El jesuita íntimo de Francisco Antonio Spadaro, director de Civiltà Cattolica, nos explica por qué criticamos las políticas de Francisco. Otro más.
Hay pocas cosas tan petulantes, irritantes y síntoma de arrogancia como que te digan qué piensas realmente. Esta mañana hablaba de quienes achacan ‘odio’ a todo el que no piensa como ellos, algo que han hecho con furiosa frecuencia contra esta publicación. Y ahora el padre Antonio Spadaro, portavoz oficioso de Francisco y director del órgano de los jesuitas, La Civiltà Cattolica, quien tiene a bien contarnos exactamente lo que pensamos.
Recoge el mensaje Vida Nueva en un artículo titulado ‘Spadaro explica la teología de Francisco… y desmonta la religiosidad de la extrema derecha’, y contiene tantas referencias a los críticos de la ‘renovación eclesial’ que, por alusiones, me van a permitir comentar.
Nos cuenta la redactora de Vida Nueva que “el jesuita y director de la revista reflexiona acerca de la “acción bergogliana”, su posición ante los problemas del mundo y su apuesta por el diálogo “con todos”. Una posición que contrasta fuertemente, tal como se puede leer en el texto, con la de aquellos que, adjudicándose supuestos valores cristianos, defienden la sacralidad del poder u olvidan la misericordia”.
Es curioso ese “con todos”, porque sin forzar demasiado la memoria se nos ocurren algunos cuantos con los que no solo no ha dialogado en absoluto, sino que incluso ha tenido a gala ignorarlos. Y hablamos, entre otros, de colegas suyos en el episcopado, de cardenales que han recurrido a la forma establecida para plantearle dudas, y han recibido la callada por respuesta. Así que quizá don Antonio debería matizar ese “todos”.
“Hay quienes atacan a Francisco acusándole de hacer tratos con el mundo”, dice Spadaro, y porque “ataca al establecimiento, tanto mundano como eclesiástico”. También en este caso nos gustaría discrepar levemente. No ataca al establecimiento mundano, y en cuanto al eclesiástico, es el Papa en una estructura rígidamente jerárquica: no hay más ‘establecimiento’ que eso. En cuanto a lo primero, basta encender la televisión o abrir el periódico para comprobar que las obsesiones no estrictamente doctrinales de Su Santidad, como la ecología o la inmigración, coinciden a la perfección con lo que los medios nos bombardean permanentemente. Y los medios, como sin duda sabrá el jesuita, no están exactamente en manos de los humildes de la tierra. Sería un tanto complicado tratar de demostrar que Prisa en España o The New York Times en Estados Unidos (o La Sexta y la CNN) están desvinculados de ese ‘establecimiento’ del que habla.
Francisco, se asombra Spadaro, es capaz de “decir con vehemencia, como lo hizo durante su visita a Nápoles, que la corrupción ‘apesta’ y no utiliza medias tintas en su denuncia”. A diferencia de todos los papas anteriores, que aseguraban que la corrupción es una de las obras de misericordia olvidadas en el Evangelio, supongo. En serio, ¿hace falta una especial audacia para decir que la corrupción apesta, hay que “ser capaz”? ¿Es un asunto controvertido o polémico que la corrupción es mala?
“Este enfoque se basa en la conciencia de que el mundo no está dividido entre el bien y el mal”, dice el confidente del Papa, que imagino que leerá una versión expurgada del Evangelio para no tener que leer eso de las ovejas y los cabritos o del trigo y la cizaña, que suena tan maniqueo.
“La energía que lleva a Francisco a trabajar para frenar la caída del mundo hacia el abismo, por lo tanto, no empuja al pontífice a comprometerse con los poderes fácticos”, advierte Spadaro, al que es una pena que no le preguntaran nada más decir eso por el pacto con el Partido Comunista Chino, que tantos frutos está dando. Quizá tampoco considere a la ONU como un poder fáctico, quién sabe, porque nunca antes había estado la Curia tan amartelada con un poder desde los tiempos del Imperio.
Francisco desafía, dice Spadaro,“el pensamiento de redes políticas que apoyan un apocalipsis geopolítico”, porque “la comunidad de la fe nunca es la comunidad de la lucha”. Hala, adiós Iglesia Militante.
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La hermandad del mandil tiene una superioridad moral que casi raya en un dogma de fe. Desde la cúpula se encargan de que nadie contradiga el dogma del súper hombre Nietzscheniano. Porque en definitiva “dios ha muerto”.
Con el diablo no se habla, Francisco debería releerse el nuevo testamento.
No entiendo ¿todo lo que hace Francisco está mal? Por consiguiente ¿lo que hará mas adelante también estará mal? ¿Los millones de católicos (por no decir la absoluta mayoría) que reconocemos en él al Sucesor de Pedro estamos condenados al fuego del infierno por confiar en él y en la manera en la que dirige la Iglesia ?
Es absurdo que los ultras, pese a estar en un proceso de extinción, insistan en levantar el dedo acusador y condenar a todos los que piensan distinto a ellos. La Iglesia con olor a naftalina quedó atrás. Demos gracias al Señor.
Dinos una sola cosa, Allan:
¿Qué piensas del ídolo pagano llamado Pachamama, introducido y adorado en la Basílica de San Pedro y en la iglesia de Santa María in Trastevere durante el Sínodo de la Amazonia?
“Antonio Spadaro: “El mundo no está dividido entre el bien y el mal»
Es verdad. La verdadera separación es ¿playa o montaña?
jajajajajajaja
Jajajajaja
Mariela, se ha sembrado.
La astucia del Mal-igno es hacer ver lo malo como bueno por eso la inmensa decadencia a la que ha sido llevada nuestra iglesia.
El mundo se divide en dos: Sevilla y Cádiz
Blablabla,blablabla y con lo fácil que es decir:
Confesión para la conversión.Confesion de que?.Confesion como bien dice San Juan De la Cruz para liberarnos del mundo.Para vivir,de entrada, en la Pobreza y la castidad.
Y luego comunión y santo rosario para mantenernos en la Gracia.
Y volver a confesarnos para seguir avanzando.
Y lo demás se te dará por añadidura.
Y ya está.Sin más blablablas.
Hay una afirmación que asusta «en la conciencia de que el mundo no está dividido entre el bien y el mal».
No existe una división entre bien y mal como si fueran dos posturas equivalentes u optativas, el principio es hacer el bien rechazar el mal.
Tampoco hay una posibilidad de distribuir en una conducta un «porcentaje» de bien y de mal para un cóctel (30% y 70%).
Que ambos conviven es cierto y que el bien triunfará sobre el mal también es cierto, Cristo ya lo hizo al resucitar.
Para el Cristiano el mal es carencia del bien y en el hacer cotidiano debe hacer el bien.
Ahora si la Autoridad es consciente que el mundo no está dividido entre bien y mal, en qué cree que está dividido, estará dividido en algo, en cuantas partes. Siempre hacen lo mismo lanzan frases sin contenido específico para que cada uno le ponga la cola al chancho donde quiera.
El paso siguiente eliminar el celibato resultará ser el mal menor……
Parece que San Agustín se equivocó, la humanidad no está dividida entre los que conforman la Ciudad de Dios y la Ciudad del mundo, sino entre los que están con Bergog lio y los que no lo están, los que creen en el cambio climático y los que no.
Me quedo con S.Agustín.
Es la misma politica autoritaria que sigue p.ej. Sanchez en España; no hablar con los disidentes sino descalificarlos.
Leí la noticia en vida nueva digital, intenté realizar un comentario, y no dejan. Hay se ve su ideología, no permitir comentarios discrepantes.
Al señor Spadaro, todo un jerarca de la iglesia le diría. Se le olvidó hablar del pecado, es acaso el pecado el bien?, Es acaso robar y matar el bien, y la avaricia, la ambición es acaso el bien?, Señosr Spadaro, con sus palabras precisamente al bien no esta sirviendo. Que oscuros intereses tienen a quien sirven a Dios o a Satan? O es que han perdido la fe en ambos?
se dedica a hablar sólo de determinados temas y no es imparcial. aplica siempre una doble vara de medir y nunca ataca a los tiranos de este mundo que están sacrificando la vida de su pueblo para obtener beneficio personal (p.ej. maduro: «lo veo muy convencido de lo suyo…»
Los jesuitas desde hace mas de 5 decadas han perdido el rumbo. Lastimosamente de la otrora solida y valiente Compania de Jesus no quedan mas que ruinas.
Spadaro no es «caradura», él solo es descarado, es decir: «carausente»… Cést tout!
Leo el artículo, y no entiendo nada, no porque el redactor lo haya hecho mal, sino porque este Spadaro dice cosas que se me escapan, de tan metafísicamente elevadas que son, y de tan escasa que es mi mente.
No dialoga con todos sino con los que no lo contradicen. No ataca al stablishment: se amolda a el y quiere que los catolicos hagamos lo mismo. Por eso todos los poderosos lo alaban: la prensa hegemonica, los presidentes y reyes, los intelectuales de moda. Solo critica a los catolicos y los persigue.
El bien y el mal no, en dos banderas que queda más ignaciano, y para eso son jesuitas.
¡Mejor resumen imposible, Belzunegui! La paz y la fraternidad mundanas del engaño anticrístico.
y desde luego eso de echar la culpa de todo a los que no piensan como él como único problema de la iglesia es muy politico. Se le ha criticado desde el primer dia cuando ha expresado errores doctrinales, para intentar defender la verdad, no por gusto, y él dice que defender la verdad es idolatria o no se que monsergas. la lista de agravios a la fe es demasiado larga en este pontifice
balbucea
Ojalá…