El Papa cita al cardenal Martini: «La Iglesia se ha quedado 200 años atrás»

Vatican Media
|

Discurso del Papa a la Curia por Navidad: «detrás de toda rigidez hay un desequilibrio»

El Santo Padre ha vuelto a hablar de una de sus obsesiones, la rigidez, diciendo que es necesario «alertar contra la tentación de asumir la actitud de la rigidez» ya que la rigidez «proviene del miedo al cambio y termina diseminando con límites y obstáculos el terreno del bien común», convirtiéndolo en «un campo minado de incomunicabilidad y odio».

Detrás de toda rigidez «hay un desequilibrio» ha dicho el Papa, añadiendo que hoy esta tentación de la rigidez «se ha convertido muy actual».

Francisco ha terminado citando al cardenal jesuita Carlo María Martini, fallecido en 2012, uno de los símbolos del progresismo eclesial. «La Iglesia se ha quedado doscientos años atrás. ¿Por qué no se sacude? ¿Tenemos miedo? ¿Miedo en lugar de valentía? Sin embargo, la fe es el cimiento de la Iglesia. La fe, la confianza, la valentía. […] Sólo el amor vence el cansancio», fue la cita elegida por el Papa.

Discurso completo del Papa, ofrecido en español por Aciprensa:

«Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros» (Jn 1,14).

Queridos hermanos y hermanas:

Les doy la cordial bienvenida a todos ustedes. Agradezco al Cardenal Angelo Sodano las palabras que me ha dirigido, y sobre todo deseo expresarle mi gratitud, también en nombre de los miembros del Colegio Cardenalicio, por el valioso y oportuno servicio que ha realizado como Decano, durante tantos años, con disponibilidad, dedicación, eficiencia y gran capacidad organizativa y de coordinación. Gracias de corazón, Eminencia.

Ahora toca a los Cardenales y Obispos elegir un nuevo Decano, espero que elijan a alguno que se ocupe a tiempo completo de este cargo tan importante. Gracias.

A ustedes aquí presentes, a sus colaboradores, a todas las personas que prestan servicio en la Curia, como también a los Representantes Pontificios y a cuantos colaboran con ellos, les deseo una santa y alegre Navidad. Y a estos saludos añado mi agradecimiento por la dedicación cotidiana que ofrecen al servicio de la Iglesia. Muchas gracias.

También este año el Señor nos ofrece la ocasión de encontrarnos para este gesto de comunión, que refuerza nuestra fraternidad y está enraizado en la contemplación del amor de Dios que se revela en la Navidad. En efecto, «el nacimiento de Cristo —ha escrito un místico de nuestro tiempo— es el testimonio más fuerte y elocuente de cuánto Dios ha amado al hombre. Lo ha amado con un amor personal. Es por eso que ha tomado un cuerpo humano al que se ha unido y lo ha hecho así para siempre. El nacimiento de Cristo es en sí mismo una “alianza de amor” estipulada para siempre entre Dios y el hombre». Y san Clemente de Alejandría afirma: «Por esta razón, el Hijo en persona vino a la tierra, se revistió de humanidad y sufrió voluntariamente la condición humana. Quiso someterse a las condiciones de debilidad de aquellos a quienes amaba, porque quería ponernos a nosotros a la altura de su propia grandeza».

Considerando tanta bondad y tanto amor, el intercambio de saludos navideños es además una ocasión para acoger nuevamente su mandamiento: «Como yo os he amado, amaos también unos a otros. En esto conocerán todos que son discípulos míos: si se aman unos a otros» (Jn 13,34-35). Aquí, de hecho, Jesús no nos pide que lo amemos a Él como respuesta a su amor por nosotros; más bien nos pide que nos amemos unos a otros con su mismo amor. Nos pide, en otras palabras, que seamos semejantes a Él, porque Él se ha hecho semejante a nosotros. Que la Navidad, por tanto — como exhortaba el santo Cardenal Newman—, «nos encuentre cada vez más parecidos a quien, en este tiempo, se ha hecho niño por amor a nosotros; que cada nueva Navidad nos encuentre más sencillos, más humildes, más santos, más caritativos, más resignados, más alegres, más llenos de Dios». Y añade: «Este es el tiempo de la inocencia, de la pureza, de la ternura, de la alegría, de la paz».

El nombre de Newman también nos recuerda una afirmación suya muy conocida, casi un aforismo, que se encuentra en su obra El desarrollo de la doctrina cristiana, que histórica y espiritualmente se coloca en la encrucijada de su ingreso en la Iglesia Católica. Dice así: «Aquí sobre la tierra vivir es cambiar, y la perfección es el resultado de muchas transformaciones». No se trata obviamente de buscar el cambio por el cambio, o de seguir las modas, sino de tener la convicción de que el desarrollo y el crecimiento son la característica de la vida terrena y humana, mientras, desde la perspectiva del creyente, en el centro de todo está la estabilidad de Dios.

Para Newman el cambio era conversión, es decir, una transformación interior. La vida cristiana, en realidad, es un camino, una peregrinación. La historia bíblica es todo un camino, marcado por inicios y nuevos comienzos; como para Abrahán; como para cuantos, dos mil años atrás, en Galilea, se pusieron en camino para seguir a Jesús: «Sacaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron» (Lc 5,11). Desde entonces, la historia del pueblo de Dios —la historia de la Iglesia— está marcada siempre por partidas, desplazamientos, cambios. El camino, obviamente, no es puramente geográfico, sino sobre todo simbólico: es una invitación a descubrir el movimiento del corazón que, paradójicamente, necesita partir para poder permanecer, cambiar para poder ser fiel.

Todo esto tiene una particular importancia en nuestro tiempo, porque no estamos viviendo simplemente una época de cambios, sino un cambio de época. Por tanto, estamos en uno de esos momentos en que los cambios no son más lineales, sino de profunda transformación; constituyen elecciones que transforman velozmente el modo de vivir, de interactuar, de comunicar y elaborar el pensamiento, de relacionarse entre las generaciones humanas, y de comprender y vivir la fe y la ciencia. A menudo sucede que se vive el cambio limitándose a usar un nuevo vestuario, y después en realidad se queda como era antes. Recuerdo la expresión enigmática, que se lee en una famosa novela italiana: “Si queremos que todo siga como está, es preciso que todo cambie” (en Il Gattopardo de Giuseppe Tomasi di Lampedusa).

La actitud sana es, más bien, la de dejarse interrogar por los desafíos del tiempo presente y comprenderlos con las virtudes del discernimiento, de la parresia y de la hypomoné. El cambio, en este caso, asumiría otro aspecto: de elemento de contorno, de contexto o de pretexto, de paisaje externo… se volvería cada vez más humano, y también más cristiano. Sería siempre un cambio externo, pero realizado a partir del centro mismo del hombre, es decir, una conversión antropológica. Como se lee en la Veritatis Gaudium.

Nosotros debemos iniciar procesos y no ocupar espacios: «Dios se manifiesta en una revelación histórica, en el tiempo. El tiempo da inicio a los procesos, el espacio los cristaliza. Dios se encuentra en el tiempo, en los procesos en curso. No es necesario privilegiar los espacios de poder respecto a los tiempos, incluso largos, de los procesos. Nosotros debemos iniciar procesos, más que ocupar espacios. Dios se manifiesta en el tiempo y está presente en los procesos de la historia. Esto hace privilegiar las acciones que generan dinámicas nuevas. Y reclama paciencia, reclama espera». Por esto, urge que leamos los signos de los tiempos con los ojos de la fe, para que la dirección de este cambio «despierte nuevas y viejas preguntas con las cuales es justo y necesario confrontarse».

Afrontando hoy el tema del cambio que se funda principalmente en la fidelidad al depositum fidei y a la Tradición, deseo volver sobre la actuación de la reforma de la Curia romana, reiterando que dicha reforma no ha tenido nunca la presunción de hacer como si antes no hubiese existido; al contrario, se ha apuntado a valorizar todo lo bueno que se ha hecho en la compleja historia de la Curia. Es preciso valorizar la historia para construir un futuro que tenga bases sólidas, que tenga raíces y por ello pueda ser fecundo. Apelar a la memoria no quiere decir anclarse en la autoconservación, sino señalar la vida y la vitalidad de un recorrido en continuo desarrollo. La memoria no es estática, es dinámica. Por su naturaleza, implica movimiento. La tradición no es estática, es dinámica. Como decía aquel gran hombre: la tradición es la garantía del futuro, y no la custodia de las cenizas.

Queridos hermanos y hermanas: En nuestros anteriores encuentros natalicios, les hablé de los criterios que han inspirado este trabajo de reforma. Alenté también algunas actuaciones que ya se han realizado, sea definitivamente, sea ad experimentum. En el año 2017, evidencié algunas novedades de la organización curial, como, por ejemplo, la Tercera Sección de la Secretaría de Estado, que está yendo muy bien; o las relaciones entre la Curia romana y las Iglesias particulares, recordando también la antigua praxis de las Visitas ad limina Apostolorum; o la estructura de algunos Dicasterios, particularmente el de las Iglesias Orientales y otros para el diálogo ecuménico o para el interreligioso, en modo particular con el Judaísmo.

En el encuentro de hoy, quisiera detenerme en algunos de los otros Dicasterios partiendo desde el núcleo de la reforma, es decir de la primera y más importante tarea de la Iglesia: la evangelización. San Pablo VI afirmó: «Evangelizar constituye, en efecto, la dicha y vocación propia de la Iglesia, su identidad más profunda. Ella existe para evangelizar». En la Evangelii Gaudium que también hoy continúa a ser el documento pastoral más importante de después del Concilio. Es actual.

En realidad, el objetivo actual de la reforma es que «las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda estructura eclesial se convierta en un cauce adecuado para la evangelización del mundo actual más que para la autopreservación. La reforma de estructuras que exige la conversión pastoral sólo puede entenderse en este sentido: procurar que todas ellas se vuelvan más misioneras» (Exhort. ap. Evangelii gaudium, 27). Y entonces, inspirándose precisamente en este magisterio de los Sucesores de Pedro desde el Concilio Vaticano II hasta hoy, se consideró proponer para la nueva Constitución Apostólica que se está preparando sobre la reforma de la Curia romana el título de Praedicate evangelium. La actitud misionera.

Por eso, mi pensamiento se dirige hoy a algunos de los Dicasterios de la Curia romana que explícitamente se refieren a esta cuestión en su denominación: la Congregación para la Doctrina de la Fe, la Congregación para la Evangelización de los pueblos; pienso también en el Dicasterio para la Comunicación y el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral.

Cuando estas dos primeras Congregaciones citadas fueron instituidas, estábamos en una época donde era más sencillo distinguir entre dos vertientes bastante bien definidas: un mundo cristiano por un lado y un mundo todavía por evangelizar por el otro. Ahora esta situación ya no existe. No se puede decir que las poblaciones que no han recibido el anuncio del Evangelio no viven sólo en los continentes no occidentales, sino que se encuentran en todas partes, especialmente en las enormes conglomeraciones urbanas, que requieren una pastoral específica.

En las grandes ciudades necesitamos otros “mapas”, otros paradigmas que nos ayuden a reposicionar nuestros modos de pensar y nuestras actitudes, hermanos y hermanas: no estamos más en la cristiandad. No más. Hoy no somos los únicos que producen cultura, ni los primeros, ni los más escuchados.

Por tanto, necesitamos un cambio de mentalidad pastoral, que no quiere decir pasar a una pastoral relativista. No. No estamos ya en un régimen de cristianismo porque la fe —especialmente en Europa, pero incluso en gran parte de Occidente— ya no constituye un presupuesto obvio de la vida común; de hecho, frecuentemente es incluso negada, burlada, marginada y ridiculizada. Esto fue evidenciado por Benedicto XVI cuando, al convocar el Año de la Fe (2012), escribió: «Mientras que en el pasado era posible reconocer un tejido cultural unitario, ampliamente aceptado en su referencia al contenido de la fe y a los valores inspirados por ella, hoy no parece que sea ya así en vastos sectores de la sociedad, a causa de una profunda crisis de fe que afecta a muchas personas».

Y por eso fue instituido en el año 2010 el Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización, para «promover una renovada evangelización en los países donde ya resonó el primer anuncio de la fe y están presentes Iglesias de antigua fundación, pero que están viviendo una progresiva secularización de la sociedad y una especie de “eclipse del sentido de Dios”, que constituyen un desafío a encontrar medios adecuados para volver a proponer la perenne verdad del Evangelio de Cristo». Muchas veces he hablado con algunos de ustedes, pienso a cinco países que han llenado el mundo de misioneros, y les he dicho cuáles son, y hoy no tienen recursos vocacionales para ir hacia adelante. Y este es el sentido del mundo actual.

La percepción de que el cambio de época pone serios interrogantes a la identidad de nuestra fe no ha llegado, por cierto, improvisamente. En tal cuadro se insertará también la expresión “nueva evangelización” adoptada por san Juan Pablo II, quien en la Encíclica Redemptoris missio escribió: «Hoy la Iglesia debe afrontar otros desafíos, proyectándose hacia nuevas fronteras, tanto en la primera misión ad gentes, como en la nueva evangelización de pueblos que han recibido ya el anuncio de Cristo» (n. 30). Es necesaria una nueva evangelización, o reevangelización (cf. n. 33). Todo esto comporta necesariamente cambios y puntos de atención distintos tanto en los mencionados Dicasterios, como en la Curia en general.

Quisiera reservar también algunas consideraciones al Dicasterio para la Comunicación, creado recientemente. Estamos en la perspectiva del cambio de época, en cuanto «amplias franjas de la humanidad están inmersas en él de manera ordinaria y continua. Ya no se trata solamente de “usar” instrumentos de comunicación, sino de vivir en una cultura ampliamente digitalizada, que afecta de modo muy profundo la noción de tiempo y de espacio, la percepción de uno mismo, de los demás y del mundo, el modo de comunicar, de aprender, de informarse, de entrar en relación con los demás. Una manera de acercarse a la realidad que suele privilegiar la imagen respecto a la escucha y a la lectura incide en el modo de aprender y en el desarrollo del sentido crítico» (Exhort. ap. postsin. Christus vivit, 86).

Por lo tanto, al Dicasterio para la Comunicación se le ha confiado el encargo de reunir en una nueva institución a los nueve organismos que, anteriormente, se ocuparon, de diversas maneras y con diferentes tareas, de la comunicación: el Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales, la Sala de Prensa de la Santa Sede, la Tipografía Vaticana, la Librería Editrice VaticanaL’Osservatore Romano, la Radio Vaticana, el Centro Televisivo Vaticano, el Servicio de Internet Vaticano y el Servicio Fotográfico. Sin embargo, esta unificación, en línea con lo que se ha dicho, no proyectaba una simple agrupación “coordinativa”, sino una armonización de los diferentes componentes para proponer una mejor oferta de servicios. Y también hacer una línea editorial coherente.

La nueva cultura, marcada por factores de convergencia y multimedialidad, necesita una respuesta adecuada por parte de la Sede Apostólica en el área de la comunicación. Hoy, con respecto a los servicios diversificados, prevalece la forma multimedia, y esto también indica la manera de concebirlos, pensarlos e implementarlos. Todo esto implica, junto con el cambio cultural, una conversión institucional y personal para pasar de un trabajo de departamentos cerrados ―que en el mejor de los casos ofrecía una cierta coordinación― a un trabajo intrínsecamente conectado, en sinergia.

Queridos hermanos y hermanas: Mucho de lo dicho hasta ahora también es válido, en principio, para el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral. También este se instituyó recientemente para responder a los cambios surgidos a nivel global, reuniendo cuatro Pontificios Consejos anteriores: Justicia y paz, Cor Unum, Pastoral para Migrantes y Operadores de la Salud. La coherencia de las tareas encomendadas a este Dicasterio se recuerda brevemente en el exordio del Motu Proprio Humanam progressionem que lo estableció: «En todo su ser y obrar, la Iglesia está llamada a promover el desarrollo integral del hombre a la luz del Evangelio. Este desarrollo se lleva a cabo mediante el cuidado de los inconmensurables bienes de la justicia, la paz y la protección de la creación». Se lleva a cabo en el servicio a los más débiles y marginados, especialmente a los migrantes forzados, que en este momento representan un grito en el desierto de nuestra humanidad. Por lo tanto, la Iglesia está llamada a recordar a todos que no se trata sólo de cuestiones sociales o migratorias, sino de personas humanas, de hermanos y hermanas que hoy son el símbolo de todos los descartados de la sociedad globalizada. Está llamada a testimoniar que para Dios nadie es “extranjero” o “excluido”. Está llamada a despertar las conciencias adormecidas en la indiferencia ante la realidad del mar Mediterráneo, que se ha convertido para muchos, demasiados, en un cementerio.

Me gustaría recordar la importancia del carácter de integralidad del desarrollo. San Pablo VI afirmó que «el desarrollo no se reduce al simple crecimiento económico. Para ser auténtico, debe ser integral, es decir, promover a todos los hombres y a todo el hombre» (Carta enc. Populorum progressio, 14). En otras palabras, arraigada en su tradición de fe y remitiéndose en las últimas décadas a las enseñanzas del Concilio Vaticano II, la Iglesia siempre ha afirmado la grandeza de la vocación de todos los seres humanos, que Dios creó a su imagen y semejanza para que formaran una única familia; y al mismo tiempo ha procurado abrazar lo humano en todas sus dimensiones.
Es precisamente esta exigencia de integralidad la que vuelve a proponernos hoy la humanidad que nos reúne como hijos de un único Padre. «En todo su ser y obrar, la Iglesia está llamada a promover el desarrollo integral del hombre a la luz del Evangelio» (M.P. Humanam progressionem). El Evangelio lleva siempre a la Iglesia a la lógica de la encarnación, a Cristo que ha asumido nuestra historia, la historia de cada uno de nosotros. Esto es lo que nos recuerda la Navidad. Entonces, la humanidad es la clave distintiva para leer la reforma. La humanidad llama, interroga y provoca, es decir, llama a salir y no temer al cambio.

No olvidemos que el Niño recostado en el pesebre tiene el rostro de nuestros hermanos y hermanas más necesitados, de los pobres que «son los privilegiados de este misterio y, a menudo, aquellos que son más capaces de reconocer la presencia de Dios en medio de nosotros» (Carta ap. Admirabile signum, 1 diciembre 2019, 6).

Queridos hermanos y hermanas: Se trata, por lo tanto, de grandes desafíos y equilibrios necesarios, a menudo difíciles de lograr, por el simple hecho de que, en la tensión entre un pasado glorioso y un futuro creativo y en movimiento, se encuentra el presente en el que hay personas que irremediablemente necesitan tiempo para madurar; hay circunstancias históricas que se deben manejar en la cotidianidad, puesto que durante la reforma el mundo y los eventos no se detienen; hay cuestiones jurídicas e institucionales que se deben resolver gradualmente, sin fórmulas mágicas ni atajos.

Por último, está la dimensión del tiempo y el error humano, con los que no es posible, ni correcto, no lidiar porque forman parte de la historia de cada uno. No tenerlos en cuenta significa hacer las cosas prescindiendo de la historia de los hombres. Vinculada a este difícil proceso histórico, siempre está la tentación de replegarse en el pasado —incluso utilizando nuevas formulaciones—, porque es más tranquilizador, conocido y, seguramente, menos conflictivo. Sin embargo, también esto forma parte del proceso y el riesgo de iniciar cambios significativos.

Aquí es necesario alertar contra la tentación de asumir la actitud de la rigidez. La rigidez que proviene del miedo al cambio y termina diseminando con límites y obstáculos el terreno del bien común, convirtiéndolo en un campo minado de incomunicabilidad y odio. Recordemos siempre que detrás de toda rigidez hay un desequilibrio. La rigidez y el desequilibrio se alimentan entre sí, en un círculo vicioso. Y hoy esta tentación de la rigidez se ha convertido muy actual.

Queridos hermanos y hermanas: La Curia romana no es un cuerpo desconectado de la realidad —aún cuando el riesgo siempre esté presente—, sino que debe ser entendida y vivida en el hoy del camino recorrido por todos los hombres y las mujeres, en la lógica del cambio de época. La Curia romana no es un edificio o un armario lleno de trajes que ponerse para justificar un cambio. La Curia romana es un cuerpo vivo, y lo es tanto más cuanto más vive la integralidad del Evangelio.

El Cardenal Martini, en la última entrevista concedida pocos días antes de su muerte, pronunció palabras que nos deben hacer pensar: «La Iglesia se ha quedado doscientos años atrás. ¿Por qué no se sacude? ¿Tenemos miedo? ¿Miedo en lugar de valentía? Sin embargo, la fe es el cimiento de la Iglesia. La fe, la confianza, la valentía. […] Sólo el amor vence el cansancio».

La Navidad es la fiesta del amor de Dios por nosotros. El amor divino que inspira, dirige y corrige la transformación, y derrota el miedo humano de dejar “lo seguro” para lanzarse hacia el “misterio”. ¡Feliz Navidad para todos! Gracias.

(Discurso publicado por Aciprensa)

Ayuda a Infovaticana a seguir informando

Comentarios
71 comentarios en “El Papa cita al cardenal Martini: «La Iglesia se ha quedado 200 años atrás»
  1. Las mismas pamplinas de siempre. Los rígidos ( los más tradicionales o simplemente los que no aceptan que la doctrina se abarate o se rebaje a los gustos del mundo) siempre los malparados. Este hombre vive en una auténtica obsesión.
    El otro día diciendo a unos críos que nada de eso de convertir a los judíos o musulmanes. Entonces, ¿para qué una Congregación de Propaganda Fide?¿Por qué mantener a los misioneros? ¿Qué hacemos con las palabras mismas del Señor sobre la OBLIGATORIEDAD de la misión?

  2. Mientras tanto los pecadores y los embusteros iran de mal en peor yendo juntos los engañadores y los engañados
    Tu en cambio quedate con lo que has aprendido y de lo que estas seguro sabiendo de quien lo recibiste
    2Timoteo3-14
    Señor libranos de ser engañados por la astuta serpiente

    1. A mí no me interesa nada de lo diga y mucho menos lo referido a la basura política. Pero es el papa y hay que rezar a diario por el, tanto como papa como persona. Además Dios está por encima de todo y manda en la historia. Creo que debemos frenar ciertos comentarios porque criticar al papá es debilitar la fe de la gente.

      1. ¿Criticar a un Papa es debilitar la fe? No conoces la historia; casi todos los obispos de occidente se opusieron al Papa Virgilio cuando quiso imponer la herejía monofisista; obispos y cardenales se opusieron a Juan XXII cuando quiso imponer su particular concepción de la «visión beatífica». Y ninguno de los que se opusieron dejaron de ser católicos por eso; antes estaban guardando el depósito de la fe que había dejado de custodiar quien tenía esa obligación. Cuando un Papa se equivoca, es deber de los fieles hacerle ver su equivocación. Y eso es estar A FAVOR DE LA FE, DE LA IGLESIA Y DEL PROPIO PAPA, porque al que mucho se le ha dado, mucho se le exigirá. Con tu forma de pensar, San Pablo hubiera tenido que quedarse mudo cuando lo corrigió públicamente, a la cara, y tratándolo de hipócrita. Dale una nueva leída a Gálatas 2:11-14; va a aclarar tus conceptos.

        1. Si somos rigidos
          Preferimos creerle a un ireneo de lyon que a un gnostico mason como martini
          Y por ser tan pero.tan catolicamente flexibles a las ideas del mundo estamos ahora al borde del.abismo
          IIN HOC SIGNO VINCES+

    2. Realmente lo que opinará el cardenal Martini no me inquieta porque antes habría que preguntarse a quien representaba el cardenal Martini y hay quien señala a quien No estamos para juzgar pero tampoco para quitarnos la cabeza

  3. ‘la expresión “nueva evangelización” adoptada por san Juan Pablo II, quien en la Encíclica Redemptoris missio escribió: «Hoy la Iglesia debe afrontar otros desafíos, proyectándose hacia nuevas fronteras, tanto en la primera misión ad gentes, como en la nueva evangelización de pueblos que han recibido ya el anuncio de Cristo» (n. 30). Es necesaria una nueva evangelización, o reevangelización (cf. n. 33). «

    1. ¿Y cómo vas a evangelizar si no se puede coaccionar la libertad de conciencia o religiosa de los paganos?
      La fe entra coaccionando la inteligencia y el razonamiento del pagano, no dándole de comer.

      1. Bien, Uno. siempre pienso que nuestro Dios lleno de amor mientras respeta la facultad de la libre eleccion de nuestra voluntad, por otro lado Dios tambien no «proselitiza» recordandonos las consecuencias del pecado grave contra los mandamientos, nada menos que con la posibilidad del infierno eterno. Unas 24 veces menciono Jesucristo en los evangelios la existencia de una separacion eterna de Dios a quien estamos destinados a glorificar y adorar como nuestro supremo creador y padre. Ese cierto proselitismo que nos empuja hacia Dios es legitimo y saludable. Si no es abusivo contra los derechos humanos de la persona,

    1. Solo de ti depende tu relación con Dios. Los demás estamos aquí para acompañarte en el camino, no para que seas dependiente de nuestra comunión y rituales.

    1. y eso de pensar que lo que sucede en el mediterraneo es lo mas grave…pensar que en el mediterraneo se centra todo es ser muy miope. el mar mas pequeño. anda que no se cometerán injusticias p.ej en China, vienam, india, Corea, Venezuela….etc, etc, con miles de millones de habitantes.. pero como de los inmigrantes nos culpa a nosotros…mas facil…a regañar a los rigidos occidentales. Santidad Cristo y la Iglesia han venido a intentar cambiar los corazones de los hombres, no a competir con nadie en otras cosas. Ahi está el centro de todo en el pecado que llevamos todos a cuestas eso es lo que hay que cambiar. y dejese de carreras y de ventajas que no llevan a ningun sitio.

  4. Qué rígido era Jesucristo, no permitía la salvación en la religión que le dijese la conciencia a cada uno. ¿ y si mi conciencia y mi libertad religiosa me dice que Buda me salva y que el aborto o los sacrificios humanos de la religion azteca están muy bien? ¿Dios me puede obligar a profesar su religión? ¿ y qué pasa con mi libertad a elegir otra? ¿es que no dice el sacrosanto cvii que mi libertad religiosa se basa en mi dignidad humana y nadie ni siquiera Dios puede coartar mi derecho a salvarme por una religion falsa? Como la católica simplemente tiene la plenitud de los medios de salvacion, la religión satánica azteca también me salva. ¿Pero es que no veis que el cvii es el libre examen de Lutero?

    1. Bien dicho, el CVII debe ser revisado o la Iglesia perecerá…hace 60 años daba la risa esta afirmación, ahora directamente se hace el silencio.
      No basta con volver a la misa tridentina, hay que abolir el artículo de la libertad religiosa. La salvación es muy dificil fuera de la Iglesia y esa es la verdad, yo soy testigo de ello.

        1. Me pregunto si Mariela cree,que Dios está interesado,en que la gente sea convertida a la fuerza,por imposición?.Yo por el contrario,creo que Dios desea ser amado,por todos,y aunque no necesita nuestro amor,porque El está completo y no le falta nada,en su Perfección,en su Unidad,en su Trinidad,pero que el hombre le ame,es bien para el hombre.Ese amor ha de ser desde la libertad,porque si no,no podría ser causa del bien esperado.

          1. Susanaaaa. En serio. Yo no he hablado de evangelización por la fuerza física, ni por la fuerza de la palabra, ni nada de nada.
            En definitiva, no he hablado de evangelización.
            Así que no pongas en mi boca cosas que yo no digo.
            Sólo he dicho que la libertad religiosa es un invento masónico. Si me quieres rebatir, demuestra que no lo es.
            Pero ya que has sacado el tema de la evangelización, supongo que habrá que hacerla como dijo Jesús, no?
            Habrá que anunciar la Buena Nueva. Si no, yo no entiendo cómo la gente se puede enterar.

  5. Y MIS MANOS ESTABAN MUY CALIENTES MAS DE LO NORMAL Y BENDECI, Y SANE APERSONAS DE DOLOR DE ESPALDA Y TRANSMITI MI PODER EN LA CABEZA DE MIS SEGUIDORES POBRES, Y LES DIJE QUE ELLOS TAMBIEN PODIAN CURAR PERO SOLO ME PIDIERON UNA COSA 5 EROS, MIENTRA QUE CON ESO LLENAVAN SUS VIVERES.

    EL CALOR DE LAS MANOS CURA

  6. Y MIS MANOS ESTABAN MUY CALIENTES MAS DE LO NORMAL Y BENDECI, Y SANE APERSONAS DE DOLOR DE ESPALDA Y TRANSMITI MI PODER EN LA CABEZA DE MIS SEGUIDORES POBRES, Y LES DIJE QUE ELLOS TAMBIEN PODIAN CURAR PERO SOLO ME PIDIERON UNA COSA 5 EROS, MIENTRA QUE CON ESO LLENAVAN SUS VIVERES.

    EL CALOR DE LAS MANOS CURA
    Responder

    jose
    21 diciembre, 2019 a las 4:50 pm

    ESTO HA PAAASADO EN MI PUEBLO

    1. Pues si tus manos estaban muy calientes, baja la calefacción, el brasero, la lumbre o lo que tengas. Que como se entere la Greta que lo tienes a tope, contaminando más de la cuenta, va a ir a tu pueblo en catamarán y te va caer la del pulpo.

  7. ¡Oh Espíritu Santo!, Llévatelo, no importa dónde, pero llévatelo, cuanto mas lejos mejor; ¡bastante le hemos aguantado ya y bastante daño ha hecho esta plaga bíblica con tiara!

    1. Eeeeso, eso es lo que os gusta, eso es lo que desde siempre le gusta a la Iglesia, SUFRIIIIIR, el dolooor, la resssignacióóóóón, hermanos, ressignacióóóóóón!!!!!
      PATÉTICOS.
      Nibelungo, si serás lelo que hasta te lo sigues imaginando con tiara. Concedamos que lo dices simbólicamente (como tantas cosas que tenéis que decir, por otra parte).

  8. Que Dios nos ayude a respetar y morir hijos de la Iglesia, no hijos de nuestras críticas he injurias, hace mal decir papa hereje y comentarios absurdos, para que todos estén contentos se puede decir: tenéis razón todos!!!, teneis el Espíritu Santo a favor!!!, y así todos contentos, divide y vencerás.

  9. Aquí, de hecho, Jesús no nos pide que lo amemos a Él como respuesta a su amor por nosotros; más bien nos pide que nos amemos unos a otros con su mismo amor.
    Hay algo que sostiene mi vida religiosa porque desde mi punto de vista es el centro mismo del mensaje de Jesucristo.A saber:
    Voy a la misa los domingos y también otros días entre semana para sabiendo que estoy en Gracia porque confieso mis pecados frecuentemente por medio de l comunión reciba la Gracia De Dios ,su Amor,para que esta gobierne mi alma y así pueda cumplir yo con la voluntad De Dios.Y ese cumplir la voluntad De Dios es mi Amor a Dios.Y es mi Libertad y mi felicidad.Y en ese cumplir la voluntad De Dios se incluye el amor al prójimo .El no murmurar el dejar de odiar el abandonar los rencores.
    Todo amor es hijo del Amor que Dios nos da por medio de su Gracia.
    Dios mío porque ahora hay alguien que desea enturbiarme este mensaje?.Ni me afecta ni me afectará si sigo alimentando mi alma con tu Gracia.

      1. Bienaventurados seréis cuando os insulten y persigan, y digan todo género de mal contra vosotros falsamente, por causa de mí.

        Gracias Guillermo

  10. Realmente los comentarios de este discurso son curiosos
    En un discurso del Papa lleno de referencias a los últimos Papas se le pone de vuelta y media
    Yo aplaudo el discurso y las intenciones de reforma
    Otro asunto es la diferencia entre palabras y dar trigo
    Eso ya es más complicado

  11. Como desde 2013 siempre en la línea de Rahner, Küng, Curram, Schillebeexcks, Martini, que lo cuestionaba al León de Cracovia: Juan Pablo II. ¡Cómo no iba a citar a su mentor justamente ahora! Y todo esto, adobado con buenas dosis de Kasper… Y todo mezclado con la mención de verdades, no quiero extenderme, como para no (como decimos en laArgentina) espantar a los «giles». Pero por más cháchara «progre» lo único que importa es la sentencia de Xto: «por sus frutos los conocerán»…

  12. La roca, el fundamento sobre el que se construye la casa, debe ser rígido, porque si no es así entonces la casa que se construye sobre arena será arrasada por las corrientes (Mt 7, 24-27).
    Bendita la rigidez y el sólido fundamento que es Nuestro Señor Jesucristo, que es el mismo ayer, hoy y siempre (Heb 13, 8).
    La rigidez de la roca le convierte en motivo de tropiezo para los que se pierden (Rom 9, 33 y 1Pe 2, 8).

  13. Los que se han quedado atrás son los obsesionados con mundanizar la Iglesia, pues nunca, nunca estará sufiecientemente mundanizada para los gustos del mundo, siempre se quedará atrás, si ese es su objetivo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 caracteres disponibles