Cardenal Zen: «El cardenal Parolin controla al Santo Padre»

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El cardenal Joseph Zen Ze-kiun, obispo emérito de Hong Kong, habla en exclusiva con Il Timone  sobre las manifestaciones que atraviesan las calles de la ex colonica británica. Y de la situación de la Iglesia en China.

Eminencia, según un sondeo reciente, más del 80% de la población de Hong Kong apoya la celebración de unas elecciones libres. La consulta electoral del consejo del distrito demuestra la determinación en favor de la democracia. ¿Qué hará Pekín ante esta firme petición?

Es justo decir que la cuestión fundamental es la democracia, sobre la que Pekín no podrá ceder: si se la concede a Hong Kong, todas las provincias, del sur al norte, la pedirán. Pero como nos la han prometido solemnemente en la basic law [ley básica], tenemos derecho a ella. Es una vileza indigna dejarte engañar sin protestar. Por otra parte, las protestas tendrán, por lo menos, el efecto de impedir que nos quiten las pocas libertades que nos quedan, como la libertad de expresión, que desaparecía si se aprobara la ley de extradición. Hay otras cosas que Pekín puede y debe hacer para sanar la situación, a saber: reconducir la ciudad a lo que era, antes de que la señora Carrie Lam propusiera la estúpida ley de extradición.

¿Cuál es la situación en Hong Kong en este momento (15 de diciembre de 2019, ndr)?

La situación actual es totalmente absurda. Toda la población está protestando contra el intento del gobierno de hacer aprobar una ley muy peligrosa para la libertad personal. Pero el gobierno, tanto el local como el de Pekín, cree que puede sofocar esta voz con la fuerza de la policía y de los tribunales, abatiendo esos dos pilares que sostienen el buen nombre y la consiguiente prosperidad de la ciudad. Las brutalidades cometidas por la policía están a la vista de todos gracias a los valientes e intrépidos reporteros. Se espera que se aclaren y demuestren muchos casos sospechosos de crueldad, y también asesinatos. No consigo comprender por qué los jueces están condenados a aceptar de manera servil la gran cantidad de casos tachados «de criminalidad» que el gobierno lleva ante sus tribunales: a finales de noviembre había 6.000 personas arrestadas, de las que mil ya habían sido juzgadas. ¿Cómo pueden juzgar estos casos como criminales sin tener en cuenta el contexto político?

¿Qué piensa usted de las violencias que han caracterizado los días de protesta?

¿Actos de violencia? Por parte de la policía, sí. Impulsados por Carrie Lam, el Liason Office de Pekín en Hong Kong y Xi Jinping en persona, los policías se han convertido en unos salvajes; se sospecha incluso que ni siquiera sean miembros de nuestra policía. Ignoran totalmente la disciplina de las fuerzas del orden, y atacan y humillan, a veces también con la ayuda de la mafia local, a cualquier joven que vaya vestido de negro y que lleve máscara.

Sin embargo, también los manifestantes han cometido violencias.

Algunos pequeños grupos de jóvenes, algunos de ellos jovencísimos, exasperados por la falta de respuesta del gobierno a la gran cantidad de manifestaciones colosales, pero pacíficas, decidieron (a partir del 6 de junio) usar métodos un poco más enérgicos. Pero hasta principios de noviembre sus actos «violentos» se limitaron únicamente a daños materiales y de significado simbólico. Cuando lanzaban algún ladrillo, los objetivos eran los fuertes escudos protectores de la policía; y cuando «incendiaban», se trataba de quemar un poco de basura en medio de la calle. Es verdad que a partir de los primeros días de noviembre han pasado la línea de la violencia verdadera, la que es «peligrosa para las personas». Los cócteles molotov que lanzan cerca de las personas y dentro de los edificios pueden herir a las personas.

¿Cómo juzga esta escalada de la violencia por parte de los manifestantes?

Nosotros, los pacifistas, manifestamos nuestra preocupación. Pero, ¿podemos renegar de estos jóvenes? No. Estas «violencias» son mínimas si comparadas con las perpetradas por la policía. Y no lo hacen por odio o interés personal. Es otra acción desesperada al ver que nuestra protesta pacífica es infructuosa, y por ello están dispuestos a morir. Muchos de ellos llevan en sus mochilas una carta de despedida para sus familiares.

Algunos jóvenes han apelado a Donald Trump, al que han pedido que les ayude a liberar Hong Kong. ¿Qué cree que debería hacer la comunidad internacional?

Todo el mundo es una familia. Nos alegra que varias naciones hayan alzado su voz a nuestro favor. Si son muchas, esta voz tendrá efecto. Por desgracia, del Vaticano lo único que oímos es un silencio «atronador».

El papa Francisco, en el avión de vuelta de su viaje a Tailandia y Japón, comparó la situación de Hong Kong a la de otras realidades del mundo, como, por ejemplo, los chalecos amarillos en Francia. En su opinión, ¿se trata del mismo fenómeno, o hay que resaltar alguna diferencia?

Me preocupaba mucho lo que diría el Santo Padre. Menos mal que ha dicho algo que es como si no hubiera dicho nada. Una palabra suya para justificar a nuestro gobierno, o para criticar a nuestros jóvenes, habría estropeado nuestras expectativas de evangelización durante años, o decenios.

Me gustaría preguntarle cuál es la situación de la Iglesia en China después del histórico acuerdo firmado en septiembre de 2018. Muchas noticias hablan de una «sinización» que, en realidad, es una forma de control. ¿Cuál es su opinión al respecto?

Aquí tendríamos que empezar otra entrevista. Intentaré ser conciso. Tras el acuerdo «secreto» se legitimaron los sietes obispos excomulgados. Pero el golpe de gracia vino con las «directrices pastorales» de finales de junio, con las que se insta al clero clandestino a salir a la luz e inscribirse en la Asociación Patriótica, aunque ello conlleve entrar a forma parte de una iglesia cismática. Yo cogí un avión y fui a Roma, y le pedí al Santo Padre que me permitiera hablar, en su presencia, con el cardenal Parolin, el claro autor de ese documento, si bien ni su nombre ni el departamento del que procede está especificado, ni está firmado por los responsables.

¿Qué le dijeron?

La respuesta que me dieron es que fuera a hablar con Parolin. Mi reacción con quien me transmitió el mensaje fue furiosa. Al día siguiente, el Santo Padre me invitó a cenar: él, Parolin y yo. Al final de la cena, cuando esperaba empezar la discusión [sobre el tema], le pregunté al Santo Padre qué pensaba de las objeciones que le había presentado en relación a ese documento. Lo único que me dijo el papa Francisco fue: «Me ocuparé del asunto», y me acompañó a la puerta. Por lo tanto, gracia negada. Sin embargo, vi lo que me interesaba ver: el cardenal Parolin controla al Santo Padre.

El suyo es un juicio muy duro sobre el acuerdo entre el Vaticano y Pekín.

Ya han acabado con la operación China: entregar a toda la Iglesia en las manos de un gobierno cada vez más totalitario. Piense que incluso quieren traducir la Biblia, y que prohiben a los jóvenes menores de 18 años participar en actividades religiosas. ¡Que el Señor se apiade de nosotros!

Publicado por Lorenzo Bertocchi en Il Timone.

Traducido por Verbum Caro para InfoVaticana.

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Comentarios
69 comentarios en “Cardenal Zen: «El cardenal Parolin controla al Santo Padre»
  1. ¿De verdad son ingenuos o se lo hacen? ¿Pero qué más necesitan los pardillos para comprender de una vez por todas que Francisco está —por decirlo suavemente– encantado de dejarse «controlar»…?

  2. «La respuesta que me dieron es que fuera a hablar con Parolin. Mi reacción con quien me transmitió el mensaje fue furiosa.» Al parecer el obispillo Zen también pierde los estribos de tanto en tanto. Debería calmarse y confiar en la buena voluntad del Santo Padre Francisco, él busca lo mejor para la Iglesia en China pero no todo se solucionará de la noche a la mañana. Reforzemos nuestras oraciones y encomendémoles a nuestro Señor Jesucristo el resguardo de nuestros hermanos chinos en clandestinidad. ¡Alabado sea Jesucristo!

      1. Eso de rezar y rezar y no hacer nada, es la herejía del quietismo molinista: Dios lo sabe todo, Dios lo puede todo, durmamos, comamos y recemos.

        A Dios rogando y con el mazo dando.

      1. Se nota que usted no ha vivido bajo el comunismo, ni sabe lo que es de verdad. Por cierto, me parece miserable su forma de referirse a este valiente Cardenal.

    1. ¡Cómo me gustaría verte convertido en chino y abandonado en cualquier lugar con el PC pisándote los talones! Si es Nuestro Señor Jesucristo el que se cuide de nuestros hermanos chinos no hacía ninguna falta hacer un pacto con China, igualmente podríamos haber rezado.

  3. Según corrillos vaticanos…se dice que esto era lo que quería pedirle la señora que lo sujetó de la mano el oro día y que se la quitó a manotazos…; pedirle por la Iglesia en China, por la cual este papita no ha hecho ni costra al momento……; solo silencio ante los contínuos abusos de PCCh.

    1. Y que se supone que deba hacer el Santo Padre,liarse a garrotazos,con las autoridades Chinas?.Una Iglesia naciente siempre es perseguida,lo ha sido desde el principio,es la sangre de los Mártires la semilla de nuevas conversiones.Si Dios así lo dispone.

      1. Todo un tema los trolles. Creo que debería implementarse un registro de comentaristas para filtrarlos. Y fijar un reglamento que incluya cosas como por ejemplo, un límite de comentarios por día y por artículo. Siempre respetando la libertad de expresión de los comentaristas leales a la seriedad que corresponde a la religión.

          1. Troll no pero deficiente mental lo eres un rato, y cansino tambien, para ya de molestar DEFICIENTE ASNO

  4. Miguel, sin duda que eres sincero en decir lo que piensas acerca de Dios. Mereces todo el respeto. Te invito a que con esa sinceridad y sin ideas ya prefijadas, busques a Dios y hables con Él como un amigo habla con su amigo. Sin que nadie te obligue ni te impida; allí en tu interior.

          1. Entiendo que quieras disociarte pero entiende que eres tu y no vas a dejar de serlo incluso despues de la muerte.

  5. Tiene razón, Javivi.
    De todas formas, hay palabras prohibidas (asombrosamente, a la vista está, que no son los insultos, precisamente) a mí no me pasa el comentario que lleve la palabra
    in fierno. Tengo que separar alguna sílaba para pasar la censura.

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