Su Inmaculada Majestad: la otra reina de Inglaterra

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Conocido como Circuito de la Dote, en reconocimiento al titulo tradicional dado a Inglaterra, la visita real de la Reina Peregrina a las cuatro esquinas de su reino culminará el 29 de marzo con la reconsagración de Inglaterra a María.

Pocas personas en la Inglaterra pagana de hoy han oído hablar de Nuestra Señora de Walsingham. Pero hubo un tiempo en que era conocida y venerada en toda la cristiandad, hasta el punto de decir que fue Ella la que puso a Inglaterra en el mapa, al menos en términos espirituales.

            Durante la Edad Media, el santuario de Nuestra Señora de Walsingham fue uno de los principales centros de peregrinación del mundo, al nivel de Roma, Jerusalén y Santiago de Compostela. Era el santuario principal de la Santísima Virgen, el lugar por encima de todos al que acudían los cristianos para rendir homenaje a la Madre de Dios. Y los peregrinos que llegaban al santuario eran tantos que al Camino de Walsingham le llamaban la Vía Láctea, sugiriendo poéticamente que el número de peregrinos era comparable al número de estrellas en el cielo. Una serie de monarcas ingleses hizo peregrinaciones a este lugar, y los peregrinos llegaban de toda Europa. Un poema anónimo titulado As Ye Came from the Holy Land, que en alguna ocasión ha sido atribuido a Sir Walter Raleigh, no sólo hace referencia a Jerusalén, sino también a «la tierra santa de Walsingham».

            La importancia de Walsingham se debe a las apariciones marianas a una piadosa noble inglesa en 1061, en una época gloriosa de la historia de Inglaterra, cuando en el país reinaba un santo, Eduardo el Confesor. La noticia de las apariciones se extendió y la reputación de Walsingham creció, como también la devoción de los ingleses a la Santísima Virgen María. A mediados del siglo XIV, y probablemente mucho antes, la gente consideraba que Inglaterra era la «dote de Nuestra Señora» y que Ella era, de alguna manera, la protectora de los ingleses.

            En 1350, un predicador mendicante afirmó que «comúnmente se cree que Inglaterra es la dote de la Virgen». Un retablo de finales del siglo XIV retrata al rey Ricardo II ofreciéndole a la Virgen un orbe en el que hay pintado un mapa en miniatura de Inglaterra con la inscripción Dos tua Virgo pia haec est, «Esta es tu dote, Santísima Virgen». El Díptico de Wilton, una de las obras maestras del arte tardomedieval, fechado alrededor de 1395, retrata a Ricardo II arrodillándose delante de la Virgen y el Niño, acompañada por dos reyes ingleses canonizados: san Edmundo Mártir y san Eduardo el Confesor. Este último era generalmente aceptado como santo patrono de Inglaterra hasta que los cruzados volvieron de Tierra Santa trayendo consigo el culto a san Jorge. En lo que respecta a san Jorge, está representado en el díptico por una bandera con la cruz de san Jorge, la bandera de Inglaterra sostenida por un ángel.

            A finales del siglo XIV, el arzobispo de Canterbury, Thomas Arundel, escribió de la Santísima Virgen lo siguiente: «Nosotros, ingleses, al ser tu dote, como se nos conoce habitualmente, debemos superar a los demás en el fervor de nuestras oraciones y devociones». A principios del siglo XV, el títulos dos Mariae (dote de María) se aplicaba a Inglaterra en los textos latinos y, en vísperas de la Batalla de Agincourt, en 1415, los sacerdotes ingleses rezaban por la intercesión de «la Virgen, la protectora de su dote».

            Todo fue bien hasta que el monstruo, Enrique VIII, destruyó el santuario en 1538, quemando públicamente la estatua de la Virgen de Walsingham que tantas generaciones habían venerado. El dolor que esto causó a la gente de Inglaterra está expresado en un poema anónimo, La balada de Walsingham, que retrata las ruinas del santuario varias décadas después de su destrucción:

Qué amargura,

oh qué amargura contemplar

la hierba crecer

en el lugar donde los muros de Walsingham

majestuosos se erguían.

Tal era la riqueza de Walsingham

mientras Ella allí permaneció,

tal son las ruinas ahora

de esta tierra santa.

A nivel del suelo

yacen las Torres,

esas cuyas cimas, doradas y resplandecientes,

hasta el cielo se elevaban.

Donde había puertas,

puertas ya no hay,

por ellas pasaban,

viniendo de caminos desconocidos,

la multitud de los iguales

cuando su fama lejos llegaba.

Los búhos chillan donde los himnos más dulces

antaño se cantaban,

los sapos y las serpientes anidan

donde los peregrinos se apiñaban.

Llora, llora, oh Walsingham,

cuyos días son noches,

donde las bendiciones en blasfemias se tornaron,

y los actos sagrados en desprecios.

El pecado está ahora donde Nuestra Señora se sentó,

el cielo en el infierno se convirtió,

Satanás se sienta donde nuestro Señor influyó,

oh, Walsingham, ¡adiós!

Este lamento lo hizo suyo un santo inglés unos siglos más tarde, John Henry Newman, en su poema sobre la Reina Peregrina de Inglaterra:

«Aquí me siento, desolada»,

dijo con dulzura:

«Aunque soy Reina

y mi nombre es María,

los ladrones desvalijaron

mi jardín y mi hacienda,

y los enemigos robaron

a mi Hijo de mi propia morada».

            La Reina Peregrina sigue explicando cómo los protestantes le dijeron que «mejor que yo podían ellos cuidarlo» poniendo a Su Hijo en un puritano «palacio de hielo, duro y frío como ellos». Después, este palacio protestante «se derritió sin remedio» y el pueblo de Inglaterra, su pueblo, vendió a su Hijo cambiándolo por «el lujo» y «el oro sacado del río», eligiendo el materialismo mercantilista a la perla de mayor valor:

«Y me dejaron andando

entre la maleza y sola,
en esta tierra verde y alegre

que antaño fue mía».

            Este triste y lamentable escenario parecería ser el final infeliz de Inglaterra, de este país lleno de angustia que ha mandado al exilio a su verdadera Reina. Y, sin embargo, hay signos de vida después de la muerte, algo que no sorprendería a quienes adoran a un Dios que salió de la tumba, usando las palabras de Chesterton. En los últimos dos años, la réplica de la estatua medieval de Nuestra Señora de Walsingham ha recorrido Inglaterra visitando cada una de las catedrales católicas del país. La Reina Peregrina, en exilio durante muchos años, ¡ha vuelto!

            Conocido como el Circuito de la Dote, en reconocimiento al nombre tradicional dado a Inglaterra, la visita real de la Reina Peregrina a las cuatro esquinas de su reino culminará el 29 de marzo con la reconsagración de Inglaterra a María, que se llevará a cabo simultáneamente en la catedral de Westminster de Londres, en el santuario de Walsingham, en todas las catedrales católicas de Inglaterra y en muchas parroquias y hogares.

            Esta noticia alegra el corazón de todos los verdaderos hijos e hijas de Albion, y es la respuesta a las oraciones de san John Henry Newman, el último santo canonizado de Inglaterra, que profetizó en los últimos versos de su poema El regreso de la Reina:

Miré a la Señora

y en sus ojos vi

el azul brillante

del cielo italiano;

alzó la cabeza

y sonrió como una Reina,

suave y serena al ser coronada.

Dijo: «Tan sólo un momento

y revivirá lo muerto;

los gigantes caen,

los santos se alzan,

vengo a rescatar

mi hogar y mi reino

y Pedro y Felipe

vienen conmigo».

Publicado por Joseph Pearce en Catholic World Report.

Traducido por Verbum Caro para InfoVaticana.

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Comentarios
17 comentarios en “Su Inmaculada Majestad: la otra reina de Inglaterra
  1. Bien sabía Benedicto lo que hacía al nombrar con la advocación de Walsingham al Ordinariato para los anglicanos que quieren volver a a la Iglesia Católica.

    1. Weep, weep, O Walsingham,
      Whose days are nights,
      Blessings turned to blasphemies,
      Holy deeds to despites.
      Sin is where our Lady sat,
      Heaven turned is to hell;
      Satan sits where Our Lord did sway,
      Walsingham, O farewell!

  2. El día 8 de diciembre de 1854, se proclama el Dogma de la Inmaculada Concepción de María.

    Su santidad el Papa Pío IX (1846-1878), en su Bula “Ineffabilis Deus, Ex Cátedra”, declara: –que la Virgen María fue concebida sin la mancha del pecado original en el seno de su madre Santa Ana.– Ntra. Sra. De la Concepción ya era patrona de Alcaudete de la Jara desde el año 1580, es decir 274 años antes de que se proclamara dicho dogma.

    1. Este día 8 de diciembre de 1854 el Papa Juan Mastai-Ferretti, Pío IX, rodeado de 54 cardenales, 42 arzobispo, 98 obispos y ante mas de 50.000 personas, -una multitud que en aquellos tiempos resultaba un acontecimiento insólito-, proclamó “ineffabilis Deus”, que María fue preservada inmune del pecado original. Cuando Pío IX elevó a dogma la Inmaculada Concepción de María, nacida sin pecado original, según el principio.

      “decuit, poyuit, ergo fecit”
      “era conveniente y Dios lo pudo, luego lo hizo”

    2. DEFINICIÓN DE LA BULA
      “INEFFABILIS DEUS, EX CATHEDRA”

      “…Para honor de la santa e indivisa Trinidad, para gloria y ornamento de la Virgen Madre de Dios, para exaltación de la fe católica y acrecentamiento de la religión cristiana, con la autoridad de nuestro señor Jesucristo, y de los bienaventurados apóstoles San Pedro y San Pablo y con la nuestra declaramos , proclamamos y definimos que la doctrina que sostiene que la beatísima Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de la culpa original en el primer instante de su concepción por singular gracia y privilegio de Dios Omnipotente, en atención a los méritos de Cristo Jesús Salvador del género humano, está revelada por Dios y debe ser por tanto firme y constantemente creída por todos los fieles…”

    3. CONFIRMACIÓN DEL DOGMA EN LOURDES

      Aquella señora que se le aparecía a Bernadette Soubirous comenzó a revelarle una serie de ‘secretos’ que no podía -por el momento-, decir a nadie, y pidió a la niña la construcción de una capilla en ese lugar. La niña fue detenida varias veces por la policía y el Estado francés, notablemente liberal, inició una persecución contra todo aquel que se atreviese a visitar la gruta.

      ¡Vaya temores de un Estado para tratarse de una simple niña de 14 años a la que ni siquiera su párroco la apoyaba por el momento!

      1. El cura del pueblo se mantenía muy escéptico, pero finalmente se emocionó y se dio cuenta de lo que allí sucedía cuando, tras haberle ordenado a la niña que le preguntase a aquella señora cuál era su nombre, le respondió: «YO SOY LA INMACULADA CONCEPCIÓN».

        Esto acaeció en 1858, cuatro años después de la proclamación del dogma.

      2. El sacerdote se quedó atónito, completamente anonadado, pues aunque el pueblo fiel tenía la creencia en el dogma, la formulación del dogma como «Inmaculada Concepción» era algo sólo conocido por los teólogos; lo mismo sucedió con otras enseñanzas que la Santísima Virgen le había ido dando a Santa Bernardette, enseñanzas que dejaban a todos boquiabiertos al verlas en aquella niña que apenas sabía escribir.

        1. Qué pesado eres Belzunegui, atosigas todo con tus comentarios ¿no te parece que eso es egolatría? Hay otras personas que desean escribír pero tú pareces un virus. Ojalá infovaticana haga algo al respecto.

  3. Ojalá algún dia vuelvan los ingleses a la fe de sus ancestros, la auténtica fe en Jesucristo, pues es uno de los pueblos más devastados a nivel espiritual… La Virgen inmaculada, Corredentora y Medianera de todas las gracias que surgen del Corazón abierto de Cristo, les conceda su benéfica influencia y protección.

  4. La re-consagración de Inglaterra a Nuestra Señora es una noticia excepcional. Significa que la Virgen está dispuesta a dar batalla en el país que el maligno ha tenido en sus garras desde el s. XVI y que había convertido en centro director de la descristianización. Si nuestra Madre se ocupa de esa isla muy pronto le dará la vuelta por completo. Hay que apoyarla poniendo en las intenciones de nuestro rosario la conversión de las gentes británicas. Y agradecerles a Joseph Pearce (autor del estupendo libro «España salvó mi alma») y a Infovaticana que nos lo hagan llegar. J. Pearce sabe que España quiere a la verdadera Inglaterra, aunque haya tenido que luchar contra la falsa con toda su fuerza.

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