El arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, ha escrito su carta semanal instando a los madrileños a anunciar a Cristo y a actuar. «¡Despertad!», dice Osoro, «¿No os dais cuenta de que a vuestro lado hay gente alejada de Dios, que vive sin el amor y la luz de Jesucristo?». «Nunca nos quedemos encerrados, hay que salir a todos los caminos y anunciar con fuerza que ¡Dios vive!» exclama el cardenal de Madrid.
En la carta, donde el arzobispo de Madrid cita hasta la saciedad al Papa Francisco, el prelado dice que hay que «pensar en formas de llegar a los demás, eliminar miedos a equivocarnos y a ser cuestionados, salir de la dormición y actuar».
«Nuestra gran tarea, en estos momentos de la historia de la humanidad, ha de ser que todos los hombres vean la belleza del amor de Dios, que sean capaces de reconocer ese amor tan grande y maravilloso en Jesucristo», dice el purpurado español.
Más adelante Osoro dice una frase con la que no podemos estar más de acuerdo: «No podemos permitirnos que los hombres no reciban el anuncio principal por debilitarlo hablando de otros aspectos». Ojalá los obispos sigan este brillante consejo, y dejen los plásticos, el cambio climático y «otros aspectos» para proclamar el Anuncio.
Luego reincide en la idea. «¿Cuál ha de ser la reforma de la que nos habla el Papa Francisco?» se pregunta Osoro después. Sencillamente, nos dice el prelado, «colocar en un segundo plano lo que no sirva para hacer llegar a todos el primer anuncio».
«Tomemos conciencia de que estamos viviendo un cambio de época», nos alerta Osoro. «Hoy hay hambre de verdad, de vida, de amor, de fraternidad, de sanación de heridas que rompen y dividen a los hombres» añade el cardenal. Me pregunto si ayer no había hambre de esas cosas. También añade que hay hambre «de cuidar la casa común que es una cuestión de todos los hombres, pues es la casa que el Creador nos regaló a todos».
Carta completa del cardenal Osoro
Acabamos de vivir la Navidad, un tiempo de gracia en el que el amor de Dios se ha manifestado de una manera singular en nuestras vidas y hemos sentido la necesidad de fraternidad. El Señor se acercó a nosotros para regalarnos su luz, pero somos conscientes de que hay muchos que no lo conocen aún y escuchamos que Él nos sigue diciendo: «¡Despertad!». ¿No os dais cuenta de que a vuestro lado hay gente alejada de Dios, que vive sin el amor y la luz de Jesucristo? ¿Estáis dispuestos a hacer posible que se escuche de forma directa, coherente, sin tapujos, sin miedos, que hay un Dios que ama a los hombres, que los salva, que vive en medio de ellos? Nunca nos quedemos encerrados, hay que salir a todos los caminos y anunciar con fuerza que ¡Dios vive!
Como nos recuerda el Papa Francisco, debemos «ser audaces y creativos» para acercar a otros «el corazón del Evangelio», es decir, «la belleza del amor salvífico de Dios, manifestado en Jesucristo, muerto y resucitado». Añade el Santo Padre que «lo importante es no caminar solos» y que hay que hacer el anuncio en clave misionera. No se trata de organizar una misión, sino de estar en estado permanente de misión. El desafío es grande, pero es apasionante. Pasa por pensar en formas de llegar a los demás, eliminar miedos a equivocarnos y a ser cuestionados, salir de la dormición y actuar.
Nuestra gran tarea, en estos momentos de la historia de la humanidad, ha de ser que todos los hombres vean la belleza del amor de Dios, que sean capaces de reconocer ese amor tan grande y maravilloso en Jesucristo. Esto hay que hacerlo con obras y palabras, con una sensibilidad que atraiga: aquella que nos enseña y que tuvo Jesús con los discípulos de Emaús. Aunque no lo habían reconocido, sintieron el gozo de la presencia de alguien diferente, que provocaba en ellos algo especial y singular como nunca lo habían vivido. «Ardía su corazón». Como dice el Papa Francisco en Evangelii gaudium, «la alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús». «Quienes se dejan salvar por Él, son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento», asevera.
¿Cómo hacer que el anuncio se produzca en la familia, iglesia doméstica, y que llegue a los hijos? ¿Cómo hacer que el anuncio llegue a mis vecinos, a los del barrio en el que vivo? ¿Cómo hacer que el anuncio llegue a los compañeros de trabajo? ¿Cómo hacer que este anuncio impregne la sociedad en la que vivo? «Tu corazón –nos dice el Papa– sabe que no es lo mismo la vida sin Él; entonces eso que has descubierto, eso que te ayuda a vivir y te da esperanza, eso es lo que necesitas comunicar a los otros» (EG 121). No podemos permitirnos que los hombres no reciban el anuncio principal por debilitarlo hablando de otros aspectos. Anunciamos el amor de Dios, la belleza de Jesucristo que se ha entregado por nosotros y la presencia de Jesús vivo entre nosotros cada día.
¿Cuál ha de ser la reforma de la que nos habla el Papa Francisco? Sencillamente colocar en un segundo plano lo que no sirva para hacer llegar a todos el primer anuncio. De ahí nuestra cercanía misericordiosa, el anuncio de persona a persona o la necesidad de expresar el amor de Dios, escuchar, abrazar y bendecir, de tal manera que Jesús se vuelva cercano a través de la Iglesia.
Tomemos conciencia de que estamos viviendo un cambio de época. Hoy hay hambre de verdad, de vida, de amor, de fraternidad, de sanación de heridas que rompen y dividen a los hombres, de cuidar la casa común que es una cuestión de todos los hombres, pues es la casa que el Creador nos regaló a todos. Tenemos que transformar las relaciones que tenemos con los demás, con toda la creación y con el Creador, que es el origen de toda vida. Necesitamos forjar una red de relaciones humanas abiertas, en las que se favorezca la creatividad y podamos mostrar lo que tan bellamente nos dice el Evangelio de Juan: «Tanto amó Dios al mundo que envió a su propio hijo, para que todo el que cree en Él no muera, sino que tenga vida eterna» (Jn 3, 16).
Con gran afecto, os bendice,
+Carlos Cardenal Osoro Sierra
Arzobispo de Madrid
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“Nuestra gran tarea, en estos momentos de la historia de la humanidad, ha de ser que todos los hombres vean la belleza del amor de Dios, que sean capaces de reconocer ese amor tan grande y maravilloso en Jesucristo”
Pues a ver si es verdad y nos olvidamos de «conversiones ecológicas» y demás chorradas filo-masónicas
No existe un Dios católico. Simplemente existe Dios. Ha dicho gog-lio (el innombrable). Entonces dónde queda Jesús, como único salvador y único camino para alcanzar la vida eterna? Sería importante que los jerarcas, sin miedo, pusieran los puntos sobre las ies cuando el que está arriba pretenda torcer el evangelio. Coherencia, por favor.
Carece de credibilidad. Ha dilapidado todo su crédito, si es que alguna vez gozó de alguno.
Beuno, a mí me sirve para conciliar el sueño, lo encuentro sumamente soporífero, me duermo por aburrimiento.
¿Cuáles serán esos «otros aspectos»?
No salgo de mi asombro. Pero en qué mundo de Matrix vive este señor.
¿Que tal si hablamos de las falsas licenciaturas que se atribuía el dicente? ¿O de ese deseo obsesivo de postularse como el sucesor nato de Francisco I?
un pasquín barato para desviar la atención del montón de mierda en que tienen sumida la iglesia
Lo peor es que casi nadie le cree ni le quiere, por mucho que clame en el desierto que él propició. Mira si lo habría tenido bien si finge un poco de estima hacia su predecesor, al que despreció y vituperó de casi todas las formas posibles. Eso y otros afanes le costaron la enemistad de casi todos sus compañeros en la CEE, lo que hará que nunca le elijan para su presidencia.
Osoro llama a no debilitar el anuncio de Dios hablando de “otros aspectos», como por ejemplo: la pachamama y el casamiento de los sacerdotes…
Cuando se te acerque un vendedor ambulante comprarle lo que sea aun que sea una pequeña cosa como un mechero,no son buenos tiempos para los vendedores musulmanes, ayudarlos, demuestra tu confianza,no seas necio y desprecies a un vendedor ambulante, si ayudas a los pobres ayuda también a los vendedores ambulantes que también se ganan la vida honradamente
Hagamos un mundo mejor.
Por supuesto que, si necesito un mechero se lo compro. También le diré ¿ a qué se debe que los musulmanes escapen de sus países y vengan a los cristianos? ¡ A ver mohamed, discurre!
El Cardenal hace bien en instar a los católicos a anunciar a Jesucristo. Por supuesto que sí. Lo que pasa es que no es tan fácil, ni mucho menos. Hay bastante gente que está muy alejada de Dios y, si oyen hablar del Amor de Dios, se quedan totalmente fríos. Es un tema que les trae sin cuidado, ya me perdonarán que lo diga así. Es más, hay quienes reaccionan con odio, porque saben que Dios tiene sus mandatos y no quieren cumplirlos. También puede haber gente que reaccione bien, por supuesto. Pero no es sencillo. Además, la forma de anunciar el Evangelio no siempre conviene que sea de la misma manera. Y, en todo caso, hace falta oración y penitencia. Ya dijo Nuestro Señor que hay «demonios» que sólo pueden ser expulsados «con oración y penitencia».
Así es
Creo que desde nuestra pequeñez hay que estar atentos a quien Dios haya «tocado» de tal forma que esté presto a oír. Los muros no oyen.
Oración es valiosísima.
OSOro bipolar
Buena idea. A ver si Osoro deja de hablar del calentamiento global, de la casa común y de su idolotrado Francisco para empezar a hablar de Dios.
Aunque a través de las palabras, se puede anunciar perfectamente a Dios, » el mejor npredicador es fray ejemplo.»…»Mirad cómo se aman, decían los paganos admirados viendo el comportamiento de los
primeros cristianos.
Donde está la caridad, allí está Dios.