posteriormente la “Liturgia eucarística”.
Para quienes no pueden unirse a la Vigilia Pascual celebrada en la iglesia, recen el Oficio de Lectura indicado para el Domingo de Pascua (cf. Liturgia Horarum).
Para los monasterios, seminarios y comunidades religiosas, decida el Obispo diocesano.
Las expresiones de piedad popular y las procesiones que enriquecen los días de la Semana Santa y del Triduo Pascual, a juicio del Obispo diocesano podrán ser trasladas a otros días convenientes, por ejemplo, el 14 y 15 de septiembre.
De mandato Summi Pontificis pro hoc tantum año 2020.
En la Sede de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, 19 de marzo de 2020, solemnidad de San José, Patrón de la Iglesia universal.
Robert Card. Sarah
Prefecto
Arthur Roche
Arzobispo Secretario


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Y para qué queremos hacerlas en septiembre??
En Sevilla cuando llueve las hacen en septiembre??
Ya hay sitios en los que hay procesiones penitenciales en esos días de septiembre. No es novedad. Pero, ¿cómo concentrar todas las cofradías en los lugares donde hay muchas, por ejemplo en Sevilla con sesenta y pico? ¿No salen todas? ¿Con nazarenos y penitentes?
Uffffff, muchos interrogantes.
Podría hacerse algo parecido a una procesión magna o a un Santo Entierro grande. Quizá elegir algunas imágenes y hacer la procesión con representaciones de las demás hermandades y algún tramo de nazarenos. No es la primera vez que se hacen. Mi duda es si esto es razonable. No estoy en contra en absoluto de la piedad popular y de las procesiones pero no acabo de ver clara su celebración fuera de las fechas propias.
Diácono y Álvaro, interesantes comentarios.
En Sevilla se puede celebrar lo que conocemos como «Un Santo Entierro Grande», una serie de pasos que representan la Pasión del Señor elegidos entre todas las hermandades, ya se había pensado algo de esto para cuando finalizara la pandemia. También podrían hecerlo en otras ciudades.
La Semana Santa se celebra en sus fechas pase lo que pase y la celebraremos como podamos. No podemos pensar que las cofradías están compuestas por una especie de fanáticos que si no ven su imagen de devoción en la calle caen en una especie de histeria colectiva. Hemos tenido años, muchos, que por lluvia se han suprimido los desfiles procesionales y, a pesar del dolor y la pena, todo el mundo lo entiende. Lo que estamos viviendo es mucho más serio que una tormenta de primavera y todo el mundo lo entiende. Celebraremos estos días como podamos y seguro que dejarán un recuerdo inolvidable en nuestras vidas. Son tiempos para almas recias y nos ayudan a descubrir lo importante y a relativizar lo secundario. Specola.
Se dice en grandes titulares que se suprime el lavatorio de pies el día de Jueves Santo cuando es algo totalmente accesorio y que en muchos lugares no se hacía por falta de pies y no pasaba nada. Se suprime el fuego en la calle de la vigilia cuando se puede hacer de otras formas previstas ya en la liturgia. Una procesión se puede hacer cuando se quiera y no se comete ningún pecado sea en septiembre o en cualquier otra fecha sin necesidad de hablar de traslado. Las normas que ayer emitió la congregación de liturgia nos refrescan cosas elementales cuyo recuerdo es hoy muy necesario por la ausencia generalizada del más común de los sentidos.
Interesante Belzu
Tiene sentido cuando las procesiones se han convertido en un reclamo turístico.
Si las procesiones tienen algo que ver con el tiempo litúrgico… ¿qué sentido tiene celebrarlas cuando no es Semana Santa?
Si se hace así, ¿por qué no cambiarlas a cuando mejor convenga (clima, vacaciones escolares, afluencia de turistas) y no cuando se celebre?